martes, 17 de septiembre de 2013

EL CENICERO MÁS GRANDE DEL MUNDO

Fue un día especial para la ciudad de Houston, Texas. No era un día de nieve ni de ciclón. No había campeonato de béisbol ni concierto de la orquesta sinfónica. Ese día, en un negocio de la ciudad, se instalaría el cenicero más grande del mundo.
En un receptáculo especial, miles de hombres y mujeres comenzaron a arrojar colillas de cigarrillos. Era una manera de protestar contra el abuso del tabaco, y una forma de evidenciar su propia decisión personal de no volver a fumar.
Miles de colillas, hasta llegar a pesar 300 kilogramos, llenaron el cenicero más grande del planeta. ¡Qué buena la decisión de estos habitantes de Houston!
Dejar de fumar, y dejarlo para siempre, es una de las mejores resoluciones que pueden hacerse, ya sea en Año Nuevo o en mitad de año, o en cualquier día del calendario. Porque el humo del tabaco es, en el mejor de los casos, totalmente inútil, y en el peor de los casos, nocivo tanto para el organismo del que lo fuma como para el inocente que se ve obligado a aspirarlo por la inconsciencia del fumador que está a su lado. El humo del tabaco es pestilente, maloliente, deprimente y repelente, además de no dejar célula del cuerpo sin estropear. Bueno sería que en cada ciudad del mundo comenzaran a poner ceniceros gigantes, y que se organizara un campeonato mundial para ver quién hiciera el más grande.
Después de hacer campeonato de ceniceros de cigarrillos, podrían hacerse campeonatos de otras clases de vicios de la humanidad que igualmente la dañan, estropean y arruinan. Por ejemplo, podría haber, en todas partes del mundo, campeonatos de tanques de licores, adonde cada persona adicta al licor fuera a vaciar sus botellas; campeonatos de resumideros de drogas y de marihuana; campeonatos de cualquier otra cosa que se bebe, se come, se huele, se aspira o se inyecta, y que perturba, daña, enferma, crea adicción y mata a ese ser que no vive bajo la protección de un Creador sabio y amoroso, sano, perfecto, inocente y limpio; y campeonatos de los despojos mortales de todo lo que ensucia y envilece el alma, tal como el odio, la violencia, la mentira, la lujuria, la inmoralidad, la crueldad y la vanidad.
Sin embargo, estos campeonatos no son más que una ilusión. Lo que sí puede ser realidad es la decisión de cada uno, una decisión muy personal, de despojarse de todo lo que es malo, y de pedirle a Cristo que sea su Señor y su Salvador.
Hermano Pablo

domingo, 8 de septiembre de 2013


LAS TORMENTAS


Cuentan que un día un campesino le pidió a Dios 
le permitiera mandar sobre la Naturaleza
para que –según él – le rindieran mejor sus cosechas.


¡Y Dios se lo concedió!


Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía;
cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor;
si necesitaba más agua, llovía más regularmente; etc.


Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor
fueron grandes porque resultó un total fracaso.
Desconcertado y medio molesto le preguntó a Dios por qué salió así la cosa,
si él había puesto los climas que creyó convenientes.


Pero Dios le contestó:


–“Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de verdad convenía.
Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra,
ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla de plagas que la destruyan ...


Así nos pasa:
queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura, nada de problemas.


El optimista no es aquel que no ve las dificultades,
sino aquel que no se asusta ante ellas, no se echa para atrás.


Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas,
las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer.


Por eso hace falta una verdadera tormenta en la vida de una persona,
para hacerla comprender cuánto se ha preocupado por tonterías, por chubascos pasajeros.


Una tormenta en tu vida seguramente hará estallar el pensamiento en miles de relámpagos
por segundo, y seguramente, creerás que todo es maldición y mala suerte,
pero la fe, la constancia, la voluntad y la resignación, harán que logres como cosecha,
los mejores frutos que solo se obtienen cuando el frío de los años ha endulzado tu decir,
tu obrar y tu soñar.

desconozco su autor

viernes, 6 de septiembre de 2013

NO ESTAS SOLO


¡No estás solo! Aunque en ocasiones sientas el abandono de los que te rodean, no estás solo, Jesús no te abandona, y aunque el enemigo susurra en tus oídos que te des por vencido, no lo escuches, no prestes atención a su voz que tiene como propósito desmoralizarte y finalmente destruirte.

