miércoles, 1 de diciembre de 2010

BOTIQUIN DE EMERGENCIA

LEA: Efesios 6:10-18
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. —Efesios 6:13
Durante decenas de años, cada vez que hacía un viaje largo llevaba un botiquín de emergencia, pero nunca tuve que usarlo. Se convirtió en un elemento tan habitual que, la noche que realmente lo necesité, no podía recordar dónde estaba. Felizmente, mi esposa sí se acordaba.
Después de atropellar un ciervo en una oscura carretera rural, nuestro vehículo quedó completamente inutilizado. Mientras trataba de iluminar con una pequeña linterna, y tanteaba para evaluar el daño y llamar una grúa, mi esposa abrió el botiquín de emergencia, armó las balizas reflectoras y luego, para sorpresa mía, encendió la brillante linterna. Tiempo después, hablábamos de cómo las crisis pueden hacernos olvidar de los recursos que tenemos, justo cuando más los necesitamos.
Pablo instó a los efesios a ponerse «toda la armadura de Dios, para que [pudieran] estar firmes contra las asechanzas del diablo» (Efesios 6:11). Esta cubierta de protección incluye la verdad, la justicia, el apresto, la fe, la salvación y la oración (vv. 14-18). Aunque estos recursos espirituales nos resguardan todos los días, debemos recordarlos cuando sobrevienen los problemas y el enemigo trata de socavar nuestra confianza en el amor y el cuidado de Dios.
Utiliza el botiquín. «… tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes» (v. 13).
Dios provee la armadura, pero nosotros debemos usarla.

lunes, 29 de noviembre de 2010

CAMINANDO EL KILOMETRO EXTRA

El jefe de ventas de una compañía de seguris de Nueva Escocia le dijo a un grupo de vendedores que no eran lo suficientemente agresivos, ni sociables para triunfar en las ventas. Después de estas palabras de estímulo, uno de los vendedores se seguros miró por la ventana y tuvo una idea.

En la parte externa de su ventana en el piso 17 vio un andamio con algunos empleados lavando ventanas desde allí.

Rápidamente escribió una nota y la sostuvo contra la ventana para que la pudiesen ver. La nota les preguntaba si no estaban interesados en un seguro de vida, accidente o invalidez.

Los hombres respondieron, bromeando, que no podían parar con lo que estaban haciendo para hablar con él, pero si deseaba unirse a ellos sobre el andamio, estaban dispuestos a escucharlo mientras trabajaban. ¡El vendedor aceptó su propuesta! Usando un cable adicional desde el techo, se bajó el mismo hacia el andamio. En el transcurso de su conversación, ¡le vendió a uno de los hombres un seguro de vida por cincuenta mil dólares!

A veces usted debe ir a lugares especiales y encontrarse en situaciones especiales, caminando el Kilómetro extra, para tener éxito.

Los fracasos buscan métodos placenteros, los éxitos… resultados.

Hebreos 12:11
Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia.

domingo, 28 de noviembre de 2010

AYUDA CON UN JONRON

Lectura: 1 Pedro 4:7-11.
"Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" 1 Pedro 4:10
Sara Tucholsky, jugadora de softball para la Universidad Western Oregon, bateó el primer jonrón de su vida en un juego contra Central Washington. Pero casi no logra crédito alguno por ello. Al correr a primera base, ¡de la emoción se olvidó tocarla! Cuando dio media vuelta para corregir su error, se lastimó la rodilla. Llorando, regresó muy lentamente a la base. Según las reglas, ella tenía que tocar las cuatro bases por su cuenta para que se contara un jonrón. Sus compañeras de equipo no podían ayudarla en ninguna manera.
Luego, Mallory Holtman, la jugadora de primera base del equipo contrincante, se pronunció: «¿Estaría bien si la llevamos en brazos?» Después de consultarlo, los árbitros estuvieron de acuerdo. Así que Mallory y otra compañera de equipo juntaron sus manos a modo de silla y llevaron a Sara a cada una de las bases. Para cuando terminaron la ronda, muchos estaban llorando ante este desprendido acto de compasión, y a Sara se le contó el jonrón.
La lección para los seguidores de Cristo es clara. Cuando nuestros compañeros de la fe tropiezan y caen, tenemos que seguir el ejemplo de estas jugadoras. Tendámosles la mano. Levantémoslos y llevémoslos en nuestros brazos. Es una maravillosa oportunidad para «min[istrar] a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios (1 Pedro 4:10).
Nadie que aligera las cargas de otro es inútil en este mundo. - Charles Dickens

EL TIEMPO DE TOMAS

Juan 20:24-28
Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! —Juan 20:28

Un joven estaba luchando con su fe. Después de crecer en un hogar donde le amaron y le criaron de una manera piadosa, permitió que las malas decisiones y las circunstancias le alejaran del Señor. Aunque había afirmado conocer a Jesús cuando era un niño, ahora luchaba con la incredulidad.

Un día, mientras hablaba con él, le dije: «Sé que caminaste con el Señor por largo tiempo, pero justo ahora no estás tan seguro acerca de Jesús y la fe. ¿Puedo decirte que creo que te encuentras en el ‘tiempo de Tomás’ en tu vida?»

Él sabía que Tomás era uno de los doce apóstoles y que había confiado abiertamente en Cristo por varios años. Le recordé a este joven que, después de la muerte de Jesús, Tomás dudó de que Él realmente hubiese resucitado de la tumba. Pero ocho días después el Señor se le apareció a Tomás, le mostró Sus cicatrices y le dijo que dejara de dudar y creyera. Finalmente, listo para abandonar sus dudas, Tomás dijo: «¡Señor mío, y Dios mío!»

