domingo, 4 de abril de 2010

LA MAS ANCIANA DE LA IGLESIA


También esta mañana a sido reconocida la señora Maria la mas anciana de la iglesia con 83 años.

DANIELA Y DANIEL


Aqui tenemos al hijo de Camilo y Jesenia por cierto el niño se llama Daniel Ochoa.

Y esta morenaza es a hija de nuestros hermanos Gabriela y Orlando y la niña se llama Daniela Morales.

PRESENTACIÓN


Esta mañana ha sido presenta a dios Benjamín Lucas

sábado, 3 de abril de 2010

¿QUIÉN MATÓ A CRISTO?


—¿Quién mató al yigüirro?
—Yo, yo lo maté
con mi arco y mi flecha
—dijo el soterré.

—¿Quién en su agonía
lo miró sufrir?
—Yo —dijo la mosca—,
yo lo vi morir.

—¿Quién cogió su sangre
color de rubí?
—Yo —dijo el pescado—,
yo la recogí.

—¿Quién cosió su herida?
—El águila fue,
con su hilo y su aguja,
su pico y su pie.

—¿Quién abrió la tumba,
allá en el panteón?
—La niña lechuza
con su azadón.

—¿Quién cantó la misa
en el funeral?
—Padre zopilote,
que canta tan mal.

—¿Y sin la mortaja,
qué iremos a hacer?
—Los pollos ligeros
la irán a traer.

—¿Quién al campanario
subirá a doblar?
—El toro, que sabe
muy bien repicar.

—¿Quién en el entierro
guiándonos irá?
—La golondrinita
se ha ofrecido ya.

—La triste noticia,
¿quién irá a llevar?
—Yo —dijo la viuda,
rompiendo a llorar.

—¿Quién de sus virtudes
el discurso hará?
—La elocuente lora
de él se encargará.

—¿Quién con triste llanto
lo irá a despedir?
—El ganso, que es hombre
de mucho sentir.1

Estos encantadores versos que aprendieron alguna vez los niños en las escuelas primarias de Costa Rica inspiraron la siguiente poesía basada en la historia sagrada:

—¿Quién mató a Cristo?
—Yo lo crucifiqué,
yo y los jefes judíos
—dijo el sumo sacerdote.2

—¿Quién lo entregó, de los doce,
con un beso en la mejilla?
—Yo —dijo Judas Iscariote—,
por treinta monedas de plata.3

—¿Quién se lavó las manos
en señal de inocencia?
—Yo —dijo Pilato,
con la conciencia remordida.4

—¿Quién negó al Maestro,
que lo miró de frente?
—Yo —dijo Pedro,
llorando amargamente.5

—¿Quién le llevó el madero
a la cima del Calvario?
—Yo, Simón el cireneo,
para aliviar su tormento.6
—¿Quién de los de cerca
lo miró sufrir?
—Yo —dijo Juan, a quien amaba—,
yo lo vi morir.7

—¿Quién al lado suyo
le imploró clemencia?
—El ladrón arrepentido,
humillado en su presencia.8

—¿Quién dijo aterrado:
«¡Éste era el Hijo de Dios!»?
—El centurión romano,
cuando la tierra tembló.9

—¿Quién limpió su sangre
de color carmesí?
—Yo —dijo la madre—,
yo la recogí.10

—¿Quién ungió su cuerpo
para la sepultura?
—Yo —dijo Nicodemo—,
con áloe y con mirra.11

—¿Quién le dio una tumba
de su propiedad?
—José de Arimatea,
quien selló la entrada.12

—¿Quién llevó las nuevas
de su resurrección?
—María Magdalena.
¡Había visto al Señor!13

—¿Quién lo vio ascender
en las nubes hacia el cielo?
—Cada apóstol de los once,
a quienes comisionó.14

—¿Quién mató a Cristo?
—Yo, yo lo maté
con mi culpa y mi pecado.15
—¡Señor, perdóname!


