lunes, 17 de agosto de 2009
!!! FLICIDADES¡¡¡
DIOS ES PUNTUAL
Él era Dean Lengkeek, un hombre de sesenta y cuatro años de edad que, acompañado de su esposa, tomaba un paseo por ese parque. El paseo era por un sector del bosque de pinos en la ladera de la montaña.
Cuando Dean y su esposa Lorraine estaban extasiados contemplando la creación de Dios, la osa atacó.
Agarró al hombre con sus dientes y lo zamarreó como un trapo viejo. Dean y Lorraine hicieron lo que para ellos era normal: clamaron a Dios.
Nadie pudo comprobar científicamente qué fue lo que provocó la siguiente acción de la osa, pero ésta, de repente, soltó a Dean y se perdió en el bosque. Llevaron a su víctima al hospital, donde tuvieron que darle 200 puntadas. Su carne había sido desgarrada en todas partes. Lo que es cierto es que no quedó ninguna duda en la mente de Deane y de su esposa Lorraine de que fue Dios quien intervino para salvarle la vida.
Jesucristo caminaba un día por las calles de Jericó cuando dos ciegos que lo seguían le gritaron:
—¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!
Jesús les preguntó:
—¿Creen que puedo sanarlos?
—Sí, Señor —le respondieron.
Entonces Cristo les tocó los ojos y les dijo:
—Se hará con ustedes conforme a su fe.
En ese momento, dice el relato Bíblico, recobraron la vista (Mateo 9:27?30).
Así como con aquellos ciegos, se hará con nosotros conforme a nuestra fe. Si tenemos una relación establecida con el Señor, si Él vive en nuestro corazón, si estudiamos con interés su divina Palabra, si hablamos con Él diariamente por medio de la oración, si lo conocemos como amigo y sabemos que Él nos conoce a nosotros del mismo modo, podemos pedir de Él lo que necesitamos y saber que si lo que pedimos está dentro de su voluntad, lo tendremos. Y si no, podemos estar seguros de que Él sabe lo que nos conviene.
Para el que vive cerca de Dios, no hay ni temor ni desconfianza en clamar a Él cuando nos azotan las adversidades de la vida. Dios es un Padre amante que cuida de sus criaturas. Por eso siente compasión por nosotros cuando clamamos a Él. Esa confianza es nuestra cuando existe una genuina amistad entre Él y nosotros. Si esa relación no existe, no podemos clamar con fe. Pero Él nos invita, hoy mismo, a que le entreguemos nuestro corazón. Cristo quiere ser nuestro amigo.
ONCE HOMBRES EN LA MISMA CASA
Eran once hombres, finos, educados, graduados de colegios. Había un actor francés, un astrónomo polaco, un matemático alemán, un historiador ruso, un pianista austriaco, un financista norteamericano, un político japonés, un cocinero griego, un geólogo árabe, un general chino y un pintor español.
Estos once hombres vivían todos en la misma casa, es decir, habitaban dentro de una sola persona. Se trataba de un inglés, Conrad Furst, con el caso de personalidades múltiples más notable de los últimos tiempos.
Por momentos Conrad era el actor francés, o podía ser el astrónomo polaco o el financista norteamericano. Una u otra de estas once personalidades, sin anuncio y sin permiso, se apoderaba de él, y la identificación era tan fuerte que ni Conrad mismo podía desligarse de quien lo poseía.
Los casos de múltiple personalidad no son extraños. Casi siempre se trata de dos, o a lo sumo tres, metidas dentro de una sola persona. Conrad Furst llevaba once dentro de sí.
¿A qué se deben estos casos de personalidades múltiples? Los psiquiatras no se ponen de acuerdo al respecto. Pero estas manifestaciones existen, y traen sus problemas. Si bajo la influencia de una de estas personalidades, por ejemplo, se comete un delito, por no ser la persona misma, los jueces no saben cómo aplicar la ley. Es un fenómeno que deja perplejos a todos.
Si bien a pocos nos toca lidiar con casos como ésos, casi todos enfrentamos a diario otros tipos de invasión de la personalidad humana. Por ejemplo, el odio, los celos, el desprecio y el rencor pueden cambiar por completo la personalidad de un individuo. Los amigos dejan de entenderse. Los familiares se vuelven enemigos. Los matrimonios se disuelven. Y somos nosotros los que les damos entrada a esas aberraciones.
