domingo, 10 de enero de 2010

«LOS REYES MAGOS»

«¡Qué ilusión, esta noche, la de los niños, Platero! No era posible acostarlos. Al fin, el sueño los fue rindiendo: a uno, en una butaca, a otro en el suelo, al arrimo de la chimenea, a Blanca en una silla baja, a Pepe en el poyo de la ventana, la cabeza sobre los clavos de la puerta, no fueran a pasar los Reyes....

»Antes de la cena, subí con todos. ¡Qué alboroto por la escalera, tan medrosa para ellos otras noches! “A mí no me da miedo de la montera, Pepe, ¿y a ti?”, decía Blanca, cogida muy fuerte de mi mano. Y pusimos en el balcón, entre las cidras, los zapatos de todos. Ahora, Platero, vamos a vestirnos Montemayor, Tita, María Teresa, Lolilla, Perico, tú y yo, con sábanas y colchas y sombreros antiguos. Y a las doce, pasaremos ante la ventana de los niños en cortejo de disfraces y de luces, tocando almireces, trompetas y el caracol que está en el último cuarto. Tú irás delante conmigo, que seré Gaspar y llevaré unas barbas blancas de estopa, y llevarás, como un delantal, la bandera de Colombia, que he traído de casa de mi tío, el cónsul... Los niños, despertados de pronto, con el sueño colgado aún, en jirones, de los ojos asombrados, se asomarán en camisa a los cristales, temblorosos y maravillados. Después, seguiremos en su sueño toda la madrugada, y mañana, cuando, ya tarde, los deslumbre el cielo azul por los postigos, subirán, a medio vestir, al balcón; y serán dueños de todo el tesoro.

»El año pasado nos reímos mucho. ¡Ya verás cómo nos vamos a divertir esta noche, Platero, camellito mío!»

De nuevo nos deleita con su elocuente prosa poética el Premio Nobel español Juan Ramón Jiménez, esta vez con el tradicional tema de «Los Reyes Magos» que trata en su inolvidable obra Platero y yo. Ya nos podemos imaginar a don Juan Ramón vestido de Gaspar, con sus barbas blancas, y a Platero, su querido borrico, con el tricolor colombiano puesto como delantal, desfilando con los demás, que llevan sábanas, colchas y sombreros a la antigua. Y todo esto a la medianoche que marca el comienzo del seis de enero, frente a las ventanas de los niños del barrio. ¿Y qué decir de esa emocionante escena de los niños que se levantan y suben «a medio vestir, al balcón» a hacer suyo «el tesoro» de los regalos que les han dejado sus seres queridos?

Si esta escena nos inunda de gratos recuerdos nostálgicos o nos llena de ilusión por lo que está por venir, al igual que a los amiguitos de Platero, entonces debemos darle infinitas gracias a Dios, mientras todavía podemos hacerlo, por tradiciones como el día de los Reyes, que no tendríamos si no fuera porque Él envió a su Hijo Jesucristo a este mundo como un regalo sin igual esa primera Navidad.

Carlos Rey

GANADOR O PERDEDOR

Estaba en la Universidad en 1968 cuando el senador de los Estados Unidos, Robert Kennedy, fue asesinado. Una famosa frase que él había citado de George Bernard Shaw hizo una impresión muy profunda sobre mí. Saltó desde las páginas del diario hasta mi corazón. “Algunos hombres ven las cosas como son y dicen: ‘¿Por qué?’ Yo sueño con cosas que nunca fueron y digo, ‘¿Por qué no?’” Esa declaración describe un liderazgo efectivo.
Los líderes en todas las áreas de la vida tienen características distintivas. Una de ellas, comunes a todos, es la visión.
Los líderes ven la vida cómo podría ser. Siempre ven un poco más adelante, un poco más que aquellos que lo rodean. El mundo dice: “Tengo que ver para creer”. El líder dice:” Tengo que creer para verlo”.
Las multitudes sacuden sus cabezas en desesperación y murmuran: “Es la hora más oscura de la humanidad”. El líder todavía en medio de la oscuridad dice: “La hora más oscura siempre es la anterior al amanecer”.
El perdedor ve el trabajo que necesita ser hecho y se excusa cuando dice: “Mi pequeño aporte no hará diferencia, la tarea es demasiado grande”.
El ganador mira el mismo trabajo que hay que hacer y dice: “He aquí una gran oportunidad, haré mi parte para lograr el éxito”.
Los seguidores ven el arduo trabajo que deben resistir para llegar a subir a la montaña del éxito. Los líderes ven el éxito de subir la montaña del arduo trabajo.
Muchas personas ven el problema en cada situación. Por lo tanto, concentran su pensamiento sobre los problemas y la posibilidad del fracaso.
Los líderes ven el potencial en cada situación. Por lo tanto, concentran su pensamiento sobre el potencial y la posibilidad del éxito.
Es posible que dos personas miren el mismo objeto y vean cosas diferentes. Mientras que nuestra vista física es muy importante, nuestra vista mental lo es igualmente.
¿Por qué será que agendamos revisaciones periódicas de nuestra visión física y no de nuestra visión mental? La última vez que visité a mi oculista me revisó y dijo que tenía un poco de hipermetropía (visión a distancia); yo le respondí: “¡Alabado sea el Señor!”
Si iba a tener problemas de visión que fueran por visión a distancia y no por visión corta.
John C Maxwell
“Donde no hay visión, el pueblo perece”. Entonces, es correcto concluir que donde hay visión el pueblo no perecerá.Prov 29:18
Te aconsejo que de mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver. Apoc 3:18

