domingo, 19 de octubre de 2008
LA VALENTIA DE HABLAR DE CRISTO
Mientras Federico y su amigo cantaban, la gente escuchaba en silencio, pero tan pronto como empezaban a testificar de su fe en Cristo, la multitud los abucheaba y se mofaba en voz tan alta, que era imposible oír el mensaje.
Federico y su amigo comenzaban a cantar nuevamente. La multitud se aquietaba. Empezaban los muchachos a predicar, y otra vez el resultado eran gritos e improperios.
Esto sucedió varias veces. Federico amaba al Señor y deseaba con todo su corazón testificar a la multitud las Buenas Nuevas, pero la gente no quería escuchar. Finalmente, con lágrimas en sus ojos, agachó su cabeza derrotado y comenzó a alejarse con su amigo.
De pronto sintió una mano en su hombro. Era un caballero alto, ya de mucha edad, quien lo miró a los ojos y le dijo: --¡Vamos! Continúa, muchacho. A Dios le encanta que los hombres hablen de su Hijo. Y Federico se sintió animado para volver a la esquina. La gente, emocionada por su valor, decidió escucharlo.
En 1881, varios años después de lo ocurrido, con la influencia del ejemplo dejado por el gran misionero David Livingstone, Arnot dejó su país y se dirigió al corazón del Africa, donde Dios lo usó en gran manera para proclamar el evangelio. A Dios le encanta que hombres y mujeres hablen de su Hijo.
Sin embargo, cuán fácil nos resulta no hablar de nuestra fe por desánimo, falta de resultados u otras excusas. ¿Habla usted del Hijo de Dios? Si no lo hace, ¿cuál es su excusa? Hace poco leí un artículo de un honesto profesor de teología, un tal Norman Geisler, quien admite que aunque fue parte de un ministerio cristiano por 18 años, nunca había testificado de Cristo. Sus excusas eran bastante familiares. Considerémoslas.
1. Yo no tenía el don de evangelismo. Me resultaba obvio que alguien como Billy Graham sí lo tenía, y era igualmente obvio que yo no.
2. Tenía el don de enseñar (a cristianos), y es bastante difícil tener convertidos de ese grupo de gente.
3. No me agradaba el evangelismo impersonal, de manera que me dedicaría al evangelismo por amistad. No quería forzar el evangelio a nadie.
4. Había llegado a la conclusión de que si Dios es soberano... entonces puede hacerlo con o sin mi participación.
Sin embargo, llegó el día en que un predicador visitante literalmente demolió las excusas de Geisler, diciendo: "Durante años he sido misionero, pero nunca recibí un llamado... Recibí una orden, como todos ustedes." Esta declaración produjo tal impacto en Geisler, que se convirtió en un pescador de hombres. "Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15 BD) no fue una sugerencia sino un mandamiento del Señor Jesucristo.
Tal vez en un tiempo usted haya testificado con el entusiasmo de Arnot, pero por alguna razón ese entusiasmo se ha desvanecido. Recuerde que a Dios le encanta que usted hable de su Hijo.
EL CIERVO ORGULLOSO
En nuestro singular “zoológico” nos encontramos ahora con un ciervo. El animal había llegado hasta una fuente de agua cristalina.
Y mientras bebía del agua, observó cuán hermosos eran sus cuernos, qué gracia y distinción le daban. Pero además, también vio reflejadas en el agua sus largas patas. Y pensó para sí: “¡Cuán largas son, que feas, y qué pies tan chicos tengo, que deforme!”
Pero no terminó el ciervo de pensar en sus cuernos y en sus piernas, cuando a la distancia apareció un león. Rápidamente el ciervo echó a correr con sus veloces patas. Pero con tan mala suerte que sus cuernos se enredaron al pasar por los arbustos del bosque, y el león lo alcanzó y lo devoró. Los pies que tanto había despreciado lo salvaron del león, mientras que los cuernos que tanto orgullo le habían dado, fueron la causa de su destrucción.
El pobre ciervo del cuento, al igual que los otros animales que desfilan por el “zoológico” de estas páginas, encierran una importante lección humana.Bien puede representar a las personas que desprecian ciertas características de su vida, y a la vez se enorgullecen por las virtudes que dicen poseer. Y como resultado de semejante actitud, cuántas veces las tales personas cosechan en su propia experiencia el triste fin del ciervo.
A menudo, lo que parece despreciable en la vida propia puede abrir las puertas del éxito, como también, lo aparentemente meritorio, puede ser apenas una carga inútil de arrogancia y vanidad. El que se queja de su salud precaria, de su timidez, de sus pocas luces intelectuales, o de sus modestos recursos económicos, puede encontrar en tal condición un estimulante desafío para superarse y alcanzar un noble ideal. En cambio, aquel que confía exageradamente en sus pretendidas aptitudes puede perder el espíritu de lucha, y quedar por fin a la zaga de quien parecía menos apto.
¿No vemos cada día - en todos los órdenes de la vida - a personas que con lo poco que tienen, igualmente triunfan, mientras que otras mejor dotadas lloran su fracaso? Este es un tema digno de reflexión y del mejor auto-análisis: por qué unos llegan, y otros quedan detenidos en el camino.
¿Qué tal si en este día hiciéramos una lista de todos nuestros defectos y virtudes? Tal vez nos sorprenderíamos al vernos retratados en dicha lista.Pero lo importante será no envanecernos ante las virtudes, ni desalentarnos frente a los defectos que descubramos. Toda virtud debe ser acompañada de sensatez y modestia; y todo defecto puede superarse para embellecer el carácter.
