martes, 24 de mayo de 2011

VALÍA LA PENA

Cuando trajeron al joven soldado a la sala de cirugía, el doctor Kenneth Swan movió la cabeza. Dudaba sinceramente que valiera la pena tratar de salvarle la vida. Tenía ambas piernas destrozadas. El pecho lo tenía hundido. Había perdido un ojo, y el otro estaba mal herido. «Si vive
—pensó el médico—, será infeliz toda su vida.» ¿Valdrá la pena operarlo? Sin embargo, lo operó.

Veintitrés años después se encontraron el doctor Swan y Kenneth McGarity, el joven que había sido herido en el campo de batalla. Sucedió en Fort Benning, Georgia, cuando el gobierno le otorgaba cuatro condecoraciones al veterano de Vietnam.

El médico y el veterano se dieron la mano. McGarity estaba lisiado y, además, ciego. Pero había cursado estudios de universidad, se había casado, tenía dos hijos y tocaba magistralmente el piano. Kenneth McGarity era un hombre entero, feliz y útil a la sociedad. «He aprendido una gran lección —dijo el doctor Kenneth Swan—. Nunca debo dudar de la validez de una operación.»

Este caso tiene dos capítulos. El primero fue la explosión de una bomba que destrozó a Kenneth McGarity en la guerra de Vietnam, y el médico que lo operó porque algo, como quiera, había que hacer. El segundo capítulo tuvo lugar veintitrés años después, cuando el médico pudo contemplar el valor de su decisión.

¿Valía la pena hacer todo lo posible por poner en orden el cuerpo destrozado de ese joven? ¡Seguro que sí! Hubo que amputarle ambas piernas. Hubo que extraerle los dos ojos. Hubo que coserlo por todas partes, y reacondicionar pecho, rostro, brazos y manos. Pero valió la pena. Tras veintitrés años de lucha tenaz, Kenneth McGarity llegó a ser un hombre completo y feliz.

¿Qué tal si damos rienda suelta a la imaginación? Un día Dios el Padre y Jesucristo su Hijo conversaban acerca del hombre, que había caído en las garras de Satanás y estaba totalmente destrozado por el pecado. El Padre preguntó: «¿Vale la pena salvar a este despreciable ser humano?» Y el Hijo respondió: «Sí, vale la pena. Tengo esperanza en él. Daré mi vida por él, y con mi sacrificio lo regeneraré y transformaré.» Así pudo haber transcurrido la conversación.

Lo que sabemos sin tener que imaginárnoslo es que Cristo vino a este mundo. Murió en la cruz del Calvario, y resucitó para confirmar el valor de ese sacrificio. A los ojos de Dios, todos somos de inmenso valor. Por eso entregó Dios a su Hijo. Y es por ese sacrificio que nosotros podemos gozar de una vida plena, abundante y digna. A eso la Biblia lo llama salvación.

Hermano Pablo

lunes, 23 de mayo de 2011

TRCNOLOGIA PUNTA

Lectura: 1 Corintios 2:6-16.
"… hemos recibido […] el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido" 1 Corintios 2:12
En lo que respecta a las comunicaciones, la tecnología de punta invade cada vez más nuestro mundo. La popularidad de ciertas cosas como mensajes de texto, Twitter y Facebook puede hacer que algunos piensen que la Biblia es un producto antiguo. Las personas con mentalidad tecnológica podrían sentirse afectadas porque la Palabra de Dios no emite sonidos ni tiene gráficos ingeniosos. Pero lo cierto es que hay más capacidad tecnológica en la Biblia que en cualquier avanzada herramienta comunicacional que nuestro mundo conozca.
Es habitual que se le diga a un pastor: «Lo que usted dijo en el mensaje era justo lo que yo necesitaba». De alguna manera, durante el sermón, Dios habló al corazón de una persona con palabras hechas a su medida. Si alguna vez leíste la Biblia y sentiste que Dios te hablaba directamente a ti, sabes a qué me refiero. El Señor te ha puesto en conexión con Su Espíritu que ilumina tu mente para que entiendas Su Palabra.
Imagínate que recibes un «mensaje de texto» directamente de parte del Creador del universo diciéndote justo lo que necesitas en el momento preciso. Cualquiera que sea el nivel de tecnología punta que logre este mundo, ¡jamás experimentarás una modalidad de comunicación más poderosa que la divina!
Regocíjate en que «hemos recibido […], el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido» (1 Corintios 2:12).
La Biblia puede ser vieja, pero sus verdades siempre son nuevas.

