martes, 24 de noviembre de 2009

ITOKAWA IMPOSIBLE

Lectura: Mateo 19:16-26
"Para Dios todo es posible" Mateo 19:26
En el 2005, la nave espacial japonesa no tripulada Hayabusa visitó un asteroide «imposible». Las imágenes y los datos indican que el asteroide, llamado Itokawa, es dos veces más poroso que la arena suelta. Esto ha dejado atónitos a los científicos, quienes creen que los asteroides hacen impacto repetidamente con otras rocas espaciales y por lo tanto deben ser muy densos. Es posible que, a medida que los científicos hagan descubrimientos adicionales, éstos aprendan por qué Itokawa es diferente. Pero, por ahora, tenemos un asteroide que desafía el entendimiento científico.
Hace dos mil años, un joven rico le hizo a Jesús una pregunta «imposible»: «¿Qué bien haré para tener la vida eterna?» (Mateo 19:16). Después de un intercambio intrigante de palabras el hombre «se fue triste» (v. 22) cuando se dio cuenta que tendría que renunciar a su riqueza -aquello que valoraba más que una relación con Jesús.
Este hombre recto había guardado la letra de la ley, pero se había quedado corto. «¿Quién, pues, podrá ser salvo?» preguntaron los atónitos discípulos (v. 25). Jesús respondió: «Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible» (v. 26).
Aquel que creó este universo de la nada tiene una historia logrando lo imposible. Cuando abandonamos lo que esta vida tiene para ofrecernos y Le seguimos a Él, entonces, una vez más, Él hace lo imposible: ¡nos da la vida eterna!
Nuestra capacidad limitada acentúa el poder ilimitado de Dios.

lunes, 23 de noviembre de 2009

PUNTO DE IDENTIFICACION

Frank Laubach dedicó toda su vida a aprender a concentrarse en Jesús. Fue un psicólogo, educador y misionero en las Filipinas durante principios del siglo veinte y su carrera se derrumbó cuando vivía su década de los cuarentas. Perdió la oportunidad profesional que más deseaba. Sus planes para el pueblo maranao en las Filipinas fueron totalmente rechazados. Su esposa y él perdieron tres hijos por causa de la malaria, así que ella se llevó a su único hijo sobreviviente y se mudó a miles de kilómetros de distancia, dejando a Laubach en desesperada soledad.
Con profunda desesperación, Laubach se llevó a su perro Tip a la cima de la colina Sgnal, desde donde se podía ver completamente el Lago Lanao. El escribió lo siguiente:
Tip tenía su nariz bajo mi brazo y trataba de lamer las lágrimas de mis mejillas. Mis labios se comenzaron a mover y me dio la impresión de que Dios hablaba.
“Hijo mío has fracasado porque en realidad no amas a los maranaos. Te sientes superior a ellos porque eres blanco. Si solo olvidaras que eres norteamericano y pensaras solamente en cuánto los amo, ellos responderían”
Al atardecer le contesté: “Dios, no sé si me hablaste a través de mis labios, pero si así fue, es cierto. Todos mis planes se han hecho trizas. Sácame de mi mismo y ven, toma posesión de mi y piensa tus pensamientos en mi mente. Allí comenzó su experiencia espiritual notable del siglo veinte.
La extraordinaria práctica de Laubach de concentrarse en Cristo, lo condujo a convertirse en el defensor más influyente de la alfabetización, viajando a más de ciento tres países para dirigir un programa de alfabetización a nivel mundial. Fue el fundador de la Cruzada de Alfabetización Mundial, que todavía opera. Desarrolló el programa “Cada quien enseñe a uno”, se convirtió en un influyente consejero en política exterior para los presidentes estadounidenses durante los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial.
Frank entendió que hay un punto de identificación con el pueblo al que amó y a quién quiero servir. Mirando a Jesús , él entendió el punto de identificación y lo logró.
¿Te estás identificando con aquellos a quienes quieres amar y servir?
Fue autor de libros que enseñaban a concentrarse en Cristo.
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” Hebreos 12:2.
“El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” Juan 1:1.

¿COMO SABRAN?

