sábado, 25 de junio de 2011

DIVORCIO DE HIJOS Y PADRES

El juez golpeó la mesa con el martillo, y solemnemente pronunció la sentencia: «Concedida la demanda. Gregory queda divorciado de Raquel.» Pero en este caso se refería al divorcio en sentido figurado, porque quien se divorciaba era un niño de doce años de edad.

El menor había solicitado, en un tribunal de la Florida en los Estados Unidos, divorciarse de su madre Raquel Kinsley para poder ser adoptado legalmente por George y Lizz Russ, la pareja que lo había prohijado. El juez concedió este extraño divorcio porque Raquel, la madre, había abandonado por completo a su hijo prácticamente desde que nació.

En la actualidad los divorcios no son excepcionales, pero este divorcio es singular porque lo solicitó contra su madre un niño de doce años. La madre era drogadicta, mujer de bares y clubes nocturnos, de hombres, de fiestas y de abandono. En los doce años de la vida de Gregory, Raquel nunca fungió como verdadera madre. Fue madre biológica y nada más.

Gregory nunca tuvo cariño, ni educación ni cuidado. En cambio, la otra pareja le dio a Gregory todo lo que un niño necesita: amor, protección, consejos y la palabra mágica «hogar».

Lo cierto es que el hogar y la familia están sufriendo un ataque despiadado por parte de fuerzas enemigas como lo son el desapego de los padres hacia los hijos, la libertad excesiva, los vicios desenfrenados, la inmoralidad desvergonzada, y la irreligiosidad. La antigua institución judeo-cristiana se bambolea: las paredes se resquebrajan, el techo se hunde, los cimientos ceden y la casa se viene abajo.

¿Qué consecuencias trae este derrumbe del hogar, especialmente entre los adolescentes? Drogadicción, pandillaje, relaciones sexuales fuera del matrimonio, embarazos indeseados, delincuencia juvenil. Todos estos males tienen origen en hogares que no son hogares sino sólo casas, cuatro paredes frías sin alma.

¿De dónde proceden todos estos males sociales? De un gran divorcio previo, cuando el hombre se divorció de Dios. Todos los males que hay en el mundo —y la lista es larga— provienen de aquel primer divorcio que Adán y Eva hicieron de Dios su Creador y Padre.

Sin embargo, es posible reconciliarse con Dios y volver a casarse. Hay sanidad en la familia cuando se restablece esta comunión. Sometámonos al señorío de Jesuscristo. Cuando Él es Señor de nuestra vida, de nuestro matrimonio y de nuestro hogar, todo cambia. Él está en este momento tocando a la puerta de nuestro corazón. Abrámosela hoy mismo.

Hermano Pablo

viernes, 24 de junio de 2011

UN TIEMPO DE DIOS CONTIGO


Estamos viviendo tiempos de grandes luchas en el mundo en que vivimos.

Los cristianos estamos bajo una línea de fuego y nuestra fe es probada cada día y muy a menudo estamos cosechando desanimo y temor.

Dios me ha mostrado algo que quiero yo hoy compartirlo contigo y estoy seguro que esto será de gran ayuda y bendición.
Desde hace más de un año Dios me hablo a cerca de dar pasos en lo sobrenatural, pero créanme que yo hasta ese momento no sabía a qué Dios se refería en este sentido y por el momento se que solo estoy en el principio de esto.

He experimentado la mano de Dios en mi propia vida en donde yo he visto milagros concretos que Dios ha hecho, milagros que si bien para muchos no serán súper increíbles, para mi si fueron señales claras de que Dios estaba conmigo, fui sanado y libera do ya en tres oportunidades de cosas que a mi juicio era difíciles de que sucedieran. ¿Cómo? Así de simple. Dios lo hizo.

Son momentos y situaciones en la que Dios te lleva a una dimensión que no depende de ti, ni depende de nadie, es un tiempo de Dios contigo en el cual su manifestación se sobrepone a pronósticos y estadísticas. No necesitas de nadie sino que Dios mismo se manifiesta en tu entorno y actúa y obra de la forma que solo tú puedes entender y de la forma que solo tú vas a creer, tal vez esto a otros no le sorprende pero a ti si y eso es lo que Dios quiere sorprenderte a ti y no a los demás.

NO te quedes viviendo y esperando como un mendigo que personas humanas hagan algo por ti, tienes que empezar a ver, que Dios quiere llevarte a un medio sobrenatural y visitarte.