¿De qué manera es posible lograr esta calidad de vida espiritual? El empeño y la fuerza de voluntad son insuficientes.
Sí, Dios lo puede hacer por nosotros, si se lo pedimos con fe en oración. Porque “lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”. (Lucas 18:27)
LAS APARIENCIAS PUEDEN ENGAÑAR
Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. -Mateo 15:8
El 22 de junio del 2002, un jugador estrella del béisbol que lanzaba para un renombrado equipo fue encontrado muerto en su habitación en un hotel de Chicago. Era joven, físicamente activo y parecía estar bien de salud. Sin embargo, la autopsia reveló que el 90% de dos de sus tres arterias coronarias estaban bloqueadas, su corazón era demasiado grande, y tenía un coágulo de sangre en una de las arterias. Su apariencia indujo erróneamente a muchos a pensar que él era físicamente sano.
Jesús dijo que las apariencias pueden engañar a las personas llevándolas a pensar que son espiritualmente sanas. Después de que los fariseos Le acusaran a Él y a Sus seguidores de quebrantar las tradiciones religiosas al no lavarse las manos antes de comer, Jesús dijo que los fariseos habían sustituido los mandamientos de Dios por tradiciones religiosas creadas por los hombres. Él les recordó que la justicia del reino no era un trabajo que se hiciera de afuera hacia adentro sino una obra de Dios que se hacía de adentro hacia fuera. Jesús dijo que parecían impresionantes espiritualmente, pero sus corazones estaban enfermos y distantes: «[Ellos] de labios Me honra[n]; mas su corazón está lejos de Mí» (Mateo 15:8). Sus palabras jamás coincidían con sus acciones, generando así el hijo ilegítimo de la hipocresía.
La salud espiritual no se determina por la manera en que se nos ve, sino por la manera en que vivimos. Pidámosle a Dios que nos examine, conozca nuestros corazones, nos pruebe y nos guíe en Su camino (Salmos 139:23-24).
sábado, 18 de octubre de 2008
LA MEJOR RECETA DE BELLEZA
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enviado por: Taty
VIVO O MUERTO
Y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. -Lucas 24:3
Día tras día, largas colas de visitantes de todas partes del mundo esperan pacientemente para visitar la tumba de Lenin y ver su cuerpo embalsamado. Aunque murió en 1924, aparentemente el cuerpo de este líder comunista no ha sufrido descomposición alguna. Parece engañosamente vivo. Y su apariencia es en efecto engañosa. Hábiles artistas monitorean el cuerpo conservado, dándole color artificial al rostro y utilizando cera para llenar cualquier linea o la señal más pequeña de descomposición.
Las personas también visitan Jerusalén con regularidad para ver el lugar donde Jesús murió y fue sepultado. Pero hay un asombroso contraste -el cuerpo del Cristo crucificado no está en ninguna parte. Oh, hay un sepulcro cavado en la roca, donde, según la tradición, se colocó el cuerpo con las marcas de los clavos, atravesado por la lanza, y coronado con espinas de Cristo. Pero al ser resucitado por el poder de Dios Su Padre, el Salvador dejó tras Sí Su mortaja al emerger de la tumba, como una mariposa que abandona su capullo.
Jesús está vivo y puedes conocer Su presencia hoy. Debido a Su muerte expiatoria y la tumba vacía, puedes tener vida eterna (1 Co. 15:20-22). Sólo tienes que admitir que eres un pecador y que quieres Su salvación. Él te dará vida nueva ahora, y un día lo verás a Él y estarás con Él para siempre (1 P. 1:3-5).
viernes, 17 de octubre de 2008
PORQUE EN MEDIO DE LOS GRANDES VIENTOS ÉL ESTA AHI
Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban”.
Todos tenemos una barca que manejar la cual es nuestra vida, sin duda que el mejor capitán para nuestra barca se llama Jesús, puesto que el nos conoce a perfección.
Pero en la vida nos enfrentamos a grandes vientos que quieren hundir nuestra barca, esos vientos pueden ser obstáculos que no nos permiten alcanzar las bendiciones de Dios.
En el pasaje anterior vemos como algunos de los discípulos de Jesús, pescadores profesionales entre ellos, tuvieron miedo en medio del mar, primero por los grandes vientos que soplaban y segundo al ver que Jesús andaba sobre el mar y se acercaba a la barca.
Hay momentos en la vida en donde los grandes vientos, no nos permiten ver con claridad la Divinidad y la Soberanía de Dios, esa que permite o no que las cosas pasen. No podemos negar que todos en momento determinado hemos sentido miedo al encontrarnos en medio de mares grandes y temibles. Es mas a alguno de nosotros hasta nos hemos querido tirar de la barca, al pensar que esos vientos recios no acabaran.
Pero quiero decirte que en medio de esos grande vientos, Jesús aparece para decirnos: “Yo soy; no temáis”, que lindas palabras de Jesús, primero diciendo: “Yo soy”, aduciendo a que el es Dios y luego el “no temáis”, en pocas palabras “confiad en mi”.
Amigo mío, te invito a confiar en el Señor, a que en medio de esos vientos fuertes, puedas reconocer la voz de Dios que te dice: “No temas”, ¿Por qué temer si El esta conmigo?
Si tu estas pasando por una situación difícil a tal punto que no sabes que hacer, yo te digo departe del Señor en esta hora: “Yo soy, no temáis”.
Autor: Enrique Monterroza