lunes, 4 de agosto de 2008

¡DESPIERTA AL LLAMADO!

El campo de entrenamiento tuvo un brusco despertar para el joven que se enroló en el ejército con el fin de librarse de la autoridad de sus padres.
Consideró que entrar al servicio, le ofrecería la libertad ansiada para hacer lo que le placiera. Sabía que el entrenamiento era rudo, pero tenía la certeza de poder lidiar con la situación. Además, el período allí solo abarcaría en seis semanas. ¡Y luego, libre al fin!
Aquella mañana, despertando por los gritos del sargento, el joven soldado se vio de frente a la realidad. Mamá, papá y todos sus maestros juntos, no podían compararse con lo que estaba a punto de enfrentar. Sus seis semanas amenazaban con volverse eternas.
Escribía con regularidad a sus padres e incluía notas de agradecimiento, las primeras que estos recibieran de parte de su hijo. Incluso expresaba gratitud por la labor desempeñada por sus profesores para con él.
Este joven conoció pronto la importancia de aprender a tratar los peligros del soldado en la guerra. Encaró la necesidad de estar alerta y preparado.
El sargento entrenó a los reclutas para anticiparse a la estrategia del enemigo, estando conscientes de que este acechaba y se disponía a atacar sin advertencia. Les enseñó que era también extremadamente habilidoso, que estudiaba y aguardaba nuestro momento de mayor debilidad para agredirnos.
La Biblia expone que debemos velar debidamente y estar instruidos; así no pecaremos. Dios ha provisto la armadura apropiada y el entrenamiento requerido para vencer al adversario. Nos convertimos en soldados de Cristo, al formar parte de Su familia.
Los enemigos de Dios, también son los nuestros, y la batalla se libra por lo más precioso de la creación del Señor: el alma humana.
1 Corintios 15:34Velad debidamente, y no pequéis.

LA LUZ

Lectura: Marcos 6:45-52
. . . fue hacia ellos andando sobre el mar. . . . --Marcos 6:48.
Cuando un helicóptero se estrelló en un área desértica fría y montañosa, los pilotos sobrevivieron, pero se lesionaron gravemente. La fría tarde se convirtió en una noche incluso más helada. La situación parecía irremediable. . . hasta que apareció un helicóptero de rescate con sus luces de búsqueda iluminando la oscuridad. Alcanzó a ver los restos del helicóptero, aterrizó cerca, y los llevó a un lugar seguro.
"¿Cómo supieron dónde estábamos?" --preguntó uno de los hombres heridos.
"Por el dispositivo direccional de su aeronave --dijeron los rescatadores--. Se puso en marcha automáticamente cuando ustedes cayeron. Todo lo que tuvimos que hacer fue seguirlo."
Los discípulos de Jesús también experimentaron el gozo de ser rescatados. Habían estado luchando mientras remaban en su barca contra el viento y las olas en la oscuridad de la noche en el mar de Galilea (Marcos 6:45-47). Entonces Jesús fue a ellos, andando sobre el agua, y calmó el mar (vv.48-51).
Nosotros podríamos experimentar momentos similares cuando todo es oscuro y presagioso. No podemos ayudarnos a nosotros mismos, y parece que nadie más puede tampoco. Nadie sabe lo aterrorizados y exhaustos que estamos. Nadie, excepto Jesús.
Cuando estamos atrapados, heridos, solos o desanimados, Jesús lo sabe. Nuestros clamores de aflicción son rayos de luz que lo traen a nuestro lado. . . justo cuando más lo necesitamos.
JESÚS ESCUCHA HASTA EL MÁS LEVE CLAMOR DE AYUDA.

domingo, 3 de agosto de 2008

DE LO MAS PROFUNDO

LA PIZARRA DE LA RANA

Cuando yo era muchacho, uno de mis pasatiempos favoritos era perseguir ranas junto a los bancos de una laguna que había cerca de mi casa. Yo no sabía de sus singulares poderes visuales, los cuales les permitirían eludirme muy fácilmente. Más tarde me enteré de que el campo óptico de la rana es como una pizarra limpia, y que las únicas imágenes que recibe son objetos que le preocupan directamente.
Estos pequeños anfibios nunca se distraen con cosas que no son importantes, sino que son conscientes sólo de las cosas esenciales y de lo que pueda ser peligroso para ellos.
En la vida cristiana, a menudo nos inquietamos con cosas vanas del mundo. Dejamos que nuestra vida se llene tanto de preocupaciones materialistas e insignificantes que perdemos la perspectiva de las cosas que duran.
Las palabras del Señor no deben apartarse de nuestros ojos, sino que deben mantenerse siempre en nuestro corazón. Entonces nuestro campo de visión quedará limpio de cosas innecesarias, y veremos claramente lo que Dios quiere que hagamos.
Aprendamos de la pizarra de la rana y centremos la mirada en Cristo y en su voluntad para nuestras vidas.

Proverbos 4: 20-21Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones.No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón.
Salmo 119: 37Aparta mis ojos de mirar la vanidad, y vivifícame en tus caminos.

