jueves, 18 de febrero de 2010

DIEZ PLAGAS MODERNAS

Al principio sólo era una nubecita sobre el horizonte, nada amenazador. Pero la nube fue creciendo, y pronto cubrió medio cielo. Eran millones de alas transparentes que zumbaban y se precipitaban sobre cien mil hectáreas del país de Yemen, república del estado de Arabia.

¿Qué era esto? Era una repetición de la antigua plaga bíblica de las langostas, una plaga que no deja nada verde. Desde Yemen la plaga se extendió hasta Chad, Níger y Malí, destruyendo todo en su camino.

Tales plagas comenzaron a hacerse célebres desde que, bajo la dirección de Moisés, invadieron el reino de Egipto. Entre ellas la octava fue la plaga de langostas, las cuales arruinaron todo el país en tres días. Fue entonces que la palabra «plaga» se hizo proverbial. Se le atribuye a cualquier cosa que ominosa e implacablemente destruye todo lo que toca.

¿Habrá plagas que actualmente estén devastando vida y alma en todos los países del mundo? Sí, hay por lo menos diez.

La plaga de la violencia llena de sangre las calles, dejando cuerpos humanos destrozados. La plaga del sexo juvenil antes de tiempo deja un reguero de adolescentes embarazadas. La plaga del adulterio destruye todos los valores humanos.

A la plaga del adulterio la acompaña la plaga del divorcio, que deja deshechos los hogares. La plaga del alcohol ahoga en su líquido engañador al que lo toma. La plaga de las drogas destruye cuerpo y alma, y antecede a la plaga del suicidio juvenil, que apaga tesoros recién llegados a esta vida cuando más se esperaba de ellos. Y la plaga del SIDA mata irremisiblemente y sin recurso.

La plaga de las sectas insólitas y extrañas fanatiza a sus adeptos y les lava el cerebro. Y la plaga de la incredulidad ahoga todo orden moral y espiritual dentro del ser humano y de la sociedad.

Michael Callen, notorio líder homosexual, dijo antes de morir: «Nosotros los homosexuales vivimos revolcándonos en una cloaca infectada microbiológicamente, siempre en aumento.» ¡Terribles palabras éstas que describen el mundo actual!

Jesucristo es la única esperanza para la humanidad. Sólo Él puede traer limpieza, justicia, paz, amor y orden a una sociedad plagada de toda clase de males. Sólo Cristo salva, pero no sólo a uno que otro sino a todo el que se acerca a Él.

Hermano Pablo

SORPRESA DE CUMPLEAÑOS

Fue uno de esos atardeceres espantosos, que toda familia experimenta en ocasiones. Aunque era sábado por la noche y víspera de la celebración de cumpleaños, nada marchaba bien. Incluso el viaje de regreso a casa, al terminar la cena, fue pésimo.
El padre estaba enojado por la abundancia de espectáculos políticos en televisión. El hijo de apenas dieciséis años, consideraba su vida arruinada porque a esas alturas, aún no había recibido clases para manejar y por ello, le era imposible obtener su licencia. El de once años gritaba porque su hermano de dieciséis le golpeó por… bueno, nadie sabía con certeza por qué.
La madre estaba enfadada por haberse gastado dinero en aquel estupendo restaurante, para aquellos monstruos ingratos.
Al llegar a casa, decidió a regañadientes comenzar los preparativos del cumpleaños. Se dirigió a la cocina y buscó los ingredientes, para elaborar el pastel favorito de su hijo mayor. En diez minutos, casi por arte de magia, el humor de toda la familia se transformó.
El hijo de casi dieciséis años, fue a la cocina, vio lo que hacía su madre, y la abrazó por hacerlo, a pesar de su conducta miserable. El de once años estaba emocionado porque le fue permitido colaborar con la mezcla del pastel. El padre estaba feliz al ver que todos habían dejado de reñir.
Y la madre se asombraba al ver que un anochecer, tornaba la acción de hornear un pastel, en un pequeño cuadro de amor.
Nunca imaginaremos lo importante que son, nuestras pequeñas acciones para aquellos que nos rodean. Mientras avanza tu día, tomarás decisiones al interactuar con ellos. Elige actos de amor.
1 Corintios 16:14
Todas vuestras cosas sean hechas con amor.

