lunes, 15 de septiembre de 2008

DORMIDO EN LA TORRE DE CONTROL

Uno tras otro, los grandes aviones fueron aterrizando en el aeropuerto. Hacía buen tiempo, y las señales de radio y las luces de aterrizaje funcionaban como debían. Las instrucciones emitidas desde la torre de control del aeropuerto de Ankara, Turquía, eran claras. Fue así como aterrizaron dieciséis aviones esa noche entre las 0 horas y las 6 de la mañana.

Sin embargo, el controlador aéreo Guclu Cevik, que sufría de narcolepsia, había estado dormido la mayor parte del tiempo.

Semidormido, había dado, mecánicamente, las instrucciones. Por suerte y de milagro, no ocurrió ningún accidente.

Es terrible cuando, por obligación del cargo o del oficio, el que tiene que estar bien despierto y alerta se duerme en su trabajo.

¿Qué le puede pasar a un autobús repleto de pasajeros, que anda por un camino montañoso, si el chofer se duerme? ¿Qué le puede pasar a un barco ballenero que se arriesga en un mar turbulento, plagado de témpanos de hielo, si el timonel se duerme?

Los centinelas que vigilan el cuartel no deben dormirse. Los agentes de policía que cuidan el vecindario no deben dormirse. Las enfermeras que, en la unidad de cuidados intensivos, controlan los aparatos que regulan los signos vitales no deben dormirse.

Por lo mismo, un padre que tiene hijos pequeños y adolescentes tampoco debe dormirse. Los traficantes de drogas saben cómo iniciar a un joven en la nefanda adicción de marihuana y cocaína. Los programas de televisión saben cómo incitar al incauto en la pornografía y el crimen. Detrás de cada amigo ocasional puede esconderse un secuestrador de mentes, de corazones y de vidas.

Descuidarse en la educación moral, especialmente de los hijos pequeños, es dormirse cuando más necesitan ellos un padre alerta. Permitir que los hijos se críen por su cuenta, sin dirección, sin escuela, sin iglesia y sin Dios, es entregarlos en manos de ladrones del alma, que listos están para chuparse la última gota de sangre moral y espiritual.

Si los que somos padres o madres queremos hijos inteligentes, sanos, limpios y con valores morales, debemos vigilar con celo constante sus actividades. Por todos lados hay peligrosas tentaciones que llaman a los jóvenes con una atracción casi irresistible, y únicamente con un fuerte respaldo hogareño podrán ellos vencer esas tentaciones.

Quien nos ayudará a velar por nuestros hijos es Jesucristo, el Señor viviente. Invitémoslo a vivir en nuestro corazón, de modo que forme parte de nuestra vida y de nuestro hogar.

Hermano Pablo.

TRES MILLONES DE ORACIONES

La vida entró en un eclipse siniestro para Craig Shergold, niño inglés de once años de edad. Un tumor había aparecido en su cerebro. Comenzó entonces la odisea por la que pasan muchos enfermos: análisis continuos, terapias intensivas, internaciones periódicas en el hospital y esperanzas que brotan en la mañana para morir en la tarde.

Cuando se publicó su caso, comenzaron a llover le cartas. Cartas con palabras de aliento, de simpatía y de promesas de oración.

Cartas que en un momento llegaron a más de tres millones trescientos mil, y tantas oraciones produjeron su efecto. Craig Shergold tuvo una reacción formidable.

Quedó fuera de peligro. «Dios tenía que contestar más de tres millones de oraciones», concluyó su madre Marion.

Hoy en día la gente hace poco caso de la oración. A muchos les parece, a lo sumo, una confesión de debilidad, y más probablemente algo completamente inútil. No creen que hay un Dios Todopoderoso que tiene interés en los seres humanos, y no creen que unas pocas palabras que parten de un corazón angustiado pueden recibir respuesta.

Sin embargo, la oración sigue siendo una fuerza poderosa aunque inexplicable. Por cierto, la oración es la única fuerza espiritual que puede usar el ser humano. Dios ciertamente contesta tres y aun más millones de oraciones. Pero también, y esto es lo maravilloso, Dios contesta una sola oración.

Jesucristo dijo: «Tengan fe en Dios…. Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán» (Marcos 11:22,24). Cuando el hombre se siente sano, fuerte y dueño de la vida, no piensa en buscar a Dios. Pero cuando a ese mismo hombre lo golpea el infortunio, dobla entonces las rodillas, aun sin quererlo. Y Dios, que es mucho más noble, más bueno, más misericordioso y más comprensivo que el hombre, se apiada del pobre ser angustiado y lo socorre.

No es necesario sufrir una desgracia para comenzar la práctica de la oración. Ésta debiera ser la primera expresión de cada día, y la más sublime actividad de la vida. Es cuando el hombre habla con Dios que de veras llega a ser el ser superior de la creación.

Hermano Pablo

PASTOR EDGAR HERNANDEZ


Este pasado domingo estuvo en la iglesia La Paz predicando el pastor Edgar Hernández y fue de mucha bendición.

ORACIÓN POR SANIDAD

CANAAN

El sábado estuvimos en el 7 congreso de la iglesia de Canaan, la cual es la iglesia madre de la iglesia La Paz,
el hombre de la foto es el apóstol de la iglesia de Canaan.

JAIME MURRELL


El cantante Jaime Murrell después de alabar al señor.

JAIME MURRELL


El sábado por la tarde estuvo como invitado el cantante cristiano Jame Murrell que también estuvo predicando.