viernes, 25 de marzo de 2011

EL DIÁLOGO SILENCIOSO

Aquel fue un diálogo dramático. Una vida estaba en juego. Fue un diálogo sobrecargado de emoción. Un diálogo en la cornisa de un edificio de Nueva York, a veinte pisos de altura. Fue, sin embargo, un diálogo totalmente silencioso.

Lo sostuvo Lillian Pérez, una señorita hispana de diecisiete años de edad, con Nicole Dean, una niña negra de la misma edad. Nicole había sufrido varios desengaños y, desesperada de la vida, intentaba suicidarse.

Como Nicole era sordomuda, Lillian, que practicaba el lenguaje de gestos, tras dos horas de arduos intentos logró su objetivo. No gritaron en ningún momento. Fue un diálogo de vida o muerte, dramático, serio, pero sin que se emitiera sonido alguno. Al fin las dos bajaron juntas de la cornisa del edificio, salvas y sanas.

Un diálogo, para tener intensidad, no precisa de gritos. Los gritos, más bien, enturbian la comunicación. Si dos personas que quieren dialogar se acaloran, en lugar de dar razones, dan insultos; y en lugar de comunicarse, cierran la puerta.

¿En dónde se ve más esto? En las comunicaciones entre marido y mujer. Si dialogaran sin esa emoción mórbida que añade el grito, y especialmente sin los golpes físicos que a veces acompañan la emoción, lo cual es imperdonable, se entenderían. El diálogo en paz y en armonía traería el provecho que se busca.

Por algo será que San Pablo recomienda que se elimine toda gritería. «Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias», les dice a los efesios (Efesios 4:31). Esas emociones envenenan la comunicación, mientras que las palabras delicadas suavizan toda conversación, y la armonía y el bien surgen de ellas.

¿Cómo hallar calma en medio de la tormenta? En primer lugar, ningún capitán levanta velas cuando ruge la tempestad. Antes de entablar alguna comunicación que pueda ser seria, esperemos que nuestros ánimos estén tranquilos. Ceder, para mantener la paz y por amor al cónyuge, es mil veces más importante y muestra mayor madurez que salir ganando en cualquier altercado.

Además, hablar con calma produce mucho mejor efecto. Así es como Dios habla con nosotros. Por cierto, un diálogo con Cristo les da a todos los demás diálogos de nuestra vida el provecho que buscamos.

Cristo quiere conversar con nosotros. Aceptemos su invitación. Él nos dará la paz que traerá armonía a todas nuestras relaciones. Recibamos la paz de Dios.

Hermano Pablo

DENUCIO EL PECADO

“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.” Santiago 1:12-18


Si hermanos; quiero d enunciar el pecado, en primer lugar denuncio el pecado en mi vida, aunque confieso también que hago todo lo que puedo para vivir en forma que agrada a Dios; he decidido vivir en santidad. Es decir, quiero ser un hombre que busque andar en santidad, ¿qué quiere decir esto? quiero transitar el camino de la santidad, este es el que nos lleva sencillamente a apartarnos de las cosas que no agradan a Dios.

Denuncio que el pecado está propicio, siempre, a poner trampa, se esconde de manera que a veces no le vemos, nos confundimos y hasta nos equivocamos pensando que es bueno.

Denuncio que en la Iglesia hay pecado, escondido, camuflado, personas que consiente e inconscientemente, dan lugar y usan la casa de Dios para sembrar el pecado.

Denuncio que hay personas que vienen a la Iglesia a promover sus más bajos instintos, pretenden seducir, mintiendo y abusando de personas que de verdad vienen a buscar a Dios con sinceridad.
Denuncio que hem os sido demasiados considerados y hemos dado lugar a esto, no defendiendo la casa de Dios y sus hijos.

Denuncio al pecado en todas sus formas y deseo descubrirlo para poder deshacerme y deshacernos de él.
Declaro que si no hacemos algo al respecto nuestra vida será reducida a sólo instintos pecaminosos, que tienen por obra reducirnos a la frustración.