LAS RESPUESTAS

Lectura: 1 Juan 3:1-9.
"Amados, ahora somos hijos de Dios" 1 Juan 3:2
Se cuenta la historia de que un día, el filósofo Arthur Schopenhauer (1788–1860) estaba paseando por el famoso parque Tiergarten de Berlín, sondeando mentalmente las preguntas de origen y destino que constantemente le habían estado dejando preocupado: ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy?
Un vigilante del parque, que se puso a observar muy de cerca al filósofo mal vestido mientras éste caminaba lentamente con la cabeza gacha, sospechó que Schopenhauer fuera un vagabundo. Así que le salió al paso y le preguntó: «¿Quién es usted? ¿Hacia dónde va?» Con expresión afligida, el filósofo respondió: «No lo sé. Desearía que alguien pudiera decírmelo».
¿Alguna vez te has quedado pensando en esas mismas preguntas? ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? Qué consuelo es tener las respuestas llenas de autoridad de Dios en la Biblia. ¿Quiénes somos? En 1 Juan 3, el apóstol llama a sus lectores «hijos de Dios» (v. 2). Nos convertimos en Sus hijos al recibir a Jesús como nuestro Salvador del pecado (Juan 1:12). ¿Y hacia dónde vamos? Juan 14:1-6 nos dice que un día Él nos recibirá en un hogar que está preparando en el cielo.
Nuestro Hacedor no sólo es el Autor de la ciencia y la historia, sino que escribe la historia de cada miembro de la familia de Adán —la tuya y la mía. Podemos confiar en Sus respuestas._
Cuando conoces a Jesús, sabes quién eres y hacia dónde vas

miércoles, 17 de febrero de 2010

QUIZAS HOY

Lectura: Mateo 24:36-46.
"Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis" Mateo 24:44
Hace un año leí un artículo diciendo que millones de aparatos de TV en los Estados Unidos dejarían de funcionar hoy a menos que pudieran recibir señales digitales. Se pusieron avisos en las tiendas de dispositivos electrónicos y el gobierno incluso ofreció un cupón gratis de US$ 40 para la compra de un convertidor.
Sospecho que la mayoría de las personas tomaron los pasos necesarios para asegurarse de que su aparato de TV funcionara cuando lo encendieran hoy. Generalmente respondemos bien a las advertencias que van ligadas a fechas específicas, pero a menudo no logramos prepararnos para un evento que sucederá «algún día».
Cuando los discípulos Le preguntaron a Jesús acerca de la fecha de Su retorno (Mateo 24:3), les dijo que sólo Dios el Padre lo sabe: «Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre» (v. 36). Luego les instó a estar preparados para que no fueran tomados por sorpresa. «Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis» (v. 44).
No sabemos cuándo regresará Jesús; puede venir en cualquier momento. El Dr. M. R. De Haan, fundador de Ministerios RBC, tenía un lema de dos palabras en su oficina: «Quizás hoy».
Cuando hacemos nuestros planes diarios, ¿somos conscientes de que puede que Cristo vuelva? ¿Estamos preparados para encontrarnos con Él?
Si Cristo viniera hoy, ¿estarías lito para encontrarte con Él?

martes, 16 de febrero de 2010

SUICIDIOS JUVENILES

Eran los días de carnaval en Río de Janeiro, y todo, como siempre, transcurría brillante, rutilante, colorido, frenético. Las escuelas de zamba rivalizaron en disfraces, en maquillajes y en danzas. Decenas de miles de turistas de todo el mundo estaban presentes para ver y experimentar el carnaval.

Terminada la euforia de la fiesta, sucedió lo que siempre sucede. Una depresión profunda cayó sobre todo Río de Janeiro. Y junto con la depresión pasó, también, lo que siempre pasa. Una ola de suicidios sacudió la ciudad. Nada menos que dieciocho jóvenes se quitaron la vida en un solo fin de semana.

¿Cómo puede ser que tras una fiesta tan fogosa haya tantas personas que caen en tal descenso emocional que llegan a ser víctimas de depresiones suicidas? Es increíble, pero eso es precisamente lo que ocurre.

Lo cierto es que los suicidios de los adolescentes constituyen una plaga mundial. Y son los países de mayor prosperidad económica, tales como Austria, Suecia, Japón y Estados Unidos, los que están más plagados.

