domingo, 29 de agosto de 2010

ESTUCHES RAROS

La playa amaneció plagada de pequeños estuches, parecen estuches de plástico flexible. Los paseantes, desconcertados los observan y notan que en su interior pasean pequeños caracoles: “Huevos de caracol”, sentencian. Pero los huevos de caracol son notablemente diferentes.

Estos estuches tienen la apariencia y consistencia de un resto de placa radiográfica que ha sido quemada.

Estos huevos con apariencia de estuches tienen forma de H y de cada uno de sus extremos cuelga una delgada cinta que se enrosca sobre si misma. Su color suele ser verde oscuro o negro y su tamaño rara vez supera los diez centímetros.

Tal vez algunos pequeños caracoles buscaron refugio en su interior o se están alimentando de restos de vitelo, pero no son huevos de caracol, son “bolsas de sirena”, un pequeño prodigio de la naturaleza, son huevos de tiburón.

Los tiburones tienen múltiples formas de reproducción de acuerdo a la evolución de cada una de las más de 310 especies. Los hay vivíparos (Secretos nro. 15), ovovivíparos y ovíparos.

Las “bolsas de sirena” pertenecen a estas últimas. Las hembras de tiburón abandonan sus huevos cerca de la costa, las corrientes marinas y la suerte lograrán que las partes acintadas en los extremos del huevo se enreden y queden fijados a las algas del fondo.

El color oscuro lo ocultará de la vista de los depredadores y la consistencia dura del estuche eliminará la posibilidad de que sean olidos a la vez que desalentará a los depredadores de menor tamaño.

El huevo tardará siete meses en hacer eclosión. En tanto, el gran saco vitelino que descansa en su interior se irá reduciendo en tamaño en la medida que el embrión consume su contenido, hasta casi hacerlo desaparecer por completo.

Al momento de la eclosión el pequeño tiburón se deslizará fuera del estuche. Los tiburones recién nacidos son activos, nadan con vigor y están dispuestos a buscar comida inmediatamente. Su pequeño tamaño le impedirá aún el acceso a presas importantes pero, al haber sido el huevo abandonado por la madre entre las algas y a poca profundidad, el pequeño tiburón se encontrará con un hábitat donde tiene fácil acceso a pequeños cangrejos, poliquetos, otros invertebrados y peces de movimiento lento.

A medida que va ganando porte, el joven tiburón se irá alejando de la costa en busca de presas mayores, ingresando lentamente al terreno de los adultos.

En tanto la “bolsa de sirenas” abandonada y ocupada ahora por pequeños caracoles, navegará llevada por las corrientes hasta la costa para desconcierto de los humanos ¿acaso no es desconcertante lo que hacen siempre los tiburones?

Tito Rodríguez
Director
Instituto Argentino de Buceo

Estos pequeños tiburones saben por instinto que no pueden seguir viviendo allí, que necesitan correr hacia la madurez. Cuantas veces a los seres humanos les cuesta desprenderse de cosas o hábitos y se niegan a entrar a madurar. Dios nos ha llamado a crecer y despojarnos de todo aquello que no nos ayuda, necesitamos dejar nuestros estuches en la arena, para nadar a lo profundo, porque Dios nos hizo para eso.

Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. 1 Corintios 2:6

Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Hebreos 5:14

EL PODER DEL AMOR

Lectura: Sofonías 3:14-20.
"Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor" Sofonías 3:17
El documental Young@Heart (Jóvenes de Corazón) echa una mirada divertida a un coro de 24 cantantes mayores cuyas edades rondan los 80 años. Llena de humor y momentos conmovedores, la película incluye la profundamente emotiva actuación de este extraordinario grupo de cantantes en una cárcel de Nueva Inglaterra. Cuando el concierto concluye, los cantantes se mezclan con los asistentes, saludando a los sorprendidos internos con apretones de manos y abrazos.
El asombro inesperado de los presos ante este toque personal me hace recordar el libro de Sofonías, en el que el profeta presenta un poderoso mensaje de la presencia y el amor de Dios a Su pueblo durante una época de tinieblas: «Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos» (3:17).
Según la maestra bíblica Henrietta Meras, Sofonías «comienza con sufrimiento pero termina con cántico. El principio del libro está lleno de tristeza y pesimismo, pero el final contiene una de las canciones de amor más dulces del Antiguo Testamento».
El amor de Dios hacia nosotros siempre es increíble, especialmente al tocarnos cuando estamos de capa caída en nuestras vidas. En nuestros momentos más oscuros, el Señor viene a nosotros con Su gozo, Su amor y Su cántico.
En el jardín de amor de Dios tú eres Su nomeolvides.

miércoles, 25 de agosto de 2010

UN ACCIDENTE A 160 KILÓMETROS POR HORA

El auto era un Corvette último modelo, un auto deportivo de lujo. La calle era una de las grandes avenidas de Miami, Florida. El conductor era Francisco del Rey, un joven de quince años de edad. La velocidad del Corvette: 160 kilómetros por hora.