domingo, 22 de mayo de 2011

YO, MI, MIO

Lectura: Filipenses 2:1-11.
"Nada hagáis por contienda o por vanagloria…" Filipenses 2:3
En 1970, los Beatles comenzaron a trabajar en un documental cuyo objetivo era mostrar cómo elaboraban su música. Sin embargo, en lugar de revelar el proceso de creatividad musical, la filmación ponía de manifiesto un despliegue de interés personal y de confrontación. Los miembros de la banda estaban más interesados en sus propias canciones que en el progreso del grupo. Poco después de concluir ese proyecto, el conjunto se disolvió y dejó como resultado amistades destruidas y disputas.
Este problema es de larga data. En el siglo i d.C., el apóstol Pablo temía que los creyentes de Filipos cayeran en la trampa del egoísmo. Él sabía que, cuando el deseo del progreso personal se coloca por encima del interés en los demás, las actitudes se tornan inmediatamente perjudiciales y divisionistas.
Para contrarrestar esta peligrosa tendencia, Pablo escribió: «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:3-4).
¿Qué revelaría un documental sobre tu vida? ¿Egoísmo o generosidad? Debemos ocuparnos los unos de los otros, ya que la solidaridad desinteresada previene las divisiones y genera unidad en la familia de la fe en nuestras iglesias.
Un corazón centrado en los demás no será consumido por el yo.

sábado, 21 de mayo de 2011

JUAN 15 :7

ASI, SE ADQUIERE SABIDURIA

En las pruebas y los problemas, el valor real que obtenemos es la sabiduría.

Sabiduría para actuar correctamente, tomando en cuenta cada aspecto que hemos aprendido en medio de las situaciones adversas. Las pruebas y problemas nos dan la oportunidad de ver el poder del Dios durante los tiempos difíciles por medio de milagros que solo provienen de Él.

Si entendemos que las situaciones difíciles son para demostrarnos que no podemos vivir separados de Él, podremos vivir una vida cristiana de éxito.

Ahora bien, ¿cómo entender correctamente las pruebas y los problemas y actuar con sabiduría? Aquí te damos diez formas correctas para actuar:

  1. Estar convencido de que Dios está en control del tiempo y la intensidad de nuestras pruebas.
  2. Darnos cuenta de que Dios tiene un propósito específico en cada prueba.
  3. Entender que cada prueba está diseñada para llenar una necesidad específica que Dios ve en nuestras vidas.
  4. Aceptar que cada prueba va a tener como resultado nuestro propio bien, si respondemos con fe.
  5. Descubrir cómo cada prueba puede fortalecer nuestra fe en el Señor para todo.
  6. Regocijarnos en que cada prueba es una oportunidad para que Dios demuestre Su poder para sostenernos.
  7. Someternos al desarrollo de un carácter semejante al de Cristo que viene como resultado de nuestras pruebas.
  8. Sacar provecho de la utilidad que tienen nuestras pruebas para medir nuestro crecimiento Espiritual.
  9. Debemos estar convencidos de que Dios nos acompaña a través de cada paso de la prueba (Hebreos 13:5) y
  10. Debemos tener fe en que por el Señor, no tan solo sobreviviremos a las adversidades, sino que saldremos con la victoria en nuestras manos.