No sólo denuncio al pecado sino que sé por la palabra de Dios en qué forma se mete en nosotros y voy hoy a describirlo.

La corona en la mente.

He descubierto por la Palabra de que manera pecamos.
Está claro que Dios no nos tienta, porque el mismo no puede ser tentado por el mal así dice el texto en Santiago que leímos al principio.
Sino que cuando nuestros deseos (que se manifiestan en nuestra mente primeramente) se ponen en marcha, nos lleva al grado de cometer las acciones que no queremos pero…. que deseamos. ¿Porque las deseamos? por que las hemos rea lizado en nuestra mente primeramente, esto es el deseo.

En nuestra mente se posa una corona que reina y domina el nuestro pensamiento. Es algo así que nos ponemos las coronas y nos vestimos de ellas y estas gobiernan nuestros pensamientos.

Mire, me voy a poner una corona: Estuve pensando que este hermanito últimamente me ha estado mirando mal, ¿qué le habré hecho yo a él? Ahhhh, si ahora me acuerdo que hace una semanas, ocurrió que…. Y empezamos a inflar la rueda. Usted ya no puede pensar en forma clara. Ya tiene la corona de la discordia puesta.
¿Otro ejemplo? Claro si que de esto tengo para hacer dulce mi amigo.

Para los varones; los mensajes de la propaganda nos dicen que las mujeres bellas son tales o cuales, comenzamos a mirar en la internet y que paso, buscamos, buscamos y no nos satisfacemos ¿y por qué?, porque es mentira. Usted ya tiene la corona de la lujuria puesta. No le dejará pensar más hasta que usted no r ealice eso y busca realizar algo de lo cual usted ha hecho con sus pensamientos y está viendo con sus ojos.
De la realización de nuestra mente hasta la realización del hecho hay un solo paso que es la oportunidad de hacerlo.

Pero no todo tiene que ver con pecado sexuales, mire esta coronita que tengo aquí.
Usted comienza a discutir con su esposa amada y que pasa, ya se puso la corona de la discordia matrimonial de las miles de palabras que se han dicho las últimas semanas y claro va a discutir por semanas enteras.

Aquí va otra mire: Usted tiene que hacer las cuentas y conoce la forma de mentir engañar y robar y se pone la corona de la mentira que dice: “ No soy un tonto si todos roban yo también”

Estas coronas son demoniacas, los demonios hacen de ellas herramientas increíbles para que el hombre este atada a ellas.

Son no solos demonios sino actúan como espíritus que tienen un nombre que por lo gene ral se llaman como lo que generan.
Espíritu de mentira, temor, maldad, basura sexual, etc.

Entonces estos se posicionan en lugares estratégicos, no solo en vuestra mente sino en vuestra casa, en vuestras computadoras, en el lugar de trabajo, etc.

¿Qué hacer?

Sáquese la corona de porquería que tiene en la cabeza. Deje de culpar al mundo de la basura que usted mismo se ha puesto en la cabeza.

Mire lo que le voy a decir: Si usted está haciendo algo que no es la voluntad de Dios, no le busque más la vuelta al asunto, arrepiéntase, sáquese la corona de rebeldía y póngase una corona de santidad.
Este pasaje nos abre un camino en la oscuridad.

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Ro 12:2

No se conforme, o mejor dicho no se deje conformar por la corona que le está intentando posarse en su cabeza.
Transforme dando lugar al entendimiento por medio de una corona de Justicia, santidad y verdad.

Mire la voluntad del Padre y renuncie a la suya este paso es sumamente importante para poder tener un verdadero cambio.

Mentes atadas

Yo sé que hay hoy mentes atadas y tan atadas que tienen la corona soldad en la cabeza. Desate ese pensamiento venenos. Usted tiene un Tsunami de basura en su mente. Deseche esos espíritus de maldad de su mente que pretende gobernar sus pensamientos y actos. Rechácelos y póngase una corona de la palabra de Dios. Que de paso le hará muy bello a los ojos de Dios.
Pastor José Luis Malnis

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org

Lic. José Luis Malnis
ElPastor

¡PEOR IMPOSIBLE!

