lunes, 27 de abril de 2009

TAL Y COMO ESTÁ

Hay ciertas tiendas donde existe una sección de mercancías disponibles a precios muy reducidos.

La advertencia que recibe el cliente es una etiqueta especial que se ve en todos los artículos que se encuentran en esa sección. Todas las etiquetas llevan las mismas palabras: Tal como está.

Es una forma eufemística de decir: ” Estos artículos estan dañados”.


Algunas veces los llaman ligeramente irregulares. La tienda le está haciendo una advertencia razonable: ” Este es el departamento donde están las cosas que tienen una falla. Aquí va a encontrar defectos: una mancha que no sale, una cremallera que no funciona, un botón que no cierra…algún problema habrá, estos artículos no son normales.

No le vamos a decir donde está el defecto. Usted va a tener que buscarlo. pero sí sabemos que existe. Así que cuando lo encuentre- y lo va a encontrar- no acuda a nosotros lloriqueando ni quejándose. Porque cuando se trata de la mercancía que está en este rincón de la tienda, hay una regla fundamental: NO hay devoluciones. NO se cambia, no se regresa el dinero. Si está buscando perfección se metió en el lugar equivocado. Fuímos justos y se lo advertimos. Si quiere este artículo sólo hay una forma de obtenerlo. Usted debe llevarselo Tal como está.

Cuando se trata de la raza humana, somos el departamento de los Tal como está del universo. John ortberg

Cuantas veces nos desesperamos porque tenemos que convivir, trabajar, funcionar u operar al lado de alguién que no podemos tolerar porque tiene muchas defectos que nos desesperan…Sí, el o ella tienen una etiqueta..Tal como está…pero si me miro al espejo, descubriré que yo también tengo la misma etiqueta.

Por eso necesitamos al Señor…porque sólo él nos puede puede ayudar a entender este departamento y gracias a Dios que él nos ha aceptado..Tal como estamos.

Efesios 1:6 Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.

Romanos 2:1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, cuaquiera que juzgas: porque en lo que juzgas á otro, te condenas á ti mismo; porque lo mismo haces, tú que juzgas.

CHISPSITAS BLANCAS

Un día, cuando mis dos hijos mayores eran aún unos tiernos parvulitos..

Estando junto a ellos en aquellos días tan fríos de invierno en mi querido país Chile; Comenzó un ruido ensordecedor!  Era una tremenda granizada que irrumpió mientras, en nuestro comedor hacíamos expresiones de arte en cartulina y lápices de cera…

Los ojitos de ambos me miraron desorbitados y llenos de miedo…. Natalia, como buena mujercita preguntó:  Mami, que es eso???…Pablo, mas pequeñito aún estaba al borde de las lágrimas…

Entonces los mire con los ojos grandes también y una enorme sonrisa en la cara para darles una sensación de alegría y para que se disipara el temor…les dije:

-SON GRANIZOS!!!
- Que son los granizos mami?  (pregunto Natalia)
- Vengan a mirar!!!

Ellos, entusiasmados corrieron hacia la ventana.
Al ver mi cara de felicidad ellos entendieron que nada malo les podía pasar…
La niña me dijo: - Mira mami!!, que lindo!!,  mientras apuntaba con su dedito regordete hacia el suelo.

Mientras yo la animaba reforzándole lo hermosos que eran pese al ruido que apenas nos permitía hablar…

Ambas mirábamos hacia la calle, y de pronto Pablo en su media lengua-bebe, dijo:

-No veo mami!, no veo los granizos!
-Pero mira…si están ahí, insistíamos con Natalia mientras le apuntábamos con los dedos hacia el suelo.

-    No mami, no los veo! Dijo Pablo con sus dulces 3 añitos y algo mas.
Entonces, instintivamente mire sus ojitos y me di cuenta que el pequeño no estaba mirando el suelo, él estaba mirando hacia el cielo!!

Entonces yo también miré el cielo y dejé de ver los granizos…

Le dije, mira el suelo Pablito, ahí el miró y me dijo siiiiii son chispitas blancas!!! Y comenzó a aplaudir.

Ese día mi pequeño hijo me dio una lección de vida.
Si miro al cielo, dejo de ver lo que me atormenta… si miro al cielo dejo de ver las dificultades!

