domingo, 22 de febrero de 2009
"CÓMO NO HE DE ADORARTE"
LA PIEDRA EN EL CAMINO
Entonces llegó un campesino que llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, puso su carga en el piso y trató de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, pudo lograrlo.
Mientras recogía su carga de vegetales, notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.
El campesino sabía lo que los otros nunca entendieron: “Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar tu condición”.
Si alguna vez caes, levántate y sigue adelante.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece…… Filipenses 4: 13
CUANDO NO HAY ALTERNATIVA
—Tiene usted razón —respondió el viajero—; pero nosotros somos seguidores de Cristo, y los cristianos somos locos.
Fue así como Michael Asher, escritor inglés, y María Antonietta, su esposa italiana, emprendieron el trayecto.
Viajaron ocho mil kilómetros a lomo de camello atravesando el desierto del Sahara, desde Mauritania hasta llegar al río Nilo. En su libro Dos contra el Sahara Michael Asher describe las tremendas dificultades del viaje. Ningún occidental se había atrevido a hacerlo antes. El espantoso desierto, con su increíble calor, transformó lo que comenzó siendo un evento arrobador, en una odisea desoladora. Pero realizaron el viaje. Cumplieron su cometido.
De las muchas experiencias que el autor acentúa en su libro, hay una que nos conviene considerar. He aquí sus palabras: «De dos personas que éramos en Mauritania, cuando llegamos al Nilo nos habíamos fundido en una sola.»
Muchas veces los golpes de infortunio separan a los matrimonios, pues hacen que el amor se enfríe, que surjan los reproches y que resalten las recriminaciones. Por eso hay tantas personas convencidas de que la escasez económica representa una amenaza contra el matrimonio.
¿Pero qué pasó en el caso de Michael y María Antonietta? Sufrieron adversidades indecibles. Las angustias de esos meses de incertidumbre tenían que haber extinguido totalmente el amor, pero no fue así. Sucedió lo contrario, como dicen ellos: «El espantoso desierto nos fundió en una sola persona.»
¿Qué circunstancia había en el desierto que no hay en las situaciones normales de nuestra vida? La realidad innegable de que no había alternativa. Solos en el desierto, no tenían a quién acudir. Sólo había dos personas, y en su aflicción tenían que encontrar su afecto el uno en el otro.
En cambio, muchos de nosotros sí nos permitimos una alternativa. Si el matrimonio no nos sale bien, nos divorciamos porque tenemos esa alternativa. En eso consiste el fracaso de muchos matrimonios.
No admitamos alternativa. Cuando determinamos que nuestro matrimonio será «hasta que la muerte nos separe», con eso establecemos su solidez. Cristo en nuestro hogar producirá ese ambiente. Si le pedimos a Él que sea el Señor de nuestra vida, lo será también de nuestro matrimonio, asegurando su permanencia. En ese feliz estado no hay alternativa que valga.
FIEBRE DE BEISBOL
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. —Mateo 22:39
En la película Fever Pitch (Fiebre de Béisbol), Ben Wrightman está loco por el equipo de béisbol de los Medias Rojas de Boston. Rara vez se pierde un juego durante la primavera y los meses de verano.
Un invierno, Ben se enamora de una joven llamada Lindsey y la conquista. Luego llega la primavera y ella descubre que él es una persona totalmente diferente durante la temporada de béisbol. No tiene tiempo para la muchacha a menos que ella vaya a los juegos con él.
Cuando Lindsey le pone fin a su relación con Ben debido al fanatismo de éste, el joven habla con un amigo, que le dice: «Tú amas a los Medias, pero dime, alguna vez ellos han correspondido a tu amor?» Esas palabras hicieron que Ben analizara sus prioridades y le diera más tiempo a la mujer que amaba, y que correspondía a su amor.
Entregamos nuestras vidas a pasatiempos, placeres, actividades, trabajo —muchas cosas buenas. Pero hay dos cosas en las que siempre debemos pensar al hacer nuestras elecciones. Jesús dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón... amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:37,39).
Cuando parezca que nuestra vida está perdiendo su equilibrio, puede que la pregunta, «¿Alguna vez ese pasatiempo o actividad ha correspondido a mi amor?» nos ayude a mantenernos en línea. Amar a Dios y amar a las personas es lo que realmente cuenta.
Mostramos nuestro amor por Dios cuando compartimos Su amor con los demás.
sábado, 21 de febrero de 2009
HOY..NECESITO AMAR A MI HERMAMO
“Si alguno dice: Yo amo a Dios, y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve”. I Juan 4:20
Hoy no me puedo engañar a mi mismo. No puedo decir que amo a Dios si en mi corazón odio a mi hermano. Este es un día especial, día para ponerme a cuentas con mi hermano en un espíritu de perdón y reconciliación. En el centro del corazón de la comunidad cristiana, está el compromiso a animar relaciones que edifiquen unidad. Lo concerniente a la reconciliación es imperativo en el cuerpo de Cristo.
