lunes, 16 de agosto de 2010

UNA CARRERA DIARIA

Lectura: 1 Corintios 9:24-27.
"Corred de tal manera que… obtengáis [el premio]" 1 Corintios 9:24
El ascenso a la cima del Monte Pikes es una desafiante carrera con un recorrido de 21 kilómetros a pie al tiempo que se asciende hasta una altitud de 2.382 metros. Mi buen amigo Don Wallace ha hecho esta carrera 20 veces. En su última competición, ¡cruzó la meta una semana antes de cumplir 67 años! En vez de entrenar justo antes de una carrera, Don corre algunos kilómetros diariamente, todo el año, dondequiera que esté. Lleva haciendo esto la mayor parte de su vida adulta y sigue siéndolo hasta hoy.
En 1 Corintios 9, Pablo utiliza el correr como una ilustración de su propia disciplina como cristiano en la carrera de la vida. Él corría con propósito y disciplina para ganar una corona eterna y animaba a los demás a hacer lo mismo: «Corred de tal manera que… obtengáis [el premio]» (v.24).
La palabra «se abstiene» en el versículo 25 implica el autocontrol practicado por los atletas que entrenan para ganar el premio. La disciplina frecuente, como hábito constante en la vida, es de muchísimo más valor para cualquier atleta que la preparación del último minuto.
¿Enfocamos «la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1) con un régimen espiritual que deja mucho espacio para el azar, o con un propósito y una disciplina nacidos de un deseo de agradar a Dios?
La clave para llegar lejos es la disciplina de correr cada día
Correr la carrera cristiana requiere dedicación y disciplina.

UNA FLOR



Habia una joven muy rica, que tenia todo: un marido maravilloso, hijos perfectos, un empleo donde le pagaban muy bien, una familia unida.
Lo extraño es que ella no conseguia conciliar todo eso, el trabajo y los quehaceres le ocupaban todo su tiempo y su vida estaba mal en algunas áreas. Si el trabajo consumia mucho tiempo, abandonaba a sus hijos, si surgia algun problema, ella dejaba de lado a su marido… Y asi, las personas que ella amaba eran siempre dejadas para despues,

Hasta que un dia, su padre, un hombre muy sabio, le dio un regalo: una flor muy cara y rarisima, de la cual habia apenas un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo:

“Hija, esta flor te ayudara mucho mas de lo que tu te imaginas! Únicamente necesitas regarla y podarla de vez en cuando, ocacionalmente conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y las más lindas flores.”

La joven la recibio emocionada, pues la flor era de una belleza sin igual. Mas el tiempo fue pasando, los problemas surgian, el trabajo consumia todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitia cuidar de la flor.

Ella llegaba a casa, miraba la flor y aun estaba ahí, no mostraba ningun signo de debilidad o muerte, siempre, linda, perfumada. Entonces ella pasaba sin prestarle mas atención.

Hasta que un dia, sin mas, la flor murio. Ella llego a casa y se llevo un susto! Estaba completamente muerta, sus raíces estaban resecas, sus flores caídas y sus hojas amarillas. La Joven se hecho a llorar y le conto a su padre lo que habia acontecido.

Su padre entonces respondio:
“Imagine que eso ocurriria ,y no puedo darte otra flor, porque no existe otra igual a ella, era única, asi como tus hijos, tu marido, tus amigos y toda tu familia.

Todos son bendiciones que el Señor te dio, pero debes aprender a regarlos, podarlos y dar atencion a ellos, pues asi como la flor, los sentimentos tambien mueren. Tu te acostumbraste a ver la flor viva, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla. Cuida a las personas que amas!”

