miércoles, 1 de septiembre de 2010

COMO UN DIAMANTE

Lectura: Salmo 8.
"Y lo coronaste de gloria y de honra" Salmo 8:5
Los astrónomos descubrieron una estrella en el cielo que se ha enfriado y comprimido en un diamante gigante. El diamante en bruto más grande con calidad de gema jamás encontrado en la tierra es el Diamante Cullinan, de más de 3.100 kilates. Entonces, ¿cuántos quilates tiene el diamante cósmico? ¡billones y billones de quilates!
En nuestro mundo, los diamantes son muy apreciados por su rareza, belleza y durabilidad, y a menudo escuchamos decir: «Los diamantes son para siempre». Pero Dios no está fascinado por los diamantes. Para Él, hay algo que es muchísimo más precioso.
Miles de años atrás, David se maravilló ante el gran valor que Dios había dado a los seres humanos: «¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra» (Salmo 8:4-5).
De hecho, Dios nos dio tan grande valor que pagó un costo altísimo para comprar nuestra redención. El precio de compra fue la preciosa sangre de Su Hijo, Jesucristo (1 Pedro 1:18-19).
Si Dios nos da un valor tan elevado, nosotros también debemos dárselo a las personas que ha traído a nuestras vidas. Llevarlas delante del Señor en oración. Pedirle que nos muestre en qué aspectos cada una de ellas es más invalorable que la joya más costosa del universo.
Para Jesús, somos más preciosos que el más costoso de los diamantes.

LA LEY DE LA DEPENDENCIA

Se dice de una ciudad en los confines de la antigua Roma, que cuando era atacada por el enemigo pedía que Roma viniera en su auxilio.

Esto ocurría con frecuencia, y Roma siempre respondía con el siguiente mensaje: «¿Por qué no se unen al Imperio Romano? Con la bandera de Roma sobre su ciudad ningún enemigo se atreverá a atacarlos.» Pero la pequeña comarca era muy orgullosa y su respuesta siempre era: «Queremos ser autónomos. No deseamos perder nuestra identidad.»

En una de las tantas veces que la ciudad solicitó ayuda, Roma se negó y la ciudad sufrió una derrota aplastante. No fue sino hasta después de la derrota que los dirigentes de la ciudad se sometieron al mando del Imperio Romano. Nunca más volvió el enemigo a hacer estragos con ella.

Un joven estaba enamorado de sí mismo. Sus padres eran muy pudientes y el muchacho tenía de todo. La única restricción era que mientras viviera bajo el techo paterno, debía ceñirse al reglamento del hogar. Eso incluía levantarse a buena hora, ayudar en el negocio del padre, juntarse sólo con amigos que el padre aprobara, y mantener el buen nombre de la familia.

Un día el muchacho dispuso abandonar el hogar. Recogió algunas prendas de ropa y todo el dinero que pudo, y a medianoche desapareció.

Mientras tuvo dinero, tuvo amigos. Pero como siempre ocurre, pronto lo perdió todo. Con la pérdida del dinero, perdió los amigos, y ese joven que antes tenía todo lo que deseaba, ahora se encontraba en la más absoluta miseria.

Lavando platos en un pequeño restaurante, se acordó de que en la casa de su padre los mozos tenían más que él, y por un momento pensó en regresar al hogar. Pero él sabía que perdería su independencia. ¿Qué hacer? ¿Ceñirse con restricciones, o morir de hambre con su independencia?

La lección está clara. Por orgullo, la ciudad en las afueras de Roma fue derrotada. Así mismo, por orgullo, el joven rico se moría de hambre. ¿Qué ley rige aquí? La ley de la dependencia. Dependemos, querámoslo o no, del favor del Creador. Cuando intentamos hacer caso omiso de Dios, perdemos la libertad.

Dios no es un déspota; Él es un padre que quiere lo mejor para sus hijos. Regresemos al hogar. No rechacemos la ayuda divina. La invitación de Cristo es esta: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28). Regresemos a Dios.

Hermano Pablo

martes, 31 de agosto de 2010

lunes, 30 de agosto de 2010

domingo, 29 de agosto de 2010

OVEJA ABATIDA

Lectura: Salmo 23.
"Confortará mi alma" Salmo 23:3
En su conocido libro El Señor es mi Pastor (reflexiones de un pastor), W. Phillip Keller ofrece una ilustración asombrosa del cuidado y la gentileza de un pastor. En el versículo 3, cuando David dice, «confortará mi alma» utiliza un lenguaje que todo pastor entendería.
Las ovejas están hechas de tal manera que, si caen de costado o sobre sus lomos, les es muy difícil volver a levantarse. Agitan las patas en el aire, balan y lloran. Después de unas cuantas horas sobre sus lomos, sus estómagos se llenan de gas, se endurecen, el paso de aire se interrumpe y finalmente, las ovejas se asfixian. A esto se hace referencia como la posición de «abatido».
Cuando un pastor restaura a una oveja abatida, la tranquiliza, le masajea las patas para restaurar la circulación, gentilmente le da vuelta, la levanta y la sostiene para que pueda recuperar su equilibrio.
¡Qué ilustración de lo que Dios quiere hacer por nosotros! Cuando estamos sobre nuestras espaldas, agitados por la culpa, el dolor o las rencillas, nuestro amoroso Pastor nos tranquiliza con Su gracia, nos levanta y nos sostiene hasta que hayamos recuperado nuestro equilibrio espiritual.
Si has sido abatido por cualquier razón, Dios es el único que puede ayudarte a ponerte de pie de nuevo. Él restaurará tu confianza, tu gozo y tu fuerza.
Los débiles y desamparados están bajo el cuidado especial del Buen Pastor.

