viernes, 25 de diciembre de 2009

LA PALABRA : NAVIDAD

Un profesor de psicología le dio a sus estudiantes un examen de asociación de palabras.
Les dijo que escribieran lo primero que les viniera a la mente tan pronto como él dijera cada palabra. Por ejemplo, si decía «conversación», podían escribir «teléfono» o «diálogo».
Una de las palabras de ese día causó diversas reacciones y asociaciones sumamente interesantes. La palabra era «Navidad».
Estas fueron algunas de las palabras que asociaron con la Navidad: cohetes, fiesta, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces. Entre todas las asociaciones no hubo ninguna referencia a Jesucristo, ni siquiera a su nacimiento.
La verdad es que muy poco de lo que hacemos hoy día se asocia con lo espiritual. Muy pocas de nuestras actividades tienen alguna relación con lo divino.
Muy pocos de nuestros pensamientos abordan lo religioso.
Hablamos con vehemencia en contra del materialismo.
Nos sorprendemos cuando alguien afirma que es ateo.
Nos enojamos cuando alguna persona ridiculiza las cosas religiosas. Sin embargo, guardamos muy poca relación con lo espiritual. Claro que de cuando en cuando vamos a la iglesia, quizás una vez al mes o hasta una vez a la semana. Pero muchas veces lo hacemos para salir de una exigencia social.
Desde luego que buscamos a Dios en los momentos de tragedia, pero esto también viene a ser un acto de último recurso, cuando no nos queda otra esperanza en la vida. Mientras tenemos buena salud y disfrutamos de popularidad, mientras nuestros amigos nos acogen y todo nos va bien, no buscamos seriamente a Dios.
Así que aquellas asociaciones con la palabra «Navidad» revelan algo que se expresa en todas las facetas de nuestra vida.
Si aquel profesor les hubiera dicho la palabra que pusimos como ejemplo, «conversación», habría escogido una de las palabras que más debiéramos asociar con la Navidad. Porque a los ojos de Dios, lejos de representar cohetes, fiestas, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces, la Navidad fue el principio de un nuevo diálogo que entabló Él con nosotros.
Esa primera Nochebuena, Dios el Padre, mediante el nacimiento de su Hijo Jesucristo, reparó la línea de comunicación con nosotros que se había cortado a fin de que pudiéramos restablecer con Él la comunión que habíamos perdido. De modo que ahora todos podemos tener comunión íntima y constante con Dios.
Él está esperando que respondamos a la llamada celestial que nos hizo por medio de su Hijo. Pues es mediante esa conversación que restablecemos la conexión y mostramos que comprendemos el verdadero sentido de la Navidad.
Carlos Rey.
www.conciencia.net
Este día es una oportunidad para reflexionar sobre el más grande amor demostrado hacia la humanidad. El amor eterno de Dios.
“De tal manera amó Dios a este mundo, que envió a su único Hijo, Jesucristo, para que todo aquel que en él crea no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16.

UN REGALO DE LO MAS EXPLEDIDO

Lectura: Miqueas 5:2-6.
"Por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" 2 Corintios 8:9
Tengo un viejo pedazo de yeso en mi escritorio que proviene del antiguo sitio del Herodium en la tierra de Israel. Me recuerda la humildad de nuestro Señor Jesús.
El Herodium era una espléndida residencia que servía de palacio de verano al rey Herodes, una suntuosa villa con opulentos apartamentos amueblados para la familia real y sus invitados. Presumía de un baño romano con pozas de agua caliente y frías, rodeadas por jardines con columnatas.
Se dice que Herodes construyó su palacio para conmemorar una victoria en batalla, pero, conociendo la ambición egoísta de este rey, es posible que tuviera otro propósito en mente. Algunos han conjeturado que, a pesar de haber inquirido de los escribas (Mateo 2:4-6), Herodes sabía acerca de la predicción de Miqueas de que el Mesías de Israel nacería en Belén. Puede que haya querido que el Rey de Israel naciera en su palacio.
Sin embargo, el plan del Padre era que nuestro Señor no naciera en un castillo sino en una cueva. Fue en un humilde pesebre donde nació el pequeño Señor Jesús.
Esta es la gracia de nuestro Señor Jesucristo. «Por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos» (2 Corintios 8:9). Este es el regalo de la espléndida salvación —de todos los regalos, el más grande que tú y yo jamás recibiremos.
La bondad y el amor de Dios se encarnaron en Belén.

