jueves, 29 de enero de 2009

EL NOMBRE DE JESÚS

El nombre de Jesús
Ha roto mis cadenas
Por su muerte en la cruz
Ha hecho cosas nuevas.

El nombre de Jesús
Renueva con poder
Cubriéndoles de luz
si se atreven a creer.

Patricia J. Olivera Costilla.

NI MIL POEMAS

Ni mil poemas darían
Homenaje a tu amor sublime
Ni mil poemas serían
Suficientes para quien me redime.

Ni mil poemas hablarían
De lo mucho que he recibido
Ni mil poemas pagarían
A mi Cristo por lo vivido.

Patricia J. Olivera Costilla.

HOY..VERE LA FIDELIDAD EN MEDIO DE LA NECESIDAD

“Tú solo eres El Señor. Tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejercito, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que está en ellos. Tú vivificas todas las cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran” Nehemías 9: 6La fecha fue 445 A-C-, el Lugar: Jerusalén. La Ocasión: Un día de arrepentimiento del pueblo de Dios. Después de Nehemías haber dirigido la reconstrucción de la pared que rodeaba a Jerusalén, Ezra, condujo a la nación en un tiempo de renovación espiritual.
Nehemías Capítulo 9 registra la oración larga por los Levitas y en ella se recuenta como la mano de Dios trabajo en la vida de Israel a través de todas las generaciones. A pesar de la incredulidad de la gente, Dios una y otra vez mostró su fidelidad inmutable hacia ellos. Se que su fidelidad hoy también es inmutable para mi.
En Nehemías 9:13-21 se narra la historia de la fidelidad de Dios durante los cuarenta años en el desierto. Dio dio la ley y proclamó el Sábado, Dios envió el maná del cielo y agua de la roca. El Señor perdonó el pueblo que comenzó a adorar un ternero. Dios los condujo con la nube y la columna de fuego.
Dios los instruyó con su Espíritu y los mantuvo por cuarenta años en el desierto y a ellos no les faltó nada. En el verso 20 menciona que su buen Espíritu instruyó a Israel en el desierto. Esto puede referirse a esas ocasiones en Exodo 28 y 31 cuando ciertos hombres talentosos ayudaban a construir el tabernáculo y para diseñar el ropaje sacerdotal o puede referirse en un sentido más grande a todo lo que Dios hizo durante el desierto y cómo él los instituyó acerca de la santidad.
Se que el Espíritu del Señor es el Espíritu de bondad. Porque Dios es bondadoso. Todo lo que él hace es bueno y todo lo que él produce es bueno. Gálatas 5:22 habla de los frutos del Espíritu y entre ellos menciona la bondad. Dios en su fidelidad anhela producir en mi fidelidad y bondad. Todo lo que Dios necesita en un corazón dispuesto y el Espíritu de bondad quiere comenzar su trabajo de gracia en mi.


Señor, cuán rápidamente yo dudo de tu bondad y tu fidelidad mientras marcho por el desierto de la vida. Hoy te agradezco las veces que no me has abandonado. Amén.

UN OSO EN LA CUEVA


Una antigua historia habla de dos adolescentes que exploraban una cueva cuando vieron lo que parecían ser las enormes y profundas huellas de un oso dentro de un cavernoso túnel. Decidieron seguir avanzando dentro de la oscura caverna, pero caminaban despacio y con mucha cautela. Hacían brillar la luz de sus linternas en cada rincón, y mantuvieron los ojos y los oídos abiertos en el caso de que se fueran a encontrar con un oso.
De pronto, detrás de una roca saltó el oso de la apariencia más feroz que vieran jamás. Parado ante ellos, el oso gruñó como un león, haciendo un eco de un sonido horrible que rebotaba en las paredes. Los dos asustados muchachos corrieron a la entrada de la cueva con el oso rugiéndoles detrás. Entonces uno de los muchachos se dejó caer en el suelo, con rapidez se desató las botas de escalar, se las quitó y se puso las zapatillas de correr.
Su amigo le gritó: ¡Apúrate! ¡Salgamos de aquí! ¿Por qué se te ocurre cambiarte de zapatos? De todas formas, ¡no tenemos muchas posibilidades de correr más rápido que el oso!.
Poniéndose de pie enseguida y comenzando a correr, el primer joven dijo: Yo no tengo que correr más rápido que el oso, tengo que correr más rápido que tú.
Jesús dijo en la Biblia que un amigo es alguien que está dispuesto a dar su vida por ti, al igual que Él hizo por todos nosotros. Pero un amigo de tiempos buenos es uno que solo estará a tu lado mientras no se corra ningún peligro. ¿Qué clase de amigo eres tú?
Juan 15:12-13Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el de dar la vida por sus amigos.