LA PIEDRA DE TU SEPULCRO

1 El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. 2 Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo:
--¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!
3 Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. 4 Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. 5 Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. 6 Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; 7 y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. 9 Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. 10 Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa. (Juan 20:1-10)

Cuando María Magdalena fue al sepulcro aquella mañana muy de temprano, su mayor preocupación era quién removería la piedra de entrada al sepulcro para que ella y la otra María pudieran ungir el cuerpo de Jesús con las hierbas aromáticas.

Como buenas mujeres judías habían tomado la responsabilidad de conseguir las hierbas y muy de temprano dirigirse al sepulcro a cumplir con su responsabilidad para con el Maestro.

La piedra física que tapaba la entrada, era analógicamente muy similar a la piedra espiritual que les impedía ver más allá de los agitados sucesos de los últimos días: El Señor arrestado, indagado, humillado, golpeado y finalmente levantado en una cruz. Todo había sucedido muy rápido, el dolor , la confusión de lo pasado, la incertidumbre por lo venidero no les dejaba ver, tal piedra cubría su entendimiento y las llenaba de un profundo sentimiento de tristeza y temor.

Pero esa mañana Dios tenía otros planes. Al llegar al sepulcro, la piedra corrida. La situación había cambiado, algo no estaba bien presintieron ellas, con temor se acercaron y a pesar de que la piedra ya no estaba seguían sin entender.

Hace ya más de 2000 años que Dios decidió correr la piedra del sepulcro, muchos hoy aún no entienden que ha pasado. A pesar que la piedra ha sido corrida, en sus vidas una gran roca les impide ver más allá de la entrada. Una gran piedra les impide poder salir de su propio sepulcro para alcanzar la vida abundante que Jesús posibilitó al subir a la cruz primero y al correr la piedra después (su resurrección).

¿Cuál es la piedra que tapa tu visión hoy? ¿La que no te deja ver que el sepulcro está vacío? Es tal vez la vorágine de la vida, e l trabajo y las obligaciones? ¿Una vieja amargura que no te permite perdonar? ¿La cadena de un pecado de la que no puedes liberarte? ¿La ausencia de un ser querido? ¿El abandono, la soledad, el maltrato, la enfermedad? ¿Cuál es la piedra que no te deja salir de tu sepulcro interior?

Ninguna de estas piedras son obstáculo insalvable para aquél que venció la muerte, a todas ellas Jesús puede correrlas, quitarlas del medio, el mismo poder que lo levantó de la tumba y corrió la piedra es la que está disponible hoy para todo aquél que quiera tener un encuentro con el Resucitado.

¡Sí!, Él ha resucitado para que tú puedas tener vida y vida en abundancia, para sanarte, para limpiarte, para restaurarte y regalarte vida eterna.

Los discípulos que llegaron al sepulcro avisados por las mujeres, vieron y creyeron, aún no habían comprendido que Él tenía que resucitar, pero las evidencias eran ineludibles, la piedra ya no estaba, los hechos hablaban por sí mismos, entonces pudieron creer y su tristeza se volvió en alegría.

Cree en el Señor Jesucristo y su obra de salvación en la cruz por ti, y podrás vivir lo que María Magdalena experimentó después:

-Mujer, ¿por qué lloras?
Ella les dijo:
-Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.
14 Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús…
(Juan 20,13-14)

Podrás ver a Jesús a tu lado, actuando en tu vida, cambiándola y llevándose todas tus lágrimas.

Si tienes inquietudes, preguntas o necesitas ayuda para tomar este paso en tu vida, no dejes de responder a este mail.