Y tu?… Cuidas de las bendiciones que Dios te ha dado? Proteges esa flor, pues forman parte de las bendiciones del Señor: El nos las dá, mas nosotros somos lo que debemos cuidar de ellas.
Lucas 10:41-42
“Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”
Eclesiastés 3:1
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Mateo 6:33
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia.

domingo, 15 de agosto de 2010

LA ENFERMEDAD MAS MORTAL

Lectura: Josué 7:1,19-26.
"[Jesús] herido fue por nuestras rebeliones,... por su llaga fuimos nosotros curados" Isaías 53:5
En 2003 se identificó el Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS) en Vietnam. Cuando se logró ponerlo bajo control, ya se había extendido y matado a cerca de 800 personas. Una razón para la alta tasa de mortalidad fue que el virus tardó en ser identificado, pero, después de ello, pudo ser contenido.
Hay una enfermedad aún más peligrosa: el pecado. También es difícil de controlar porque muchos no reconocen lo mortífero que es, y cuestionan el diagnóstico que la Biblia hace del mismo.
En Josué 7, leemos la trágica historia de Acán. Puede que nos dé miedo la manera drástica en que Dios lidió con él. Desobedeciendo a Dios, él había tomado parte del botín de Jericó y lo había guardado (v.21). Él y su familia pagaron con sus vidas (v.25).
Gracias a Dios, Él no nos trata así a nosotros. Si lo hiciera, no quedaríamos ninguno con vida. Pero jamás subestimemos lo mortífero que es el pecado. Envió a Cristo a la cruz por nosotros.
Al igual que el SARS, el primer paso para lidiar con el pecado es identificarlo. Recibe con gratitud el regalo de la vida eterna. Luego «haz morir, pues, lo terrenal en ti» —las cosas que no agradan a Dios (Colosenses 3:5). Esa es la manera de lidiar con la enfermedad más mortal.
El pecado es una enfermedad del corazón que sólo el Gran Médico puede curar.

sábado, 14 de agosto de 2010

BAUTISMOS








Este pasado sábado la iglesia la Paz celebro bautismos en el rió de arbucias, un lugar precioso sobre todo para los hermanos que dieron el paso del bautismo, donde también se paso, un gran día todos los hermanos juntos.

jueves, 12 de agosto de 2010

«LA MUERTE DE LA MUERTE»

Julio Azael Zepeda, de Barranquilla, Colombia, se probó el traje una vez más. Era un traje viejo, de más de cinco años, pero por eso mismo le tenía más aprecio. Todo lo encontró correcto: las medidas, el color, la tela, los adornos. Y como desde hacía cinco años, sonrío satisfecho.

Después de colgar el traje en el ropero, salió a la calle. En pocos días comenzaba el carnaval de 1984, pero en la calle, inesperada e intempestivamente, lo atropelló un carro tirado por mulas. Julio Azael encontró la muerte, y allí en el ropero quedó esperándolo su traje de «La muerte». Porque ese era el disfraz que usaba con todo éxito cada año en el carnaval. Se vestía de muerte para desafiar a la muerte.

«Fue la muerte de la muerte», anunciaron los diarios de Barranquilla.

Aquí tenemos otra de tantas ironías de la vida. Julio Azael Zepeda se disfrazaba todos los años con el disfraz de Muerte: paños negros, esqueleto pintado, calavera pálida. Era uno de los mejores disfraces del carnaval de Barranquilla. Pero de tanto bromear con la Muerte, la Muerte de Carnaval, lo sorprendió la otra muerte, esa que no es un disfraz ni un chiste ni un carnaval: la muerte auténtica y verdadera.

Lo que llamó la atención fueron los titulares de los diarios: «Murió la Muerte»; «La Muerte encontró a la muerte»; «La muerte de la Muerte». Todos los titulares giraban en torno a la misma paradoja, la misma ironía, el mismo chiste macabro.

Sin embargo, el concepto de «la muerte de la muerte» es perfectamente bíblico. Es una de las promesas más grandes que Dios le ha hecho a la humanidad. Lo expresa en verso el profeta Oseas en el capítulo 13 de su profecía: «¿Dónde están, oh muerte, tus plagas? / ¿Dónde está, oh sepulcro, tu destrucción? / ¡Vengan, que no les tendré misericordia!» (v. 14).