¿Será posible que te encuentres en el «tiempo de Tomás»; es un momento en el que te parece difícil sentirte cerca de Jesús, tal vez incluso dudando de Él? Jesús está esperándote. Extiende tu brazo y toma Su mano marcada por los clavos.

sábado, 27 de noviembre de 2010

¡QUE CABALGATA!

Lectura: 1 Tesalonicenses 1.
"Ha sido divulgada la palabra del Señor […] en todo lugar" 1 Tesalonicenses 1:8
Durante casi medio siglo, Francis Asbury cabalgó aproximadamente 10 000 kilómetros al año. A pesar de su mala salud, él se exigía sin cesar. Se alimentaba de cecina de venado, un alimento que no se pudriría durante sus extensos viajes. A Asbury se lo recuerda por haber introducido la modalidad metodista del «predicador de circuito», como un medio efectivo para ganar la frontera norteamericana para Cristo. El establecimiento de iglesias nuevas en áreas remotas fue un aspecto central de su abordaje.
Hacia el final de su ministerio, Asbury había reclutado más de 700 predicadores itinerantes. En 1771, cuando llegó a las colonias, sólo había unos 600 metodistas en Norteamérica. Después de 45 años, ¡había 200 000!
La estrategia de Asbury de establecer iglesias refleja de muchas maneras el enfoque del apóstol Pablo. Este le escribió a la iglesia que había establecido en Tesalónica: «Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar» (1 Tesalonicenses 1:8; ver también Hechos 17:1-10).
Los días del «predicador de circuito» ya pasaron. Pero cada uno de nosotros tiene una «frontera» donde amigos, parientes y vecinos son nuestro campo misionero. ¿Puedes pensar en alguien hoy que necesite escuchar las buenas nuevas?
Los que aman a Cristo sienten amor por los perdidos.

jueves, 25 de noviembre de 2010

«SÍ»


Su mundo fue un mundo de silencio. Desde el vientre materno estuvo privada del oído. Nació sorda, y vivió sin poder tampoco aprender a hablar. Los sonidos para ella no existían. Desde muy pequeña su único lenguaje era el de los signos. Así Sandra Smith, de Sudáfrica, vivió sin oír y sin hablar.

Un día el amor llamó a su puerta. Sandra se enamoró de Kenneth Conrad, compañero de estudios en la universidad. Como soñaba con el día en que Kenneth le propondría matrimonio, mentalmente ensayó decir con la voz y con los labios: «Sí.» El día llegó. Kenneth, arrodillado, le preguntó por señas: «¿Quieres casarte conmigo?» Y Sandra, por primera vez en su vida al oído de otro, aunque no podía oírlo ella misma, pronunció un sonoro «sí».

Esta no es sólo una historia de romance. Es también una historia de tesón, de determinación, de esperanza, de fe. Es una historia del mágico poder que tiene el amor. Sandra, joven universitaria de veinte años de edad, sabía que era sordomuda. Pero se preparó mentalmente para el día en que pronunciaría, cuando menos, una sola palabra. Y cuando el hombre de sus sueños le propuso matrimonio, rompió el silencio de veinte años y habló para decir: «Sí».

Decir «sí» o «no» puede cambiar el destino completo de una persona. Si un joven le dice «no» a la primera invitación que se le hace a probar cocaína, y sigue diciendo firmemente «no» a toda otra invitación posterior, se librará del funesto vicio.

Si una adolescente aprende a decir «no» a cualquier requerimiento malsano que le hace el joven, se librará de la pérdida de la pureza y del embarazo fuera del matrimonio. El «sí» y el «no» pueden tener enormes repercusiones. El poder de un «no» puede salvarle la vida.

Hay otro «sí» y otro «no» que tienen consecuencias eternas. Son el «sí» o el «no» con que respondemos a la invitación divina. La invitación es esta: «Dame, hijo mío, tu corazón y no pierdas de vista mis caminos» (Proverbios 23:26). Responder con un «no» es negarnos eternamente la paz que Dios nos quiere dar. En cambio, responder con un «sí» es encontrar la razón de nuestra existencia, es encontrar la verdadera felicidad, es encontrar a Dios. Respondamos con un «sí» a la invitación divina. Es nuestra única salvación.

Hermano Pablo

LLAMADOS A SERVIR

Lectura: Marcos 10:35-45.
"Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir" Marcos 10:45
Cuando George W. Bush era presidente, hizo una visita sorpresa para servir la cena del Día de acción de gracias a los soldados desplegados en el extranjero. Un periodista que cubría la historia pensó que algunos podrían guardar su comida como un recuerdo, diciendo: «No sucede a menudo que el presidente le sirva a uno la comida».
Todos los funcionarios elegidos son servidores públicos, de una manera global y simbólica, así que siempre están sirviendo. Entonces, cabría esperar que un acto de servicio no fuera el tema de una de las noticias más importantes del día.
Muchas personas tienen un auténtico deseo de servir a los demás, pero para algunos, el servicio en realidad sólo busca sus propios intereses. Esto mismo sucedió cuando Jesús enseñaba a Sus discípulos. Ellos tuvieron la impresión de que seguirlo los haría grandes.
Pero Jesús rápidamente les aclaró el asunto: «Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros» (Marcos 10:42-43). Jesús les explicó que estaban siendo enseñados para convertirse en siervos: «Y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos» (v.44).
Podemos inscribirnos en muchos seminarios de capacitación para liderazgo, pero sólo serán buenos líderes los que primero, y antes que nada, sean buenos siervos.
Un buen líder es un buen siervo.