jueves, 23 de septiembre de 2010

LA ORACION DE JULIE

Lectura: Juan 14:12-14.
"Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" Juan 14:13
En el 2008, el equipo de la película Day of Discovery (Día de Descubrimiento) viajó a China para seguir la misma ruta de la vida del misionero Eric Liddel, el atleta cuya historia se contó en otra película, Carros de Fuego. El equipo incluyó a las tres hijas de Eric, Patricia, Heather y Maureen, que volvieron a visitar algunos de los lugares donde las dos hermanas mayores habían vivido. En el viaje también iba su anciana tía Louise.
En una ocasión, después de llegar a Pequín, todos tuvieron que caminar una buena distancia con su equipaje. Mientras lo hacían, la tía Louise se quedó sin aliento. Julie, un miembro del equipo de la película, se sentó junto a ella, puso la mano sobre su rodilla e hizo esta simple oración: «Querido Jesús, ayuda a la tía Louise para que respire». De inmediato, ella comenzó a recobrar el aliento.
Más tarde, Heather volvió a contar la historia y compartió que la oración de Julie había reavivado su fe. El sencillo acto de fe de Julie le recordó a Heather la continua conexión que tenemos con Jesús —una realidad que había dejado de lado en su vida.
Algunas veces necesitamos recordatorios de que Dios está cerca. Cuando vienen las pruebas y Dios parece lejos, recuerda la oración de Julie y la verdad de que sólo estamos a una oración de distancia para conectarnos con el Dios del universo (Juan 14:13).
Dios se deleita en las oraciones más fervientes de Su pueblo.

LA UNIDAD DE LA FE

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. – Efesios 4:11-13

Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe. Lo que este pasaje significa simplemente es esto: Si alguna vez vamos a llegar a ser verdaderamente poderosos en el reino de Dios, si alguna vez vamos a ser una gran amenaza para el diablo, vamos a tener que crecer juntos.

No será suficiente que sólo algunos de nosotros crezcamos y digamos que los demás están mal. Las cosas no son así. Somos parte los unos de los otros. La Biblia dice que somos un cuerpo: el Cuerpo de Cristo.

Déjeme darle un ejemplo. Cuando empecé a enseñar la revelación de Dios sobre los principios de la prosperidad, empecé a tener una oposición increíble. Algunos pastores empezaron a llamarme y a regañarme porque yo no pedía dinero prestado, y me decían otras cosas. Por fin, un día, mientras oraba, Dios me dijo: “No enseñes más acerca de los principios de la prosperidad hasta que yo te diga”.

¿Por qué no?, pregunté.

“Hay contienda en el campamento -me dijo. Hay algunos pastores que están enojados y en disensión contigo”.

No me había dando cuenta de que al nivel en que estábamos en ese momento, iba a afectarnos a todos. No me había dado cuenta de que yo mismo no podía continuar ni funcionar en los otros principios de la prosperidad hasta que el resto del Cuerpo estuviera conmigo.

No somos islas en este mundo. Yo no puedo hacer nada sin que le afecte a usted; y usted no puede hacer nada sin que me afecte a mí. Estamos unidos por Dios pero nos sostenemos los unos a los otros (Efesios 4:16). Sólo podemos crecer juntos.

Aprenda a andar en amor. No sea presa de la división ni del aislamiento. Aliméntese de la Palabra diariamente y alimente a sus hermanos y hermanas para animarlos también, para poder crecer hasta llegar a ser “un varón perfecto [o maduro], a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.

