sábado, 21 de agosto de 2010

¿EFECTUAR UN CANVIO?

Un catedrático comentó una vez esta historia de una paciente en consejería, que odiaba su trabajo y pensó que estaba arruinando su vida. Pero durante toda la terapia, parecía renuente a mejorar su situación.
Cuando él le sugirió que buscara un nuevo empleo, ella argumentó que no había ninguno decente en aquel pequeño pueblo.
Él indago acerca de la posibilidad de encontrar empleo en el pueblo adyacente, a quince millas. Ella manifestó que necesitaría un automóvil para llegar allí, y que no tenía ninguno.
Cuando el terapeuta ofreció un plan para adquirir un carro no costoso, ella argumentó que eso nunca funcionaría, ya que de todas formas, no había sitio para el estacionamiento en el pueblo vecino.
Se ha dicho que en la vida son seguras tres cosas: la muerte, los impuestos y el cambio.
Si observas a tu alrededor, notarás que la mayoría de las personas pueden lidiar mejor con las dos primeras, que con la última. No obstante, sin los cambios, nunca sabremos qué maravillosos pueden ser los planes que Dios tiene para nosotros.
El temor a un cambio se origina en el miedo a perder, incluso si perdemos algo que nunca ocupará un lugar especial. Si estás batallando con algún tipo de transformación en tu vida actual, toma un momento para depositar tus temores en manos del Señor. Confiando en Su orientación, ¡el cambio puede conducir a la bendición!
Nuestras verdaderas bendiciones con frecuencia llegan a nosotros, con vestimentas de dolor, extravíos y desilusión; mas seamos pacientes, y pronto las veremos tal como son.
Joseph Addison.

2 Timoteo 1:7
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

jueves, 19 de agosto de 2010

CUIDADO CON RUPERTO

Lectura: 2 Corintios 11:3-4, 12-15.
"El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz" 2 Corintios 11:
El 6 de junio de 1944, el Día-D de la invasión de Europa, una armada de buques aliados atacó las playas de Normandía, Francia. De manera simultánea, miles de aviones lanzaron paracaidistas a la acción. Junto con los paracaidistas, los aliados también lanzaron cientos de muñecos de goma detrás de las líneas enemigas. Estos muñecos, llamados «Rupertos» servían para simular un ataque y confundir así al enemigo. Cuando los Rupertos aterrizaron, algunos puestos de avanzada alemanes fueron engañados y atacaron a los «paramuñecos», causando una grieta vital en los muros de la Fortaleza Europa.
Aceptamos ese tipo de engaño como parte de una operación militar legítima diseñada para frustrar fuerzas opresoras. Lo que no debemos aceptar es el engaño que Satanás nos pone en el camino. Pablo explicó que el diablo «se disfraza como ángel de luz» (2 Corintios 11:14) y sus siervos parecen ser personas que están promoviendo la justicia (v.15).
¡Debemos estar alertas! A nuestro enemigo espiritual le encantaría tener a seguidores de Cristo distraídos por falsas enseñanzas y doctrinas incorrectas. Pero, al fijar nuestros ojos en Jesús y en las claras enseñanzas de la Escritura, nuestro Señor puede mantenernos con nuestro objetivo en la dirección correcta.
No te dejes engañar con los Rupertos de Satanás.
La verdad de Dios pone al descubierto las mentiras de Satanás.

miércoles, 18 de agosto de 2010

FALLA EN EL SISTEMA DE FRENOS

Altas cumbres de los Andes venezolanos. El camino baja y sube como grisácea serpiente de cemento. Hay curvas, y hay descensos, y hay abismos que se abren a ambos lados del camino, ora a la izquierda, ora a la derecha. Los paisajes son de ensueño, y el tiempo, bueno y plácido.

Un autobús del liceo militar «Jáuregui» corría a excesiva velocidad. Iba cargado de jóvenes estudiantes. Al aproximarse a un puente entre las localidades de La Grita y La Fría, estado de Táchira, el chofer intentó aplicar los frenos. Pero los frenos no respondieron. El autobús falló la entrada al puente y cayó al abismo.

En la caída y en el incendio que siguió, murieron destrozados y quemados treinta y cuatro estudiantes.

Falla de frenos. Eso fue todo.

