sábado, 13 de febrero de 2010

PONTE EN MARCHA

Michael Jordan quizá no sea el mejor jugador de baloncesto que haya jugado, pero incontables críticos y admiradores así lo creen. Es difícil pensar que el defensor estrella de los Chicago Bulls no fuese nunca otra coas que una persona descollante. Y, sin embargo, a Jordan lo separaron de su equipo de baloncesto del colegio cuando estaba en el segundo año.
Dijo: El día de la lista de bajas, un amigo Leroy Smith, y yo nos dirigimos al gimnasio para mirar juntos. Si tu nombre estaba en la lista, eras del equipo. El nombre de Leroy estaba, el mío no. Pasé el día entero como entumecido. Después de clases, corrí a casa, cerré la puerta de mi habitación y lloré con fuerzas. Jordan no formaba parte del equipo, pero no se rindió.
Al final de la temporada regular, reunió todo su valor para preguntarle al entrenador si no podía ir en el autobús con el equipo hasta el torneo del distrito. El entrenador estuvo de acuerdo… pero solamente si jordán llevaba los uniformes de los jugadores. ¡Eso fue lo que hizo!
El verano siguiente Jordan practicó esforzadamente todos los días. El próximo año se integró al equipo de la universidad y fue a la Universidad e Carolina del Norte.
En su primer año como estudiante, su equipo ganó el campeonato de la NCAA y él se puso en marcha… un gran éxito.
Un hombre no está acabado cuando lo derrotan. Está acabado cuando se rinde.
Gálatas 6:9
Y no nos cansamos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos.

AMOR PERDURABLE

Lectura: 1 Corintios 13:1-8.
"[El amor] todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" 1 Corintios 13:7
Al igual que muchas personas, disfruto de las imágenes que aparecen en la página web de Google en los días especiales y festivos. En el último día de San Valentín, había un dibujo que mostraba a una pareja de ancianos —un hombre con un bastón y una mujer de cabellos blancos— caminando de la mano mientras la mujer sostenía dos globos con forma de corazón. Era un bello recordatorio de que, si bien nuestra cultura glorifica el romance juvenil, el verdadero amor tiene muchas etapas durante nuestro peregrinaje por la vida.
El gran ensayo de Pablo en 1 Corintios 13 celebra la profundidad y la tenacidad del amor que nos lleva más allá del interés en nosotros mismos y el simple afecto. «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser» (vv. 4-8).
Brian Wren ha captado esta realidad en su conmovedor himno, «When Love Is Found» («Cuando se encuentra el amor»):
Cuando el amor es puesto a prueba al ver que los que amamos han cambiado, se aferra a la esperanza aunque todo parezca extraño, hasta que vuelva la calma, y el amor se haga sabio por medio de oídos atentos y ojos abiertos.
Cuando nuestros compromisos sean puestos a prueba por los fuegos de la vida, sin importar las dificultades que enfrentemos, que Dios nos conceda una experiencia mayor de Su amor perdurable y la gracia para demostrarlo cada día..
El amor de Dios es un tejido que jamás se gasta, sin importar cuán a menudo se lave en las aguas de la adversidad.

viernes, 12 de febrero de 2010

LA PAZ PERFECTA

MENSAJE DE JESUS

CUMBRES NO ALCANZADAS

Una vez más miró la cumbre: la ansiada cumbre, que parecía escapar de sus manos cada vez que quería alcanzarla. El invierno en Alaska estaba duro. La nevada había sido cruel, y los músculos del anciano estaban frígidos.

Norman Vaughan, de ochenta y ocho años de edad, miró por última vez la cumbre de la montaña que lleva su nombre, y nuevamente hizo el esfuerzo de escalarla. Pero hacía demasiado frío, así que Vaughan desistió. Era la décima vez que fracasaba.

Allá por 1928, el célebre almirante Richard Byrd había bautizado esa montaña, de tres mil quinientos metros de altura, con el nombre de Vaughan, en honor de su ayudante. Vaughan tenía en aquel entonces veintitrés años de edad. Durante sesenta y cinco años, Vaughan había tratado de alcanzar la cima, pero sin éxito. Esta última vez, cansado y triste, dio media vuelta con sus ayudantes y su equipo, y abandonó el intento.

¡Cuántas veces en la vida deseamos alcanzar una cima y no lo logramos! ¡Cuántos estudiantes comienzan con fe y esperanza la carrera de sus sueños, y a veces, aun antes de concluido el primer año, ya están guardando sus libros y archivando sus esperanzas!

