sábado, 29 de agosto de 2009

¿A CUÁL GENERAL VAMOS A SEGUIR?


El General Tsao Tsao iba delante de su cansado regimiento de soldados. La marcha era larga y sólo él iba a caballo. Los soldados estaban desalentados y tenían mucha sed debido al intenso calor que los agobiaba. De repente el general, divisando el panorama desde lo alto de su montura, les dijo: «Puedo ver un frondoso jardín con una fuente de agua y frutas en abundancia.» Con esto los hombres recobraron el ánimo y aligeraron el paso; pero transcurrió una hora sin que llegaran al anunciado jardín. La verdad era que no había ningún jardín. Se habían dejado engañar, y terminaron más desconsolados y sedientos que nunca. Su general los había engañado.

Esta anécdota la cuenta la señora Chang Kai-Chek en su libro titulado Hablando con Dios. La pregunta que muchos se harán acerca de la conducta del general es: A la hora de la verdad, ¿qué importó que engañara a sus soldados con tal de lograr los objetivos que perseguía? ¿Acaso el fin no justifica los medios?

La respuesta la encierra la pregunta misma, que da por sentado que habrá una «hora de la verdad». Con sólo decir: «A la hora de la verdad», reconocemos el hecho de que tarde o temprano se sabe si algo es verdad o mentira. Y todos estamos conscientes de que sólo el ingenuo se deja engañar la segunda vez por la misma persona. Por eso se dice: «Si me engañas una vez: ¡qué vergüenza la tuya! Si me engañas dos veces: ¡qué vergüenza la mía!»

Esta vida es una marcha que a veces se vuelve larga y forzosa; nosotros somos los soldados bajo las órdenes de un general. Pero a diferencia de los soldados de Tsao Tsao, nosotros no tenemos que seguir forzosamente a ningún general, sino que podemos escoger a qué general vamos a seguir. Sin embargo, hay sólo dos generales a los que podemos seguir; el uno digno de confianza y el otro no. El uno es Dios; el otro es el diablo.

Ahora bien, Dios nos creó con libre albedrío para decidir a cuál de los dos seguir: a su Hijo Jesucristo, o a su archienemigo Satanás. Cristo dice la verdad porque Él es la verdad misma. En cambio, el diablo miente porque no puede hacer otra cosa que mentir. Cristo mismo lo califica de «padre de la mentira», que «cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso».1

En vez de seguir al general que nos promete un oasis en este mundo, y a la hora de la verdad nos conduce a ese desierto que es el infierno, ¿por qué no seguir al que nos advierte que este mundo es un desierto en el que sufriremos aflicciones,2 y a la hora de la verdad nos conduce a ese oasis que es el cielo? De hacerlo así, no tendremos que pasar la vergüenza y el horror de ser engañados dos veces por el enemigo de nuestra alma.

Por Carlos Rey

ENSEÑAME, OH DIOS

viernes, 28 de agosto de 2009

JESUS ES MI SEÑOR

COMIDA RECONFORTANTE

Lectura: Romanos 15:1-7.
“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” Romanos 15:4
Me encanta la expresión «comida reconfortante». Habla de aquello que es tan bueno, tan familiar, que está tan bien que siempre puede traer una sonrisa a nuestros labios. Para mí, la comida reconfortante generalmente incluye alguna forma de carne y patatas. Hamburguesas y patatas fritas. Pan de carne con puré de patatas y salsa de carne. El chocolate también, en casi todas sus formas imaginables. Estas son las comidas que hablan a mi alma y me dicen que todo anda bien en el mundo. (¡Pero, ojo, que no estoy diciendo que sean las más saludables!).
Desafortunadamente, no todo anda bien en el mundo, y no hay cantidad posible de hamburguesas y patatas fritas que puedan arreglarlo. Lo que verdaderamente nos reconforta no es el sub-producto de alguna comida específica, así como tampoco lo es el resultado del alcohol o las drogas, el dinero, el placer o el poder. Se trata de una necesidad mucho más íntima que requiere de una solución mucho más profunda.
Pablo le dijo a la iglesia en Roma que la búsqueda de lo que nos reconforta puede comenzar en las páginas de la Biblia. Él escribió: «Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza» (Romanos 15:4).
Dios nos ha dado Su Palabra para atraernos hacia Sí. Por medio de una relación con Dios, Él provee la consolación que necesitamos para vivir en un mundo quebrantado.
La Palabra de Dios es un salvavidas que impide que el alma se hunda en un mar de tribulación.