En una intersección, el Corvette chocó con un Chevette, modesto modelo de la Chevrolet. El Chevette se partió en dos, y los tres jóvenes que lo ocupaban murieron en el acto. Los ocupantes del Corvette, Francisco del Rey y su amiga, también de quince años, salieron ilesos. Y la policía, los jueces y la prensa de Miami se preguntaron en coro: ¿A quién hemos de echarle la culpa?

Si bien fórmulas químicas de explosivos militares no se conocen por ser fórmulas secretas, la fórmula de accidentes como éste sí se conoce.

Tomemos un auto deportivo de carrera capaz de desenvolverse a 200 kilómetros por hora. Pongamos al volante un mozalbete que recién empieza a manejar. Agreguemos algunas cervezas y unos cigarrillos de marihuana. Ahora coloquemos en el asiento junto al joven una atractiva quinceañera que le dice al chofer: «¡Corre, corre!» Ahí tenemos la fórmula de un accidente fatal.

Es extraño que tengamos que preguntarnos: ¿Quién tiene la culpa? Comencemos con un hogar que, posiblemente, carece de disciplina. Añadamos insensatez del conductor sin experiencia. Y cuando le sumamos al proceso una adolescente que se abraza al chofer, diciéndole: «Más, más», esa es toda la fórmula que necesitamos.

Sin embargo, accidentes como éste son signos de la época en que vivimos. Todo lo queremos en el momento, quizá porque presentimos que a la humanidad le queda poco tiempo y deseamos que ese instante sea de placer, de orgía. Aunque algo dentro de nosotros nos dice que esta vida no es el todo, que hay un juicio venidero y un Juez eterno a quien tendremos que rendir cuentas, creemos que sorbiendo rápidamente el trago de la vida eliminaremos el juicio final.

No obstante, la ley de la cosecha se aplica no sólo a la duración de esta vida, sino que se alarga hasta la eternidad. Todos tendremos que comparecer ante el gran trono blanco del juicio eterno de Dios. Más vale que no nos extrañe que la vida nos imponga, ahora y en la eternidad, las consecuencias de nuestros hechos.

Rindamos nuestro corazón a Cristo para que podamos vivir en paz. Busquemos a Dios en humilde arrepentimiento. Jesucristo, que se dio por nosotros en la cruz, sólo espera que lo invitemos a ser nuestro Salvador.

Hermano Pablo

martes, 24 de agosto de 2010

EL MAS FUERTE

Un día, la piedra dijo: “Soy la más fuerte” Oyendo eso, el hierro dijo: “Soy más fuerte que tú” ¿Quieres verlo?” Entonces, los dos lucharon hasta que la piedra se convirtió en polvo.

El hierro, dijo a su vez: “Yo soy fuerte” oyendo eso, el fuego dijo: “Yo soy más fuerte que tú” ¿quieres verlo?” Entonces los dos lucharon hasta que el hierro se derritió.

El fuego, dijo a su vez: “Yo soy fuerte” oyendo eso, el agua dijo: “Yo soy más fuerte que tú” ¿ quieres verlo?” Entonces, los dos lucharon hasta que el fuego se apagó.

El agua, dijo, a su vez: “Yo soy fuerte” oyendo eso, la nube dijo: “Yo soy más fuerte que tú” ¿quieres verlo?” Entonces, los dos lucharon hasta que la nube vio evaporar al agua.

La nube, dijo, a su vez: “Yo soy fuerte” oyendo eso, el viento dijo: “Yo soy más fuerte que tú” ¿quieres verlo?” Entonces los dos lucharon hasta que el viento sopló la nube y ella se esfumó.
El viento, dijo, a su vez: “Yo soy fuerte” oyendo eso, los montes dijeron: “Somos más fuertes que tú” ¿Quieres verlo?” Entonces, los dos lucharon hasta que el viento quedó preso entre el círculo de montes.

Los montes, a su vez, dijeron: “Somos fuertes” oyendo eso, el hombre dijo: “Yo soy más fuerte que ustedes” ¿Quieren verlo?” Entonces, el hombre, dotado de gran inteligencia, perforó los montes, impidiendo que atajasen al viento.

Acabando con el poder de los montes, el hombre dijo: “Yo soy la criatura más fuerte que existe” hasta que vino la muerte, y el hombre que se creía inteligente y lo suficientemente fuerte, con apenas un golpe, se terminó.

La muerte todavía festejaba, cuando, sin que esperase, vino un hombre y, en apenas tres dias de muerto, resucitó, venciendo a la muerte y todo poder le fue dado en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra.

Venciendo la muerte, EL nos dio el derecho a la Vida Eterna, a través de su sangre, que libera del pecado, cura las enfermedades y salva el alma del tormento eterno.

Ese hombre es JESÚS, el Hijo de Dios.