Hay una invitación que Jesús nos hace y dice:
Mat 11:28-30 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.


Jesús nos llama a dejar todo el peso y a poner en nosotros algo que como dice el texto es una carga fácil de llevar y ligera y esta será un descanso para nuestra alma.
Esto es un obrar sobrenatural de Dios para nosotros.

No trates de entender como Dios obra, deja que Dios obre sobrenaturalmente en tu vida y aprende a dar pasos sobrenaturales en tu vida.

Mira a tu alrededor y veras que Dios está obrando.

Bendiciones.
Pastor José Luis Malnis

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org

Lic. José Luis Malnis
ElPastor

UNA NUBE DE MOSQUITOS

El viejo avión DC-8 se acercaba al aeropuerto de Yakarta, Indonesia. El tiempo estaba algo tormentoso, pero no ofrecía peligro. El piloto hizo bajar las ruedas y puso los alerones. Por delante había una densa nube plomiza, pero no tenía mayor importancia. Sin embargo, no bien el avión entró en esa nube, los motores se apagaron.

El piloto, sorprendido, tuvo que hacer aterrizar el avión en plena selva. Los espesos árboles aminoraron el impacto. El avión, tras unos cuantos saltos, finalmente se detuvo. Los 142 pasajeros y la tripulación salieron golpeados pero vivos.

¿Qué había pasado? La densa nube gris que paró los motores eran miles de millones de mosquitos. Éstos habían taponado las turbinas, de modo que el avión había quedado sin fuerza motriz. Un solo mosquito o, incluso, algunos pocos, podrían ser molestos, pero se pueden matar de un manotazo. En cambio, millones de mosquitos formando una densa nube negra resultó ser devastador.

Así son los problemas de la vida. Cuando es uno solo, no provoca mayor preocupación. Pero cuando éstos se acumulan en la vida y nos hallamos ofuscados bajo el peso de ellos, se vuelven una carga onerosa.

Hay tres clases de problemas: los que nosotros mismos nos causamos con nuestro comportamiento, los que otros nos causan por la razón que sea, y los que existen solamente en nuestra imaginación. Y sean cuales sean, y vengan de donde vengan, cuando se amontonan uno sobre otro en pesada y densa nube, nos ofuscamos y no hallamos qué hacer. ¿Cuál será la solución?

Comencemos pidiéndole a Dios calma en sincera oración. Es difícil pensar cuando ruge la tormenta. Luego sentémonos a una mesa o escritorio, y con lápiz y papel en la mano, comencemos a escribir. Anotemos con detalles cada uno de los problemas. Lo primero que notaremos es lo difícil que es pasar al papel el problema. Es porque, en gran parte, el problema es una reacción emocional y no algo, en sí, específico. En cuanto nos damos cuenta de eso, el problema empieza a disiparse.

Cuando terminemos de elaborar la lista, llevemos cada problema a Dios en oración, comenzando con el más leve. El apóstol Pedro dice: «Depositen en él [Cristo] toda ansiedad, porque él cuida de ustedes» (1 Pedro 5:7). Cuando con calma invocamos la ayuda divina, las soluciones comienzan a aparecer. Lo que antes era una confusión tormentosa se convierte en un remanso de paz, todo por acción de Cristo. Él está esperando que clamemos a Él para darnos esa paz.

Hermano Pablo

jueves, 23 de junio de 2011

¿POR QUE SUFRIR?

Lectura: Mateo 5:1-12.
"Bienaventurados los pobres en espíritu" Mateo 5:3
Jesús enseñó que el mundo, visto desde la perspectiva de Dios, se inclina a favor de los oprimidos. Esta enseñanza aparece en el Sermón del Monte y en otras declaraciones del Señor: los primeros serán postreros (Mateo 19:30; Marcos 10:31; Lucas 13:30), y el que se humilla será enaltecido (Lucas 14:11,18:14). Pero ¿por qué escogería Dios a los oprimidos para brindarles una atención especial?
1. El sufrimiento nos ayuda a darnos cuenta de nuestra imperiosa necesidad de redención.
2. El sufrimiento nos ayuda a experimentar nuestra dependencia de Dios e interdependencia con otras personas.
3. El sufrimiento nos ayuda a distinguir entre las necesidades y los lujos.
4. El sufrimiento nos ayuda a responder al llamado del evangelio, porque podemos desesperarnos tanto que clamamos a Dios.
Los pobres, los hambrientos, los que lloran y los que sufren son bendecidos (Mateo 5:3-6) porque diariamente perciben su falta de autosuficiencia. Deben recurrir a alguien que los fortalezca. Las personas ricas, exitosas y hermosas quizá vivan toda su vida dependiendo de sus talentos naturales; sin embargo, es más probable que los necesitados, los dependientes y los insatisfechos reciban el regalo del amor de Dios.
«Bienaventurados los pobres en espíritu». ¿Por qué? Porque «de ellos es el reino de los cielos» (Mateo 5:3).
Cuanto más débiles nos sentimos, tanto más nos apoyamos en Dios.

