sábado, 14 de noviembre de 2009

EL PRIVILEGIO DE SER PADRES

”Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. Sl.139:13-16


Una de las mayores maravillas de Dios es darnos el privilegio de ser padres. Tomar parte de este milagro, un hijo a quien guiar a lo largo del camino, para que pueda cumplir los propósitos de Dios en su vida. Prov.22:6

Este bello privilegio nos da también responsabilidades que debemos considerar:

Ser un a madre/padre creyente

Conocer en forma personal a Cristo como nuestro Salvador. Ser un padre redimido por Su Gracia y que busque en Cristo el puerto en el cual se renueva nuestra fortaleza espiritual.

Ser una madre/padre consagrado Romanos 12:1

Rendir primeramente mi vida a Dios para que sea Él quién reine y dirija mi vida. De esta manera, podré ser también:

Una madre/padre que eduque: En principios de conducta y morales. En el camino de la vida y sus peligros, en la disciplina con amor: “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” Prov. 13:24

Una madre/padre que enseñe : El amor de Dios ( la salvación, Juan 3:16) y el amor a Dios y a Su Palabra ( Salmos 119).

Una madre/padre que escuche : Aprender a tener el tiempo para escuchar a nuestros hijos. Ellos son nuestro especi al tesoro.

Una madre/padre que entregue : Su vida a diario en las manos del Creador en oración y sus caminos para buscar los Suyos a través de la Palabra.

Ser una madre/padre bendecida

“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.” Sl. 127:3-5

Una madre/padre con herencia sl.127:3

Una madre/padre con cosecha Eclesiastés 3:1-2 Con el tiempo de cosechar lo plantado en la vida de mis hijos.

Una madre bienaventurada “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;° Prov. 31:28 a

Quiero compartirles parte de una poesía que leí: “ Dios dame sabiduría Hoy, para darme c uenta que no hay momentos sin importancia en la vida de mis hijos, que no hay otra carrera más preciosa, ningún trabajo mejor remunerado, ni otra tarea más urgente que mis hijos. Porque el tiempo es corto, mi tiempo es HOY porque los hijos no pueden esperar” "He aquí, herencia de Jehová son los hijos"

Enviado por: Alejandra L

SURGIENDO DE LA OSCURIDA

Lectura: 2 Reyes 22:3-11.
“He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová” 2 Reyes 22:8
Los obreros están restaurando concienzudamente el graffiti en una antigua casa cerca de un campo de batalla de la Guerra Civil en Virginia. Estos feos garabatos escritos hace tantos años y que son similares a los que restregamos para eliminarlos de la vista del público hoy, se consideran una clave para el conocimiento del pasado. Los obreros quedan obnubilados cuando de la oscuridad surge una nueva letra o palabra para ofrecer información que se ha mantenido oculta por más de 145 años.
La historia nos trae a la mente una escena en el antiguo Israel, cuando Hilcías, el sacerdote, encontró el libro de la ley perdido desde hacía mucho tiempo en el templo del Señor. Las mismas palabras de Dios, encomendadas a la nación de Israel, se habían ignorado, olvidado y finalmente perdido. Pero el rey Josías estaba determinado a seguir al Señor, así que le dio instrucciones al sacerdote para que restaurara la adoración en el templo. En el proceso, se descubrió la Ley de Moisés.
Pero un descubrimiento aún mayor todavía estaba por hacerse. Muchos años más tarde, al conocer a Jesús, Felipe le informó a su amigo, Natanael: «Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley…» (Juan 1:45).
Las personas se emocionan hoy al descubrir los garabatos hechos por los soldados de la Guerra Civil. Cuánto más emocionante es descubrir las palabras del Dios Todopoderoso expresadas en el Verbo hecho carne, Jesús, el Mesías.
La Biblia es antigua, pero sus verdades son siempre nuevas.

EL CANASTO DE CARBON



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LA CUERDA

viernes, 13 de noviembre de 2009

JUAN 3.16

EL PERRO JEFE

Entre los perros que arrastran los trineos de los esquimales existe una muy notable serie de reglas sociales. En realidad, estas reglas son muy parecidas a las de los lobos, con quienes esos perros están íntimamente emparentados. Cada jauría es solidaria con su jefe y con los demás miembros de ella.
Su territorio lo determina el domicilio del esquimal que los alimenta. Puede ser que no sea más grande que el patio del esquimal, pero la jauría lo defiende vigorosamente de todo intruso y de todo miembro de otras jaurías.
Algo interesante ocurre cuando el perro jefe y uno de sus subalternos son sorprendidos en el territorio de otra jauría. Esto, naturalmente, puede ocurrir por accidente. Pero si un perro jefe y uno de sus subalternos mientras cruzan el territorio de otra jauría, los miembros de esta los persiguen fieramente para expulsarlos. En ese caso, los dos intrusos corren a toda velocidad en dirección de su territorio, mientras los dueños de casa van en su persecución. Tan pronto como los perros que huyen cruzan el límite que separan los territorios, suceden dos cosas:

Primero, la jauría perseguidora se detiene y ladra furiosamente como si dijera: “ Que esto les sirva de lección. Que no los volvamos a ver por aquí, porque si los vemos les va a ir muy mal”.

Segundo, el perro jefe de los dos que escapaban, se vuelve hacia su compañero y lo castiga severamente como si él tuviera toda la culpa. Los pelos y la piel del pobre perro subalterno saltan por todos lados mientras el jefe descarga su fastidio sobre su compañero de menor jerarquía.
Es tan fácil que nosotros también actuemos como estos perros cuando se nos sorprende haciendo algo que no debiéramos hacer. En lugar de aceptar los hechos y limitarnos a pedir disculpas para olvidar el asunto enseguida, le echamos la culpa a la hermanita, el perro o al amigo.
La próxima vez que nos sintamos molestos por algo que estamos haciendo, recordemos los perros esquimales y tratemos de no imitarlos.
“ Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: “ Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos”. Marcos 9:35

Fuente: Maravillas De La Creación
Santiago A. Tucker.

¿EN QUIEN CONFIARAS?

Lectura: Filipenses 3:1-11. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” Efesios 2:8 Ayn Rand, una filósofa norteamericana que murió en 1982, reunió a un número considerable de seguidores que leían sus libros y asistían a sus conferencias. Esto era lo que tenía que decir como ávida individualista que era: «Ahora veo el rostro libre de dios y elevo a este dios por encima de toda la tierra, este dios que los hombres han buscado desde el inicio de su misma existencia, el dios que les concederá gozo y paz y orgullo. Este dios, esta sola palabra, yo». Cuando se le preguntaba si creía en Dios, ella respondía: «Este dios soy yo misma, yo». El egotismo -fe en uno mismo- eso era en lo que esta filósofa creía. El apóstol Pablo dio testimonio de una confianza que es exactamente opuesta a la que se ha depositado en quien no la merece -uno mismo. Él declaró: «Servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne» (Filipenses 3:3). Él puso su confianza únicamente en Jesucristo, quien es Dios encarnado, el verdadero Dios de amor y misericordia. Leemos en el libro de Efesios: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios» (2:8). ¿Estamos adoptando la filosofía del egotismo, que en realidad es una confianza que demostrará ser autodestructiva para la eternidad? ¿O, al igual que Pablo, hemos adoptado la gracia abnegada de Jesucristo? Somos salvos no por lo que hacemos, sino por confiar en lo que Cristo ha hecho.