EL REFUGIO

Lectura: Salmo 34:4-8
Probad y ved que el Señor es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia! --Salmo 34:8.
Para la infelicidad de este mundo sólo hay un refugio seguro: el mismo Dios. ". . . El es escudo a todos los que a El se acogen" (Salmo 18:30).
La frase "confiar en" viene de una palabra hebrea que significa "refugiarse en" o "esconderse en" o "esconderse con". Sugiere un lugar secreto de escondite.
Cuando estamos exhaustos por nuestros esfuerzos, cuando estamos perplejos por nuestros problemas, cuando somos heridos por nuestros amigos, cuando nos rodean nuestros enemigos, podemos escondernos en Dios. No hay seguridad en este mundo. Si encontráramos seguridad aquí, nunca conoceríamos el gozo del amor y la protección de Dios. Nos perderíamos la felicidad para la cual fuimos hechos.
El único lugar seguro es el mismo Dios. Cuando las nubes de la tormenta se juntan y las calamidades acechan, debemos correr a su presencia en oración y permanecer allí (Salmo 57:1).
George MacDonald dijo: "El hombre que por fe pueda ir a Dios cuando menos deseos y sentimientos tenga, sin fervor ni inspiración, con el peso de pensamientos abatidos, fracasos, negligencias y un olvido errante y decirle: "Tú eres mi refugio", ese hombre es perfecto.
¡Qué seguros estamos y cuán bendecidos somos!
LA SEGURIDAD NO SE HALLA EN LA AUSENCIA DEL PELIGRO, SINO EN LA PRESENCIA DE DIOS.

sábado, 2 de agosto de 2008

NAPOLEON Y EL SOLDADO

Se dice que en cierta ocasión el Emperador Napoleón I se encontraba delante de un grupo de soldados, cuando de repente su caballo se desbocó; entonces un soldado raso se lanzó hacia el caballo, y, cogiendo el freno del caballo, pudo pronto detenerlo.
Se dice que Napoleón saludó al soldado raso y le dijo: “Gracias, mi capitán”. El soldado se sorprendió al oir a Napoleón decirle “capitán”, pues él era un simple soldado raso, pero inmediatamente pensó que se encontraba delante de Napoleón, y que si él quería, podía hacerlo capitán.
Así que, saludó a su Emperador y le preguntó: “¿De qué regimiento, mi Emperador?” El emperador le contestó: “De mi guardia personal.”
Aquel soldado raso se presentó como capitán ante el jefe de la guardia personal de Napoleón; el oficial, viéndolo con uniforme de soldado raso, le preguntó: “¿Capitán, por órdenes de quién” - “Por órdenes de mi Emperador, Napoleón I.”
En ese momento dejó de ser soldado raso y llegó a ser capitán. Si este soldado raso no hubiese tenido fe, hubiera dicho: “Mi Emperador me dice capitán, pero yo no soy más que un soldado raso. Por el susto que le dio el caballo, se equivocó y me dijo capitán”, y se hubiera ido a tomar su lugar y habría permanecido soldado raso toda su vida.
Todos nosotros por naturaleza somos “hijos de ira”, hijos de desobediencia; pero Dios en su infinito amor e infinita misericordia quiere hacernos sus hijos. En el evangelio de nuestro Señor Jesucristo según Juan 1:12, encontramos estas preciosas palabras: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”
Además de ser hijos de Dios hay momentos en la vida en que necesitamos mirar más alla de la condición en que estamos y estar listo a ocupar la posición que Dios quiere que tengamos. Son muchos los que se conforman con ser simplemente soldados rasos, cuando Dios incluso les está abriendo puertas para ser capitanes.
Si creemos… al que cree todo le es posible. Dios jamás le abre puertas a nadie sin antes prepararlo para que entre por ellas.
Con quienes lo honran, Dios es tan tierno como un padre con sus hijos.Salmo 103:13
Si ellos cumplen con mi pacto y con mis leyes también serán reyes sus hijos y reinarán en tu lugar para siempre”. Salmo 132:12Dios bendice a los que trabajan para que haya paz en el mundo, pues ellos serán llamados hijos de Dios. Mateo 5:9

DEMASIADA AMBICION

Lectura: Marcos 10:35-45
Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. --Marcos 10:45.
Si conoces las obras de William Shakespeare sabes que Macbeth era uno de sus personajes. Macbeth deseaba tanto convertirse en rey que recurrió al asesinato. . . y lo pagó con su vida.
Cuando dejamos que nuestras ambiciones empañen nuestro pensamiento y olvidamos quién en realidad tiene control de nuestras vidas, nosotros somos como ese trágico personaje. No utilizamos métodos malvados para alcanzar nuestra meta, pero sí permitimos que la ambición empañe nuestra manera de pensar con respecto a la soberanía de Dios. En vez de dejar las cosas en sus manos, las tomamos en las nuestras.
Otro ejemplo de exceso de ambición se halla en la conversación que Jacobo y Juan tuvieron con Jesús en Marcos 10. Su meta era sentarse en las posiciones de mayores prestigio y poder en el reino. Y puesto que ellos no se contentaron con esperar y ver si Jesús les concedería ese honor, lo pidieron osadamente. Eran demasiado impacientes para dejar el asunto en Sus manos.
La ambición no siempre es mala. Pero cuando nos consume de tal manera que no podemos esperar a Dios, mostramos falta de fe como la mostraron los discípulos.
Cuando sometemos nuestras metas y deseos al Señor podemos estar seguros de que Él nos dará lo que sea mejor.
SÉ AMBICIOSO PARA EL SEÑOR, PERO TEN CUIDADO CON TUS MOTIVACIONES.