miércoles, 22 de junio de 2011

LA MOTA

Lectura: Mateo 7:1-6.
"¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?" Lucas 6:41
Era sólo una mota, un pequeño objeto volador extraño que volaba por el aire un día ventoso mientras yo cortaba el césped. De algún modo, esa mota se metió en mi ojo izquierdo.
Durante algunas horas, aquella motita me causó bastante irritación en ese ojo. Traté de sacarla con agua. Mi esposa Sue, que es enfermera, también intentó hacerlo con todo lo que se le ocurrió. Al final, fuimos a un centro médico de emergencia donde el personal de guardia tampoco la pudo sacar. Sólo después de aplicar un ungüento y de una molesta espera durante varias horas más, sentí alivio del efecto de esa mota.
Esta pequeña y persistente irritación me trajo de nuevo a la mente la enseñanza de Jesús en Mateo 7 sobre criticar a los demás. Al pensar en ello, lo primero que me impactó fue la practicidad de la ilustración del Señor. Empleando la herramienta literaria de la hipérbole, o exageración, les explicó a sus oyentes sobre lo necio que es que una persona critique a otra sin ver que también es culpable de cometer errores. Si puedes encontrar una pequeña mota en el ojo de otra persona mientras ignoras el trozo de madera que hay en el tuyo, algo anda mal. Es inconcebible que pasemos por alto nuestras propias faltas mientras señalamos las de otras personas.
Una actitud de santurrón es inaceptable en la vida cristiana. Esto se ve claramente.
Inspecciona tu propia vida antes de ver motas en los demás.

martes, 21 de junio de 2011

COMPARTE EL SECRETO

Una mujer llamada Francisca conocía a una joven llamada Rebeca. Esta siempre parecía estar contenta y feliz, aunque Francisca sabía que enfrentaba luchas en su vida. Su tan esperado matrimonio terminó enseguida en divorcio. Luchó por entender su vida de soltera. No fue lo que eligió, pero decidió que viviría con el mayor gozo y satisfacción posibles.

A Francisca le alegró conocer a Rebeca. Todo su rostro parecía sonreír y siempre saludaba a Francisca con un abrazo. Un día le preguntó a Rebeca:

-¿Cómo es que siempre estás feliz, tienes tanta energía, y nunca pareces desanimarte?

-Sé el secreto -le respondió Rebeca con ojos sonrientes.

-¿Cuál es ese secreto? ¿A qué te refieres? -le preguntó Francisca.

-Te lo voy a decir, pero me tienes que prometer que no vas a contarle el secreto a otros -le dijo Rebeca.

-Esta bien -asintió Francisca-, ¿de qué se trata?

-Este es el secreto: He aprendido que hay poco que pueda hacer en mi vida que me haga sentir feliz de verdad. Tengo que depender en Dios para que me haga feliz y supla mis necesidades. Cuando se presenta una necesidad en mi vida, tengo que confiar en Dios para que la supla según sus riqueza. He aprendido que casi nunca necesito ni la mitad de lo que creo que necesito. Él nunca me ha defraudado. Desde que aprendí ese secreto, soy feliz.

El primer pensamiento de Francisca fue: ¡Eso es demasiado simple! SIn embargo, al reflexionar sobre su vida recordó como había pensado que una casa mayor la haría feliz, pero no fue así. ¿Cuándo se sentía más feliz? Sentándose en el piso con sus nietos, comiendo pizza y mirando una película: un regalo sencillo de Dios.

Rebeca sabía el secreto, Francisca aprendió el secreto,
¡Y ahora tú también lo sabes!

Filipenses 4:11
He aprendido a contentarme con lo que tengo.