sábado, 17 de julio de 2010

CASA NUEVA, VIDA NUEVA, MUERTE VIEJA

En la casa todo era alegría, festejo y felicidad. La casa estaba recién construida, y la familia se había mudado hacía apenas tres horas. Además del festejo por la casa nueva, se brindaba por la felicidad de una pareja de recién casados.

Así mismo, en el jet de fabricación británica, todo era festejo y alegría también. El avión estaba recién reparado, y volvía a la casa de su dueño, el magnate liberiano Hawker Siddeley. El ingeniero de vuelo, Joseph Dovillie, inglés de cuarenta y un años de edad, se sentía feliz también.

Pero la tragedia los envolvió a todos. El avión falló a poco del despegue. Se vino a tierra y chocó contra la casa. Diecisiete personas murieron en el accidente, entre ellos la pareja de recién casados. La casa y el avión se incendiaron y quedaron reducidos a cenizas. Todo esto ocurrió en Khartoum, Sudán, en abril de 1983.

Hay tragedias de la vida real que parece que fueran pura fantasía. Llegan a ser una acumulación de hechos y de circunstancias que parecen más propios de una película de horror que de la vida que todos suponemos debiera ser tranquila, feliz y ordenada.

He aquí toda una familia que celebra una doble felicidad, natural en cualquier familia: una casa nueva, recién comprada, y una pareja nueva, recién casada. Y he aquí un avión jet ultramoderno, que despega airoso del aeropuerto, para realizar un viaje que se supone es de placer.

Pero en cuestión de minutos: la caída del avión, el impacto en la casa, el incendio que estalla pavoroso, y ambos eventos felices que se convierten en escenas de horror y de espanto. De la felicidad más intensa se pasa, en un momento, a la desgracia, la ruina y la muerte.

¿Qué conclusión podemos sacar de esto? Una conclusión tan vieja como el hombre mismo: la muerte acecha a cada paso; por lo tanto, siempre hay que estar preparado. Hoy estamos vivos, sanos, bien provistos y felices. Mañana podemos estar enfermos, agónicos, arruinados o muertos.

¿Cuál es la actitud que nos conviene adoptar ante esta fragilidad e inseguridad de la vida humana? Estar preparados para cualquier eventualidad. Y como el Único que nos promete seguridad permanente y vida eterna es Cristo, entonces hoy, en este momento mismo, cuando el bienestar nos rodea —hoy y no mañana— más vale que recibamos a Cristo como Señor y Salvador.

Hermano Pablo

MATA LA ARAÑA

Los cristianos a veces tenemos los sentimientos confundidos acerca de nuestros pecados. Tenemos miedo de ser dañados por nuestros pecados, y
queremos ser perdonados. Pero no estamos seguros de querer librarnos de ellos ya ahora.
Un hombre me dijo que tiene un mal hábito que está estorbando su comunión con Dios y que daña su testimonio cristiano.
Dice que ruega que Dios le perdone por su adicción, pero no lo deja. Me recuerda al hombre del antiguo relato que a menudo iba al frente de la iglesia y se arrodillaba ante el altar y oraba: “Señor, quita las telarañas de mi vida” .
Un domingo su pastor, cansado de oír la misma vieja oración, se arrodilló al lado de él y clamó: “¡Señor, mata la araña!”
Si, a veces es necesario una acción radical para romper un hábito pecaminoso. Tenemos que hacer más que pedirle a Dios limpieza cada vez que sucumbimos a la tentación, por importante que esto sea. También tenemos que pedir a Dios que nos ayude a tomar los pasos necesarios para mantener las telarañas fuera de nuestras vidas.
Tenemos que aborrecer nuestros pecados, confesar nuestra esclavitud al mismo, y decidir terminar con ellos. Luego tenemos que llenar nuestras mentes con buenos pensamientos y mantenernos apartados de la gente y de los lugares asociados con nuestros pecados. Esto es lo que Cristo quería decir cuando dijo: “Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo”… Matar la araña impide que se acumulen las telarañas.
PENSAMIENTO: La admisión del pecado no es suficiente: Es preciso abandonarlo

Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo. (Mateo 5:29)

Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David al Señor: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Dios, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente. 2 Samuel 24:10.


CUANDO LA TIERRA TIEMBLA

Lectura: Salmo 18:1-6.
"En mi angustia invoqué a Jehová" Salmo 18:6
Varios días después de un devastador terremoto en el área de San Francisco, se vio a un muchacho meciéndose y balanceándose en el patio de juegos del colegio. Su director le preguntó si estaba bien; el muchacho asintió con la cabeza, y dijo: «Me estoy moviendo como la tierra, para que, cuando haya otro terremoto, yo no lo sienta». Él quería prepararse para otro temblor de tierra.
Algunas veces, después de un trauma, nos preparamos para lo que pueda venir después. Si recibimos una llamada por el teléfono móvil anunciando malas noticias, cada vez que el teléfono suena sentimos pánico y nos preguntamos: ¿Y ahora qué habrá pasado?
La «tierra estaba temblando» para el salmista David después de que el rey Saúl trató de matarle (1 Samuel 19:10). Corrió y se escondió. Pensó que lo que seguiría sería la muerte y le dijo a su amigo Jonatán: «Apenas hay un paso entre mí y la muerte» (20:3). Escribió: «Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron» (Salmo 18:4).
David clamó al Señor en su angustia (v.6) y encontró que Él era un apoyo, Alguien en quien podía confiar que siempre estaría con él. Dijo: «Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;… mi alto refugio» (v.2). El Señor será eso para nosotros tambien cuando la tierra tiemble debajo de nuestros pies.
Para sobrevivir a las tormentas de la vida, fija tu ancla a la Roca de los siglos.

