viernes, 16 de septiembre de 2011

DIOS ME VE

Existen grupos de asesoramiento de marketing personal que aconsejan qué se debe hacer para lograr que los demás nos vean como deseamos ser vistos. Incluso hay estrategias que nos pueden ayudar a que nuestro interlocutor perciba en nosotros lo interesantes y beneficiosos que podemos llegar a ser.

Es oportuno decir que, si bien dichas estrategias pueden ser útiles en determinadas situaciones, no siempre resultan efectivas ni contundentes a la hora de lograr el fin deseado. De esto saben aquellas personas cualificadas que, luego de golpear diversas puertas en busca de un trabajo, reciben la negativa de parte de las empresas en las cuales se habían presentado como aspirantes.

El no haber sido tomado en cuenta, el no haber sido elegido, o ni siquiera considerado, puede provocar frustración y desazón. La idea de que nadie nos vea ni nos considere puede llegar a ser, en algunos casos, perjudicial para la valoración de sí mismo.

En la Biblia encontramos ejemplos de personas que, lejos de conocer estrategias de marketing personal, llegaron a lugares de privilegio tan solo por haber sido vistas por Dios. A continuación citaremos algunos casos:

José (Génesis 37-50): Pese a ser vendido por sus hermanos, difamado por la mujer de Potifar y olvidado por el jefe de los coperos del faraón, José llegó a ser gobernador de Egipto, el lugar que Dios tenía preparado para él. El Señor estuvo con él en todo momento y ninguna circunstancia le fue ajena: “Pero aun en la cárcel el Señor estaba con él y no dejó de mostrarle su amor. Hizo que se ganara la confianza del guardia de la cárcel, el cual puso a José a cargo de todos los prisioneros y de todo lo que allí se hacía. Como el Señor estaba con José y hacía prosperar todo lo que hacía, el guardia de la cárcel no se preocupaba de nada…” (Génesis 39:20:23).

Ester (Ester 2): Esta joven mujer extranjera, que se ganaba la simpatía de todo el que la veía, llegó a ser la esposa del rey Asuero. “El rey se enamoró de Ester más que de todas las demás mujeres, y ella se ganó su aprobación y simpatía más que todas las otras…” (Ester 2: 17). Ella contaba co n el favor de Dios.

Mardoqueo: “El judío Mardoqueo fue preeminente entre su pueblo y segundo en jerarquía después del rey Asuero. Alcanzó gran estima entre sus muchos compatriotas, porque procuraba el bien de su pueblo y promovía su bienestar” (Ester 10: 3).

Estas personas, así como también Rut y tantos otros, tenían algo en común: Dios estaba con ellos y Su mirada era una constante en sus vidas. Dios los había visto incluso cuando para los ojos de los demás parecían invisibles (cuando esperaban a la puerta del rey; cuando recogían las espigas que alguien dejaba caer; cuando experimentaban la orfandad o la viudez; cuando vivían resignados como extranjeros, cuando eran olvidados, etcétera). Es importante destacar que, aun en la adversidad, procuraron el bien de los demás, y sus corazones estaban centrados en el bienestar del prójimo. No se dejaron llevar por el orgullo, ni por el enojo; tampoco se quedaron lamentando su situación.

El Señor les dio a las personas de los ejemplos citados, determinados lugares de preeminencia, lo que no significa que Él tenga preparado los mismos lugares para todos sus hijos; pero sí tiene un espacio específico para cada uno en particular.

Si tal vez se ha cerrado una puerta que parecía tener todos los indicios y señales de que esa era la posibilidad para nosotros, no nos preocupemos, Dios lo vio. Si luego de una entrevista laboral, donde hemos podido demostrar con alto nivel profesional nuestra cualificación, hemos recibimos un rotundo “no”, no nos frustremos, Dios lo vio.
Él nos ve y hará que nos vean las personas indicadas, cuando sea el momento y el lugar oportuno, mientras tanto sigamos confiando, siendo fieles y fortaleciéndonos en su Palabra, pues Su mirada de amor está sobre nosotros.

“El Señor recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles” (2 Crónicas 16: 9).
“Nuestros cami nos están a la vista del Señor…” (Proverbios 5:21).