¡No estás solo! El que dijo "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo", no es hombre que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta. Mantén pues tu vista fija en El y si acaso te flaquean las fuerzas y sientes que tú no puedes más, clama alto y fuerte y sentirás Su amor rodeándote, llenando tu vida de nuevas fuerzas para continuar; pero no olvides, ¡no estás solo! Recuérdalo y toma fuerzas en las palabras del salmista cuya fe en el Señor y Sus promesas nos llega a través de las edades en las palabras llenas de sentimiento y fervor: "Aunque mi padre y mi madre me dejaren, Jehová con todo me recogerá".

¡No estás solo! Aprende de los que en la antigüedad se mantuvieron como viendo al Invisible y vencerás. Si las penas perturban tu vida y el dolor te hace desmayar, mira dentro de ti en lo profundo y ve que Dios está contigo y hallarás el valor de continuar. Es duro y difícil mantenerse, pero si te agarras fuerte de las promesas de Jesús, alcanzarás la meta; vencerás los obstáculos del camino y llegarás, y aunque todos te hallan abandonado, Jesús no te dejará.

jueves, 5 de septiembre de 2013

«MAMÁ CANGURO»

Edgar Rey y Héctor Martínez, médicos colombianos, terminaron de hacer el paquete. Contemplaron su obra y se sintieron satisfechos. Era un paquete bien hecho, bien ajustado, obra de varios años de investigación.
No habían empaquetado instrumentos quirúrgicos, ni habían empaquetado drogas ni medicinas. Tampoco habían empaquetado un cadáver para conducirlo al sepulcro. Por el contrario, los doctores Rey y Martínez, ginecólogos de Bogotá, Colombia, habían empaquetado un bebé al pecho de su madre.
Estos médicos desarrollaron una nueva técnica para salvar la vida de los bebés que nacen con muy poco peso, algunos con apenas un kilo. En vez de ponerlos en una incubadora y alimentarlos con soluciones químicas, los ponen junto al pecho de su madre y les dan leche materna. Por eso el método se conoce con el nombre de «mamá canguro». El resultado ha sido asombroso. Los bebés se reponen mucho más rápido y ganan mucho más peso que con el método científico tradicional.
No hay duda de que es un gran logro el método de estos médicos colombianos. Cansados de la ciencia y la tecnología, se propusieron salvar la vida de los bebés por el método natural, el método biológico, más que por el científico metodológico.
No hay mejor calor que el calor de la madre —sostienen ellos—, y no hay mejor alimento que la leche materna; es más, no hay mejor sonido para el bebé recién nacido que el latido del corazón de su madre.
Lo natural siempre será superior a lo artificial, así como lo biológico a lo científico y lo divino a lo humano. Ya lo dice el antiguo proverbio latino: «Aunque expulses a palos la naturaleza, ella regresará una y otra vez.»
Bienvenido este descubrimiento de los doctores Rey y Martínez. Nos ayuda a comprender mejor las leyes espirituales. ¿Cuál es el mejor método para solucionar el primer problema humano, que es el pecado? ¿Los métodos humanos, científicos, o el método natural, divino?
Ni las proposiciones de la sociología, ni las recetas de la psicología ni los argumentos de la filosofía sirven para quitar la carga de pecado del alma humana. Sólo la alivia el método divino.
¿Y cuál es el método divino? Poner todas nuestras culpas sobre Jesucristo, que murió por nosotros en la cruz a fin de ofrecernos gratuitamente la reconciliación con Dios mediante la fe en Él. Ese método es infalible.
Hermano Pablo

lunes, 2 de septiembre de 2013

ESO QUE ESPERAS LLEGARA


Aunque Dios demore por un tiempo, no te desesperes ni te desilusiones,
pues lo que esperas llegará a ti.

ESPERA,
pues es necesario que antes de recibir eso que tanto deseas, tu fe y paciencia maduren.

ESPERA,
pues Dios te dará la capacidad para asumir tu RESPONSABILIDAD con mucho amor,
valentía, fe y paciencia.

ESPERA,
pues Dios estará siempre pendiente en PROVEER tus diversas necesidades
aun de la manera que menos lo esperes.

ESPERA
recordando que separados de Cristo nada podemos hacer.

ESPERA
recordando que la acción y la compañía incondicional de Dios estará siempre contigo
dondequiera que estés.

ESPERA
con la plena convicción que tu vida entera le pertenece a Dios;
por eso es que ha venido consumiendo todos esos estorbos que impiden el cumplimiento
de sus planes en ti, aunque por ello hayas tenido que derramar lagrimas de dolor.

Mientras esperas no dejes de orar.
Mientras esperas afírmate en las promesas de Dios.
Mientras esperas mantente bajo la voluntad de Dios.
(desconozco el autor)

sábado, 31 de agosto de 2013