SIGUE A JESUS

viernes, 16 de julio de 2010

OBRAS MAESTRAS DE DIOS


Lectura: Efesios 2:1-10.
"...somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" Efesios 2:100
El Museo de Arte de Grand Rapids tiene más de 5000 obras, que incluyen 3500 impresiones, dibujos y fotografías; 1000 obras de diseño; y 700 pinturas y esculturas. Al leer acerca del nuevo museo y proyectar visitarlo, no pude evitar pensar en el "museo" de Dios.
Dios es un artista y Su creación es magnífica más allá de todo calificativo. ¡Pero esta no es Su obra más grandiosa!. La obra maestra de Dios es habernos redimido. Cuando aún estábamos muertos en nuestros pecados, Él nos dio vida por medio de Su hijo Jesucristo (Efesios 2:1,5). Pablo les recordó a los efesios que ellos eran "hechura" o poiema de Dios (v. 10), término griego que significa "poema" y "obra de arte". El museo de arte de Dios es la Iglesia, llena de millones de obras maravillosas: Su pueblo.
Pablo dijo que ser la obra de arte de Dios debe generar algo en nosotros. La idea es que no nos quedemos inmóviles y en silencio en el museo de la comunión, sino más bien, que mostremos el amor de Dios en forma práctica por medio de las buenas obras. Jesús dijo que estas buenas obras glorifican a nuestro Padre celestial (Mateo 5:16).
Dios no nos creó de nuevo en Su Hijo para que fuéramos piezas de museo. Nos redimió para que nuestras buenas obras exhibieran el fulgor de Su redención y gracia, y llevaran a un mundo en tinieblas hacia la luz de Su amor.
El mejor testimonio lo dan los que testifican con sus vidas.

NECESITO ALGUIEN

Necesito de Alguien….
• Que me mire a los ojos cuando hablo.
• Que escuche mis tristezas y angustias con paciencia y aún cuando no comprenda, respete mis sentimientos.
• Necesito de alguien que venga a luchar a mi lado sin ser llamado.
• Alguien lo suficientemente amigo para decirme las verdades que no quiero oír, aún sabiendo que puedo irritarme.
• Por eso, en este mundo de indiferentes, necesito de alguien que crea en cosas misteriosas, desacreditadas, casi imposibles como laamistad, la democracia, la justicia, la sinceridad, la familia, el amor y Dios.
• Que se obstine en ser leal, simple y justo.
• Que no se vaya si algún día pierdo mi oro y no pueda ser más la sensación de la fiesta.
• Necesito de un amigo que reciba con gratitud mi auxilio, me mano extendida, aún cuando eso sea muy poco para sus necesidades.
• No pude elegir a quienes me trajeron al mundo, pero puedo elegir mi amigo.
• En esta búsqueda empeño mi propia alma, pues son una amistad verdadera, la vida se torna más feliz, más rica y más bella.
Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien. Job 22:21
Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, Y andábamos en amistad en la casa de Dios. Salmo 55:14
El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo. Proverbios 17:9

DETRAS DEL EDIFICIO

Lectura: 1 Pedro 4:8-11.
"Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano" 1 Corintios 15:58
El lugar donde trabajábamos era caluroso, sucio y olía mal. Habíamos viajado miles de kilómetros para hacer algunos proyectos de trabajo, y aquel día estábamos pintando la parte trasera de un edificio de aulas en una escuela para sordos. Las únicas personas que alguna vez verían esta parte del edificio serían el encargado de cortar el césped y cualquier otro infeliz que tuviera que trabajar en la fosa séptica.
Sin embargo, mientras los jóvenes adultos pintaban diligentemente, una de las muchachas puso este hecho en perspectiva al decir: «Nadie vendrá jamás hasta aquí atrás para ver esto, pero Dios lo verá. Así que,vamos a dejarlo bonito». Y lo hicimos.
Algunas veces nos sentamos en nuestro escritorio y pensamos que nadie ve nuestro trabajo. O estamos ante una línea de ensamblaje montando pieza tras pieza de manera interminable. Tal vez cuidamos a bebés que lloran en la guardería de la iglesia. O vivimos la mejor vida cristiana que podemos, sin que nadie lo note.
A menudo, nuestro trabajo se encuentra «detrás del edificio». Pero, si hemos sido llamados por Dios para hacer eso, tenemos que realizar nuestro trabajo con todo nuestro corazón. Como parte de nuestro llamado a amar a los demás profundamente (1 Pedro 4:8), ofrecer hospitalidad (v.9) y usar nuestros dones para servir a los demás (v.10), nuestra tarea es realizar el trabajo con la fortaleza de Dios para traer alabanza y gloria a Él, no a nosotros mismos. Lo importante es que a Dios le guste lo que vea.
Ningún servicio para Cristo le pasa desapercibido a Él.