viernes, 3 de abril de 2009

GRACIAS

Te doy gracias mi Señor
por las aguas de los ríos,
por la luna y por el sol,
y por todo lo que es mío.
Por el aire que respiro,
por mi dicha y mi salud
y por las cosas que miro,
te doy gracias mi Jesús.
Te doy gracias por las flores,
pero más por esta flor
con que adornas mis amores;
la presencia del Señor.
Yo doy gracias por mi vida,
porque Jesús la salvó.
Canta mi alma agradecida
esta alabanza al Señor.
Doy gracias por las estrellas
que alumbran mi salvación
porque salí? de tinieblas
con Cristo en mi corazón.

EL ÁNGEL DE LA CÁRCEL

En la celda en el extremo del pasillo oscuro apenas caben un camastro, un escritorio y una silla plegadiza.

Este es el hogar de la hermana Antonia Brenner, una monja estadounidense que creció en Beverly Hills, pero abandonó una vida de lujos para vivir en una lúgubre prisión mexicana.

Sus nuevos vecinos no son astros de Hollywood sino asesinos, narcotraficantes y contrabandistas de inmigrantes. Todos la llaman el “ángel de la cárcel”.

Brenner, de 79 años, parece desconcertada cuando le preguntan por qué trocó el lujo por la cárcel hace tres décadas.

“No comprendo por qué se asombra la gente”, dijo. “Dar ayuda es fácil. Lo difícil es pedirla”.

Una mujer menuda de apenas 1,57 metros de estatura, pero llena de energía, Brenner realiza sesiones de ayuda y presta innumerables favores a los 7.100 presos de la cárcel de La Mesa, apenas al otro lado de la frontera de la ciudad estadounidense de San Diego, California. Les trae vendas, jabón y medicamentos; lleva mensajes a los familiares fuera de los altos muros de la prisión.

Brenner sabe cuidar a la gente: crió a siete hijos.

A los 50 años, trocó sus vestidos y su casa espaciosa por un hábito de confección casera y una cárcel donde las condiciones han provocado motines; ella ayudó a poner fin a tres.

“Soy eficaz en los motines porque no tengo miedo, oro y entro”, dijo. “Entra una mujer de velo blanco, alguien que ellos saben que los ama. Entonces se hace silencio, vienen las explicaciones y se deponen las armas”.

Su obra ha sido reconocida en libros, y este mes fue incorporada al Salón de la Fama de los Estadounidenses que Ayudan, con sede en Washington. Entre sus admiradores hay directores y guardiacárceles.

“Los directores pasan, yo también pasaré, pero la madre Antonia siempre estará aquí”, dijo José Francisco Giménez Gómez, director de la cárcel desde hace un año y medio. “Ella es como un rayo de sol”.

La luz en su celda diminuta entra por dos ventanas con vista a una torre de vigilancia y una cerca de alambre de púas. Una sábana blanca sirve de puerta a un pequeño baño con una ducha de agua fría.

Atraviesa la prisión, muy sonriente, saludando a presos y guardias. A muchos los besa en la mejilla. Llama a todos “mi hijo”.

“Todos la quieren”, dice José Luis Romero, que está cumpliendo una condena a cuatro años y medio por robar un auto. “Uno siempre se siente mejor después de verla”.

Brenner, cuyo nombre original era Mary Clarke, nació en Los Ángeles, la segunda de tres hermanos. Su padre se hizo rico vendiendo material de oficina a contratistas de la defensa durante la Segunda Guerra Mundial.

La familia vivía en Beverly Hills y tenía una casa de verano de 11 habitaciones, con vista al mar, en Laguna Beach, al sur de Los Ángeles. Después se mudó a Ventura County, su último hogar antes de la prisión.

Después de dos matrimonios que culminaron en divorcios, Brenner se dedicó a las obras de caridad, bajo la influencia de un sacerdote de Los Ángeles llamado Anthony Brouwers.

“Finalmente todo se acaba, tu dinero, tu enfermedad, tu familia, tu tiempo en la cárcel”, dice en un español impecable a una veintena de presos vestidos de mameluco gris. “Lo único que no se acaba es el amor de Cristo por ti”.

Elio Spagat

Dios nos ha llamado a ser reflejo de su amor a otros, especialmente a los más necesitados y heridos. Nunca rehusemos ser una extensión del amor de Dios.

‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?

Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos?

¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?’

