miércoles, 23 de septiembre de 2009

«GAMINES», «GOLFOS», «PUNGAS» Y «VAGOS»

La caravana se organizó sola. Nadie la convocó. Nadie la dirigió. De todas las esquinas y plazoletas, de todos los cines y mercados, de todos los barrios de la ciudad, comenzaron a caminar. ¿Quiénes hacían esto? Niños. Decenas de niños. Niños pobres. Niños desamparados. Niños que caminaban solidarios con un rumbo fijo: «La Nueva Jerusalén», uno de los barrios de la gran ciudad.

Iban para asistir al funeral de un compañero muerto, un chico callejero de doce años de edad llamado Wellington Barboza. Lo habían asesinado los narcotraficantes. Uno más, añadido a la lista de víctimas. Era uno de los chicos abandonados, de ocho a doce años de edad, que viven en las calles de Río de Janeiro.

Todas las grandes ciudades tienen sus niños pobres. Son los huérfanos, los desheredados, los corridos de sus casas sin amor y sin cuidado. Irónicamente el niño Wellington Barboza había sido asesinado en un barrio llamado «La Nueva Jerusalén», el nombre que la Biblia da a la eterna ciudad celestial.

Estos niños brasileños, como sus congéneres de todo el mundo, se dedican necesariamente al delito: al robo y al narcotráfico. Y a veces, por la misma vida que llevan, cometen homicidios.

En Bogotá se les llama «gamines», en España, «golfos», en otras ciudades, «pungas» o «vagos», pero todos por igual son víctimas del desamor y la indiferencia. Y su destino es la droga, la agresión, la cárcel y la muerte.

¿Habrá algo que nosotros, los adultos de este tiempo, podemos hacer? Sí, lo hay. En primer lugar, debemos reconocer la honda herida que motiva este comportamiento. Ellos son quienes son, y hacen lo que hacen, porque son víctimas de una sociedad que los ha herido, desamparado y abandonado.

Luego debemos levantar nuestra voz para hacer que tomen conciencia todos —padres, maestros, clérigos, autoridades— de que no hay modo de justificar el abandono de nuestros niños. La realidad es que son nuestros, y su comportamiento refleja el mal que aflige a nuestra sociedad.

Algo más. Padres, cuidemos con amor y atención a los hijos que todavía tenemos en casa. La Biblia dice: «Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor» (Efesios 6:4).

Pidamos de Dios la sabiduría espiritual para librar a nuestros hijos de la ruina moral. Si Cristo es nuestro Señor, hará de nuestro hogar un nido de paz. Invitémosle a que sea el huésped invisible de nuestro hogar. Así aseguraremos a nuestros hijos.

Hermano Pablo

LA VERDAD DE LA VERDAD

En 1692, la Universidad de Harvard adoptó el lema de Veritas Christo et Ecclesiae, que quiere decir “Verdad por Cristo y la Iglesia”. Su emblema mostraba tres libros, uno de ellos boca abajo, para simbolizar la limitación del conocimiento humano. Pero en décadas recientes, ese libro ha sido puesto boca arriba para representar la capacidad ilimitada de la mente humana. Y el lema ha sido cambiado a Veritas: “Verdad.”
La búsqueda del conocimiento es digna de alabar, y sin embargo, puede llevar rápidamente al orgullo y la negativa a reconocer cualquier límite de nuestras capacidades mentales. Cuando eso sucede, la verdad bíblica se ignora o se rechaza.
¿Cuál, entonces, es la verdad de la verdad? Un rey sabio escribió hace siglos: “El temor del Señor es el principio de la sabiduría” (Proverbios 1:7). Debemos reconocer la relación que existe entre Dios y la verdad. Sin la ayuda del Espíritu Santo y la instrucción de la Palabra de Dios, los hombres estarán “siempre aprendiendo, pero . . . nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad” (2 Timoteo 3:7). Sin embargo, cuando reconocemos y obedecemos su verdad somos liberados de la ignorancia espiritual y del error (Juan 8:32; 17:17).
Es por eso que debemos ser diligentes en nuestro estudio de la Biblia (2 Timoteo 2:15). Es el único libro que nos dice la verdad de la verdad.