Patricia Götz

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
PCG

miércoles, 14 de septiembre de 2011

PROBLEMA CON LA IRA

Lectura: Proverbios 16:21-33.
"Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte…" Proverbios 16:32
El 6 de junio de 1944, el comandante supremo aliado Dwight D. Eisenhower era el hombre más poderoso de la tierra. Bajo su mando, el ejército anfibio más grande de todos los tiempos se preparaba para liberar el continente europeo del dominio nazi. ¿Cómo pudo él comandar un ejército tan inmenso? Parte de la respuesta puede vincularse con su notoria capacidad para trabajar con distintas clases de personas.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que Ike, como se lo apodaba, no siempre se había llevado bien con la gente. Cuando era muchacho, solía involucrarse en peleas escolares. Pero, felizmente, tenía una madre que le enseñaba la Palabra de Dios. Una vez, mientras le vendaba las manos después que él había tenido un arrebato de ira, ella citó Proverbios 16:32: «Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad». Años después, Eisenhower escribió: «Al mirar atrás, siempre he considerado esa conversación como uno de los momentos más valiosos de mi vida». Sin duda, al aprender a controlar su enojo, Eisenhower fue capaz de trabajar eficazmente con otras personas.
Inevitablemente, cada uno de nosotros a veces se ve tentado a reaccionar en forma airada. No obstante, mediante la obra de Dios en nuestra vida, podemos aprender a controlar el enojo. ¿Qué mejor manera hay de influir a las personas que con un espíritu afable?
La persona que domina su ira, conquista un enemigo poderoso.

martes, 13 de septiembre de 2011

¿IZQUIERDISTA O DERECHISTA?

Habían nacido en la antigua Yugoslavia. Él, Bosko Breckic, era serbio y cristiano. Ella, Almira Ismic, era croata y musulmana. Las diferencias políticas, raciales, culturales y religiosas hacían imposible que ellos se hicieran amigos. Pero como el amor no discrimina, aunque eran de bandos contrarios y ambos tuvieron que chocar contra prejuicios de familiares, se conocieron, se enamoraron y se juraron amor eterno. Porque el amor es así.

No obstante, la situación política en la tierra del Danubio había deteriorado horriblemente, y en uno de los tantos tiroteos que se desataron en esa región convulsionada, Bosko Breckic y Almira Ismic se encontraron entre dos fuegos, y murieron abrazados. Así es la hostilidad, y así es el amor.

Con frecuencia flotan sobre las miasmas de la guerra y la violencia un aroma de amor y romance. Y siempre puede escribirse un poema franco e inocente donde el odio racial y la saña religiosa han vertido su furor.

¿Por qué tiene que haber tanto odio, tanto rencor y tanta matanza en el mundo? Hay rasgos de amor que resaltan aun en medio de la guerra. ¿Por qué tienen que ser manchados con sangre producida por bombas y ametralladoras?

A pesar de las diferencias entre Bosko y Almira, el amor entre ellos fue más fuerte que todas ellas. Si se les hubiera preguntado: «¿Qué vale más, los prejuicios raciales o el amor?», la respuesta categórica habría sido: «el amor».

Aun los seres más malvados y crueles del mundo tienen vestigios de amor. ¿A qué se debe, entonces, que esa virtud que Dios le dio a la humanidad se convierta en odio brutal que finalmente estalla en guerras mundiales? Por alguna razón inexplicable preferimos destruirnos a nosotros mismos, dando lugar al odio en vez del amor.

Fue en Honduras, en una rueda de prensa, donde se me preguntó si yo era izquierdista o derechista. «Por favor —les pedí—, no me encasillen así. Si soy izquierdista, debo odiar a todo derechista. Y si soy derechista, debo odiar a todo izquierdista. Y yo no quiero odiar a nadie.

»Hay una tercera postura que ustedes no están tomando en cuenta —les dije—. Es el cristianismo puro, auténtico y bíblico, el cristianismo en que Cristo es Señor absoluto de la vida. Esa postura no contempla el odio.»

No nos sigamos destruyendo. Cristo quiere darnos un nuevo corazón. Él producirá en nosotros una revolución interna total. Dejémoslo entrar.

Hermano Pablo

lunes, 12 de septiembre de 2011

¿UN DOMINGO MAS?