Muchas tragedias como ésta se registran anualmente en todas partes del mundo. Falla de frenos. Cuando más se necesitan buenos frenos para detener la marcha de un vehículo cargado de pasajeros, es cuando fallan. Y quedarse sin frenos es anticipo de catástrofe y de muerte.

Un auto, un camión, un tren, que se queda sin frenos, es un vehículo que se precipita hacia un desastre inevitable. ¿Y qué del hombre que se queda sin frenos morales? También se precipita hacia desastres, problemas y ruinas.

Un hombre que se queda sin frenos morales dice una palabra hiriente, que quisiera retirar en el acto, pero ya no puede. Y esa palabra hiriente puede traer la ruptura de una vieja amistad.

Un hombre que se queda sin frenos morales puede beber un día hasta rodar por el suelo, y ese puede ser el principio de su ruina total. Porque el alcohol es un inquilino insidioso que, una vez metido dentro, ya no quiere salir.

Un hombre que se queda sin frenos morales puede caer en el adulterio, y ese adulterio quebrar el corazón de la esposa, disolver el hogar, estropear la salud mental de los hijos y hacer naufragar a toda la familia.

Y es que los frenos morales del hombre son muy frágiles. Se descomponen y fallan fácilmente.

Por eso necesitamos de otros frenos, frenos que jamás fallen. Esos frenos de la conducta, las palabras y las acciones sólo los tiene Cristo. Hagamos de Cristo el Señor y Salvador de nuestra vida, y nuestro supremo conductor moral.

Hermano Pablo

martes, 17 de agosto de 2010

TU

Señor, Señor.

Tú antes, Tú después,

Tú en la inmensa hondura del vacío y en la hondura interior…

Tú en la aurora que canta y en la noche que piensa…

Tú en la flor de los cardos y en los cardos sin flor…

Tú en el cenit a un tiempo y en el nadir…

Tú en todas las transfiguraciones y en todo el padecer…

Tú en la capilla fúnebre y en la noche de bodas…

¡Tú en el beso primero, Tú en el beso postrero!

Tú en los ojos azules y en los ojos oscuros…

Tú en la frivolidad quinceañera, y también en las grandes ternezas de los años maduros…

Tú en la más negra cima… Tú en el más alto edén…

Si la ciencia engreída no te ve, yo te veo; si sus labios te niegan, yo te proclamaré.

Por cada hombre que duda, mi alma grita: “Yo creo”

¡Y con cada Fe muerta, se agiganta mi Fe!

Amado Nervo

Seguramente que todos podremos decir lo mismo con todo nuestro corazón. No hay nadie como Él. Dios es único y Especial.

Ahora pues, Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. 2 Samuel 7:28.

Ahora pues, Señor, tú eres el Dios que has hablado que tu siervo estè bien. 1 Crónicas 17:26.

Tuya es, oh Dios, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Señor, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. 1 Crónicas 29:11.

lunes, 16 de agosto de 2010

UNA CARRERA DIARIA

Lectura: 1 Corintios 9:24-27.
"Corred de tal manera que… obtengáis [el premio]" 1 Corintios 9:24
El ascenso a la cima del Monte Pikes es una desafiante carrera con un recorrido de 21 kilómetros a pie al tiempo que se asciende hasta una altitud de 2.382 metros. Mi buen amigo Don Wallace ha hecho esta carrera 20 veces. En su última competición, ¡cruzó la meta una semana antes de cumplir 67 años! En vez de entrenar justo antes de una carrera, Don corre algunos kilómetros diariamente, todo el año, dondequiera que esté. Lleva haciendo esto la mayor parte de su vida adulta y sigue siéndolo hasta hoy.
En 1 Corintios 9, Pablo utiliza el correr como una ilustración de su propia disciplina como cristiano en la carrera de la vida. Él corría con propósito y disciplina para ganar una corona eterna y animaba a los demás a hacer lo mismo: «Corred de tal manera que… obtengáis [el premio]» (v.24).
La palabra «se abstiene» en el versículo 25 implica el autocontrol practicado por los atletas que entrenan para ganar el premio. La disciplina frecuente, como hábito constante en la vida, es de muchísimo más valor para cualquier atleta que la preparación del último minuto.
¿Enfocamos «la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1) con un régimen espiritual que deja mucho espacio para el azar, o con un propósito y una disciplina nacidos de un deseo de agradar a Dios?
La clave para llegar lejos es la disciplina de correr cada día
Correr la carrera cristiana requiere dedicación y disciplina.