Lectura: Job 1:13-22.
"Me probará, y saldré como oro" Job 23:10
Cuando enseñaba en una escuela bíblica en una ciudad muy grande, a veces corregía las tareas de los alumnos en un patio de comidas, mientras aguardaba el tren para ir a casa. Un día, golpeé accidentalmente mi taza de café, y todo el contenido cayó dentro de mi portafolio.
En la mayoría de las grandes ciudades, donde están las personas que viajan diariamente a sus trabajos, hay un lugar reservado y tranquilo. Sin embargo, el ruido del café al caer fue tan tremendo que no pasó desapercibido. Entonces, un hombre que estaba sentado cerca, dijo bien alto: «¡Peor imposible!».
Desde luego, ese comentario fue exagerado. Sin embargo, todos le tememos a algún tema en particular: la decadencia económica, la muerte de un hijo o de un cónyuge, el cáncer o cualquier otra pérdida o dificultad.
El libro de Job es un ejemplo de peor imposible. No obstante, Job evaluó sabiamente la función de Dios en medio de las pruebas relacionadas con pérdidas y una salud quebrantada: «Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro» (Job 23:10). Esta sabia declaración nos enseña dos lecciones importantes: (1) Aquello que tememos que suceda puede ser usado para probar nuestro carácter y para fortalecernos; y (2) Dios proveerá la fortaleza y el consuelo necesarios para que salgamos adelante.
Aférrate a Dios. Él prometió obrar a tu favor, aun cuando todo se torne peor imposible.
El Dios viviente puede quitarnos el temor a la vida.

martes, 22 de marzo de 2011

1 DE CORINTIOS 4:15



PADRES SIN NIÑOS Y NIÑOS SIN PADRES

Eran cinco parejas suecas. Cinco parejas de matrimonios jóvenes. Cinco parejas que, a pesar de provenir de distintos lugares y distintas capas sociales, llevaban un mismo rumbo y los guiaba una misma intención.

Estas cinco parejas de matrimonios sin hijos iban para Colombia, en un vuelo de Avianca, a fin de adoptar como hijos a cinco niños colombianos. Era pura casualidad que las cinco parejas tomaran el mismo vuelo. Cada pareja había esperado tres años para que llegara el ansiado momento.

Pero el destino dispuso otra cosa. El avión de Avianca se estrelló en las afueras del aeropuerto de Madrid el domingo 27 de noviembre de 1983. Las cinco parejas murieron en el accidente. Ellas quedaron para siempre sin hijos. Y cinco niños colombianos quedaron sin padres.

La vida está llena de planteos sin solución y de preguntas sin respuesta. Uno podría pensar: si estas cinco parejas de matrimonios jóvenes, ansiando tener un hijo adoptivo, hacían el sacrificio de volar de Suecia a Colombia, de invertir grandes sumas de dinero y de abrir su corazón generosamente a un niño extraño, ¿no debieron haber tenido un final mejor?

¿Por qué tuvieron que tomar precisamente ese avión fatal? ¿Por qué tuvieron que escoger precisamente ese día para volar, pudiendo volar en cualquier otro? ¿Por qué no adoptaron niños de Suecia, que hay muchos, y les habría salido más económico y más fácil, y no ir a buscar niños a Colombia, haciendo un viaje tan largo y con el resultado que tuvieron?

Podemos multiplicar los interrogantes hasta el infinito. Podemos dibujar un gesto amargo en la boca y protestar contra Dios, que es contra quien casi siempre protestamos. Aun podemos musitar una blasfemia.

Sin embargo, ninguna de esas reacciones demostraría sabiduría. No vale la pena enojarse contra hechos cuya razón profunda escapa a nuestros sentidos. Hay hechos incomprensibles, es cierto; hay sucesos que nos parecen terriblemente injustos, es verdad. Pero por encima de todas estas complejidades ingobernables de la vida, hay siempre un Dios de orden y justicia, y Él sabe por qué permite lo que permite.

