domingo, 11 de diciembre de 2011
ORAR POR LA OPOSICIÓN
PREPARA EL CAMINO
Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Mateo 11:10.
El versículo de hoy se refiere a Juan el Bautista. Jesús afirmó, en cierta ocasión, que no se ha levantado, en todos los tiempos, un profeta más grande que este siervo humilde, morador del desierto.
Pero, si te pones a investigar la vida de Juan, verás que él nunca predijo ningún acontecimiento extraordinario. Desde el punto de vista humano, no brilló, no desfiló con una corona de oro ni recibió laureles: todo lo que hizo fue preparar el camino para la llegada del Mesías.
Un día, vio aparecer al Prometido en una colina y, señalándolo, anunció a sus discípulos: “He ahí,el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Y después del bautismo de Jesús, desapareció; fue tomado preso. Y, en la prisión, dijo, con referencia al Maestro: “Conviene que él crezca y que yo disminuya”. Finalmente, fue decapitado, sin aparente pena ni gloria.
A los ojos del mundo, podría parecer un fracaso; no obstante, Jesús afirmó que fue el más grande. La página gloriosa que escribió fue, simplemente, preparar. ¡Extraño! Porque, al ser humano natural, le gusta aparecer, ser la estrella de la fiesta. ¿Preparar? ¡Deja eso para los peones! Las estrellas solo aparecen a la hora del espectáculo.
Pero, en el Reino de Dios, las cosas no son como en el reino de los hombres; el mismo Señor Jesús nos enseñó eso. Su escenario fue una cruz; su gloria, la humillación máxima; sus aplausos, los gritos ensordecedores de una multitud histérica: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! ¿Por qué con Juan podría haber sido diferente? ¿Por qué tendría que serlo conmigo o contigo?
Sal hoy, para andar por los extraños senderos de esta vida. Pero, sal a “preparar”; atrévete aservir. Deja que los otros busquen el fulgor de las luces y el calor de las pantallas; tú, simplemente, prepara. Pero, prepárate para una sorpresa: quienes buscaron el brillo a cualquier costo podrán brillar por un instante, pero se apagarán; yel tiempo se encargará de hacerlos desaparecer en el polvo del olvido.
Tú, sin embargo, brillarás por toda la eternidad, al lado de Juan y del Señor Jesús. Entonces ¡prepara! Porque: “Éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti”.
DEPENDE DE TI
Unos obreros estaban picando piedras frente a un enorme edificio en
construcción. Se acercó un visitante a uno de los obreros y le preguntó:-¿Qué están haciendo ustedes aquí?
El obrero lo miró con dureza y le respondió:
-¿Acaso usted está ciego para no ver lo que hacemos? Aquí, picando piedras
como esclavos por un sueldo miserable y sin el menor reconocimiento. Vea usted ese mismo cartel. Allá ponen los nombres de Ingenieros, Arquitectos, pero no ponen los nuestros que somos los que trabajamos duro y dejamos en la obra el pellejo.El visitante se acercó entonces a otro obrero y le preguntó lo mismo.
-Aquí, como usted bien puede ver, picando piedras para levantar este enorme edificio. El trabajo es duro y está mal pagado, pero los tiempos son difíciles, no hay mucho trabajo y algo hay que hacer para llevar la comida a los hijos. Se acercó el visitante a un tercer obrero y una vez más le preguntó lo que estaba haciendo. El hombre le contestó con gran entusiasmo:
-Estamos levantando un Hospital, el más hermoso del mundo. Las generaciones futuras lo admirarán impresionados y escucharán el entrar y salir constante de las ambulancias, anunciando el auxilio de Dios para los hombres. Yo no lo veré terminado, pero quiero ser parte de esta extraordinaria aventura.
El mismo trabajo, el mismo sueldo, la misma falta de reconocimiento; una misma realidad. Tres maneras distintas de vivirla: como esclavitud; como resignación; como pasión, aventura y desafío. Piensa que el mundo es un infierno y lo será. Piensa que este mundo es parte del Paraíso y lo será. Vivir con ilusión, convertir el trabajo en una fiesta, sentirnos parte de las buenas obras...