Vino a mi mente aquel pasaje de la Biblia que nos relata la muerte del primer mártir de la Iglesia: Esteban! (curiosamente es el segundo nombre de Pablo)

Hechos 7:55 - 60 “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,
y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.
Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él.
Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. ”

Esteban estaba siendo apedreado, pero puso sus ojos en el cielo y no vio las piedras, el vio la gloria de Dios!

A veces somos apedreados por la vida… podemos fijar nuestros ojos en aquellas piedras o dificultades que vienen en nuestra contra o bien, podemos fijar los ojos en el cielo y dejar de ver las adversidades.  De esta manera, veremos a Dios ayudándonos a superar el tiempo de aflicción.

Finalizo regalándoles este versículo:

Colosenses 3:2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Autor: Janette de Contreras

sábado, 25 de abril de 2009

APRENDIENDO A OBEDECER

En el siglo once, el rey Enrique III de Bavaria se cansó de sus responsabilidades como rey, de las presiones de la política internacional y de lo mundanal de la vida de la corte. Hizo una carta de pedido de admisión al monje Richard de un monasterio local para ser aceptado como un huésped, para pasar allí el resto de su vida en oración y meditación.
-Vuestra majestad, ¿comprende que la promesa aquí es de obediencia? Esto va a ser muy difícil para usted, dado que ha sido rey –le respondió el monje Richard.
-Comprendo – dijo Enrique-, el resto de mi vida le voy a obedecer a usted, mientras Cristo lo guíe.
-Entonces le diré lo que tiene que hacer. Vuelva a su trono y sirva fielmente en el lugar que Dios lo puso –le respondió el monje.
Después que el rey Enrique murió, se escribió esto en su honor: “Al ser obediente, el rey aprendió a gobernar”.
Al final, cada uno de nosotros obedece a los justos mandamientos de nuestro Padre celestial o a “las reglas de la ley”. Debemos elegir voluntariamente ponernos bajo la autoridad, incluyendo la de Dios. El no hacer esto es no tener otra “ley” que nuestro propio capricho, ¡una fuente poco confiable!
Proverbios 10:8El sabio de corazón aceptará mandatos, mas el necio charlatán será derribado.

NO ES UN JUEGO

Lectura: Marcos 8:31-38.
"Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" Marcos 8:34
Mi ex-vecino a menudo hablaba acerca de "el juego de la vida", y puedo entender por qué lo hacía. Es parte de la naturaleza humana enfocar la vida como un gran juego que consta de un montón de otros pequeños juegos. Competir puede ser divertido, emocionante y estimulante.Pero la vida es muchísimo más que un juego -especialmente para un seguidor de Jesucristo.Cuando un creyente necesita poseer la casa más grande, conseguir el ascenso antes que nadie, y ganar toda discusión, algo anda terriblemente mal desde el punto de vista de Dios. No está bien pisotear los sentimientos de las personas, torcer o romper las reglas, y regodearse con las victorias.Enfocar la vida como un gran juego en el que siempre se tiene que ganar es vivir en una falsa ilusión y una fantasía sin esperanza. Si bien las posesiones materiales, el éxito profesional y las victorias personales son agradables, sólo duran en esta vida. Luego, todos ellos quedan atrás.Jesús mandó a Sus discípulos que se negaran a sí mismos, que se identificaran con Su cruz, y le siguieran negándose a sí mismos, lo cual para algunos de ellos significó incluso la muerte (Marcos 8:34-35). Les explicó muy claramente que las victorias artificiales en "el juego de la vida" no cuentan mucho. Lo que realmente cuenta es lo que se hace para el Señor.
Aquellos que viven para Dios son los verdaderos ganadores en la vida.