LO VIEJO Y LO NUEVO

Lectura: Gálatas 5:16-23.
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" 2 Corintios 5:17
Los buenos propósitos en enero son perder peso, hacer más ejercicio, pasar menos tiempo trabajando y más tiempo con la familia —tal vez incluso dejar de conversar por el teléfono móvil mientras se está conduciendo.
No es de sorprender que queramos cambiar las cosas en nuestra vida que nos hacen infelices —aun cuando la mayoría de los buenos propósitos para el año nuevo no duran más de tres semanas.
¿Qué pasaría si pudieras preguntarle a Dios qué es lo que Él quiere que cambies, mejores o comiences a hacer este año? Podría ser que Él te dijera que:
Muestres más del fruto del Espíritu en tu vida, el cual es «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» (Gálatas 5:22-23).
«Am[es] a [tus] enemigos, bend[igas] a los que [te] maldicen, ha[gas] bien a los que [te] aborrecen, y or[es] por los que [te] persiguen» (Mateo 5:44).
«[Vayas] por todo el mundo y predi[ques] el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15).
Estés «contento con lo que [tienes] ahora» (Hebreos 13:5).
«Ande según sus mandamientos» (2 Juan 1:6).
Como creyentes y nueva creación, podemos estar libres de los antiguos patrones y fracasos. Debemos pedirle a Dios que nos ayude a vivir cada día en el poder del Espíritu Santo. Luego podemos desechar lo viejo y adoptar lo nuevo (2 Corintios 5:17).
Es más fácil mantener nuestros buenos propósitos cuando confiamos en Dios.

sábado, 9 de enero de 2010

JUZGAR O NO JUZGAR

Lectura: Mateo 7:1-21.
"No juzguéis, para que no seáis juzgados" Mateo 7:1
¿Qué mejor manera de decirles a las personas que no se metan en lo que no les importa sino citando a Jesús? Personas que rara vez leen la Biblia rápidamente citan Mateo 7:1 cuando quieren silenciar a alguien cuya opinión no les gusta. «No juzguéis, para que no seáis juzgados.» parece ser la respuesta perfecta.
Sin embargo, en su contexto, el pasaje indica que, en efecto, hemos de juzgar: simplemente se supone que debemos evitar los juicios incorrectos. Más aún, nuestros juicios han de comenzar con nosotros mismos: «Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano», dijo Jesús (v. 5). Luego dijo: «Guardaos de los falsos profetas» (v. 15). Esto también requiere de juicio —necesitamos poder discernir la verdad de la falsedad.
Jesús utilizó la metáfora de la fruta para darnos los criterios apropiados para juzgar. «Así que, por sus frutos los conoceréis» (v. 20). Hemos de juzgar a las personas (incluyéndonos a nosotros mismos) por la calidad del fruto que producen. Este fruto no puede ser juzgado por valores terrenales tales como nuestra apariencia exterior (v. 15). Debe ser juzgado por valores celestiales: el fruto que el Espíritu produjo dentro de nosotros —amor, gozo, paz... (Gálatas 5:22).
Nuestra tendencia es juzgar por las apariencias. Pero Dios juzga por lo que producimos, y nosotros debemos hacer lo mismo.
Sé lento para juzgar a los demás y rápido para juzgarte a ti mismo.

UN REGALO PARA TODOS

Poco después que su gobierno lo nombrara cónsul en París el 12 de marzo de 1903, nació su segundo hijo con Francisca Sánchez, que era su tercera esposa. A este hijo le puso por nombre el mismo que le había puesto a su primogénito con su primera esposa, y que le habría de poner al próximo. Era el nombre literario con el cual el mundo lo conocía a él. Para distinguirlo de los otros, a este hijo lo apodó «Phocás, el campesino». En febrero de 1905 retornó con Francisca a España, donde a escasos dos años de nacido, falleció el pequeño «Phocás». Era su tercer hijo que muriera en la infancia. Tal vez se deba a esa tercera muerte trágica que a la primera parte de su nuevo libro le pusiera por título: Cantos de vida y esperanza, que dedicó a José Enrique Rodó. Pero fue Juan Ramón Jiménez, a quien dedicó la segunda parte titulada Los Cisnes, el que lo ayudó a preparar esa colección de poemas para la Tipografía de la Revista de Archivos. He aquí uno de esos Cantos, al que Rubén Darío tituló «Los tres reyes magos»:

—Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.
Vengo a decir: La vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!

—Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.
Existe Dios. Él es la luz del día.
La blanca flor tiene sus pies en lodo.
¡Y en el placer hay la melancolía!

—Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro
que existe Dios. Él es el grande y fuerte.
Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.

—Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.
Triunfa el amor, y a su fiesta os convida.
¡Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida!1

En estos versos el ilustre poeta nicaragüense se vale del diálogo que crea entre los tres reyes para tratar los temas de la existencia de Dios y la coexistencia de lo bueno y lo malo. Con el testimonio de cada personaje reafirma la existencia de Dios, y con una blanca flor que crece en medio del negro lodo ilustra la coexistencia de la luz y el caos, el placer y la melancolía, y la vida y la muerte.
Si no fuera por el relato bíblico de los tres reyes, no habría motivo para dar ni recibir regalos como parte de la Navidad. La fiesta de la Epifanía que celebramos cada 6 de enero es, por definición, la de la manifestación de Cristo a esos tres hombres sabios, con lo cual Dios daba a entender que la salvación que traía su Hijo era un regalo para toda la humanidad.
Tenía razón Rubén Darío. Dios nos convida a una fiesta, la de las bodas de su Hijo. En esa fiesta habrá de celebrarse el triunfo de su amor y de su luz divina sobre el caos de nuestra vida pasada. Pero sólo podrán asistir los que le rindan su vida a Él y le sean fieles hasta la muerte, pues es a éstos a quienes dará la corona de la vida
Carlos Rey

viernes, 8 de enero de 2010

¿PARA QUIEN SON LAS MANZANAS?

En cierta ocasión, un joven observaba a un hombre que tenía más de ochenta años que estaba sembrando un huerto de manzanos.
El anciano amorosa y cuidadosamente preparó el terreno, plantó los diminutos vástagos y les echó agua. Después de estar mirándolo por un rato, el joven dijo: «Usted no espera que va a comer manzanas de esos árboles, ¿verdad?»
«No —replicó el anciano—, pero alguien lo hará».
Tus acciones ayudarán a esos que te seguirán.
Debido al pacto de Dios con Noé, tenemos la seguridad de que no corremos el riesgo de la destrucción mundial por un diluvio.
Los habitantes de la tierra todavía están recibiendo el beneficio que vino de la vida de un hombre justo.
Asimismo, tú y yo también podemos beneficiar a las generaciones futuras. Cuando sirves a las personas o influyes en ellas de manera positiva, y las animas a pasar por lo que otras recibieron, creas una cadena de impacto que sobrepasará tu vida.
John C Maxwell
No eres un eslabón perdido.
No eres una isla…eres un continente.
Hay alguien detrás de ti y será la prolongación de tu vida, para bien o para mal. Entonces siembra ahora manzanas para él o ella tengan la bendición de comerlas y mientras lo hacen te recordarán y sin duda hablarán muy bien de ti.
Siembra hoy para las generaciones futuras. Recuerda que Moíses lo hizo con Josue, el Profeta Elias con Eliseo y Jesús, nuestro Señor con los doce.
Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. Exodo 33:11
Y Moisés hizo como Dios le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación. Num 27:22
Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel. Deut 1:38

¡¡VIVELA!!

Lectura: Ezequiel 33:30-33.
"Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores,... y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra" Ezequiel 33:32
Cada año, una de mis metas es leer toda la Biblia. Mientras estaba apuntándola entre mis buenos propósitos de año nuevo, reparé en un marcador de libros sobre mi escritorio. En una de sus caras aparecía un breve texto animando a recibir niños de acogida. En la otra estaban estas palabras con referencia a dicho llamado: «No te conformes con leerlo. Vívelo. Niños reales. Historias reales. Vida real». Las personas que produjeron el marcador de libros sabían con cuanta facilidad absorbemos información sin actuar al respecto. Ellos querían que las personas respondieran.
La lectura periódica de la Palabra de Dios es una práctica digna, pero no es un fin en sí misma. El profeta Ezequiel se dirigió a una audiencia a la que le encantaba escuchar pero que se negaba a actuar. El Señor le dijo a Ezequiel: «Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra» (33:32).
Jesús dijo: «Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca» (Mateo 7:24).
¿Cómo leeremos cada uno de nosotros la Biblia este año? ¿La leeremos rápidamente para alcanzar la meta de terminarla? ¿O la leeremos con el objetivo de hacer lo que dice?
No te conformes con leerla. ¡Vívela!
El valor de la Biblia consiste no sólo en conocerla sino en obedecerla.