UNA FLOR



Habia una joven muy rica, que tenia todo: un marido maravilloso, hijos perfectos, un empleo donde le pagaban muy bien, una familia unida.
Lo extraño es que ella no conseguia conciliar todo eso, el trabajo y los quehaceres le ocupaban todo su tiempo y su vida estaba mal en algunas áreas. Si el trabajo consumia mucho tiempo, abandonaba a sus hijos, si surgia algun problema, ella dejaba de lado a su marido… Y asi, las personas que ella amaba eran siempre dejadas para despues,

Hasta que un dia, su padre, un hombre muy sabio, le dio un regalo: una flor muy cara y rarisima, de la cual habia apenas un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo:

“Hija, esta flor te ayudara mucho mas de lo que tu te imaginas! Únicamente necesitas regarla y podarla de vez en cuando, ocacionalmente conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y las más lindas flores.”

La joven la recibio emocionada, pues la flor era de una belleza sin igual. Mas el tiempo fue pasando, los problemas surgian, el trabajo consumia todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitia cuidar de la flor.

Ella llegaba a casa, miraba la flor y aun estaba ahí, no mostraba ningun signo de debilidad o muerte, siempre, linda, perfumada. Entonces ella pasaba sin prestarle mas atención.

Hasta que un dia, sin mas, la flor murio. Ella llego a casa y se llevo un susto! Estaba completamente muerta, sus raíces estaban resecas, sus flores caídas y sus hojas amarillas. La Joven se hecho a llorar y le conto a su padre lo que habia acontecido.

Su padre entonces respondio:
“Imagine que eso ocurriria ,y no puedo darte otra flor, porque no existe otra igual a ella, era única, asi como tus hijos, tu marido, tus amigos y toda tu familia.

Todos son bendiciones que el Señor te dio, pero debes aprender a regarlos, podarlos y dar atencion a ellos, pues asi como la flor, los sentimentos tambien mueren. Tu te acostumbraste a ver la flor viva, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla. Cuida a las personas que amas!”

Y tu?… Cuidas de las bendiciones que Dios te ha dado? Proteges esa flor, pues forman parte de las bendiciones del Señor: El nos las dá, mas nosotros somos lo que debemos cuidar de ellas.
Lucas 10:41-42
“Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”
Eclesiastés 3:1
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Mateo 6:33
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia.

domingo, 15 de agosto de 2010

LA ENFERMEDAD MAS MORTAL

Lectura: Josué 7:1,19-26.
"[Jesús] herido fue por nuestras rebeliones,... por su llaga fuimos nosotros curados" Isaías 53:5
En 2003 se identificó el Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS) en Vietnam. Cuando se logró ponerlo bajo control, ya se había extendido y matado a cerca de 800 personas. Una razón para la alta tasa de mortalidad fue que el virus tardó en ser identificado, pero, después de ello, pudo ser contenido.
Hay una enfermedad aún más peligrosa: el pecado. También es difícil de controlar porque muchos no reconocen lo mortífero que es, y cuestionan el diagnóstico que la Biblia hace del mismo.
En Josué 7, leemos la trágica historia de Acán. Puede que nos dé miedo la manera drástica en que Dios lidió con él. Desobedeciendo a Dios, él había tomado parte del botín de Jericó y lo había guardado (v.21). Él y su familia pagaron con sus vidas (v.25).
Gracias a Dios, Él no nos trata así a nosotros. Si lo hiciera, no quedaríamos ninguno con vida. Pero jamás subestimemos lo mortífero que es el pecado. Envió a Cristo a la cruz por nosotros.
Al igual que el SARS, el primer paso para lidiar con el pecado es identificarlo. Recibe con gratitud el regalo de la vida eterna. Luego «haz morir, pues, lo terrenal en ti» —las cosas que no agradan a Dios (Colosenses 3:5). Esa es la manera de lidiar con la enfermedad más mortal.
El pecado es una enfermedad del corazón que sólo el Gran Médico puede curar.