jueves, 24 de diciembre de 2009

EL MEJOR REGALO

Carlitos estaba sentado mirando la pequeña montaña de regalos que estaban cerca de la chimenea. Su madre entró y le dijo: En que piensas Carlitos?
Carlitos dijo…estaba pensando en cual de estos será el mejor regalo.
Carlitos- respondió su madre- el valor de los regalos no se mide ni por el tamaño, ni por el color, el precio o la simple envoltura, ni siquiera por la utilidad del mismo. El valor de un regalo se mide por el corazón.
Por el corazón, mami? Los regalos no tienen corazón.
Carlitos, los regalos si tienen corazón.
No mamí…mira-tomando un regalo lo puso en el oido y dijo- Mira mami, no se escuchan latidos.
Oh Carlitos. Los regalos si tienen corazón. Es el corazón de quién lo da, que se extiende hasta el regalo mismo. Cuando alguien te da un regalo, solo por compromiso o con motivaciones erradas, ese regalo llega a ti sin corazón. pero, cuando alguién te da un regalo con todo su corazón, ese palpitar viene al regalo y ese es el verdadero valor del mismo.
Carlitos sonrió y dijo: Uhhh, entonces tengo que volver a hacer otro regalo, porque el regalo que tengo para Rosita, no tiene corazón.
La madre sonrió y le dijo: Mirá, nunca un ser humano ha recibido un regalo de más valor que el regalo que Dios nos dió. Nos dió a su único hijo y nos lo dió con todo su corazón, para que tu ahora tuvieras tu corazón vivo y vibrante.
De verdad? preguntó Carlitos.Seguro hijo. Por eso tienes que amar ese regalo con todo tu corazón, porque ese regalo trae el corazón de Dios. Vive con ese regalo y para ese regalo.
Si mamí-dijo Carlitos- Lo haré y salió corriendo para jugar con Rosita.
Has visto a Jesús como el más grande regalo para tu vida?
Vives para él y por él?
Este es un buen día para entender el corazón de Dios y tener el mejor regalo.
Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Isa 7:14
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. Juan 3:16,17

NAVIDAD EN TOKIO

Lectura: Hechos 17:22-34.
"Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio" Hechos 17:23
La Nochebuena del 2003, el célebre pintor Makoto Fujimura se reunió con otros artistas para una fiesta en el Museo Sato en Tokio. Muchos habían donado sus obras para una exhibición de beneficencia y recaudar fondos para los niños en Afganistán. Después de la cena, el Sr. Fujimura, un apasionado cristiano que vive en Nueva York, compartió algunas palabras acerca del verdadero significado de la Navidad y la oportunidad que ellos tenían como artistas de crear obras para ayudar a traer esperanza al mundo.
Al reflexionar en dicho evento, Fujimura escribió: «Esa noche en Tokio, estaba convencido de que Jesús se había invitado a Sí mismo para estar entre creadores de arte que puede que ni siquiera conozcan Su nombre. Sospecho que algunos de estos artistas ya han percibido Su presencia en sus estudios mientras trabajan para crear paz por medio de sus pinturas. Todos los regalos de creatividad, como los de los reyes magos [la estrella], apuntan directamente a un establo en Belén».
Pablo escribió que Dios está obrando entre personas de todas las naciones «para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos» (Hechos 17:27-28).
Debemos estar alertas a la presencia del Señor donde menos esperemos verle. Puede que Jesús se invite a Sí mismo a cualquier fiesta de Navidad. Después de todo, es Su cumpleaños.
Esta Navidad, mantente alerta a la obra y la presencia de Jesús.

SEPARACIONES NECESARIAS

Desde antes que nacieran, ya eran la alegría de la familia. Hasta los cinco hijos en el hogar esperaban el arribo con entusiasmo. Pero cuando Clara y Altagracia nacieron, allí comenzó la gran preocupación. Eran dos preciosas y saludables niñas que venían a engrosar la familia Rodríguez, pero eran siamesas. Sus cuerpecitos estaban unidos por el abdomen y la cintura.

Cuando las niñas cumplieron trece meses de edad, las llevaron a la ciudad de Filadelfia, Pennsylvania, en los Estado Unidos. Allí un equipo de veintitrés cirujanos, dirigidos por el Dr. Everett Koop, trabajaron para separarlas. Cada una de ellas tenía sus propios órganos internos, aunque estaban entrelazados. Separarlos fue toda una hazaña de la cirugía. Al terminar la operación, el Dr. Koop anunció: «Las niñas crecerán sanas y normales. Hasta podrán tener hijos normales cuando sean grandes y se casen.»

¡Qué estupendas son las proezas de la medicina! El hábil bisturí sabe penetrar hasta lo más profundo de la carne humana, y dividir tejidos, vasos, órganos y nervios. Y después de hacer esas operaciones formidables en que se extirpan tumores, se cosen arterias, se injertan retinas y se trasplantan órganos, la persona operada queda sana y normal, viviendo y trabajando como si nada. Así fue el caso de las mellizas Rodríguez.