Y en el libro del Apocalipsis, la última gran profecía de la Biblia, se estampa: «Ya no habrá muerte» (21:4). La muerte, que ha sido la compañera inseparable del hombre desde el día en que Adán pecó y ha sido la más temible experiencia de todas, un día dejará de existir. Ya no atacará más, ni morderá más, ni volverá a destruir felicidades e ilusiones, ni a provocar dolores y lágrimas.

Sólo Jesucristo, el Señor resucitado y viviente, tiene el verdadero y absoluto poder sobre la muerte y el sepulcro. Sólo Cristo tiene vida eterna para darnos.

Hermano Pablo

EL ES SUFICIENTE

Lectura: Mateo 14:22-33.
"Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!" Mateo 14:27
A veces la vida nos abruma. Las violentas olas del desengaño, las deudas sin fin, las enfermedades que nos debilitan o los problemas con otras personas pueden ocasionar desesperanza, depresión y desesperación. También les sucedió a los discípulos de Jesús. Y también me ha pasado a mí.
Tres afirmaciones del Señor nos ofrecen consuelo, seguridad y esperanza de que Jesús es suficiente. La primera la encontramos en Mateo 4, y se repite tres veces: «Está escrito» (vv.4,7,10). En respuesta a las tres tentaciones de Satanás, Jesús nos dio suficientes pruebas de que la Palabra del Señor es cierta y sobrepasa a las más poderosas formas de tentación y opresión.
La segunda afirmación: «Soy yo» (Mateo 14:27) fue pronunciada cuando Jesús les dijo a sus aterrorizados discípulos que Él mismo era suficiente para detener la atronadora tempestad y calmar las furiosas aguas.
Jesús pronunció la tercera afirmación desde la cruz: «Consumado es» (Juan 19:30). Él nos aseguró que Su muerte fue la provisión suficiente para pagar la deuda de nuestros pecados y hacernos libres.
Sean cuales sean nuestras circunstancias, Jesús está presente con Su amor, compasión y gracia. Él es la prueba, la presencia y la provisión necesaria para conducirnos con seguridad hasta el final.
El amor de Dios no evita nuestras pruebas, sino que nos ayuda a atravesarlas.

ENSEÑAR CON ELEJEMPLO

En una ocasión una abuela trajo su nieto a Mahamat Gandhi. El niño tenía un apetito insaciable por el azúcar lo cual estaba poniendo en peligro su salud.

“Por favor, ella suplicó a Gandhi, dígale a mi nieto que deje de comer azúcar, ya que se que él lo respeta mucho a usted, yo se que él le escuchará lo que usted le diga. Gandhi les pidió que se fueran y regresaran en cuatro días.

Cuatro días más tarde regresaron la abuela y el nieto. Gandhi mirando a los ojos al nieto de la señora le dijo con autoridad: “ Deje de comer azúcar, estás hiriendo tu cuerpo”.

Después de un breve silencio, la abuela le preguntó a Gandhi. Señor , por qué usted nos pidió esperar cuatro y regresar, si esto mismo lo hubiera dicho el día que vine?

Gandhi respondió: “Señora, hace cuatro días yo estaba comiendo azúcar y no podía hablarle con autoridad a su nieto. Ahora puedo, porque hace cuatro días dejé de comer azúcar”.

Eric Yaverbaum en su libro Secretos del Liderazgo de los ejecutivos más exitosos del mundo, dice que su más poderoso secreto es guiar con el ejemplo.

Es una realidad. El mejor maestro no son nuestras palabras sino nuestros hechos. Este es un buen día para comenzar a ser ejemplo.

Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros bien sabéis cómo he sido con vosotros todo el tiempo, desde el primer día que estuve en Asia,
sirviendo al Señor con toda humildad, y con lágrimas y con pruebas que vinieron sobre mí . Hechos 20:18,19.

Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo. Hechos 2:5-7.