martes, 19 de enero de 2010

CELEBRACIÓN DE PRIMICIAS Y JUBILEO



Ayer domingo celebramos en la iglesia la Paz el día de primicias jubileo a nuestro Dios y Señor de nuestras vidas.

LLOVIZNAS QUE SE CONVIERTEN EN TORRENTES

Las primeras gotas de agua comenzaron a caer. Era la primera lluvia del suave invierno de Cabo San Lucas, Baja California. La gente salió al patio para darle la bienvenida. Era un gozo sentir el rítmico tamborileo de las gotas sobre los techos.

Pero a las nueve de la noche la lluvia arreció. Una enorme masa de nubes se amontonó sobre el valle entre Cabo San Lucas y San José del Cabo, y ésta cayó, castigando implacablemente toda el área.

En pocas horas la fuerza del agua destruyó cuatro puentes y centenares de casas, y barrió con una carretera recién construida. Además, dejó como saldo centenares de heridos y varios muertos. El costo en daños y pérdidas fue de 44 millones de dólares. Lo que comenzó siendo una mansa y refrescante llovizna se convirtió, de un momento a otro, en un torrente furioso y destructor.

Así es el carácter del hombre iracundo: como una simple llovizna o un pequeño arroyo que corre mansamente, capaz de convertirse en un torrente feroz que siembra espanto y muerte. Aquel hombre puede permanecer manso y tranquilo un buen tiempo dando la impresión de ser un caballero cortés, pero de repente el furor se desata, y el que parecía apacible hace desastres.

Muchas veces es el alcohol el que desata la furia. Un hombre manso, cuando carece del alcohol del que es adicto, se vuelve una fiera con sólo algunas copas.

Igual es la furia que a veces provocan, y esto inocentemente, los seres más queridos, tales como el cónyuge y los hijos. Es increíble cómo pueden cambiar de razonables a lunáticos en una discusión.

En la mayoría de los casos el iracundo no lo es porque quiere. Algo revienta dentro de él o de ella cuando menos piensa.

¿Habrá algo que esa persona pueda hacer? Sí, lo hay. Es que el mal es un mal del corazón. Sale de nuestro interior, y si podemos controlar los impulsos de nuestro corazón, podremos cambiar también nuestro comportamiento.

Para eso es necesario poner mente, alma y corazón en manos de Jesucristo. Cristo da paz y calma. Él reprime las fuerzas de la ira, pone diques a la furia y controla el enojo en el lugar donde nace: el corazón. Entreguémosle nuestra vida a Cristo. Él se especializa en salvar al que no puede ayudarse a sí mismo.

Hermano Pablo

JUEGOS DE VIDIO Y CELEBRO

Una investigación realizada por la Universidad de Aachen, en Alemania, determinó que el cerebro de los adolescentes que se recrean con videojuegos violentos percibe esta dinámica de la misma forma que si se tratara de agresiones reales.
El hallazgo, que aparece comentado en la revista británica New Scientist, fue realizado a través de la comparación de imágenes computaciones del cerebro cuando los jóvenes estaban inmersos en un videojuego donde tenían que matar terroristas y moverse por un campo de acción de estilo militar. Luego, los científicos pidieron a los participantes que se imaginaran a sí mismos siendo violentos y agresivos con otras personas.
Las reacciones cerebrales eran casi similares, dicen los investigadores: el principal órgano del ser humano interpreta lo visto en los títulos virtuales como si fuese real, detonando la misma cascada de reacciones, hormonas y sustancias químicas que ante un ataque real.
Otros expertos afirman que es riesgoso afirmar que existe una relación directa, ya que imaginar una escena violenta no es lo mismo que vivirla
Tomado de Noticias La Tercera.Chile
Hay cosas que parecen inofensivas pero que pueden producir efectos no deseados. Es triste encontrar la multitud de jovencitos reunidos en los Ciber Café jugando embelazados y desconectados de su mundo exterior. Luego podríamos llevarnos las manos a la cabeza cuando encontremos jovenes luego realizando actos de violencia. Dios nos ha llamado a vivir en Paz y en un ambiente de gozo y tranquilidad.
Todavía estamos a tiempo para proteger a nuestros niños y jóvenes a pensar en lo bueno y agradable.
“Tú guardarás en completa paz, a aquel cuyo pensamiento en tí persevera, porque en tí ha confiando” Isa 26:3
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Fil 4:8

¿IMPOSIBLE?