Si pudiéramos contemplar nuestro fuero interno con un aparato especial, capaz de penetrar alma y espíritu, veríamos que cada uno de nosotros lleva pegado, también, un hermano siamés. Me refiero a ese «otro yo», esa segunda naturaleza que cada uno lleva y que se comporta muy diferente de la otra. Tal parece que somos dos personas juntas, pero no al modo de las lindas criaturas Clara y Altagracia.

En nuestro caso, una es buena y otra mala. Una tiene elevados sentimientos morales, y la otra, instintos de bestia. Una es capaz de grandes virtudes; la otra vive ligada a vicios y pasiones. Una eleva; la otra destruye. Es probable que alguno de nosotros se haya preguntado: «¿Por qué soy yo así?»

¿Habrá quien pueda separar esos hermanos siameses que somos nosotros mismos? Sí, es Jesucristo, el gran Médico divino. Al aplicar su bendita gracia, Él puede quitar de nosotros la parte mala y dejar sólo la buena. Tenemos que desearlo y pedirlo, pero Él puede realizar esa operación espiritual. Jesucristo la llama «el nuevo nacimiento». Démosle la oportunidad. Él quiere ser nuestro Médico divino.

Hermano Pablo

miércoles, 23 de diciembre de 2009

TARJETAS DE NAVIDAD

Escribir y enviar tarjetas de Navidad es una de nuestras primeras tareas de la temporada.La costumbre comenzó en Inglaterra cerca de 1840 con el inicio del “Penny Post”, el primer sistema de servicio postal. Según la leyenda, el británico Henry Cole, quien acostumbraba dejar todo para mañana, dio comienzo a la tradición.
En 1843, cuando se encontró atrasado en su correspondencia con sus amistades, decidió corregir la situación enviando saludos navideños al final del año. Su brillante idea dio origen al mercadeo en masa de tarjetas de Navidad, especialmente después de 1860, cuando se desarrollaron mejores métodos de impresión.
En Inglaterra la popularidad de enviar saludos navideños creció cuando se hizo posible enviar tarjetas, sin usar sobres sellados, por la mitad del costo de enviar una carta. Louis Prang, un residente de Boston, imprimió y vendió la primera tarjeta de Navidad en Estados Unidos en 1865.
Las imágenes y mensajes se han mantenido relativamente constantes a través de los años; imágenes mostrando escenas de la temporada o historias de Navidad acompañadas de los mejores deseos de una feliz Navidad y un próspero año nuevo.
Tomado de “ The twelve teas of Christmas
Más allá de la costumbre de enviar tarjetas a familiares y amigos, que necesario es que durante el resto del año, nunca olvidemos a aquellos seres queridos y podamos hacerles brillar sus ojos de alegría sorprendiéndolos en el momento menos esperado, para decirles, “Gracias, por lo que has hecho en mi vida. Una pequeña nota en cualquier época del año, podría hacer un milagro en un corazón deprimido y en una mente desgastada.
Más allá de de Diciembre, decide sorprender a alguien en Enero, Febrero o Abril. No te imaginas como Dios puede usar ese gesto, para traer esperanza a quién casi la pierde.
Porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a tales personas. 1 Corintios 16:18

EL HOMBRE INVISIBLE

Lectura: Juan 14:5-20.
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz" Hebreos 12:2
Cuando era niño, me fascinaba el libro El Hombre Invisible. El personaje principal jugaba una versión elaborada del escondite, manteniéndose justo fuera del alcance de simples mortales que habían recibido la «maldición» de una naturaleza visible. Para tener una presencia física, usaba ropas y envolvía su rostro con vendas. Cuando era momento de escapar, simplemente se lo quitaba todo y desaparecía.
Me pregunto si tenemos ideas similares acerca de nuestro Dios por el hecho de que no podemos verle. Sentimos que está más allá de nuestro alcance y lo expresamos en canciones como este himno, uno de mis favoritos:
Inmortal, invisible,
todo sabio Dios,
En luz inaccesible
A nuestros ojos oculto.
Percibimos que Dios está distante, lejos, oculto, y que es inaccesible. Pero necesitamos a un Dios que sea accesible y nos preguntamos cómo tener una relación significativa con Él.
Nunca comprenderemos totalmente cómo es Dios. Pero Él mismo se ha hecho accesible a nosotros. En parte, esa es la razón por la que vino Jesús; para «mostrarnos al Padre» (Juan 14:8) y acercarnos a Él, porque «Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación» (Colosenses 1:15).
Nuestro Dios es un Dios invisible, más allá de nuestra limitada comprensión. Felizmente, Jesús vino a mostrarnos cuán cerca está Él de nosotros en realidad.
La presencia de Dios con nosotros es el mayor regalo que nos ha dado.