Lectura: 1 Juan 4:7-21.
"El que ama a Dios, ame también a su hermano" 1 Juan 4:21
¿Alguna vez has notado que algunos cristianos actuaban de una manera decididamente no cristiana mientras trataban de demostrar cuán piadosos eran?
Un ejemplo es un hombre que cierra su himnario con ira y pone mala cara durante el resto del culto si el líder de la alabanza no canta todas las estrofas de una canción.
Otro ejemplo es la iglesia donde los miembros se oponen airadamente a añadir un nuevo culto dirigido a los jóvenes porque les disgusta el estilo de la música.
Luego está la iglesia en la que el pasillo central es una línea de demarcación entre dos clases sociales de personas que se niegan a mezclarse.
Como cristianos debemos defender la verdad tal y como se explica en la Biblia. Aunque la verdad no se ha violado en ninguna de estas situaciones, estas personas que profesan ser seguidoras de Cristo actúan de maneras decididamente carentes de amor. Eligieron proteger sus preferencias personales más que demostrar el amor de Jesús a un COmundo que observa.
Al leer 1 Juan 4:7-21, vemos que el amor de Dios busca transformar nuestro comportamiento. En Su amor, no reaccionamos con desdén hacia otros simplemente porque no estamos de acuerdo con ellos.
Jesús dijo: «En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuvieres amor los unos con los otros» (Juan 13:35). ¿Ven los demás el amor de Jesús en ti?
Una Iglesia de un sólo corazón y una sola mente contribuyen a conquistar al mundo.

domingo, 22 de noviembre de 2009

JUAN RAMON Y ROCIO

¿MURIÓ POR MI?

Contemplando una niña desde las rodillas de su padre, un libro de imágenes, una lámina representando la Crucifixión.

-¿Murió por ti, papá? -preguntó. Sí, hijita.

-¿Por mamá, también? -También.

-¿Murió por mí? -También murió por ti, hija mía

La niña se apresuró a descender al suelo, se arrodilló y oró: Gracias, Señor Jesús, porque moriste por mí... Y perdóname que haya tardado tanto tiempo en darte las gracias.

Hermosa lección que deberían aprender muchos mayores...

LA METAMORFOSIS DE CORTÉS FERRUSQUILLA

Primero salió corriendo por las calles, dando furiosos ladridos. Tenía la boca espumosa y los ojos inyectados en sangre. Corrió en cuatro patas lanzando mordiscos a diestra y siniestra, sembrando espanto por toda la colonia.

Encontró en su camino a la niña Priscila Cortés, a la que mordió hasta sacarle sangre. Un agente de policía que quiso apresarlo resultó con el uniforme destrozado por uñas y dientes. Por fin, el enfurecido ser fue reducido por tres fuertes agentes.

Sin embargo, no era un can. Era Enrique Cortés Ferrusquilla, de treinta y tres años, habitante de la colonia Prado Churubusco de la ciudad de México. Una tremenda borrachera había producido en él una verdadera metamorfosis, convirtiéndolo poco menos que en un can atacado de hidrofobia.

¡Qué metamorfosis produce en los seres humanos el vicio del alcohol! Los diarios que comentaban la noticia decían que Cortés Ferrusquilla se convirtió, por el líquido de fuego metido en su sistema, no en una enorme cucaracha, como en la famosa Metamorfosis de Franz Kafka, sino en un perro, que salió en cuatro patas espantando a los tranquilos habitantes de la colonia, con «la boca espumosa y el ojo fatal», como dice Rubén Darío del lobo de Gubbia.

El alcohol se está constituyendo de nuevo en el azote de la sociedad. Su peligro está sobrepasando, si es posible, al de las drogas. Hoy no se concibe ninguna fiesta, ninguna celebración, homenaje o festejo sin que haya copas de licor circulando entre los concurrentes, y efectuando, con su ominoso poder, diversas metamorfosis.

No todos los que beben licor necesariamente van a hacer lo mismo que el embriagado de este caso. Pero siempre, lenta e inexorablemente, el alcohol comenzará a efectuar una metamorfosis en la mente y la conciencia del adicto a él.

No hace falta agregar argumentos médicos para darle más peso a este argumento. El poder destructivo del alcohol lo conoce el propio alcohólico mejor que nadie.

Sin embargo, hay una manera de librarse del alcoholismo. Hay una manera de volver a la sobriedad y al dominio propio, y a conservar bien el equilibrio, no sólo físico sino mental, moral y espiritual. Se logra mediante el poder del evangelio de Jesucristo. Porque Cristo, el Señor viviente y triunfante, tiene poder de sobra para regenerar, cambiar y ennoblecer a todo ser humano.

Hermano Pablo

YO TAMBIEN ¿ Y TU ?