Lectura: Hechos 2:41-47.
"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles…" Hechos 2:42
Un soleado domingo por la tarde, después de regresar de la iglesia, salí a caminar por el vecindario. Un hombre cortaba el césped junto a la acera, y lo saludé con el habitual «hola, ¿cómo estás?». Con tono negativo, respondió: «Es sólo un domingo más». Luego, me pregunté qué había querido decir: ¿Sólo hago mis tareas; cumplo mis obligaciones?
A veces, asistir a la iglesia puede tornarse una cuestión de sólo cumplir la obligación de un domingo más. Para los creyentes de la iglesia primitiva (Hechos 2:41-47), reunirse con los creyentes era motivo de entusiasmo. Eso ocurría porque la iglesia recién comenzaba y todos eran creyentes nuevos y entusiastas. Pero ¿y nosotros? ¿Qué podemos hacer para que cada domingo sea especial?
Ir anticipando el encuentro con Dios. Aunque Él está con nosotros siempre (Hebreos 13:5), Su presencia es especial cuando nos reunimos con otros que lo conocen (Mateo 18:20; Santiago 4:8). Llévale tus cargas y tus alabanzas.
Ir para aprender de Dios. Quizá no aprendamos nada nuevo cada semana, pero siempre seremos estimulados por las verdades de la Palabra de Dios (Salmo 119:105). Espera escuchar Su voz.
Ir para tener comunión con otros. En esta travesía cristiana, nos necesitamos mutuamente. Anima a los demás, desafíalos en la fe y ora por ellos (Hebreos 10:24-25).
Señor, renueva nuestro entusiasmo para ir a la iglesia; que no sea sólo un domingo más.
Si deseas alimentarte espiritualmente, asiste a la iglesia con hambre de la Palabra.

viernes, 9 de septiembre de 2011

EL ÚLTIMO ABISMO

El poema fue creación de un alma juvenil, confundida y traspasada de problemas. «Tinieblas —dice el primer verso—, vengan y llévenme al último abismo, donde el dolor y el odio, y la ira y la guerra, ya no queman más.»

Y siguiendo ese mismo tono, la poesía, compuesta de versos graves y tristes, termina con: «El amor ha llegado a ser mi enemigo; la amistad se ha vuelto burla; y la esperanza, mi prisión.» Así concluyó Elisabeth Garrison, de dieciséis años de edad, su poema. Su dolor, expresado en verso, explica el crimen que acababa de cometer. Elisabeth Garrison acababa de matar a su madre.

El alma del poeta se conmueve con las emociones más extremas. Ve la vida con ojos penetrantes, y reacciona de modo diferente al común entre los mortales.

Elisabeth no se llevaba bien con su madre. Las dos nunca se habían entendido, y a los dieciséis años de edad, en medio de la desesperación, Elisabeth mató a su madre. Inmediatamente después, todavía en su cuarto, la joven compuso esos versos. En ellos pedía que se le llevara al «abismo final, donde el dolor cesa. Porque —¡y qué expresión de una muchacha de apenas dieciséis años de edad!— el amor ha llegado a ser mi enemigo; la amistad se ha vuelto burla; y la esperanza, mi prisión.»

Ante esto nos preguntamos: ¿A qué profundidad de dolor, de desesperanza, habrá llegado la persona que dice que el amor es su enemigo, y que luego mata al ser más querido que tiene? Llegar a ese extremo es lo más desastroso que el ser humano pueda conocer. Y sin embargo hay muchas personas que han caído en ese abismo.

Cuando el dolor se vuelve insoportable, cuando la desesperación nos ahoga, ese es el momento de clamar: «¡Señor, te necesito; por favor, ayúdame!»

El salmista David sufrió, así también, sus momentos de angustia. Escuchemos uno de sus clamores: «¡Sálvame, Señor mi Dios, porque en ti busco refugio! ¡Líbrame de todos mis perseguidores! De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán, y no habrá quien me libre.» Con esa ansiedad comienza David el Salmo 7, pero concluye con optimismo: «Mi escudo está en Dios, que salva a los de corazón recto... ¡Alabaré al Señor por su justicia! ¡Al nombre del Señor altísimo cantaré salmos!»

