viernes, 9 de julio de 2010

LAS MAYORES DELICIAS DEL CIELO

Lectura: Apocalipsis 22:1-5.
"Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,… son las que Dios ha preparado para los que le aman" 1 Corintios 2:9
¿Cuál será uno de los gozos supremos del cielo?
Joni Eareckson Tada, quien quedó discapacitada siendo una adolescente en un accidente al zambullirse en un lago, ha sido parapléjica por más de 40 años. Podríamos pensar que su mayor anhelo sería poder caminar, incluso correr, libre del confinamiento de su silla de ruedas.
Pero Joni nos dice que su mayor deseo es ofrecer una «alabanza que sea pura». Ella explica: «No quedaré inválida a causa de las distracciones, ni quedaré discapacitada por la falta de sinceridad. No quedaré impedida por un corazón tibio y aburrido. Mi corazón se unirá al tuyo y rebosará con efervescente adoración. Finalmente podremos tener comunión plena con el Padre y el Hijo. Para mí, ésta será la mejor parte del cielo».
¡Cuánto le habla eso a mi corazón dividido, y cómo cautiva a mi espíritu carente de visión! ¡Qué bendición ofrecer «una alabanza que es pura» sin pensamientos divagantes, sin pedidos egocéntricos, sin la incapacidad de poder remontarme sobre mi lenguaje limitado a la tierra!
En el cielo, «no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán» (Apocalipsis 22:3). Que la perspectiva del cielo nos haga capaces de experimentar, incluso aquí y ahora, un adelanto de esa adoración glorificadora a Dios.
Ver a Jesús será el gozo más grande del cielo.

ABRE NUESTROS OJOS

CON TODO TU CORAZON

Blondin era un acróbata siglo 19, famoso por su acto de cuerda floja a 50 metros por encima de las Cataratas del Niágara en una cuerda que midió 335 metros de largo.
En 1860 un grupo de Real de Gran Bretaña vio a Blondin cruzar la cuerda floja sobre pilotes, y otra vez con los ojos vendados. Luego arrastrando carretilla de un lado a otro, y regresó con un saco de las patatas en ella.
Entonces Blondin se acercó a la comitiva real. Pidió hablar con el duque de Newcastle, “¿cree usted que podría llevar a un hombre por la cuerda floja en esta carretilla? ”
“Sí, creo”, dijo el duque.
“Sube, entonces”, respondió Blondin.
Bueno, el duque se negó al reto de Blondin. Podría haber creído a Blondin que podría hacerlo, pero él no iba a confiar en él su vida.

Reflexión:

Usted ve que es lo que confiar en el Señor con toda tu corazón es, “subir en la carretilla!”.
Dios confió en nosotros tanto que nos dio un regalo. Él nos dio el don de su Hijo único, Jesucristo.
Si aceptamos este regalo de Dios, somos un pueblo eterno.
Ahora no podemos devolver a Dios su don, pero podemos dar a Dios un regalo, el don de la fe. Ahora bien, este don de la confianza en Dios, significa que estamos confiando completamente en Él. No nos apoyamos en cualquier otra cosa sino en Dios. No confíamos en nuestra propia fuerza o la fuerza de los demás. Damos toda la fuerza que tenemos, tanto física como mentalmente a la voluntad del Espíritu Santo.
Confía en Dios y Sólo en Dios!

¿CÓMO ESTA SU CONFIANZA últimamente?

Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.
Proverbios 3:5-6

EL FERROCARRIL MAS ALTO DEL MUNDO

La gente decía que no podía hacerse: construir un ferrocarril sobre el nivel del mar desde la costa del Océano Pacífico hasta la Cordillera de los Andes, el segundo sistema montañoso más alto del mundo después del Himalaya.
Pero eso era, precisamente, lo que Ernest Malinowski, un ingeniero nacido en Polonia quería hacer. En 1859, se propuso construir una línea de ferrocarril desde Callao en la costa del Perú hasta el interior del país, a una elevación de más de quince mil pies.
Si se alcanzaba el éxito, sería el ferrocarril más alto del mundo.
Los Andes son unas montañas traidoras. La altitud hace muy difícil el trabajo, pero hay que agregar a esto, las bajas temperaturas, los glaciares y el potencial de actividad volcánica. Y las montañas se suben desde el nivel del mar hasta decenas de miles de pies en una distancia muy corta.
Ascender a esas alturas en aquellas montañas dentadas requeriría toboganes, rutas en forma de zigzag y numerosos puentes y túneles.
Pero Malinowski y sus trabajadores triunfaron. Jans S. Plachta dice: «Hay aproximadamente cien túneles y puentes, y algunos de ellos son verdaderas hazañas de ingeniería.
Es difícil visualizar cómo pudo hacerse este trabajo con un equipo de construcción relativamente primitivo, grandes alturas y un terreno montañoso lleno de obstáculos».
Hoy día, el ferrocarril es un testimonio a la tenacidad de los hombres que lo construyeron. Sin importar lo que pudiera ocurrir en el proceso, Malinowski y su equipo nunca, nunca, nunca se dieron por vencidos.
Maxwell, J. C. (2001; 2003). Las 17 Cualidades Esenciales de un Jugador de Equipo. Thomas Nelson, Inc.
Hay algo difícil? Probablemente, pero quizàs no imposible. Los grandes soñadores no se detienen. Cada obstáculo podría ser un desafío pero jamás un impedimento. Dios está a tu lado para darte la fuerza. Nunca te detengas aterrorizado. Ve adelante. Este podría ser un gran día en tu vida.
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Así como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.
Sé fuerte y valiente, porque tú darás a este pueblo posesión de la tierra que juré a sus padres que les daría.
Solamente sé fuerte y muy valiente; cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó; no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. Josué 1:5-7

LA VIDA EL AMOR Y EL CHOCOLATE


Lectura: 1 Juan 3:16-23.
"…andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros" Efesios 5:1-2
Un comentario que leí en uno de mis blogs favoritos captó mi atención. Era la mañana de su noveno aniversario de bodas. Como no tenía mucho dinero, el autor salió corriendo para traerle a su esposa, Heidi, su pastel francés favorito —pain au chocolat (pan de chocolate). Después de haber corrido por varios kilómetros, llegó a casa, exhausto, sólo para encontrarla a ella en la cocina justo cuando estaba sacando una hogaza de pan crujiente relleno de chocolate del horno. Era un pain au chocolat.
Ese esposo, Jeff, comparó su vida con Heidi con las vidas de las personas en la historia corta de O. Henry Gift of the Magi (El regalo de los magos). Cuenta acerca de un hombre que vendió su única posesión de valor —un reloj de bolsillo— para comprarle una peineta a su esposa, quien a su vez vendió su bella y larga cabellera para comprar una cadena de oro para el reloj de su esposo.
Sería genial no tener problemas de dinero, pero es más importante darnos cuenta del inmensurable valor de las personas por las que nos preocupamos. Algunas veces necesitamos que nos recuerden que adquirir «cosas» no es tan importante como apreciar a las personas que Dios ha colocado en nuestras vidas. Cuando colocamos los intereses de los demás por encima de los nuestros (Filipenses 2:3), aprendemos lo que significa amar, servir y sacrificarse. De hecho, así es como imitamos a Cristo en nuestras relaciones (Efesios 5:1-2).
La vida, el amor y el chocolate saben mejor cuando se comparten con los demás.
Al amor nunca le da miedo dar demasiado.

jueves, 8 de julio de 2010

MAMÁ CANGURO

Edgar Rey y Héctor Martínez, médicos colombianos, terminaron de hacer el paquete. Contemplaron su obra y se sintieron satisfechos. Era un paquete bien hecho, bien ajustado, obra de varios años de investigación.

No habían empaquetado instrumentos quirúrgicos, ni habían empaquetado drogas ni medicinas. Tampoco habían empaquetado un cadáver para conducirlo al sepulcro. Por el contrario, los doctores Rey y Martínez, ginecólogos de Bogotá, Colombia, habían empaquetado un bebé al pecho de su madre.

