sábado, 31 de julio de 2010

EL CORAZON DE DIOS REVELADO

Lectura: Apocalipsis 3:14-22.
"Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete" Apocalipsis 3:19
Es fácil pensar en Dios como un matamoscas divino, que simplemente está esperando a que nos posemos en algún lado para que —plaf— nos pueda aplastar por nuestros pecados. Pero eso no es lo que vemos en Apocalipsis 2–3, en Sus cartas a las siete iglesias. La línea de las cartas demuestra el corazón amoroso de Dios incluso hacia las personas veleidosas.
Jesús comenzó muchas de estas cartas afirmando las cosas buenas que Su pueblo había hecho. Esto nos muestra que al Señor Le agrada cuando hacemos lo bueno y lo correcto.
Pero a Jesús también Le preocupan las faltas en nuestras vidas. Su encomio en estas cartas a menudo iba seguido de claras palabras de reprobación. Y si bien no nos sentimos cómodos cuando Le escuchamos decir, «pero tengo contra ti» (2:4; ver vv.14,20), Él nos revela lo que tiene que cambiarse en nuestras vidas para mantenernos lejos del autoengaño.
Esto nos traslada al verdadero meollo del asunto: el arrepentimiento. Cuando el Señor les dijo a estas iglesias que se arrepintieran, estaba revelando Su amor por los santos veleidosos. Su meta no era condenarlos sino restaurarlos a una íntima comunión con Él.
Y no pases por alto el hecho de que cada carta termina con una promesa específica para los «vencedores». Claramente, Dios desea recompensar a aquellos que viven vidas que Le agradan.
¿Qué te está diciendo Él hoy?
El arrepentimiento restaura y renueva nuestra intimidad con el Señor.

viernes, 30 de julio de 2010

GOTAS PARA EL ALMA

Entre más intensamente nos sentimos acerca de una idea o una meta, más seguramente la idea, enterrada profundamente en nuestro subconsciente, nos dirigirá a lo largo del camino a su cumplimiento. –Earl Nightingale

Hay una pequeña diferencia entre personas, pero esa pequeña diferencia hace una gran diferencia. Esa pequeña diferencia es la actitud; la gran diferencia es si es positiva o negativa. –W. Clement Stone

Los años arrugan el cuerpo, pero el rendirnos arruga el alma. –Douglas McArthur

Lancemos el corazón más allá del límite y nuestro cuerpo le seguirá. –Norman Vincent Peale

Más vale que hagamos lo mejor al vivir, actuar y pensar hoy, porque hoy es la segura preparación para mañana y todos las demás mañanas que le seguirán. –Harrie Martineau

Hagamos algo cada día que no queramos hacer; esta es la regla de oro para adquirir el hábito de cumplir con nuestro deber aun que nos duela. –Mark Twain

El pensar es fácil, actuar es difícil, y el poner nuestros pensamientos en acción es la cosa más difícil en el mundo. –Johann Wolfgang von Goethe

La mejor medida del carácter de una persona es (1) cómo trata a la gente que no le pueden beneficiar en nada, y (2) cómo trata a la gente que no puede pelear de vuelta. –Abigail van Buren

Aquel que cada mañana planea sus negocios del día y sigue ese plan, lleva un hilo que le guía a través del laberinto de la vida más ajetreada. Pero donde no se planea, donde el uso del tiempo se rinde a lo que venga, el caos pronto reinará. –Victor Hugo

Es en nuestros momentos de decisión que se forja nuestro destino. –Anthony Robbins

Si un hombre vacía su cartera en su cabeza, nadie se la puede robar. Una inversión en conocimiento siempre paga el mejor dividendo. –Benjamin Franklin

Arriesgue más de lo que los demás consideren seguro. Interésese más de lo que los demás piensen sabio. Sueñe más de lo que los demás piensen práctico. Espere más de lo que los demás piensen posible. –Claude T. Bissell

Si nuestra imaginación nos lleva a comprender cuán rápidamente la gente nos concede nuestras peticiones cuando las mismas apelan a sus propios intereses, podremos alcanzar casi cualquier cosa que nos propongamos. –Napoleon Hill

Hasta que nos valoremos a nosotros mismos, no valoraremos nuestro tiempo. Hasta que valoremos nuestro tiempo no haremos nada con él. –M. Scott Peck

Yo dije: Señor, ten misericordia de mí; Sana mi alma, porque contra ti he pecado. Salmo 41:4.

¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.Salmo 42:5.

