Observa cómo la Biblia dice que el amor de Dios está en Jesucristo (Romanos 8:38-39). Jesús es la expresión tangible del amor de Dios en la misma manera que Él es la representación exacta de todo lo que es verdadero de Dios mismo .
El amor define la naturaleza de Dios y Sus motivos. El amor es una parte inseparable de todo lo que Él es. Dios envió a Su Hijo (amor) al mundo. Quienquiera que le dé la bienvenida a Su Hijo recibe Su amor. Así que si alguna vez esta pregunta surge en tu corazón: “¿Puede Dios amarme y quiere relacionarse conmigo (todavía) después de lo que hice?”, formúlate otra pregunta: “¿Le doy yo la bienvenida a Jesús en mi corazón (todavía)?” Ambas preguntas tienen la misma respuesta.
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. — Colosenses 1:15
Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. — Hebreos 1:3
Cuando Dios envió a Su Hijo, Jesucristo, al mundo, Su invitación fue clara: “Los amo a cada uno de ustedes, y quiero relacionarme con ustedes para siempre. Reciban Mi amor.” La sencilla y triste verdad es que la mayoría de las personas no aceptó, y no acepta, la invitación de Dios. Encarnando el amor de Dios, Jesús vino precisamente a las personas que habían sido creadas por el amor de Dios; sin embargo, la mayoría de esas personas lo rechazó (Juan 1:11).
Decidieron no identificarse con Él porque Su presencia proyecta luz sobre las cosas malas que estaban haciendo y diciendo. Optaron por quedarse en la oscuridad, lejos de Dios y de Su amor por ellos (Juan 3:19-20).
Como estamos viendo, el amor de Dios no es una emoción pasiva e incorporada. Aunque Él piensa en nosotros todo el tiempo, no sólo piensa en nosotros. Nuestra cultura nos enseña que el amor es, más que nada, un sentimiento interno; uno que ocasionalmente se manifiesta haciendo algo por quien amamos.
El amor verdadero, el amor ágape, es más que un sentimiento; es una forma de ser hacia los demás, una disposición, un conjunto de comportamientos, una manera de relacionarse con las personas. Éste actúa y toma la iniciativa.
El amor de Dios da, se extiende y activamente se nos ofrece a ti y a mí. A cambio, nuestro amor debe recibir, abrazar y aceptar activamente Su amor. Él inicia; nosotros respondemos. Él ama; nosotros recibimos ese amor. Esto puede parecer un asunto de poca importancia pero es una de las verdades más significativas que aprenderás. Esto explica por qué debemos recibir intencionalmente a Jesucristo en nuestro corazón y darle la bienvenida a nuestra vida.
Hoy..Se por lo tanto que nada ni nadie me puede separar de ese amor.