Lectura: Mateo 5:38-42.
"Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: no resistáis al que es malo" Mateo 5:38-39
Cuando el Presidente de la Asociación del Premio Nóbel, Gunnar John, hizo su discurso de presentación para el Premio Nóbel de la Paz otorgado a Martin Luther King en 1964, citó a Jesús: «A cualquiera que te hiera en la mejilla, derecha, vuélvele también la otra» (Mateo 5:39). Según observó el Sr. John: «No fue debido a que dirigió a una minoría racial en su lucha por la igualdad que Martin Luther King ganó fama... [Su] nombre perdurará por la manera en que libró dicha lucha».
En 1955, Martin Luther King había dirigido un boicot pacífico de todo un año para protestar contra la segregación en los autobuses. Pagó un alto precio. Le pusieron bombas en su casa y a él mismo fue atacado y arrestado. Nunca tomó represalias. Al final, le asesinaron.
¡Qué opuesto es el pacífico ejemplo del Dr. King a mi naturaleza carnal! Yo quiero justicia ahora. Quiero retribución. Quiero que otros paguen por sus malas acciones, en especial cuando éstas van dirigidas a mí. Lo que no quiero es volver la otra mejilla e invitarlos a que me vuelvan a golpear.
Haddon Robinson comenta acerca de los estándares elevados que Jesús expuso en el Sermón del Monte (Mateo 5–7), llamándolos «metas... no ideales imposibles. [Jesús] quiere que Sus discípulos se esfuercen hacia estas metas para dominar un nuevo tipo de vida».
En medio de las injusticias de la vida, tengamos la valentía, la fe, y la fuerza para volver la otra mejilla.
Se requiere de verdadera fortaleza para negarse a tomar represalias.

lunes, 18 de enero de 2010

TODO FUE EL RESULTADO DE UNA BOMBA

La bomba estaba allí a la vista, un negro cilindro de plástico: fatídica, silenciosa, ominosa. Quieta como una serpiente, sólo esperaba el momento de morder. Era una poderosa bomba que habían dejado en ese edificio unos narcotraficantes.

Les tocó a tres policías, veteranos en el oficio, realizar la peligrosa tarea de desactivarla. Los tres oficiales comenzaron con sumo cuidado, pero algo falló. La bomba estalló. En la fracción de un segundo los tres policías quedaron destrozados.

La crónica policial no dio los nombres de los agentes, pero alguien publicó fotografías. Éstas mostraban a los hombres unos momentos antes de la explosión y un momento después. En la segunda toma se veían los restos sanguinolentos de tres hombres jóvenes, servidores públicos, casados y con hijos, que murieron cumpliendo con su deber. Y todo fue el resultado de una bomba.

Ante esto no podemos menos que preguntarnos: ¿Qué tipo de persona, qué clase de hombre, qué inclinación, qué carácter, qué personalidad, podría darse a una actividad tan infame como la de fabricar instrumentos de muerte?

¿Cómo puede un hombre tramar cualquier clase de destrucción contra un semejante? ¿Dónde está la conciencia? ¿Dónde está el corazón? ¿Y dónde está el presentimiento de consecuencias? ¿Será que hoy en día se hace caso omiso de ellas?

Estas mismas preguntas podrían aplicarse a la persona que ofende. Decirle a alguien, especialmente a nuestro cónyuge o a un hijo nuestro: «estúpido» o «idiota» o «imbécil» o «tonto», es peor que poner una bomba debajo de sus pies.

Herir los sentimientos, especialmente entre familia, es destruir lo más precioso que tenemos. Insultar a la esposa de nuestra juventud, o peor todavía, golpearla físicamente, es lo más repugnante que pudiéramos hacer como maridos. Esa es la bomba que destruye matrimonio, hogar, esposo, esposa, hijos y todo.