INVOLUCRANDOME

Lectura: Lucas 10:30-37.
"Clemente y misericordioso es Jehová" Salmo 111:4
Fred exclamó: «¿Acaso nadie va a ayudar a ese pobre hombre?», cuando él y mi esposo, Tom, se dieron cuenta de cuál había sido la causa para que el tráfico avanzara lentamente por la transitada carretera de cinco carriles. Un hombre yacía tumbado entre los carriles con su bicicleta sobre él, mientras los vehículos simplemente le esquivaban y pasaban de largo. Fred encendió las luces intermitentes de advertencia y bloqueó el tráfico con su automóvil. Luego él y mi esposo salieron para ayudar al hombre maltrecho.
Fred y Tom se involucraron, al igual que el samaritano en la historia de Jesús en Lucas 10. Ellos también vencieron toda renuencia que pudieran haber tenido para tenderle la mano a un hombre en peligro. El samaritano también tuvo que vencer los prejuicios raciales y culturales. Las personas de las que habríamos esperado ayuda mostraron indiferencia ante la difícil situación del hombre herido.
Es fácil encontrar razones para no involucrarse. Nuestras ocupaciones, la indiferencia y el temor a menudo están al comienzo de la lista. Pero, al buscar seguir fielmente a nuestro Señor, seremos más y más conscientes de las oportunidades para mostrar el tipo de compasión que Él mostró (Mateo 14:14; 15:32; Marcos 6:34).
En la parábola del Buen Samaritano, Jesús elogió al hombre que había actuado por compasión aun cuando hacerlo le era inconveniente, difícil y costoso. Luego, Él nos dijo a nosotros: «Ve, y haz tú lo mismo» (Lucas 10:37).
La verdadera compasión hace trabajar el amor.

miércoles, 28 de julio de 2010

DOBLE ABANDONO


«Quédate aquí —dijo la mujer aparentando afecto—. Aquí vas a estar bien. Verás correr a los perritos y te vas a entretener.» Luego puso una bolsa con pañales a su lado y una nota escrita que decía: «Me llamo John King; padezco la enfermedad de Alzheimer», y desapareció, abandonando al anciano en una pista de carreras de perros.

La que abandonó al anciano era Sue Gifford, mujer de cuarenta y un años de edad. El anciano abandonado era su propio padre, de ochenta y dos años, víctima de Alzheimer. Para librarse de la carga que significa esa enfermedad, la hija lo llevó a una pista de carreras de perros y lo abandonó en su silla de ruedas. El juez la condenó a seis años de prisión.

Este caso, que apareció en uno de los periódicos de Estados Unidos, conmovió a toda la comunidad. Se sabe que la enfermedad de Alzheimer es dolorosa. Deja a la persona totalmente inhabilitada. Ya no puede valerse por sí misma. Es un caso patético del ser humano que ha perdido lo mejor que tiene: la chispa de la inteligencia. Esa es la condición de la víctima de Alzheimer. Es una muerte en vida.

No obstante, hay una ley universal que descansa sobre el ser humano: «Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios» (Éxodo 20:12). Es el quinto mandamiento del decálogo de Moisés. Abandonar a los padres ancianos por cualquier causa que sea, y especialmente si es sólo por quitarnos de encima el estorbo que ellos nos resultan, es el colmo de la ingratitud y el desprecio.

En muchos lugares hay establecimientos excelentes que se especializan en prestar la atención debida a los ancianos. Y muchos hijos, con sabiduría y cariño, internan allí a sus progenitores inhabilitados. Pero no los abandonan. Los visitan. Y los hijos se toman el tiempo de estar con ellos, mostrando preocupación y ternura.

Sin embargo, cuando los hijos no tienen la facilidad de internar a sus padres en lugares como esos, tienen que ponerse en juego otros recursos. En tales casos hace falta un amor muy especial y un cariño único.

El mandamiento de honrar a nuestros padres viene de Dios. También vienen de Dios, para quien los desee, la inspiración, la paciencia y la determinación de proceder conforme a los eternos y justos mandamientos divinos. Honremos a nuestro padre y a nuestra madre. Algún día seremos nosotros los que recibamos esa honra.

Hermano Pablo

lunes, 26 de julio de 2010

VENENO EN LAS CALLES

La noticia cayó como una bomba en esa pequeña ciudad. Y no era para menos. La ciudad estaba envenenada. Sus calles estaban llenas de tóxico. Vivir ahí era exponerse al cáncer, a enfermedades nerviosas y aun a la muerte por intoxicación.

Era la ciudad de Times Beach en el estado de Missouri, Estados Unidos. Años atrás, la municipalidad había cubierto las calles no pavimentadas con una mezcla de aceite quemado y una sustancia llamada dioxina. Esa sustancia es eminentemente tóxica, y cuando las lluvias comenzaron a lavar las calles, la dioxina produjo emanaciones y contaminó las aguas.

«Hay muerte en esas calles —advirtió el gobierno—. Todos ustedes deben abandonar la ciudad.»

Fue notable el caso de la pequeña Times Beach. La dioxina usada para pavimento envenenó la ciudad. Lo mismo pasó en años anteriores en la ciudad de Sevesa, Italia, que usó la misma sustancia para pavimentar sus calles.

