miércoles, 28 de marzo de 2012

martes, 27 de marzo de 2012

«CAMINO DEL INDIO»

El satélite de la NASA terminó de hacer su recorrido en el espacio. Su misión —la misión que le encomendaron los técnicos— había sido tomar fotografías de la superficie terrestre. Sus cámaras especiales habían estado enfocadas sobre el cono sur de América, precisamente sobre el territorio de Chile.

Cuando los técnicos desarrollaron las fotos, se asombraron y se felicitaron. Vieron un camino, un camino de piedras trazado perfectamente sobre las faldas de la cordillera de los Andes. Era un tramo, desconocido hasta entonces, del camino del Inca, aquel formidable emperador de la América precolombina, cuyo imperio se extendió desde Chile en el sur hasta Colombia en el norte.

¡Notable descubrimiento este! Los incas fueron constructores sobresalientes, no sólo de palacios, templos, y fortalezas, sino sobre todo de caminos. Desde la Araucanía en el sur hasta los llanos colombianos en el norte, y desde las costas del Pacífico hasta bien adentro de las montañas y las selvas por el este, los incas trazaron magníficas rutas empedradas. Bien cantó Atahualpa Yupanqui: «Camino del indio, sendero coya sembrao de piedras; camino del indio que junta el valle con las estrellas.»

Fue merced a sus caminos que los incas edificaron su imperio. Sin esos caminos que atravesaban desiertos, salitrales, bosques, selvas, montañas y valles, hubieran quedado pobres, aislados y retrasados. Con caminos, que son como venas y arterias por donde corre la vida, levantaron una civilización poderosa que sólo cedió a la codicia de los españoles.

Hubo una vez un rey, mucho más glorioso y poderoso que el Inca, que también trazó un camino. No fue un camino de piedras. No fue un camino largo de centenares de leguas. No fue un camino que unió en una red inmensa a Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Fue un camino nuevo y vivo que unió la tierra con el cielo cuando unió al pobre pecador perdido con el Dios Altísimo y Todopoderoso, Señor de la gloria.

El constructor de ese camino, y a la vez el Camino mismo, fue Jesucristo, Aquel que dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí» (Juan 14:6). Es por ese camino vivo y llano que podemos llegar a Dios y recibir la vida eterna.

Hermano Pablo

lunes, 26 de marzo de 2012

POR LA PALABRA DE DIOS

Por la Palabra de Dios Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17.

¿Cuál es la función de la Biblia, en el desarrollo de la fe? Muchas personas relacionan la fe solamente con el sentimiento y las emociones . Sin duda, las emociones forman parte de la experiencia humana. Pero, la Biblia afirma que el fundamento de nuestra fe es Jesús. Si esto es verdad, conocer a Jesús se vuelve indispensable en la vida del cristiano; y la única manera de conocerlo es conviviendo con él.

Surge, entonces, otra pregunta: ¿Cómo se convive con Jesús? Aquí entran en juego tres elementos necesarios: la oración, la testificación y el estudio diario de la Biblia. El propio Señor Jesucristo dijo, en cierta oportunidad, refiriéndose a las Escrituras: “Ellas son las que dan testimonio de mí”. No puede haber declaración más clara: es mediante el estudio de la Biblia que llegas a conocer a Jesús, a confiar en él y a saber que nunca te fallará.

Pero, este estudio de la Biblia no puede ser algo simplemente teórico e intelectual: no puedes ir a la Biblia solo en busca de argumentos o conoci­miento teológico, sino en busca de compañerismo con Jesús.Lee la Biblia como si fuese una carta personal, que Jesús te escribió. Colócate en el centro de las historias que lees. Cuando lees acerca de Daniel, tú eres Daniel; imagínale siendo llevado a la cueva de los leones por obedecer a Dios. Cuando lees acerca de María Magdalena, tú eres esa mujer cansada de pecar, que un día se encontró con Jesús. Cuando encuentras, en la Biblia, la historia de José, colócate en su lugar; imagínate siendo vendido por tus hermanos y siendo llevado a un país extraño, en fin…

Lee la Biblia en primera persona del singular. Cada vez que dice “ellos” o “nosotros”, colócate a ti, y aplica los consejos bíblicos a tu experiencia y a las luchas que estás enfrentando en ese momento. Así, conocerás a Jesús y él será el fundamento de tu fe; podrás confiar en él, porque llegaste a conocerlo por medio del estudio de la Biblia.

No te atrevas a vivir sin Jesús: sin él, la vida es una simple sobrevivencia. Él es el fundamento de una vida feliz, porque es el fundamento de tu fe; y la vida del cristiano es una vida de fe. Y recuerda lo que él declaró: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”.

VICTORIA EN LA PRUREBA

Lectura: Santiago 1:1-11.
"Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas" Santiago 1:2
Las palabras de Santiago, "tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas" (1:2), ofrecen una clave vital para convertir las pruebas en victorias. Aunque nosotros no escogemos las pruebas, sí podemos elegir cómo reaccionar. J. B. Phillips lo parafraseó así: "No las tomes a mal pensando que son intrusas, sino dales la bienvenida como a amigas".
El consejero británico Selwyn Hughes le recuerda a la gente que las pruebas son nuestras amigas solo si tenemos como meta parecernos más a Cristo. Si nuestra meta es evitar las dificultades o los contratiempos, las pruebas parecerán intrusas.
Hughes admite que, a menudo, tiene que seguir su propio consejo. Recuerda una vez cuando él y su esposa tuvieron que detenerse al costado de la carretera para mirar al mapa. Poco después, apareció un camión, giró bruscamente y se estrelló contra el auto. Ellos no resultaron heridos, pero el coche quedó destrozado. ¡En ese momento, empezó a llover! Hughes de inmediato empezó a luchar contra la frustración, el temor y la ira hacia el otro conductor, y le resultó sumamente difícil "tenerlo por sumo gozo". Sin embargo, mientras esperaban a la policía, empezó a meditar en cómo podía Dios usar esa prueba para que él se asemejara más a Cristo. Poco a poco, la crisis se convirtió en su amiga.
La próxima vez que pases por una prueba, hazte amigo de ella y deja que el Señor use la situación para hacerte más como Cristo.
Dios escoge aquello por lo que tenemos que pasar; nosotros decidimos cómo atravesarlo.

sábado, 24 de marzo de 2012