Es posible que allá adentro, en lo más profundo de nuestro ser, lamentemos haber puesto alguna bomba simbólica, pero que igual destruye, en el seno de nuestro hogar. Sólo puede desactivarla el que la pone. Y la palabra clave para esa desactivación es: «¡Perdóname!» Pedir de la esposa perdón, pedir de los hijos perdón, es desactivar la bomba que de seguro estallará si no se neutraliza.

Comencemos esa desactivación pidiéndole perdón a Dios por nuestras ofensas. Luego pidámosle perdón a nuestra familia. Neutralicemos esa bomba antes de que estalle. No destruyamos lo que más valor tiene en nuestra vida: el cónyuge, los hijos, la paz y la fe.

Hermano Pablo

PURIFICADOR DE PLATA

Había un grupo de mujeres reunidas en su estudio bíblico semanal, y mientras leían el libro de Malaquías encontraron un versículo que dice: “Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata”, este verso les intrigó en gran manera acerca de qué podría significar esta afirmación con respecto al carácter y la naturaleza de Dios. Una de ellas se ofreció a investigar el proceso de la purificación de la plata.
Esa semana la dama llamó a un Orfebre e hizo una cita para ver su trabajo. Ella no le mencionó detalles acerca de la verdadera razón de su visita, simplemente dijo que tenía curiosidad sobre la purificación de la plata.
Mientras observaba al orfebre sostener una pieza de plata sobre el fuego dejándolo calentar intensamente, él le explicaba que para refinar la plata, debía ser sostenida en medio del Fuego donde las llamas arden con más fuerza, para así sacar las impurezas.
En ese momento ella imaginó a Dios sosteniéndonos en un lugar así de Caliente.–Entonces recordó una vez mas el versículo “Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata”. Le preguntó al platero si era cierto que él debía permanecer sentado frente al fuego durante todo el tiempo que la plata era refinada.
El hombre respondió-”SI” No sólo debo estar aquí sentado sosteniendo la plata, también debo mantener mis ojos fijamente en ella durante el tiempo que esta en el fuego, si la plata fuese dejada un instante más de lo necesario sería destruida.
La mujer se mantuvo en silencio por un momento y luego preguntó. -¿Cómo sabe cuando ya esta completamente refinada?
El sonrió y le respondió:, “Ah, muy simple — Cuando puedo ver mi imagen reflejada en ella.”
Si hoy sientes el calor del fuego, recuerda que Dios tiene sus ojos puestos en tí y continuará observándote hasta que vea su imagen en tí.
Ref.-Malaquías 3:3

MARAVILLOSAS OBRAS

Lectura: Salmo 139:7-16.
"Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras" Salmo 139:14
Una cita en el libro David Elginbrod, de George MacDonald, les habla a aquellos que a veces se preguntan por qué Dios los hizo como son y que desearían ser otra persona.
Lady Emily reflexiona: «Desearía poder ser tú, Margaret».
Margaret responde: «En su lugar, mi señora, preferiría ser lo que Dios eligió hacerme, en vez de la criatura más gloriosa que se pudiera imaginar. Por cuanto, haber sido ideada, nacida de los pensamientos de Dios, y luego hecha por Dios, es lo más querido, grandioso y precioso que se pueda pensar».
Puede que MacDonald haya tenido el Salmo 139:17 en mente: «¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!» En este salmo, David está pensando en su concepción y vívidamente describe los pensamientos de Dios cuando Él le formó en el vientre de su madre, creando una persona única y especial para que fuera el objeto de Su amor.
Es un pensamiento consolador saber que no somos un terrible error, sino una creación especial, «nacidos de los pensamientos de Dios». David podía pararse frente a un espejo y decir con toda honestidad y humildad: «Formidables, maravillosas son tus obras» (v. 14).
¡Eres un diseño original! Como tal, eres querido, grandioso y precioso para Dios.
Eres único, diseñado para glorificar a Dios como sólo tú puedes hacerlo.