¡De ti depende!
miércoles, 7 de diciembre de 2011
COSAS PEQUEÑAS
martes, 6 de diciembre de 2011
lunes, 5 de diciembre de 2011
VICTORIA
Tantas veces me he caído,
Son las mismas que tú me has levantado.
Siete veces caerá el justo y siete veces lo levantarás,
Pero siento en mi corazón que no doy abasto para más.
Estoy parada en el frente de batalla,
A lo largo del horizonte los veo a todos alineados.
Uno por uno, pidiendo mi cuerpo en bandeja de plata
Todos me quieren destruir, no escatiman los medios,
Cada uno de ellos desea verme derrotada
Por eso clamo a ti, imploro ante tu presencia,
Me has permitido llegar hasta aquí.
Tengo que pasar este desierto,
Te ruego no desampares a tu siervo.
Quiero levantarme como las águilas
volar sobre la cabeza de mis enemigos.
Estoy a punto de flaquear, mis rodillas tiemblan,
Mis pies quieren fallar, y mis brazos ya no aguantan.
Mis ojos solo ven la sombra oscura de mis angustiadores,
Y en mi corazón el dolor comienza a reinar sin compasión.
Pero tú que levantas al caído y das fuerzas al afligido,
Tú que llegas en el mejor momento, que llegas a tiempo.
Tú me has levantado, me has revestido de victoria,
Me has protegido con brazo fuerte,
Me has librado de la muerte.
Miro al frente y los veo a todos alineados,
Cada uno rugiendo ante mí promete mi derrota.
Miro hacia atrás y veo tu ejército de ángeles preparados,
A mi lado está la diestra de tu justicia, en mi interior siento tu fuego ardiente.
Y finalmente, en mi corazón, sé que he obtenido la victoria,
"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”
Isaías 41:10
CONFIANZA
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:3.
Los dos últimos años fueron muy difíciles para Jaime. Desempleado, con la autoestima por el suelo y el hogar al borde del colapso, no resistió a la tentación de encaminarse por las tenebrosas avenidas de la deshonestidad. Al principio, todo iba bien. En pocos meses, había logrado ganar lo que no pudo percibir honestamente en varios años. Con dinero en el bolsillo, aparentemente su vida volvió a la normalidad. Tuvo paz exterior. Pero, pasaba noches enteras sin dormir, castigado por el peso de la culpa. A pesar de ello, Creyó que valía la pena.
Repentinamente, cuando pensaba que nadie lo descubriría, su delito se hizo de conocimiento público y, además de la vergüenza y el escándalo, acabó en prisión.
La paz que el profeta menciona, en el texto de hoy, no es la paz del cuerpo sino del alma. La paz que realmente vale. Aquella que organiza tu mundo interior y te prepara para los embates de la vida.
Es lamentable que, a veces, el ser humano confunda las cosas. Busca la paz exterior a cualquier costo, aunque para eso tenga que violar la propia consciencia. Después, en el silencio de su insomnio, no se explica lo que sucede; solo sabe que algo lo perturba por dentro, lo hace infeliz. Es como el martillo que golpea sin parar, incomodando, hiriendo, asfixiando.
El profeta Isaías habla hoy acerca de la paz que nace de la confianza en alguien que nunca falla. Menciona la perseverancia como condición para recibir esa paz. Dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera”. Perseverar, en el original hebreo, es camak, que literalmente significa “descansar la mente en algo”.
Yo sé que es difícil descansar cuando el mar a tu alrededor está agitado. Cuando no hay dinero para atender las necesidades de la familia; cuando la enfermedad toca a la puerta o la muerte te merodea. Sin embargo, el consejo del profeta no falla: en los momentos más difíciles, coloca la mente en Dios y descansa en él, aunque aparentemente nada ocurra, aunque te parezca infantil.
No desistas. Lo primero que Dios hará en tu vida es colocar paz en tu corazón, y después, curado de tus ansiedades, él te usará a ti mismo como el instrumento poderoso para hacer maravillas.
Por eso hoy, aunque solo veas sombras en tu entorno, parte hacia la lucha recordando que Dios “guardará en perfecta paz a los que en Él perseveran”.