jueves, 1 de abril de 2010

EL VALOR DEL EQUIPO

Esta semana quisiera conversar un poco sobre “Trabajo en Equipo” y agradecerle a los miembros de nuestro equipo (ustedes) por involucrarse de verdad.
La mayoría de ustedes me conocen a través de “Momentos Motivadores”, como editora y publicadora, pero también hago otros trabajos, incluyendo evaluación de portales de Internet, rediseño, análisis de registros de redes, e investigación para compañías que buscan mejorar sus ventas o para adquisiciones.
Trabajo con compañías más pequeñas donde las puedo ayudar inmediatamente. Luego este mes voy a comenzar una página “Acerca de Mí” para ponerlos al tanto de los detalles.
A menudo me preguntan el valor de tener a varias personas trabajando en un proyecto. El valor real, como lo veo, si podemos armar un equipo de individuos con talentos únicos, dispuestos todos a escuchar y aprender el uno del otro, nadie podrá vencerles.
En mi trato diario con clientes, soy parte de su equipo, ayudándoles con soluciones, y ellos son parte de mi equipo, ayudándome a mejorar nuestros servicios.
Me gusta pensar de esto como de una compañía virtual con múltiples recursos.
A veces me preguntan: “¿Cómo logramos motivar a nuestra gente a participar de este proyecto?” Les contesto: “Crea que valen, muéstreles que su contribución es importante y que será considerada, y que sì podemos ayudar a la gente a descubrir lo que les motiva individualmente y mostrarles cómo la auto-motivación es su más grande recurso, entonces pienso que los encontrará listos, dispuestos y capaces de ayudar”.
No creo que la gente quiere ser negativa. Sólo pienso que algunas veces somos tan bombardeados diariamente con ello que es difícil cambiar velocidades a la manera en que queremos ser y pensar.
Tan a menudo buscamos respuestas fuera cuando las verdaderas están realmente dentro de nosotros.
A veces nos trabamos y entonces es cuando necesitamos ayudantes: citas, historias, ayudas audiovisuales, seminarios, un entrenador, o el oído amigo de un amigo o familiar para recordarnos lo que queremos y que somos lo suficientemente buenos como para obtenerlo.
Así que la próxima vez que nos sintamos un poco negativos, recordemos a nuestros ayudantes y recobremos la mentalidad que deseamos y seamos parte de este equipo mundial que intenta hacer la diferencia “una persona a la vez” (lo que implica comenzar con nosotros primero).
He aquí un maravilloso y brillante nuevo año para que triunfemos. Inspirémonos a hacer algo que hemos querido por mucho tiempo. Hallemos maneras de mantenernos motivados. Con entrega, esfuerzo y constante evaluación nos hallaremos en camino al éxito.
Marlene
Fuente: www.motivateus.com
El Señor Jesús nos dió el mejor ejemplo de trabajar en equipo. Cuando comenzó su ministerio se rodeó de 12 hombres y ese fue su equipo. Y que equipo!!!. Ya estàs aprovechando la belleza y el valor de tu equipo?
Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Mateo 5:1
Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: !!Señor, sálvanos, que perecemos! Mateo 8:25
Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. Mateo 9:19

¿LE IMPORTA A DIOS?

Lectura: Marcos 14:32-42.
"Y [Jesús] tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte" Marcos 14:33-34
En un terrible año, tres de mis amigos murieron rápidamente uno tras otro. Mi experiencia con las dos primeras muertes no contribuyó para nada en prepararme para la tercera. Apenas si podía hacer otra cosa que no fuera llorar.
Encuentro extrañamente consolador el hecho de que Jesús respondió de una manera muy parecida a la mía cuando enfrentó el dolor. Me consuela saber que Él lloró cuando Su amigo Lázaro murió (Juan 11:32-36). Eso me da una revelación asombrosa de cómo debió haberse sentido Dios con respecto a mis amigos, a quienes Él también amaba.
Y en el huerto la noche antes de Su crucifixión, Jesús no oró: «Oh, Señor, estoy tan agradecido de que me hayas escogido para sufrir en Tu nombre». No, Él experimentó dolor, temor, abandono, incluso desesperación. El libro de Hebreos nos dice que Jesús rogó «con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte» (5:7). Pero no fue salvado de la muerte.
Es demasiado decir que Jesús mismo hizo la pregunta que nos angustia: ¿Le importa a Dios? ¿Qué otra cosa pueden significar Sus palabras en ese oscuro salmo: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»? (Salmo 22:1; Marcos 15:34).
Jesús soportó Su dolor porque sabía que Su Padre es un Dios de amor en quien se puede confiar sin importar cómo se presenten las circunstancias. Demostró con fe que la respuesta final a la pregunta ¿Le importa a Dios? es un rotundo ¡Sí!
Cuando sabemos que la mano de Dios está en todo, podemos dejarlo todo en la mano de Dios.