domingo, 19 de septiembre de 2010

UN PLAN MUCHO MEJOR

Lectura: Lucas 5:1-11.
"Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres" Lucas 5:10
Recientemente fuimos a visitar a un pariente. Durante nuestra estancia allí, tuvimos la oportunidad de nadar en una piscina pública. Fue divertido, pero nuestro anfitrión quiso llevarnos al Lago Eire para disfrutar de las playas con arena, las olas encrestadas y la belleza del atardecer. Mis hijos protestaron porque querían nadar en la piscina, pero traté de hacerles ver que ir a las playas de la Isla Presque sería un plan mucho mejor.
Creo que Jesús quería que Simón Pedro viera que Él tenía en mente algo mucho más grande para él —Pedro sería «pescador de hombres» (Lucas 5:10) en vez de pescador de peces. Jesús le dijo que fuera a las aguas más profundas y echara sus redes para pescar (v.4). Pedro acababa de regresar de una infructuosa noche de pesca, pero, al mandato de Jesús, él obedeció y dijo: «Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red» (v.5). Habiendo recibido una lección de humildad con la pesca milagrosa, Pedro se inclinó con respeto reverencial ante el Señor. Jesús entonces le dijo que a partir de ese momento Él quería que fuera pescador de hombres. Pedro lo dejó todo y siguió a Jesús.
Puede que el plan más grande de Dios para nosotros no sea que dejemos nuestra ocupación. Pero sí es Su plan que usemos nuestro tiempo, recursos y posición para llevar a los demás al reino.
Puede que la siguiente persona que encuentres necesite conocer a Cristo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

FELICIDAD EN TODO

En Agosto del 2007, un gran puente en Minneapolis se derrumbó sobre el río Mississippi, matando a trece personas. En las semanas que siguieron, me fue difícil no pensar en dicha tragedia cada vez que cruzaba un puente.

Algún tiempo después, estaba viendo un episodio de Trabajos Sucios en el canal Discovery. El presentador, Mike Rowe, hablaba con un pintor industrial, cuyo trabajo estaba tratando de replicar, “Realmente no hay nada de qué vanagloriarse en lo que usted hace”, le dijo.

“Es cierto -Contesto el pintor-, pero es un trabajo que tiene hacerse”.

Este hombre pinta el interior de las torres del puente Mackinac en el norte de Michigan. Realiza su labor desapercibida para garantizar que el acero de la magnifica estructura suspendida no se oxide desde el interior y la integridad del puente no se vea comprometida.

La mayoría de las 12000 personas que cruzan los estrechos del Mackinac cada día ni siquiera son conscientes de que dependen de la fiel y concienzuda labor de obreros como este pintor.

Dios también ve nuestra fidelidad en las cosas que hacemos. Aunque pensemos que nuestras acciones -grandes y pequeñas- algunas veces pasan desapercibidas, la persona más importante de todas las está observando.

Cualquiera que sea nuestra labor hoy, hagámoslo “todo en el nombre del señor Jesús”

El trabajo diario adquiere valor eterno cuando se hace para Dios.

Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús. Colosenses 3:17

MAS ADELANTE

Lectura: Génesis 13:10-18.
"Las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" Romanos 8:18
Parece que hay dos clases de personas en este mundo: los que tienen una perspectiva eterna y los que están preocupados con el presente.
Unos están absortos en lo permanente; los otros, en lo pasajero. Unos almacenan tesoros en el cielo; los otros los acumulan aquí en la tierra. Unos se mantienen en un matrimonio difícil porque esto no lo es todo; los otros buscan la felicidad en otra pareja, creyendo que eso es todo lo que hay en esta vida. Unos están dispuestos a sufrir pobreza, hambre, humillación y vergüenza por «la gloria que en nosotros ha de manifestarse» (Romanos 8:18); los otros creen que la felicidad es ser rico y famoso. Todo es un asunto de perspectiva.
Abraham tenía la perspectiva del «otro mundo». Eso es lo que le permitió entregar un pedazo de tierra bien irrigada junto al Jordán (Génesis 13). Él sabía que Dios tenía algo mejor para él más adelante. El Señor le dijo que mirara en toda dirección hasta donde le alcanzara la vista y luego le dijo que, un día, su familia poseería todo aquello. ¡Qué adjudicación de terrenos! Y Dios le prometió que sus descendientes serían tan abundantes «como el polvo de la tierra» (v.16).
Esa es una actitud que muchas personas no pueden entender. Ellas van en busca de todo lo bueno ahora. Pero los del pueblo de Dios tienen otro punto de vista. ¡Ellos saben que Dios tiene algo mejor más adelante!
Vive para Jesús y vivirás para la eternidad.

viernes, 17 de septiembre de 2010

UNA UNIÓN PERFECTA

El día martes se dieron el «sí». Intercambiaron votos y promesas nupciales, intercambiaron anillos y se unieron para siempre en matrimonio: un matrimonio que ellos sabían duraría hasta que la muerte los separara. Sus corazones estaban unidos, sus voluntades fundidas en una sola, sus almas una misma.

