
sábado, 19 de noviembre de 2011
ORGULLO NACIONAL
miércoles, 16 de noviembre de 2011
CADA CRISTIANO ES UN MISIONERO
El almirante inglés Foote, al hacer escala en Bangkok, capital de Tailandia, invitó al rey y a sus dignatarios a cenar a bordo de su buque. Cuando los invitados estuvieron a la mesa, él juntó las manos y dio gracias a Dios como acostumbraba hacerlo antes de cada comida.
Extrañado, el rey le dijo que creía que sólo los misioneros se dirigían así a Dios.–Exacto, respondió el almirante, pues cada cristiano es un misionero.
Fue una hermosa respuesta. Esta misión, recibida del Señor mismo, consiste en darle un fiel testimonio ante todo el mundo. Jesús dijo: “Me seréis testigos… hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Estas fueron las últimas palabras que dirigió a los discípulos en el momento de dejarlos.
El apóstol Pedro habla de esa misión en términos muy elevados: “Mas vosotros sois… pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
Mediante el testimonio en toda su vida, y no sólo por sus palabras, los cristianos deberían presentar a Jesús a los hombres. Más que enseñanzas, deberían manifestar en todo tiempo al Cristo vivo en ellos. ¡Qué valor posee tal cristianismo en acción!
¡Qué bendición acompaña tal testimonio, siempre humilde pero perseverante!
CRUZA LA CERCA
.ILUMINA A LOS DEMAS
La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.
En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.
Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:
- Que haces Guno, tu ciego, con una lampara en la mano? Si tu no ves...
Entonces, el ciego le responde: - Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi...
- No solo es importante la luz que me sirve a mi, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.
Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
Alumbrar el camino de los otros no es tarea facil...
Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho mas el camino de los demas...
Como?
A traves del desaliento, la critica, el egoismo, el desamor, el odio, el resentimiento...
Que hermoso seria si todos iluminaramos los caminos de los demas!
martes, 15 de noviembre de 2011
FUEGO CONTRA FUEGO
La joven, de veintitrés años de edad, se paró frente a una librería de Minneapolis, Minnesota. Largo rato estuvo contemplando los libros y revistas exhibidos en las vidrieras. Luego, con gesto de sufrida y callada resignación, hizo algo insólito.
Se roció la cabeza y el cuerpo con gasolina y se prendió fuego. Eran las siete de la noche del 10 de julio de 1984. La joven se llamaba Ruth Christenson, y así como la Ruth de la Biblia, tenía firmes convicciones morales. De ese modo protestaba contra la literatura pornográfica que vendía la librería.
He aquí un acto de legítima protesta, que aunque es discutible en su forma, no lo es en manera alguna en su fondo. Ruth Christenson, una joven cristiana, estaba indignada por el auge mundial de la literatura pornográfica, así que quiso hacer algo para detener ese comercio inicuo. Y no encontró mejor forma que prenderse fuego a sí misma.
La pornografía, que es un negocio mundial que obedece a oscuros y siniestros intereses, está pervirtiendo a la juventud y amenazando los hogares. Con el pretexto de que hay libertad de prensa, que todas las ideas son libres, y que un desnudo femenino es arte y no algo obsceno, se produce por millares de toneladas una enorme masa de material indecente.
Son mentes juveniles las que absorben toda esa enorme masa. La compran libremente en kioskos y librerías, y la absorben impensadamente, por ese interés morboso que tiene la indecencia.
Estudiosos serios de varios países —psicólogos, educadores, sociólogos y religiosos— nos dicen continuamente que hay una relación bastante estrecha entre la literatura y el cine pornográficos y la delincuencia juvenil, los asaltos a mujeres, las violaciones y los ultrajes. La pornografía es el disparador que acciona la bomba de las pasiones latentes.
«Con fuego de gasolina puedo contrarrestar simbólicamente ese fuego de la pornografía que abrasa la mente, la moral y los sentimientos de la juventud», pensó la joven Ruth.
Hay algo que nosotros, los padres y las madres conscientes de este vicio, podemos hacer al respecto: podemos examinar detenidamente todo material de lectura de nuestros hijos. Y podemos permitir que Cristo sea el Señor y Maestro de nuestra familia y de nuestro hogar.
Hermano Pablo