La división es el producto de muchas visiones y por mucho tiempo hemos estado fragmentados por muchas de ellas. Es tiempo de acercarnos para poder demostrar genuinamente la unidad bíblica a la cual nuestro Señor nos ha llamado.
Se que cuando se trata de perdonar y pedir perdón y dar los pasos hacia la genuina reconciliación mi ego se rebela, pero luego que doy el paso la dimensión espiritual que me envuelve es una dimensión sin igual. En las relaciones hay tres niveles básicos en donde en necesario caminar en reconciliación y perdón. El primer nivel básico es el nivel del conocimiento superficial, se experimenta cuando conozco a una persona ligeramente y cuando no hay profundidad de amistad.
El próximo nivel es el nivel de la amistad cuando ya hay conocimiento más allá de la superficie, cuando nos agradamos y confiamos, cuando compartimos tristezas y alegrías y el último nivel es el nivel de la hermandad, es cuando ya identificamos y reconocemos el parentesco espiritual, uno que llora cuando el otro es herido y se regocija cuando el otro se goza. En estos tres niveles necesito moverme en la pista de la reconciliación.
Las relaciones con los demás humanos están balanceadas por las relaciones espirituales. Hoy no podré decir que amo a Dios si hay en mi corazón odio hacía una persona con quien no puedo convivir. Yo necesito hoy aprender a moverme tanto horizontal como verticalmente. Mi relación con Dios es vertical, pero mi relación con la gente es horizontal y la una va tomada de la mano con la otra.
Señor, Gracias por alcanzarme con tu amor y sostenerme. Quiero transmitir ese mismo amor a los que están cerca de mi para poder experimentar la belleza de tu gracia y de tu bondad. Solo en ti encontré perdón y ese perdón lo quiero extender a otros. Amén.
AMOR CIEGO
¡Hablemos del amor ciego! Cuando Pat y yo nos casamos estaba tan enamorada que no me encontraba en mis cabales. Pat afirmó en algunas entrevistas que nos habíamos casado bien conscientes de los importantes ajustes que debíamos hacer y de las crisis financieras que íbamos a enfrentar, pero esa era su propia opinión. En lo que a mí respecta, no era consciente de nada excepto de que era maravilloso y que la vida sin él sería terrible.
“Entiendo muy bien cómo María, la reina de Escocia, se debe haber sentido cuando dijo de James Bothwell, su tercer marido: ” Yo lo seguiría hasta el fin del mundo en enaguas”, pues eso mismo sentía yo por Pat… Si lo hubiera sugerido, hubiera seguido a Pat hasta Timbuctu sin siquiera pestañear. Era mi vida. Para mí, era perfecto y eso fue el inicio de nuestros problemas porque cualquier persona ubicada en un pináculo solo puede ir en una dirección: hacia abajo “.
Shirley y Pat Boone lucharon con sus diferencias para crear un fuerte y duradero matrimonio, pero el principio de su verdadero éxito como pareja vino cuando cada uno reconoció este verdad esencial: NADIE ES PERFECTO.
El libro devocionario de Dios para matrimonios, Editorial Unilit.
Sé nos ha criado con la idea del príncipe azul y la cenicienta, y encontramos muchos jóvenes que no han podido establecerse con una pareja, por esa búsqueda del hombre o la mujer perfecta. Vemos cómo hoy en día hay más divorcios, porque nos casamos pensando que todo iba a ser color de rosa, y a la primera prueba tiramos la toalla.
¿Cómo podemos pedir perfección?, si nosotros mismo NO somos perfectos.
Cuando comprendamos esta idea tan simple, encontraremos ese amor y tranquilidad en el ser amado.
Nada vence el amor a primera vista, excepto el amor con discernimiento.
Proverbios 4:7La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento.
TIEMPOS DE QUIETUD
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios. —Salmo 46:10
Mi amiga María me contó que siempre había valorado los momentos que pasaba pescando con su padre. Como no soy una aficionada a la pesca, me entró curiosidad por saber qué era lo que ella encontraba tan bonito. «Simplemente me gusta estar con mi padre» —dijo. «¿Entonces sólo pescáis y habláis?» —le pregunté. «Oh, no, en realidad no hablamos —me dijo. Sólo pescamos».
No era la conversación, era la compañía.
¿Alguna vez te has puesto a pensar cuánto tiempo pasamos hablando? Generalmente, en lo que nos gusta llamar nuestro «tiempo de quietud» con Dios, llenamos todo silencio con nuestras oraciones. ¿Pero acaso alguna vez practicamos simplemente estar «quietos»?
Dios dijo: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios» (Salmo 46:10). Cuando Jesús notó que los discípulos estaban tan ocupados que ni siquiera tenían tiempo para comer, les dijo: «Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco» (Marcos 6:31). Cuando dejamos atrás las distracciones de la vida, podemos descansar con mayor facilidad y volver a centrarnos en Dios.
¿Estás permitiendo que los momentos de quietud a solas con Dios sean parte de tu vida? ¿Deseas que Él restaure tu alma? (Salmo 23:1-3). Permítele que te enseñe cómo «estar quieto». Y escucha cuando Jesús te invita: «Ven aparte conmigo y descansa un poco».