De esa ola de suicidios en el Brasil el periódico O Estado de São Paulo sostuvo que las mayores causas son «fracasos amorosos, enfermedades, alcoholismo y problemas financieros». Y eso por no mencionar la causa principal: el ateísmo generalizado en que prácticamente ha caído la sociedad occidental.

Donde no hay fe en Dios, la desesperación y su secuela, la propensión al suicidio, son alarmantes. En cambio, donde hay fe viva y sencilla en Jesucristo como Señor, Salvador, Pastor y Amigo, se aprende a entregarle a Él todas las cargas de la vida. Y aunque se pase por circunstancias muy difíciles, no se piensa en suicidio. Se piensa en Dios, y se apela a la oración.

El cristiano genuino y sincero, el cristiano auténtico y verdadero, jamás contempla el suicidio. Sería la negación más palpable de su fe religiosa, el fracaso más grande de su testimonio cristiano. El cristiano genuino, que mantiene la comunión espiritual con Cristo, siempre encuentra, en medio de la mayor flaqueza, fuerza para sobreponerse al infortunio.

Si sentimos que ya no soportamos el extremado peso de esta vida, escuchemos las palabras del divino Maestro: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma» (Mateo 11:28-29).

Cristo siempre salva, y lo hace siempre por la fe.

Hermano Pablo

CARTA DE UNA PERSONA IMPORTANTE

Una carta para usted de una persona importante:

Querido socio de negocios o empleado:

Por hoy, he decidido ser su cliente. No importa en qué parte de la organización usted esté, no importa qué parte del trabajo desempeña, usted es parte de mi experiencia de servicio al cliente. Usted determina si regresaré o no.

Cuando visito o llamo a su lugar de negocios, espero ser tratado bien por la gente que me espera. Pero juzgo su trabajo mucho más que por su “servicio al cliente”. Observo todo. Hago preguntas: ¿Está todo limpio y en buenas condiciones? ¿Es el servicio o producto de buena calidad? ¿Llegó el servicio al tiempo y en buenas condiciones? ¿La forma de efectuar los pagos y el personal fueron eficientes y correctos? ¿Estaban los estantes bien provistos y ordenados? ¿Los mensajes telefónicos eran claros y fáciles de entender? ¿Cuánto tiempo tuve que esperar al teléfono o me pasaron de departamento en departamento?

Quizás, nunca me conocerá personalmente. Quizá ni me vea. Pero debe apreciarme mucho. Soy, después de todo, la razón de que sus negocios existan, la razón de que tenga trabajo. Haga su parte para que yo mejore mi experiencia, y volveré para darle mis mejores ganancias.

Atentamente,
Su cliente.

Dale al mundo lo mejor de ti y lo mejor volverá a ti.

Efesios 6:7
Sirviendo de buena voluntad como al Señor y no a los hombres

DESVIO

Lectura: Hebreos 2:1-9.
"Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos" Hebreos 2:1
En la película muda de 1923 Our Hospitality (Nuestra Hospitalidad), el comediante y acróbata Buster Keaton realizó una osada proeza cerca de unas cataratas. Una cuerda de aguante, llamada cable de «retención», escondida en el agua y atada a él, le impedía ser llevado hacia las cataratas.
Durante la filmación, el cable se rompió, y Keaton fue arrastrado hacia las cataratas. Él se las arregló para asirse de una rama que colgaba, a la que se aferró hasta que el equipo pudo rescatarle. La dramática escena aparece en la película terminada.
Ser desviado hacia peligros no buscados puede dar resultado para las emocionantes secuencias de una película. Sin embargo, en la vida real los peligros de este tipo generalmente se marcan con señales de advertencia para evitar que las personas se aventuren por caminos que les causen daño.
De manera similar, la Biblia nos ha brindado señales de advertencia en cuanto a desviarnos de la seguridad de la Palabra de Dios. «Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos» (Hebreos 2:1).
Es fácil desviarnos cuando no nos aferramos a la Palabra de Dios por medio del estudio y la reflexión. Al igual que una corriente rápida, las atracciones de este mundo caído nos llevan hacia el pecado. Pero, al meditar en las Escrituras y buscar la guía del Espíritu Santo, aprendemos la realidad de nuestra ancla espiritual y nos mantenemos seguros, incluso en los peligros de la corriente del mundo.
La brújula de la Palabra de Dios te mantendrá lejos del naufragio espiritual.