El Rey les responderá: ‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.’ Mateo 25:37-40

jueves, 2 de abril de 2009

HOY..VIVIRE HACIA MIS METAS

“ Me esfuerzo para alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir” Filipenses 3:13,14
Cada día me asombro de la cantidad de gente que viven sin tener metas en su vida. Para muchos su interés es sólo la existencia diaria. Miles son las personas que aún no han tomado un lápiz y un papel ni han pedido a Dios dirección sobre cómo vivir sus vidas.
Cada persona necesita metas. Sin un plano para evaluar nuestras vidas como sabremos si hemos triunfado a o no? J.C. Penney dijo. “Muéstreme a alguien que trabaja bajo metas y yo te mostraré un hombre que hace historia. Muéstreme a alguien que trabaja sin metas y te mostraré un hombre que trabaja para solo existir”.
Una meta es una herramienta que hace un plano para alcanzar una tarea particular. El cristiano debe esmerarse para vivir su vida de tal manera que lo llevará a adquirir el premio de la vida eterna y una fe sólida acá en la tierra.
Para lograr la meta de una vida más profunda con Jesucristo debemos asegurarnos que nos detenemos para evaluar nuestra condición espiritual. Si nosotros no sabemos donde estamos es difícil saber si nosotros estamos haciendo progreso en nuestro caminar con Dios o no.
Hoy necesito estar dispuesto para reconocer de que estoy careciendo, para así hacer las correcciones indispensables de mi vida. Pablo escribió en sus cartas que él no quería desviarse del Señor. El creyó que su ejemplo diario era sumamente importante para su vida.
Hoy necesito asegurar que mis metas son dignas. Pablo se esforzó por una corona que duraría para siempre. Cuantas veces mis metas han sido tan pequeñas e inferiores a mis capacidades y a la confianza en Dios. El éxito de este mundo es tan pequeño cuando lo comparo a la corona eterna de la honradez. No hay meta más alta para el creyente que tener la dicha de decir en el último día de su existencia. “He vivido totalmente para el Señor”.
Hoy necesito reflexionar y preguntarme: Cuáles son mis metas? Están ajustadas a la enseñanza de la Palabra de Dios.? Este es un buen día para revisar mis metas personales y ajustarlas a la santa y gloriosa voluntad del Señor. Quiero vivir de esta manera y caminar con la frente en alto confiando que nada me podrá apartar de ese camino abierto por Dios,
Señor. Gracias por darme la oportunidad de poner metas para vida y caminar con mi mirada puesta en ti como el autor y consumador de la fe. Este es un buen día para revisar las metas de mi vida y caminar con seguridad por ese sendero.
No quiero vivir solo para existir, sino que quiero existir para vivir para ti. Toma mi vida en este día y guíame por la senda de la justicia de manera que pueda honrarte con profunda sinceridad. Amén.

CREADOS PARA SU GLORIA

Creados para su Gloria


Como hijos de Dios podemos haber sido llamados a un servicio especial al Señor, podemos ser llamados a servir tiempo completo a Él… pero… ¿Cuál es el real llamado que todos hemos recibido del Señor?

“todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.” Isaías 43:7

¡Glorificar a Dios con nuestras vidas! Ese es el principal llamado que todos, como hijos de Dios, tenemos.

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,” 2ª Co.4:7.

¡Que nuestras vidas muestren al mundo Su Excelencia!

Hemos sido creados para glorificar a Dios, y esto implica muchas cosas. Pensando en el servicio que debemos realizar, podemos pensar en que somos:
1. Creados para servir . Ef.2:10
2. Salvados para servir. 2ª Tm. 1:8-9
3. Llamados para servir . 1ª Pe. 2:9, Ro. 7:4

En algunas Iglesias en China, a los nuevos creyentes se les da la bienvenida de la siguiente manera: “ Jesús ahora tiene un nuevo par de ojos para ver, nuevos oídos para escuchar, nuevas manos para ayudar y un nuevo corazón para amar a otros.”

Dios quiere usarte para marcar una diferencia en este mundo. El quiere trabajar a través de ti. No importa la duración de tu vida, sino la donación de la misma. No cuanto tiempo viviste, sino cómo lo hiciste.

¡¡ Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas!!