La fe en un Dios que es Padre bondadoso nos ayuda, si no a entender el porqué de todas las desgracias que nos ocurren, a hallar la resignación, la fortaleza y el estímulo necesarios para seguir adelante. Más vale que invoquemos a Cristo en el momento de dolor incomprensible.

Hermano Pablo

CONFIANZA

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:3.

Los dos últimos años fueron muy difíciles para Jaime. Desempleado, con la autoestima por el suelo y el hogar al borde del colapso, no resistió a la tentación de encaminarse por las tenebrosas avenidas de la deshonestidad. Al principio, todo iba bien. En pocos meses, había logrado ganar lo que no pudo percibir honestamente en varios años. Con dinero en el bolsillo, aparentemente su vida volvió a la normalidad. Tuvo paz exterior. Pero, pasaba noches enteras sin dormir, castigado por el peso de la culpa. A pesar de ello, Creyó que valía la pena.


Repentinamente, cuando pensaba que nadie lo descubriría, su delito se hizo de conocimiento público y, además de la vergüenza y el escándalo, acabó en prisión.
La paz que el profeta menciona, en el texto de hoy, no es la paz del cuerpo sino del alma. La paz que realmente vale. Aquella que organiza tu mundo interior y te prepara para los embates de la vida.


Es lamentable que, a veces, el ser humano confunda las cosas. Busca la paz exterior a cualquier costo, aunque para eso tenga que violar la propia consciencia. Después, en el silencio de su insomnio, no se explica lo que sucede; solo sabe que algo lo perturba por dentro, lo hace infeliz. Es como el martillo que golpea sin parar, incomodando, hiriendo, asfixiando.


El profeta Isaías habla hoy acerca de la paz que nace de la confianza en alguien que nuca falla. Menciona la perseverancia como condición para recibir esa paz. Dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera”. Perseverar, en el original hebreo, es camak, que literalmente significa “descansar la mente en algo”.


Yo sé que es difícil descansar cuando el mar a tu alrededor está agitado. Cuando no hay dinero para atender las necesidades de la familia; cuando la enfermedad toca a la puerta o la muerte te merodea. Sin embargo, el consejo del profeta no falla: en los momentos más difíciles, coloca la mente en Dios y descansa en él, aunque aparentemente nada ocurra, aunque te parezca infantil.


No desistas. Lo primero que Dios hará en tu vida es colocar paz en tu corazón, y después, curado de tus ansiedades, él te usará a ti mismo como el instrumento poderoso para hacer maravillas.


Por eso hoy, aunque solo veas sombras en tu entorno, parte hacia la lucha recordando que Dios “guardará en perfecta paz a los que en Él perseveran”.

lunes, 21 de marzo de 2011

LECHE PURA

Lectura: Hechos 15:1-11,19-21.
"Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación" 1 Pedro 2:2
Hace poco, descubrí que algunos productores lecheros chinos diluían la leche vacuna agregándole un producto químico industrial llamado melamina. Le agregaban este componente porque incrementaba artificialmente el contenido proteico. Varios niños murieron y otros se enfermaron gravemente. Esta clase de adulteración no es nada nuevo. En otros países, la melamina se ha estado agregando con igual propósito al alimento para animales durante más de 40 años, lo cual produjo la muerte de muchos de ellos.
Otro tipo de adulteración se observa cuando la gente agrega cosas a la Palabra de Dios, «la leche espiritual no adulterada», como la describió Pedro (1 Pedro 2:2). La expresión no adulterada significa «pura» o «sin contaminación». La iglesia primitiva tuvo que ocuparse de aquellos que consideraban que la circuncisión era necesaria para la salvación (Hechos 15:1). Esa idea fue rechazada porque no estaba de acuerdo con la Palabra de Dios, que dice que la salvación es únicamente por gracia. Pedro alentó a sus hermanos en el Señor, diciéndoles: «¿Por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo […]? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos» (Hechos 15:10-11).
Examina minuciosamente cualquier enseñanza que te exija hacer más de lo que dice la Palabra de Dios. De lo contrario, puede ser mortal para tu bienestar espiritual.
La Palabra de Dios no necesita adiciones ni sustracciones.