Un día después, el miércoles, Victoria Ingram, de treinta y ocho años de edad, donó uno de sus riñones a su nuevo esposo Randall Curlee, un diabético de cuarenta y seis años. No sólo sabían compartir corazones sino también órganos internos.

El doctor Roberto Méndez, de San Diego, California, realizó el trasplante. Fue muy interesante el comentario del cirujano. «Victoria —dijo él— es la persona más desinteresada que conozco. ¡Es increíble!»

He aquí un matrimonio que da el ejemplo. Comparten absolutamente todo en la vida: su corazón, su voluntad, su alma, su destino, su casa, sus haberes, su cuenta bancaria y todos los gastos conjuntos del matrimonio. Encima de todo eso, ahora habían de compartir un riñón. ¡Unión perfecta!

Ese matrimonio se había formalizado para durar toda la vida. No se habían casado por uno o dos años nada más sino tal como Dios lo estableció desde el principio: para siempre. Y siempre quiere decir, sin excepción alguna, siempre.

Hay quienes alegan que una solución es el divorcio. Pero si acaso es una solución, es también una mutilación. Es más, cuando un brazo o una pierna se gangrenan y hay que recurrir a la amputación, siempre es, como quiera, una mutilación.

Ningún matrimonio debe llegar al naufragio. Y un divorcio es un naufragio en que todos pierden: se pierde el matrimonio, se pierden los hijos, se pierde el hogar, se pierde la familia, se pierde la sociedad. Nadie gana en un divorcio.

¿Se puede evitar un divorcio inminente? Claro que sí. Se evita cultivando aquellos valores que enriquecen el matrimonio: el amor, sobre todas las cosas, después la simpatía, el compañerismo, la honra y la ayuda mutuas, la comprensión, la comunicación, y el perdón siempre listo a pedirse y a darse.

Por encima de todo, si el matrimonio ha de ser feliz y duradero, es imprescindible que los cónyuges tengan los mismos valores espirituales. Cuando marido y esposa se entregan de corazón a Jesucristo y lo hacen el Señor de su vida, de su matrimonio y de su hogar, lo único que los podrá separar es la muerte.

Rindámosle nuestra vida a Cristo, y veremos que Él se encargará de que nuestro matrimonio sea una unión perfecta.

Hermano Pablo

EL CRISTIANO PENSANTE

Lectura: 2 Corintios 10:1-11.
"Derribando argumentos y… llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" 2 Corintios 10:5
La biografía que hizo David McCullough de John Adams, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos y uno de sus primeros presidentes, describe a éste como «tanto un cristiano devoto como un pensador independiente y no veía conflicto alguno en ello». Esa declaración me deja pasmado, por cuanto conlleva una nota de sorpresa, sugiriendo que los cristianos son de algún modo ingenuos o poco preparados y que la idea de un «cristiano pensante» es una contradicción.
Nada podría estar más lejos de la verdad. Uno de los grandes beneficios de la salvación es que hace que la paz de Dios guarde la mente del creyente (Filipenses 4:7), lo cual puede fomentar el pensamiento claro, el discernimiento y la sabiduría. Pablo describió esto en su segunda carta a la iglesia de Corinto cuando escribió que en Cristo estamos equipados para «derriba[r] argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y lleva[r] cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Corintios 10:5).
Pasar un argumento por el tamiz, adoptar la claridad del conocimiento de Dios y alinear nuestro pensamiento con la mente de Cristo son habilidades valiosas cuando se vive en un mundo que carece de discernimiento. Estas habilidades nos capacitan para usar nuestras mentes representando a Cristo. Todo cristiano debe ser un cristiano pensante. ¿Lo eres tú?
La fe nunca tuvo la intención de ser un sustituto de la inteligencia.