La gente respiraba veneno sin darse cuenta. Pisaba el veneno. Bebía el veneno que se infiltraba en las aguas, y el veneno comenzaba su obra funesta en las personas. Vivir en Times Beach era vivir muriendo.

Lo mismo podría decirse de casi cada ciudad grande o pequeña del mundo occidental. Porque las calles están llenas de veneno, y vivir en ellas es exponer el cuerpo, el alma y el espíritu. Vivir en una ciudad moderna es vivir en un arsenal, un cementerio, un lupanar expuesto y una cloaca abierta.

Se debe, en parte, al crimen violento al que nos vemos abocados cada vez que salimos a caminar; en parte, a la cantidad de cantinas y licorerías que ofrecen atractivamente su mercadería mortal; en parte, a la desvergonzada provocación de prostitutas y homosexuales.

Lo que se dijo de Sevesa y de Times Beach puede decirse de casi toda ciudad del mundo: «Hay muerte en esas calles.» Pero no es muerte por la dioxina sino muerte por el pecado. Sí, por el pecado del corazón humano que ya desborda para inundar todo: calles, casas, escuelas y oficinas.

Por eso es necesario reaccionar y tomar una decisión: la de no permitir que la corrupción de las calles invada nuestro hogar, nuestra familia y nuestro propio corazón. Invitemos a Cristo a que venga a vivir en nuestro corazón. Sólo así podremos librarnos de toda corrupción.

Hermano Pablo

A PESAR DE TODO... VUELA

Cuando el camino se hace cuesta arriba…
NO LO DEJES
Cuando las cosas andan mal…
NO ABANDONES
Cuando no consigas resultados y se sumen los problemas…
NO TE RINDAS
Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar…
NO TE CAIGAS
Cuando la suerte, te sea adversa y no encuentres fuerzas para seguir…
NO RENUNCIES
Cuando no encuentres compañeros de lucha…
NO TE APURES
¡Hay manos que sostienen las tuyas!
Cree y siente cada minuto de tu vida, deja que tu alma “vuele libre” por los jardines hermosos de la confianza en Dios, que llega donde nuestra visión no puede alcanzar, pero sí nuestro corazón puede sentir.
¡Tu alma desea estar libre para darte fuerza y estímulo!
INTÉNTALO
Cierra los ojos por algunos minutos y deja tus pensamientos volar por sitios de amor.
No podemos cambiar el mundo, ni quitar todo el dolor de la tierra, ni tener ya, resueltos todos nuestros problemas, pero podemos mirar con amor, cada minuto de nuestra vida..
Si pensamos que todo es pasajero, miremos con Amor lo negativo, que te encamina a la perfección, y luego observaremos con felicidad el cambio del mal en bien, de tristezas en alegrías.
Lo que hoy nos hace sonreír fueron las cosas que nos hicieron llorar ayer.
Nuestras faltas de hoy, también son las alegrías de mañana.
Las personas se van, los amores se pierden en el tiempo, los problemas se solucionan, hasta el mismo sol se va cada noche para renacer al día siguiente… no te quedes en el medio del camino porque allá, adelante… ¡te espera la recompensa de Jesús!
Autor Desconocido.
Dios te hizo para volar.
Para ir por encima de las circunstancias de la vida y mirar hacia el cielo.
Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. Éxodo 19:4.
Y dije: !!Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría. Salmo 55:6
Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé Hasta que pasen los quebrantos. Salmo 57:1

MODELOS DE CONDUCTA

Lectura: Filipenses 2:12-18.
"Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha" Filipenses 2:14-15
Durante un verano de escándalos deportivos internacionales que involucraban apuestas y abuso de sustancias prohibidas, dos atletas recibieron aplausos tanto por su carácter como por sus logros profesionales. Una multitud que alcanzó la cifra récord de 75.000 espectadores vitoreó a Cal Ripken Jr. y a Tonny Gwynn durante su inclusión en el Salón de la Fama del Béisbol del 2007. «Nos guste o no —dijo Ripken—, en nuestra calidad de jugadores de las grandes ligas somos también modelos de conducta. La única pregunta es, ¿será esto algo positivo o negativo?»
Gwynn hizo eco del sentimiento: «Hay mucho más en juego que simplemente jugar béisbol… Somos responsables, tenemos que tomar buenas decisiones y mostrar a las personas cómo se supone que se deben hacer las cosas».
Cada día, las personas nos observan. Como seguidores de Cristo, el desafío de Pablo nos guía a ser «irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo» (Filipenses 2:15).
Comprometernos hace que los demás se desilusionen, mientras que mostrar entereza de carácter alberga la esperanza. Cuando la vida de nuestro Salvador fluye desde nuestro interior, podemos alentar a los demás e indicarles el camino hacia Él.
¿Qué tipo de modelo de conducta seremos hoy para quienes nos están observando?
Los mejores modelos de conducta se parecen a Cristo.