jueves, 27 de agosto de 2009

HOY..RECIBIRE LA PORCION DE DIOS

“A ti daré la tierra de Canaán , porción de tu heredad”. I Corintios 16:18
Hoy pienso y reflexiono las veces que he mostrado un imagen mediocre y triste. Mi pequeña y escaza fe y mis grandes y abundantes problemas algunas veces me han llevado a preguntarme si detras de una no muy comoda providencia el Señor esconde un rostro no muy satisfecho conmigo.
Miro las masivas fuerzas que me rodean, enfermedad, preocupación, accidentes, muerte y conflictos y entonces experimento una gran sencación de inferioridad. A menudo me siento acobardado, temeroso y angustiado. Sin embargo , cuando me siento así, el Señor me muestra la porción que tiene para mi. Hoy quiero ver esa porción . A ti te daré tierra de Canaán, porción de tu heredad.
La porción que hoy recibo del Señor es una muestra que me asegura que todo lo que recibo hoy está permitido por la mano del Señor, si es dulce o amargo, frio o caliente, dulce o desagradable, todo eso esta con el permiso de Dios para el cumplimiento de sus propósitos eternos en mi vida. Yo no puedo perder lo que él me ha prometido. Ni un solo atomo me será negado.
La porción de Dios para mi vida está cuidadosamente medida y guardada por Dios. Algunas veces yo he arruinado cosas por forzar mi propia porción. Sin embargo, el Señor ha sido paciente conmigo. Si yo insistó en darle forma a mi propia porción por mi fuerte egoismo, Dios no compite conmigo.
Él me deja tomar mi propio camino hasta que yo aprenda la lección más amarga. La porción del Señor a veces puede ser amarga pero en ultima instancia me guía a la más grande dulzura.
Hoy dejaré al Señor escoger mi propia porción,de otra manera, si yo escojo mi propia porción esto producirá cansancio, frustración, caida y lágrimas. Cuando el Señor escoge mi porción en ella siempre encuentro victoria y paz interna. Hoy, se que la porción del Señor jamás producirá en mi frustración y amrgura más plenitud y satisfacción.
Señor. Gracias por que tú escoges la porción para mi vida en este día. Hoy , no quiero escoger mi propia porción, porque no estoy capacitado para mirar más alla de tus planes. Hoy, quiero dejar en tus manos la alternativa de escoger mi porción. Cuando tu escoges mi porción, la satisfacción es plena, no hay frustración y vacio, más la sensación de paz y alegría.
Hoy quiero caminar confiado por el sendero de la vida sabiendo que toda mi vida está en tus manos y que nada ni nadie podrá frustar tus propósitos para mi existencia. Gracias Señor por la porción de este día. Amén.

SIGUE LAS INSTRUCCIONES

Después que una mujer entabló una demanda a un restaurante de comidas rápidas por haberse quemado con un café, las compañías comenzaron a cambiar sus manuales y etiquetas de advertencia. Fíjate en las siguientes instrucciones:
En una cena congelada: Descongelar antes de comer.
En una plancha: ¡Cuidado! No planche la ropa sobre su cuerpo.En un frasco de mantequilla de cacahuate: Puede contener cacahuates.
En la tapa de la leche: Después de abrirla, manténgala derecha.
Si algunas personas necesitan estas obvias directrices en los artículos para el hogar, imagínate cuánto más necesitamos la guía de Dios. El Salmo 119 habla de la importancia de su manual de instrucción: la Biblia. En las páginas de las Escrituras encontramos lo que Dios quiere que creamos, seamos y hagamos.
“Cree en el Señor Jesús, y serás salvo. . .” (Hechos 16:31).

“Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo” (Efesios 4:32).
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).
Pídele al Señor que te enseñe sus estatutos y dirija tus pasos según su Palabra (Salmo 119:133,135). Luego léelo con frecuencia y sigue las instrucciones.

LOS COLORES DEL REY

Lectura: Juan 13:31-55.
“En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13:35
En Tailandia, las personas aman y admiran mucho al rey Bhumibol (Rama IX) quien les ha guiado durante más de 60 años. Como muestra de su respeto por el rey, el pueblo tailandés usa camisas color amarillo brillante cada lunes, porque el amarillo es el color oficial del rey.
Al buscar vivir para nuestro Rey, el Señor Jesucristo, nosotros también debemos mostrar nuestros colores de lealtad y aprecio por todo lo que Él ha hecho por nosotros. ¿Pero cómo? ¿Cuáles son los «colores» que le declaran al mundo que servimos al Rey de reyes y al Señor de señores?
La noche antes de Su crucifixión, el Rey Jesús nos dijo cuáles deben ser nuestros colores al pronunciar estas palabras: «En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Juan 13:35). Su discípulo Juan hizo eco de esto cuando escribió: «Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros» (1 Juan 4:11).
Mostrar el amor de Cristo a nuestros compañeros de la fe es más que una simple muestra de amabilidad o cuidado. Es una de las maneras más tangibles en las que podemos mostrar nuestro amor y nuestra devoción por el Salvador.
Asegurémonos de mostrar nuestros colores al interactuar con otros cristianos. Eso dará honra a nuestro Rey ante un mundo que observa.
Nuestro amor por Dios se muestra a través de nuestro amor por los demás.