viernes, 24 de abril de 2009

HOY.. ME GUARDARE DE SER ARRASTRADO POR EL ERROR

“Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza” II Ped 3:17
Gracias al Señor, porque en él estoy firme, pero hoy no debo vanagloriarme de esta posición de firmeza, porque tal firmeza no depende de mí solo como persona, sino del Señor, más lo que si depende de mí es guardarme de no ser arrastrado por el error, porque puedo perder tal firmeza. Hoy, debo entender que el único récord de mi vida que existe es el escrito por mi mismo.
Mi destino no es decidido mas tarde, en la eternidad, sino ahora mientras yo vivo en la tierra. Mi destino es el eco de mis actuales decisiones.
Dice el Apóstol Pedro, sí que vosotros, sabiéndolo de antemano. No tengo excusa, yo lo se de antemano.
Sé de antemano cuanto me ama el Señor, Sé de antemano por su palabra cuan bueno es el Señor. Sé de antemano el precio que Jesús pago por mi. Sé de antemano que no estoy solo y que su amor siempre está sobre mi como un estandarte. Y porque lo se de antemano, el apóstol Pedro dice, Guardaos. Ese imperativo muestra mi responsabilidad. El Señor ha prometido hoy guardarme….
El me guardará de lo que yo no puedo guardarme, pero a mi me corresponde guardarme de todo aquello que puede arrastrarme y ese puede ser el error de los inicuos, porque si me dejo arrastra perderé la firmeza...Para que ser ignorante de lo que Dios ha hecho y hace por mi? Todo lo que necesito conocer está escrito.
Lo sé antemano y por lo tanto en ese hecho me guardaré para jamás ser arrastrado por el error.
Señor. Que responsabilidad está ahora en mis manos. Saber que necesito conocer de antemano todo lo que has hecho y haces por mí.
En este hecho puedo descansar y necesito guardarme de ser arrastrado por el error. Gracias porque cuento con tu amor y dirección.
Gracias por tu Santo Espíritu, quien vive dentro de mí para guiarme. Ayúdame hoy, a guardarme del error de los inicuos, porque de esa manera podré mantener la firmeza en medio de un mundo que se tambalea. Gracias por este día y en este día recordaré lo que de antemano me has compartido en tu amor. Amen.

SIGAMOS CAVANDO

El médico escocés A. J. Cronin (1896-1981) se vio obligado a ausentarse de su práctica de la medicina por razones de salud. Entonces decidió escribir una novela. Pero cuando iba por la mitad, se descorazonó y tiró el manuscrito en el bote de la basura.
Totalmente decepcionado, Cronin se encontraba caminando por las tierras montañosas de Escocia y vio a un hombre cavando en un pantano tratando de sacarle el agua para usarlo como pasto. Cuando Cronin conversó con él, el hombre dijo: “Mi padre cavó en este pantano y nunca consiguió hacer pasto. Pero mi padre sabía, y yo lo sé también, que es sólo cavando que se consigue hacer pasto. Así que sigo cavando.”
Sintiéndose reprendido y motivado de nuevo, Cronin fue a su casa, sacó su manuscrito de la basura, y lo terminó. De esa novela, Hatter’s Castle (El castillo de Hatter) , se vendieron tres millones de ejemplares. Cronin abandonó la práctica de la medicina y se convirtió en un escritor mundialmente famoso.
A veces, tú y yo podríamos sentirnos atrapados por circunstancias que exigen paciencia y persistencia. ¿Estamos dispuestos a seguir cavando cualquier “pantano” que Dios nos haya asignado?
El libro de Hebreos nos dice que tenemos “necesidad de paciencia” (10:36), y que debemos correr “con paciencia la carrera que tenemos por delante” (12:1). ¿Cómo? “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (v.2). Con Cristo como ejemplo, ¡sigamos cavando!

UN VELERO

Lectura: 2 Corintios 5:1-10.
"Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor" 2 Corintios 5:8
Doris, una anciana, se encontraba cerca de la muerte. Amaba al Señor y anhelaba estar con Él. La enfermera le dijo a su familia que probablemente Doris se aferraría a la vida hasta que pudiera ver a su hija, que estaba de camino para despedirse de ella. La enfermera dijo: "Es como si Doris estuviera con un pie aquí y el otro en el cielo. Ella quiere dar ese último paso pronto".Eso me recuerda la siguiente bella descripción de la muerte hecha por Henry van Dyke: "Estoy de pie junto a la orilla del mar. Un barco a mi lado extiende sus blancas velas a la brisa matutina y se hace al mar azul. Me quedo allí y lo observo hasta que, finalmente, se ve como una diminuta nube blanca, justo donde el mar y el cielo se mezclan el uno con el otro...y justo en el instante cuando alguien a mi lado dice: '¡Mira, se fue!' hay otros ojos que lo ven venir, y otras voces listas a dar grito de alegría: '¡Ahí viene!' Y eso es la muerte".Para los seres queridos de un creyente que muere son algo más consoladoras las palabras del apóstol Pablo: "Si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos" (2 Corintios 5:1). Podemos regocijarnos en nuestro dolor sabiendo que nuestros seres queridos que han partido ahora están presentes con el Señor (v. 8)._
Porque Cristo vive, la muerte no es una tragedia sino un triunfo.