EL GRAN NARRADOR DE CUENTOS

Lectura: Lucas 15:11-24
Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba. —Mateo 13:34
En su libro Teacher Man (Hombre Maestro), el ganador del premio Pulitzer, Frank McCourt, reflexiona sobre sus 30 años como maestro en la enseñanza secundaria de Nueva York. En sus clases de inglés y de redacción creativa hacía uso de varias técnicas, pero una que parecía emerger una y otra vez era el poder de una historia cautivante para captar la atención y fomentar el aprendizaje.
Este método de instrucción fue usado por el más grande de todos los Maestros: el Señor Jesucristo. El líder y erudito religioso Nicodemo le dijo a Jesús: «Sabemos que has venido de Dios como maestro» (Juan 3:2). Pero, cuando Jesús se dirigía a las multitudes que Le seguían, no recitaba las grandes verdades del Talmud. Más bien, hablaba con el estilo popular de un narrador de cuentos.
Las parábolas de Jesús perduran porque reflejan asuntos del corazón. Por medio de la historia del fariseo y el publicano (Lucas 18), aprendemos acerca de la gracia y el perdón de Dios. Y la historia del hijo pródigo (Lucas 15) muestra el amor de Dios para los pecadores arrepentidos.
Las parábolas inspiradas de Jesús nos enseñan acerca de Él y de la vida que quiere que llevemos. Nosotros también podemos usar nuestras propias historias de fe para mostrarles a los demás al Narrador de Cuentos y Maestro supremo, cuya propia vida es la más grande historia jamás contada. —HDF
Una buena manera de aprender la verdad de Dios es enseñársela a los demás.

miércoles, 28 de enero de 2009

MÍRAME

Mírame por un momento
Y escucha bien mis palabras,
Juntos miremos al cielo
Y cantemos alabanzas.

Mírame por un momento
No apartes de mí tu vista,
No dejes por mí de orar
Ni me borres de tu lista.

Mírame, pues tu mirada,
Aunque fuera de un segundo,
Vale más que la de aquellos
Que están afuera, en el mundo.

Nunca dejes de mirarme,
Nunca permitas, mi amigo
Que dejásemos de vernos
Y disfrute el enemigo.

Quiera Dios que nunca deje
De mirarte a ti, mi hermano
Después de Cristo tú eres,
Para mí lo más preciado.

Quiera Dios que nunca aparte
Mis ojos de ti, mi amigo
Para que juntos estemos,
Siempre, de Dios al abrigo.

En esta noche de fiesta
Sumamente agradecido,
Quiero mirarte a los ojos
A ti, mi hermano, mi amigo.

Antonio Torres Villén

ESCONDIDO EN UNA PIEDRA RUDA

Tenía toda la apariencia de una piedra común. Estaba redondeada, y era de color gris. Parecía una papa, y por cierto, papa la llamaban. La piedra estaba de venta en una exposición de minerales poco comunes en Plano, Texas.

Un hombre la compró por diez dólares, se la llevó a su casa y la cortó con una sierra. Dentro de la piedra, tosca y vulgar, había un zafiro de 1.154 quilates. Cortado y pulido por John Robinson, pulidor profesional de piedras preciosas, el zafiro adquirió un valor que nadie pudo haber imaginado: ¡tres millones de dólares! «¡Es un zafiro absolutamente fantástico —exclamó Robinson—, el mejor que he visto en mi vida!»

Una vez más se dio el caso que, dentro de una piedra que al parecer no tenía ningún valor, que los muchachos usarían para arrojársela a un perro o lanzarla por los techos, se escondía otra piedra, una piedra preciosísima que tenía un valor fabuloso.

Hace algunos años en Australia un escultor pobre y fracasado compró, con los últimos veinte dólares que le quedaban, una roca de tres toneladas. Sus amigos se burlaron de él. Pero el escultor vio en la piedra, tosca y ruda, algo que los demás no vieron. Trabajó con la piedra, con su cincel quitó pedazos aquí y allá, y le dio forma a la roca.

Cuando había terminado su obra, era una escultura perfecta del muy conocido y recordado John Wayne, el famoso actor de cine. Llevada la escultura a Hollywood, le dieron un millón cuatrocientos mil dólares por ella.

Grandes valores pueden encerrarse dentro de receptáculos vulgares y comunes. El mundo ha conocido a grandes hombres cuyo aspecto físico no revelaba lo que eran por dentro. El parecer físico del gran apóstol Pablo era poco envidiable, pero escondido detrás de una apariencia física no muy atractiva se encontraba el más grande y noble misionero del mundo cristiano.

Dentro del borracho tirado en la calle, o detrás del rostro repelente de un criminal, o escondido en el alma del déspota político más severo, puede esconderse un tesoro de valor incalculable. Y en las manos de Cristo, el divino Maestro, ese tesoro sale a la luz, y el mundo no deja de maravillarse del cambio obrado en la vida de ese hombre.

No nos desesperemos de nuestra miseria, o de nuestra escasa preparación académica o de nuestra vida derrotada. Cristo puede sacar de nosotros la imagen de nuestro Creador. No nos desesperemos.