Estos médicos desarrollaron una nueva técnica para salvar la vida de los bebés que nacen con muy poco peso, algunos con apenas un kilo. En vez de ponerlos en una incubadora y alimentarlos con soluciones químicas, los ponen junto al pecho de su madre y les dan leche materna. Por eso el método se conoce con el nombre de «mamá canguro». El resultado ha sido asombroso. Los bebés se reponen mucho más rápido y ganan mucho más peso que con el método científico tradicional.

No hay duda de que es un gran logro el método de estos médicos colombianos. Cansados de la ciencia y la tecnología, se propusieron salvar la vida de los bebés por el método natural, el método biológico, más que por el científico metodológico.

No hay mejor calor que el calor de la madre —sostienen ellos—, y no hay mejor alimento que la leche materna; es más, no hay mejor sonido para el bebé recién nacido que el latido del corazón de su madre.

Lo natural siempre será superior a lo artificial, así como lo biológico a lo científico y lo divino a lo humano. Ya lo dice el antiguo proverbio latino: «Aunque expulses a palos la naturaleza, ella regresará una y otra vez.»

Bienvenido este descubrimiento de los doctores Rey y Martínez. Nos ayuda a comprender mejor las leyes espirituales. ¿Cuál es el mejor método para solucionar el primer problema humano, que es el pecado? ¿Los métodos humanos, científicos, o el método natural, divino?

Ni las proposiciones de la sociología, ni las recetas de la psicología ni los argumentos de la filosofía sirven para quitar la carga de pecado del alma humana. Sólo la alivia el método divino.

¿Y cuál es el método divino? Poner todas nuestras culpas sobre Jesucristo, que murió por nosotros en la cruz a fin de ofrecernos gratuitamente la reconciliación con Dios mediante la fe en Él. Ese método es infalible.

Hermano Pablo

CON POCO PESO

Mientras me preparaba para correr, me costó decidir qué debía ponerme.
Había sol, pero el viento era helado. El cielo estaba claro, pero el pronóstico del tiempo anunciaba lluvia. ¿Una capa o una casaca? El explorador que tengo dentro prevaleció. Me puse ambas cosas.
Tomé mi radiocasete portátil pero no pude decidir qué cinta iba a llevar. ¿Sermón o música? Sí, adivinó; llevé ambas cintas. Para mantenerme en contacto con mis hijos llevé un celular.
Para que nadie me robara el auto, puse las llaves en el bolsillo. Como precaución por si me daba sed, eché unas cuantas monedas también en el bolsillo. Ahora parecía más una mula de carga que un corredor. Había corrido unos ochocientos metros (más o menos media milla) cuando tuve que sacarme la casaca y la escondí en un arbusto.
Esa clase de peso le reduce la velocidad.
Lo que ocurre cuando uno sale a correr vale también para la fe. Dios tiene una gran carrera para que usted la corra. Bajo su cuidado, irá donde nunca ha estado y servirá de un modo que nunca soñó. Pero tiene que deshacerse de todo peso. ¿Cómo podría difundir gracia si está lleno de culpa?
¿Cómo ofrecer consuelo si está desalentado?
¿Cómo puede levantar la carga de otro si sus brazos están cargados con su propia carga?
Por amor a los que ama, aligere su equipaje.
Por amor al Dios que sirve, aligere su equipaje.
Por amor a su propio gozo, aligere su equipaje.
En la vida hay pesos que usted simplemente no puede llevar. Su Señor le pide que baje su carga y confíe en Él. Él es el padre en el lugar donde se reclama el equipaje. Cuando un padre ve a su hijo de cinco años que trata de arrastrar y sacar del carrusel el baúl de la familia, ¿qué dice? El padre dirá a su hijo lo que Dios le dice a usted.
«Deja, hijo mío. Yo lo llevaré».
¿Qué le parece si le tomamos a Dios su palabra en esta oferta? Podríamos encontrarnos más livianos en nuestro viaje.
Digamos de paso que he exagerado mis problemas con el equipaje.
«Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5.7).