Enviado por: Alejandra.L

TIEMPO DE ACTUAR

La mujer se rió cuando me contó de la vez que despertó a su esposo para decirle que estaba de parto y que tenía que ir al hospital. Él saltó de la cama, cayó de rodillas, y dijo: «Cariño, vamos a orar.» Ella le dijo que no era el momento de arrodillarse a orar. Era el momento de vestirse y salir para el hospital. ¡Era tiempo de actuar!
Ese fue el tipo de mensaje que Dios le dio a Moisés cuando dijo de los israelitas: «¿Por qué clamas a mí?» (Éxodo 14:15). Poco antes, Faraón había permitido a los israelitas salir de Egipto, pero entonces cambió de parecer (vv.5-6). Queriendo traerlos de vuelta, él y su ejército los persiguieron (vv.7-9). Los israelitas se aterrorizaron cuando vieron que los egipcios se acercaban. Estaban atrapados en la costa del mar Rojo sin poder ir a ninguna parte. Pero Moisés aseguró a Israel que Dios los libraría. Ese era el momento de actuar, no de clamar a Él. Era hora de pasar «por en medio del mar, sobre tierra seca» (v.16).
Hay un tiempo adecuado para todo (Eclesiastés 3:1), incluyendo un tiempo de orar y un tiempo de actuar. Cuando vemos a alguien a quien le falta comida y ropa, es correcto suministrar lo que necesitan (Santiago 2:15-16). A veces necesitamos confiar en Dios y tomar medidas inmediatamente.

ANDROCLES Y EL LEÓN

Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un día y corrió hacia la foresta.

Y mientras caminaba sin rumbo llegó a donde yacía un león, que gimiendo le suplicó: “Por favor te ruego que me ayudes, pues tropecé con un espino y una púa se me enterró en la garra y me tiene sangrando y adolorido”.

Androcles lo examinó y gentilmente extrajo la espina, lavó y curó la herida. El león lo invitó a su cueva donde compartía con él el alimento.

Pero días después, Androcles y el león fueron encontrados por sus buscadores. Llevado Androcles al emperador fue condenado al redondel a luchar contra los leones.

Una vez en la arena, fue suelto un león, y éste empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a medida que se le acercó reconoció a su benefactor y se lanzó sobre él pero para lamerlo cariñosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el emperador por lo sucedido, supo al final la historia y perdonó al esclavo y liberó en la foresta al león.

Los buenos actos siempre son recompensados.

Fábula de Esopo

Qué en el comienzo de un nuevo año, estemos conscientes que la vida está regida por la ley de la siembra y la cosecha. Mucho de lo que hemos recogido en este año que finaliza, ha sido el producto de lo que sembramos años anteriores. Que en el próximo año sembremos las mejores semillas de la vida para recoger los mejores frutos del mañana y sobre todo que comencemos por sembrar nuestro corazón en la manos de Dios.

La experiencia me ha enseñado que los que siembran maldad cosechan desventura. Job 4:8

El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra,en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas. Salmo 126:6

¿LE IMPORTA A DIOS?

Lectura: Marcos 14:32-42
Y [Jesús] tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte. —Marcos 14:33-34
En un terrible año, tres de mis amigos murieron rápidamente uno tras otro. Mi experiencia con las dos primeras muertes no contribuyó para nada en prepararme para la tercera. Apenas si podía hacer otra cosa que no fuera llorar.
Encuentro extrañamente consolador el hecho de que Jesús respondió de una manera muy parecida a la mía cuando enfrentó el dolor. Me consuela saber que Él lloró cuando Su amigo Lázaro murió (Juan 11:32-36). Eso me da una revelación asombrosa de cómo debió haberse sentido Dios con respecto a mis amigos, a quienes Él también amaba.
Y en el huerto la noche antes de Su crucifixión, Jesús no oró: «Oh, Señor, estoy tan agradecido de que me hayas escogido para sufrir en Tu nombre». No, Él experimentó dolor, temor, abandono, incluso desesperación. El libro de Hebreos nos dice que Jesús rogó «con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte» (5:7). Pero no fue salvado de la muerte.
Es demasiado decir que Jesús mismo hizo la pregunta que nos angustia: ¿Le importa a Dios? ¿Qué otra cosa pueden significar Sus palabras en ese oscuro salmo: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»? (Salmo 22:1; Marcos 15:34).
Jesús soportó Su dolor porque sabía que Su Padre es un Dios de amor en quien se puede confiar sin importar cómo se presenten las circunstancias. Demostró con fe que la respuesta final a la pregunta ¿Le importa a Dios? es un rotundo ¡Sí!
Cuando sabemos que la mano de Dios está en todo, podemos dejarlo todo en la mano de Dios.