EL VELA POR NOSOTROS

Lectura: Salmos 33:8-22.
“Desde el lugar de Su morada miró sobre todos los moradores de la tierra” Salmos 33:14
A principios de la década de los 60 leí la novela 1984 por George Orwell, la cual hizo famosa la frase: «El hermano mayor te está observando». En esta sociedad imaginaria, todos los aspectos de la vida están bajo vigilancia.
¡Hoy en día se estima que sólo en el Reino Unido hay unos 4.2 millones de cámaras de vídeo de circuito cerrado! Londres está saturada de ellas. Estas cámaras observan los salones y las veredas por razones de seguridad. Incluso monitorean el tráfico.
El Salmo 33 nos dice que Dios también está observando desde lo alto (v. 14). Él no sólo ve las imágenes y las actividades, sino que discierne los pensamientos y los motivos.
En su calidad de Dios Creador, se hará según Su Palabra (v. 9). Sus propósitos eternos siguen su marcha sin obstáculo alguno (vv. 10-11). Los obstáculos terrenales son sólo peldaños para Él. Aunque puede que muchos dependan de la fortaleza militar para obtener liberación y seguridad, su esperanza es en vano (vv. 16-17).
Pero los que confiamos en el Señor no tenemos que huir de este Dios imponente. El salmista afirma: «He aquí el ojo de Jehová sobre los que Le temen, sobre los que esperan en Su misericordia…. nuestra ayuda y nuestro escudo es Él» (vv. 18, 20).
Puede que el ojo de Jehová sea aterrador, pero los que confiamos en Él nos regocijamos. Él no es un «Hermano Mayor» entrometido sino nuestro Padre celestial amoroso que vela por nosotros.
Mantén tus ojos puestos en el Señor; Él nunca quita Sus ojos de ti.

martes, 22 de septiembre de 2009


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ADOPTE UNA AUTOPISTA

En los Estados Unidos hay un programa comunitario que se llama «Adopte una Autopista», y cuando uno viaja por una de ellas ve muchos carteles que dicen:
LAS PRÓXIMAS 2 MILLAS HAN SIDO ADOPTADAS POR LOS EMPLEADOS DE INDUSTRIAS KANE.
O podría ser cualquier otra compañía del área. En el estado de Michigan, el grupo que adopta una sección de una autopista se compromete a limpiar de basura ese trecho dos o tres veces al año.
El pastor Don Logue hizo el siguiente comentario sobre esta práctica: «Podemos aprender una gran lección si comparamos la adopción de una autopista con las responsabilidades de los cristianos. Supongamos que los cristianos adoptasen el pedazo de tierra más cercano al lugar donde viven o trabajan, y asumiesen la responsabilidad de testificar para Cristo de alguna manera durante el año en las casas que más cerca les quedan.»
Cuando Felipe recorrió el camino desde Jerusalén a Gaza, no fue para recoger arreos rotos ni ruedas de carros destrozadas. Fue enviado por el Espíritu Santo para presentar a Cristo a un etíope.
Como creyentes hemos sido llamados por Dios a testificar para Cristo en nuestras áreas de influencia. Utilicemos sabiamente las oportunidades que Él nos da.
Hch. 8:35
Entonces Felipe, abriendo su boca, . . . le anunció el evangelio de Jesús. -

ISAIAS45:8

BRAZOS DE AMOR

Lectura: 1 Juan 3:16-20.
“No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” 1 Juan 3:18
Muchos estudiantes universitarios hacen viajes misioneros en el verano. Pero rara vez alguno de ellos regresa con planes para rescatar un bebé. Mallery Thurlow, una estudiante de la Universidad Cornerstone en Grand Rapids, fue a Haití para ayudar a repartir comida. Un día, una madre se presentó en el centro de repartición con una niña muy enferma en sus brazos. La mujer no tenía opción alguna. El bebé necesitaba una operación, pero nadie la iba a realizar. Sin la intervención quirúrgica, la niña moriría. Mallery tomó a la pequeña Rosa en sus brazos -y en su corazón.
Después de regresar a los Estados Unidos, Mallery buscó a alguien que pudiera operar a Rosa. La mayoría de los doctores daban muy poca esperanza. Finalmente, a Rosa se le concedió un visado para viajar fuera de Haití y Mallery regresó para recogerla. El Hospital Infantil de Detroit donó la operación de US$ 100.000 y fue un éxito. Se salvó una pequeña vida.
Es improbable que tengamos un impacto tan dramático en los demás. Pero, desafiados por la disposición de esta estudiante, podemos encontrar maneras de brindar ayuda. Ella no dejó que las circunstancias, su juventud, o los obstáculos la detuvieran de salvar la vida de Rosa.
Al igual que Mallery, estamos llamados a amar «de hecho y en verdad» (1 Juan 3:18). ¿Quién necesita que seas los brazos de amor de Dios para él o para ella hoy?
La compasión pone al amor en acción.