ESTUCHES RAROS

La playa amaneció plagada de pequeños estuches, parecen estuches de plástico flexible. Los paseantes, desconcertados los observan y notan que en su interior pasean pequeños caracoles: “Huevos de caracol”, sentencian. Pero los huevos de caracol son notablemente diferentes.

Estos estuches tienen la apariencia y consistencia de un resto de placa radiográfica que ha sido quemada.

Estos huevos con apariencia de estuches tienen forma de H y de cada uno de sus extremos cuelga una delgada cinta que se enrosca sobre si misma. Su color suele ser verde oscuro o negro y su tamaño rara vez supera los diez centímetros.

Tal vez algunos pequeños caracoles buscaron refugio en su interior o se están alimentando de restos de vitelo, pero no son huevos de caracol, son “bolsas de sirena”, un pequeño prodigio de la naturaleza, son huevos de tiburón.

Los tiburones tienen múltiples formas de reproducción de acuerdo a la evolución de cada una de las más de 310 especies. Los hay vivíparos (Secretos nro. 15), ovovivíparos y ovíparos.

Las “bolsas de sirena” pertenecen a estas últimas. Las hembras de tiburón abandonan sus huevos cerca de la costa, las corrientes marinas y la suerte lograrán que las partes acintadas en los extremos del huevo se enreden y queden fijados a las algas del fondo.

El color oscuro lo ocultará de la vista de los depredadores y la consistencia dura del estuche eliminará la posibilidad de que sean olidos a la vez que desalentará a los depredadores de menor tamaño.

El huevo tardará siete meses en hacer eclosión. En tanto, el gran saco vitelino que descansa en su interior se irá reduciendo en tamaño en la medida que el embrión consume su contenido, hasta casi hacerlo desaparecer por completo.

Al momento de la eclosión el pequeño tiburón se deslizará fuera del estuche. Los tiburones recién nacidos son activos, nadan con vigor y están dispuestos a buscar comida inmediatamente. Su pequeño tamaño le impedirá aún el acceso a presas importantes pero, al haber sido el huevo abandonado por la madre entre las algas y a poca profundidad, el pequeño tiburón se encontrará con un hábitat donde tiene fácil acceso a pequeños cangrejos, poliquetos, otros invertebrados y peces de movimiento lento.

A medida que va ganando porte, el joven tiburón se irá alejando de la costa en busca de presas mayores, ingresando lentamente al terreno de los adultos.

En tanto la “bolsa de sirenas” abandonada y ocupada ahora por pequeños caracoles, navegará llevada por las corrientes hasta la costa para desconcierto de los humanos ¿acaso no es desconcertante lo que hacen siempre los tiburones?

Tito Rodríguez
Director
Instituto Argentino de Buceo

Estos pequeños tiburones saben por instinto que no pueden seguir viviendo allí, que necesitan correr hacia la madurez. Cuantas veces a los seres humanos les cuesta desprenderse de cosas o hábitos y se niegan a entrar a madurar. Dios nos ha llamado a crecer y despojarnos de todo aquello que no nos ayuda, necesitamos dejar nuestros estuches en la arena, para nadar a lo profundo, porque Dios nos hizo para eso.

Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. 1 Corintios 2:6

Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Hebreos 5:14

EL PODER DEL AMOR

Lectura: Sofonías 3:14-20.
"Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor" Sofonías 3:17
El documental Young@Heart (Jóvenes de Corazón) echa una mirada divertida a un coro de 24 cantantes mayores cuyas edades rondan los 80 años. Llena de humor y momentos conmovedores, la película incluye la profundamente emotiva actuación de este extraordinario grupo de cantantes en una cárcel de Nueva Inglaterra. Cuando el concierto concluye, los cantantes se mezclan con los asistentes, saludando a los sorprendidos internos con apretones de manos y abrazos.
El asombro inesperado de los presos ante este toque personal me hace recordar el libro de Sofonías, en el que el profeta presenta un poderoso mensaje de la presencia y el amor de Dios a Su pueblo durante una época de tinieblas: «Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos» (3:17).
Según la maestra bíblica Henrietta Meras, Sofonías «comienza con sufrimiento pero termina con cántico. El principio del libro está lleno de tristeza y pesimismo, pero el final contiene una de las canciones de amor más dulces del Antiguo Testamento».
El amor de Dios hacia nosotros siempre es increíble, especialmente al tocarnos cuando estamos de capa caída en nuestras vidas. En nuestros momentos más oscuros, el Señor viene a nosotros con Su gozo, Su amor y Su cántico.
En el jardín de amor de Dios tú eres Su nomeolvides.