Nadie nace odiando. Nadie viene a este mundo con celos. Nadie entra a la familia humana con prejuicios. Estos son desvíos que nosotros mismos nos permitimos, pero son totalmente contrarios a la intención divina para el ser humano.
Hay Alguien que sí desea apoderarse de nosotros. Es Dios. Cuando el que vive en nosotros es Cristo, en lugar de temor hay fe, en lugar de sospecha hay confianza, en lugar de rencor hay amor, y en lugar de odio hay perdón. No llevemos una vida chocante. Vivamos conforme a la voluntad de nuestro Creador. Vivamos seguros en armonía y en paz. Son nuestras si vivimos en el amor de Dios.
HermanoPablo
domingo, 16 de agosto de 2009
HOY..ME GOZARE EN EL NOMBRE MAS DULCE
El nombre de Jesús es precioso y dulce para mi hoy, porque su nombre está íntimamente conectado a él. No sólo es su nombre Jesús, pues la Biblia me recuerda una gran cantidad de nombres que tienen un precio increíble y un valor profundo a mi vida en este día. Él es llamado, el esposo de la iglesia, su novio, su amigo, el cordero de Dios, el sacerdote, el profeta, Emmanuel, el poderoso consejero, príncipe de Paz, Dios Fuerte, Padre eterno, pero creo que el nombre más dulce que hace vibrar mi espíritu en este día es…JESÚS:
Jesús es el nombre que hace que las arpas de los cielos eleven la más dulce melodía. Jesús es el nombre que llena de gozo mi vida hoy. Muchos de nuestros cantos empiezan y otros terminan con ese nombre. Jesús- Jesús es la suma total de todos mis deleites. Jesús es la música con la cual las campanas de los cielos se estremecen. Jesús es un océano para la comprensión. Jesús es el nombre que transformó mi vida. Jesús es la expresión más sublime que ser humano a escuchado. Y se llamará su nombre Jesús.
EL PRONOSTICO
Cuando su madre comenzó el discurso que había preparado para ayudarle a comprender lo que veía, el niño vino corriendo, se acomodó en su regazo, puso su cabeza contra su pecho y se aferró a ella. Su madre decía en ese momento: “Y dentro de un tiempo, ojalá pronto, luciré como antes y entonces estaré mejor”.
El niño se enderezó pensativo. Con la franqueza de sus seis años, respondió sencillamente: “Diferente cabello, el mismo corazón”.
Su madre ya no tuvo que esperar un tiempo para sentirse mejor. Ya estaba mejor.
Fuente: Rochelle M. Pennington, Sopa de Pollo para el Alma de una Madre
1 Tesalonicenses 2:7 Antes bien, nos portamos con ternura entre vosotros, como cuida una madre con amor a sus propios hijos.
DE TAL PALO TAL ASTILLA
“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados” Efesios 5:1
Nunca olvidaré cuando se me pidió que llevara a mi familia a un banquete donde yo sería el orador. Después de la cena, mi hijo Mateo vino a mí y me pidió sentarse en mis rodillas. «Claro», le dije y lo levanté.
A lo largo de su joven vida, Mateo me había observado entablar conversaciones con muchos extraños. En mi calidad de persona que busca personas no arrepentidas, a menudo miraba la plaquita con el nombre de la persona que me estaba sirviendo en algún restaurante y comenzaba mi orden con un, «hola, Bárbara, ¿cómo estás hoy?» A lo que mis hijos decían inevitablemente: «Papá, ¡nos estás avergonzando!»
Pero ahora, sentado en mis rodillas, Matt se volvió hacia el organizador del banquete que estaba junto a mí y que era alguien muy importante, leyó su nombre en la placa, y extendió su manita diciendo: «Hola, Juan, ¿cómo estás?» ¡Un momento de gran orgullo para mí! Estaba actuando justo como su papa -¡de tal palo tal astilla!
Esto es exactamente lo que Pablo tenía en mente cuando nos exhortó a «ser imitadores de Dios» (Efesios 5:1). Pero la vida sabe cómo hacer de nosotros cualquier cosa menos parecidos a Dios. A menudo somos indiferentes, irascibles, gruñones y no perdonamos -¡evidentemente demasiado de nuestro propio estilo y no lo suficiente del de Él!
Recuerda, somos salvos para llevar el parecido familiar, para ser cada vez más como Jesús y menos como nosotros mismos.
Todo hijo de Dios debe tener un parecido cada vez mayor con el Padre.