¡Cuántos jóvenes ilusionados llegan a la gran ciudad con sueños de ser estrellas, y terminan lavando la losa en un restaurante de segunda, o lustrando autos en una gasolinera! ¡Cuántos hombres entran en la arena política soñando con llegar a la presidencia, pero quedan deshechos a mitad de camino por las intrigas, las falsedades y los espejismos de la complejidad política!

¿Y qué de los sueños acerca del matrimonio? ¡Cuántos jóvenes comienzan llenos de ilusiones, soñando con alcanzar la cúspide de la felicidad, sólo para descubrir, amargados, que la relación con su pareja no fue más que una pasión efímera!

Llegar a una cumbre es difícil. Nada que tiene valor viene fácil. Mientras más grande es lo que buscamos, más difícil es alcanzarlo. Así es la vida; pero está compuesta de años, meses, semanas y días. El secreto del éxito consiste en lograr las hazañas de la vida un día a la vez.

Así sucede también con las inquietudes espirituales. Si esperamos saber todos los detalles de la eternidad antes de emprender la subida, nunca obtendremos paz. Busquemos a Dios un día a la vez. Cada día, en las palabras del Maestro, digámosle al Padre celestial: «Danos hoy nuestro pan cotidiano» (Mateo 6:11). Dios desea nuestro triunfo, tanto material como espiritual. Vivamos el día de hoy con Dios a nuestro lado.

Hermano Pablo

UN HOMBRE DE NEGOCIOS

Un hombre de negocios arrojó apresuradamente un dólar en la taza de un hombre que estaba vendiendo flores en una esquina y luego se alejó. A media cuadra de distancia se dio vuelta súbitamente y regresó hasta donde estaba el mendigo.
-”Lo lamento”, dijo, sacando una flor del ramo que el mendigo tenía en una lata a su lado. “En mi apuro deje de efectuar mi compra. Después de todo, usted es un hombre de negocios igual que yo. Su mercadería está a buen precio y es de buena calidad. Espero que no se haya disgustado con mi falta de atención en mi compra”.
Y diciendo eso, el hombre de negocios sonrió y se alejó con una flor en la mano.
Semanas después, mientras almorzaba, se le aproximó al hombre de negocios un hombre bien parecido, vestido con pulcritud, quien se presentó a sí mismo y luego le dijo:
- “Estoy seguro que usted no me recuerda, y yo ni siquiera sé su nombre, pero su rostro es uno que nunca olvidaré. Usted es el hombre que me inspiró para que hiciera algo de mí mismo. Yo era un vagabundo vendiendo flores marchitas hasta que usted me devolvió mi amor propio. Ahora creo que soy un hombre de negocios”.
El amor propio es vital para toda persona, propóngase en su corazón elevar el respeto y la autoestima en otros.
¡Haciendo eso, logrará más respeto para usted mismo!
Eclesiastés 1:3,4
Una generación y otra generación viene, mas la tierra permanece para siempre.

APRENDIENDO DE LINCOLN

Lectura: Proverbios 3:1-8.
"Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas" Proverbios 3:6
El día antes de cumplir 52 años, Abraham Lincoln salió de Springfield, Illinois, para convertirse en Presidente de los Estados Unidos. Con la amenaza de la Guerra Civil que se avecinaba, se despidió de los amigos y vecinos que habían venido a despedirle. «Ahora me voy —les dijo—, sin saber cuándo, y si alguna vez, regresaré, con una tarea delante de mí mayor de la que Washington llevó sobre sí. No puedo tener éxito sin la ayuda del Ser Divino que siempre me ha asistido. No puedo fracasar con dicha ayuda. Confiando en Él quien puede ir conmigo y que permanece con ustedes y en todas partes siempre, esperemos confiadamente que todo saldrá bien. Encomendándoles a Su cuidado, así como espero que ustedes me encomendarán en sus oraciones, me despido de ustedes con afecto».
La confianza de Lincoln en Dios para recibir guía y fortaleza refleja la instrucción de Salomón: «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas» (Proverbios 3:5-6).
En este segundo centenario del aniversario del nacimiento de Lincoln, celebramos su amabilidad, integridad y valentía. Y también podemos aprender de él cómo enfrentar un futuro desalentador con confiada esperanza en el Señor.
Vivir sin confianza en Dios es como conducir en la niebla.