Geyser

“Yo soy la resurrección y la vida. Aquel que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mi, jamás morirá.” (Jn 11:25-26)

CUENTA TU HISTORIA

Lectura: Marcos 5:1-20.
"Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti" Marcos 5:19
Un consultor empresarial dice que normalmente sus alumnos graduados sólo recuerdan el 5% de las ideas principales en una presentación con gráficos, mientras que por lo general recuerdan la mitad de las historias que se cuentan. Existe un consenso cada vez mayor entre los expertos en comunicaciones acerca del poder del toque personal al relatar una experiencia. Mientras que los hechos y las cifras a menudo les producen sueño a los oyentes, una ilustración de la vida real puede motivarlos a la acción. La autora Annette Simmons dice: «El ingrediente faltante en gran parte de la comunicación fallida es la humanidad».
Marcos 5:1-20 ofrece el dramático relato de Jesús liberando a un hombre violento y autodestructivo de los poderosos demonios que le poseían. Cuando el hombre restaurado rogó quedarse con Jesús y acompañarle en Su viaje, el Señor le dijo: «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban» (vv.19-20).
El conocimiento y la elocuencia a menudo se sobreestiman en el proceso de comunicar las buenas nuevas de Jesucristo. Jamás subestimes el poder de lo que Dios ha hecho por ti y no temas contarles tu historia a los demás.
Comunicar el evangelio es que una persona le cuente a otra la buena noticia.

lunes, 23 de agosto de 2010

UN EQUIPO ESPECIAL

Hace algunos años, en los para-olímpicos de Seattle, nueve concursantes, todos con alguna discapacidad física o mental, se reunieron en la línea de salida para correr los 100 metros planos. !Qué esfuerzo! Pero ahí estaban frente a la línea de competencia.

Al sonido del disparo todos salieron, no exactamente como bólidos, pero con gran entusiasmo de participar en la carrera, llegar a la meta y ganar.

¿No nos pasa acaso en la medida que enfrentamos un negocio, un conflicto que resolver, un problema a solucionar que nos paramos frente a la línea?

Todos corrieron, menos uno, que tropezó en el asfalto, dio dos maromas y empezó a llorar. Los otros ocho oyeron al niño llorar, disminuyeron la velocidad y voltearon hacia atrás. Todos dieron la vuelta y regresaron…

¡Todos!

Eso sí no nos pasa… Corremos sin importar si caen a diestra y siniestra.

Una niña con síndrome de Down se agachó, le dio un beso en la herida y le dijo “Eso te lo va a curar”. Entonces, los nueve se agarraron de las manos y juntos caminaron hasta la meta.

Todos en el estadio se pusieron de pie, las porras y aplausos duraron varios minutos. La gente que estuvo presente aún cuenta la historia.

¿Por qué?, ¿acaso hemos olvidado que fuimos creados para tener significado y para ayudarnos unos a otros?.

Y algo aún más increíble es que dentro de nosotros sabemos una cosa: que lo importante en esta vida va más allá de ganar nosotros mismos.

Lo importante en esta vida es ayudar a ganar a otros, aún cuando esto signifique tener que disminuir la velocidad o cambiar el rumbo.

¿Qué esperas para darle una mano a tu pariente que ha sido tomado como el menos?

¿Qué esperas para hacer una llamada a casa y decirles a los tuyos que cuenten contigo?

Qué bueno que a tu compañero de trabajo le ofrezcas de tu tiempo para ayudarle en esa tarea que lo mantiene estresado.

Qué bueno que sin ir muy lejos mires en tu casa, en tu esposa y en tus hijos la oportunidad para darles un beso y decirles: Esto te puede curar y luego como los niños de Seatle, agarrarse de las manos y buscar la meta.

Solo no lo lograrás.

Enviado por Bernardo Porras
Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. Jesús
(Mateo 7:12).

AL IGUAL QUE DAVID

Lectura: Salmo 51:1-12.
"Reconozco mis rebeliones" Salmo 51:3
A la anciana no le gustaba cómo oraba su pastor cada domingo por la mañana, así que se lo dijo. Le molestaba que, antes de predicar, Le confesara a Dios que había pecado la semana anterior. «Pastor —le dijo—, no me gusta pensar que mi pastor peca».
Nos gustaría creer que nuestros líderes espirituales no pecan, pero la realidad nos dice que ningún cristiano está exento de las cargas de la naturaleza pecaminosa. Pablo les dijo a los creyentes en Colosas: «Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros» (Colosenses 3:5). El problema es que algunas veces no lo hacemos. Cedemos a la tentación y quedamos hechos un lío. Pero no quedamos desamparados. Tenemos un patrón a seguir para la restauración.
Ese patrón proviene del corazón y la pluma del rey David, cuyo pecado demostró las tristes consecuencias de sucumbir ante la tentación. Lee cuidadosamente el Salmo 51, cuando David reconoció su pecado. Primero, se lanzó a los pies de Dios, suplicando misericordia, reconociendo su pecado y confiando en el juicio de Dios (vv.1-6). Luego, buscó purificación de parte de Aquel que perdona y hace «borrón y cuenta nueva» (vv.7-9). Finalmente, David pidió restauración con la ayuda del Espíritu Santo (vv.10-12).
¿Está el pecado robándote el gozo e impidiendo tu comunión con el Señor? Al igual que David, entrégaselo a Él.
El arrepentimiento despeja el camino para que andemos con Dios.