Aprendamos del salmista que siempre podemos encontrar refugio en Dios. Cuando todo en esta vida nos consume, siempre queda Dios. Y con tal que lo busquemos con toda sinceridad, Él siempre nos responderá. Pongamos nuestra confianza en Dios. Él jamás nos defraudará.

Hermano Pablo

jueves, 8 de septiembre de 2011

FRASES QUE EDFICAN

Dios no elige personas capacitadas, Él capacita a los elegidos.

Uno con Dios es mayoría.

¿Quieres ayudar? Entonces involúcrate con quien necesita ayuda. ¿Quieres hacer la diferencia? Sé diferente. ¿Quieres ser usado por Dios? Ponte a Su disposición.

Nunca pongas un punto de interrogación, donde Dios ya puso un punto final.

Debemos orar siempre, no hasta que Dios nos escuche, sino hasta que podamos oír a Dios.

Dios no habla con personas apresuradas y sin tiempo.

Con Jesús, jamás una desgracia será la última noticia.

Moisés gastó 40 años pensando que era alguien, 40 años aprendiendo que no era nadie y 40 años descubriendo lo que Dios puede hacer con un NADIE.

Sólo tendré todo de Dios, cuando El tenga todo de mí.

Solamente soy un detalle, pero con Jesús, hago la diferencia.

La fe se ríe de las imposibilidades.

Nada está fuera del alcance de la oración, excepto lo que está fuera de la voluntad de Dios.

Perdonar es la mejor manera de vengarse.

La tristeza mira hacia atrás, la preocupación mira alrededor, la fe mira hacia arriba.

El tiempo es de lejos más valioso que el dinero, porque el tiempo es INSUSTITUIBLE.

No temas la presión, recuerda que ella transforma el carbón en diamante.

Lo más importante no es encontrar la persona correcta, y sí ser la persona correcta.

No confundas la voluntad de Dios, con el permiso de Dios, no todo lo que ocurre es de Su voluntad, pero nada ocurre sin Su permiso.

Uno no cree realmente en Dios, hasta que uno cree que Dios puede hacer lo imposible.

No es tu APTITUD, si no tu ACTITUD, lo que determina tu ALTITUD.

Job 34:2
Oid, sabios, mis palabras; Y vosotros, doctos, estadme atentos.

Salmos 107:43
¿Quién es sabio y guardará estas cosas, Y entenderá las misericordias de Dios?

Proverbios 1:5
Oirá el sabio, y aumentará el saber; Y el entendido adquirirá consejo;

Proverbios 9:9
Da al sabio, y será más sabio: Enseña al justo, y acrecerá su saber.

Proverbios 11:30
El fruto del justo es árbol de vida: Y el que prende almas, es sabio.

Proverbios 27:11
Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, Y tendré qué responder al que me deshonrare.

Un agradecimiento especial a Fabio Melendez por su aporte..!

SEGUIR INSTRUCCIONES

Lectura: Mateo 7:24-29.
"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca" Mateo 7:24
Uno de mis pasatiempos de la niñez era armar modelos de aeroplanos. Cada vez que abría una caja nueva, lo primero que veía eran las instrucciones, pero creía que no necesitaba seguirlas. En mi mente, sabía exactamente cómo armarlo. Recién después de haber pegado algunas piezas, me daba cuenta de que había salteado un paso importante: colocar al piloto en la cabina de mando.
Es fácil creer que no necesitamos instrucciones para la vida; sin embargo, al poco tiempo, nos damos cuenta de que hemos arruinado todo. Exactamente por esta razón, Jesús aconsejó que seguir Sus instrucciones es la manera de que la gente sabia desarrolle una vida sólida, segura y significativa (Mateo 7:24-29). El Señor recién acababa de decirles a las multitudes que lo escuchaban que pusieran la otra mejilla, que continuaran la segunda milla, que perdonaran a los enemigos y que vendieran los tesoros para poder dar a los pobres (5:39-44). No obstante, recibir instrucciones no basta. La clave está en seguirlas. «Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca» (7:24).
El ser humano que no sigue las indicaciones es, como expresa Jesús, «insensato» (v. 26). Para el mundo, perdonar a tus enemigos y dar a los pobres puede parecer una manera ridícula de construir una vida; sin embargo, el Señor nos dice que es la forma sabia de hacerlo.
Para desarrollar una vida sólida, sigue las instrucciones de Jesús.