jueves, 17 de julio de 2008

LA BUENA COSECHA

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, maldita seas!
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece más de 30 metros.¿Tardó sólo seis semanas en crecer?
No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas para desarrollarse.Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno, y que éste requiere tiempo…
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y coherente y saben esperar el momento adecuado.De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.
El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación.Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.
Tiempo…
¡Cómo nos cuestan las esperas! ¡Qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos…!Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi… nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué…Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés…
¿Para qué?
Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación.Gobernar aquella toxina llamada impaciencia, la misma que nos envenena el alma. Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…
Quizás sólo estés echando raíces…

Lucas 8:15 “Mas la que cayò en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto en paciencia”Lucas 21:19 “En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas”Romanos 5:3 “Y no sólo esto, mas aùn nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia”Hebreos 6:12 “Que no os hagáis perezosos, mas imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”

PERDONA LIBREMENTE

Lectura: Colosenses 3:12-17
. . . si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. --Colosenses 3:13.
Estudios realizados por varios psicólogos demuestran que no son las grandes riquezas las que hacen feliz a la gente, sino los amigos y el perdón. Comentando sobre estos descubrimientos en un artículo de la revista USA Today, Marilyn Elias dice: "Las personas más felices se rodean de familiares y amigos, no necesitan competir materialmente con sus vecinos, se concentran en las actividades diarias, y lo que es más importante, perdonan fácilmente."
El psicólogo Christopher Peterson, de la Universidad de Michigan, dice que la capacidad de perdonar a los demás es el rasgo que más vinculado está a la felicidad. Él la llama "la reina de todas las virtudes, y probablemente la más difícil de conseguir".
Un espíritu que no perdona es muchas veces la última fortaleza emocional que cedemos al poder de Dios. Incluso como cristianos podemos aferrarnos a la ira y la amargura, sintiendo que los que nos han hecho daño deberían sufrir por sus ofensas. Pero cuando nos damos cuenta de lo mucho que Dios nos ha perdonado, nos sentimos obligados a ser misericordiosos con los demás. La Biblia nos apremia a revestirnos "de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia . . . como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros" (Colosenses 3:12-13).
El perdón es el mandamiento de Dios para nosotros y forma parte de una vida de amor, paz, gratitud y alabanza (vv.14-16). De gracia fuimos perdonamos; perdonemos de gracia.
CUANDO PAREZCA QUE NO PUEDES PERDONAR, RECUERDA LO MUCHO QUE HAS SIDO PERDONADO.

miércoles, 16 de julio de 2008

A CRISTO EN LA CRUZ

Clavado está mi Dios en el madero
de una cruz tan injusta como impía,
donde viste expirar tu lozanía
con santa mansedumbre de cordero.

Una lanza afrentosa con su acero
dió más pena al dolor de tu agonía;
abriendo en tu costado una sangría
que redimió de culpa al mundo entero.

Yo quisiera, mi Dios omnipotente,
soportar tus espinas en mi frente,
tus llagas en mi carne lacerada.

Y tu sangrienta herida en mi costado,
con tal de ser mi espíritu bañado
por la luz celestial de tu mirada.

G. González de Zavala


A CRISTO CRUCIFICADO

No me mueve, mi Dios, para quererle,
El cielo que me tienes pretendido.
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderle.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verle
Clavado en una cruz y escarnecido;
Muéveme ver tu cuerpo tan herido;
Muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
Que aunque no hubiera cielo, yo te amara;
Y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
Pues aunque lo que espero no esperara,
Lo mismo que te quiero te quisiera.

Atribuído por unos a Teresa de Jesús
y por otros a Juan de la cruz


UN VIEJO VIOLIN

Señor, me siento como un viejo violín.
Úsame como antes lo hacías,
quiéreme,
como antes me querías,
antes de que yo...
...yo...
...te quisiese apartar de mi lado.

Haz sonar mis notas,
déjalas volar en el viento.
Libéralas tú...
...porque me he perdido...
¡he dado tantas vueltas dentro de mí
para intentar hacerlo yo solo!

El silencio me ha reñido
cada vez que he querido
soñar por mi cuenta.
Búscame Padre.
Siento frío. Estoy solo.

TODOS LOS DIAS

Todos los días debemos
alabar a nuestro Dios
y glorificar su nombre
cantándole en viva voz.

Todos los días debemos
servirle en gratitud
en el presente y futuro
Él es siempre nuestra luz.

Todos los días vivamos
publicando su alabanza
hablando del Salvador
al mundo sin esperanza.

Somos libertos en Cristo
somos comprados por Él
somos el pueblo elegido
el espiritual Israel.

Vivamos pues en paciencia
activados por la fe
siendo luz en las tinieblas
así como fue José.

Y como el apóstol Pablo
que la luz que recibió
en la cuidad de Damasco
a todos resplandeció.

A todos somos deudores
para anunciar las verdades
de Aquel que nos ha llamado
y ha quitado nuestros males.

Y ha puesto en el corazón
nueva y gozosa esperanza
quitando las inquietudes
y trayendo la bonanza.

¿Seremos pues negligentes
a lo que mando el Señor
de que le seamos testigos
de su gracia y de su amor?

TIEMPO


Tiempo, seis letras que encierran historia
Alegrías, tristeza, idas y venidas.
Tiempo, palabra que agota paciencias
Y alimenta ilusiones que tardan en llegar
Tiempo, sustancia que emana de la vida
Y que acompaña, quieras o no tus emociones.
Tiempo, sin fin de preguntas sin respuestas
Y de respuestas encontradas a preguntas antiguas.
Tiempo, ¿Tiene principio? ¿Tiene fin?
O es eternidad como Dios.
Tiempo que marca el correr de la vida
Y acelera la llegada de la muerte física.
Tiempo, tortura en los momentos malos
Y enemigo de los buenos ratos.
Tiempo, ¿Qué haré con el mío?
¿Lo aprovechare? ¿Lo echare a perder?
Tiempo, se que solo uno tengo
El que Dios me a prestado
Y hoy pensando en mi tiempo
He decidido firmemente
vivirlo para Dios
Junto a vos.