domingo, 12 de abril de 2009

DOBLE ABANDONO

«Quédate aquí —dijo la mujer aparentando afecto—. Aquí vas a estar bien. Verás correr a los perritos y te vas a entretener.» Luego puso una bolsa con pañales a su lado y una nota escrita que decía: «Me llamo John King; padezco la enfermedad de Alzheimer», y desapareció, abandonando al anciano en una pista de carreras de perros.
La que abandonó al anciano era Sue Gifford, mujer de cuarenta y un años de edad. El anciano abandonado era su propio padre, de ochenta y dos años, víctima de Alzheimer. Para librarse de la carga que significa esa enfermedad, la hija lo llevó a una pista de carreras de perros y lo abandonó en su silla de ruedas. El juez la condenó a seis años de prisión.
Este caso, que apareció en uno de los periódicos de Estados Unidos, conmovió a toda la comunidad. Se sabe que la enfermedad de Alzheimer es dolorosa. Deja a la persona totalmente inhabilitada. Ya no puede valerse por sí misma. Es un caso patético del ser humano que ha perdido lo mejor que tiene: la chispa de la inteligencia. Esa es la condición de la víctima de Alzheimer. Es una muerte en vida.
No obstante, hay una ley universal que descansa sobre el ser humano: «Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios» (Éxodo 20:12). Es el quinto mandamiento del decálogo de Moisés. Abandonar a los padres ancianos por cualquier causa que sea, y especialmente si es sólo por quitarnos de encima el estorbo que ellos nos resultan, es el colmo de la ingratitud y el desprecio.
En muchos lugares hay establecimientos excelentes que se especializan en prestar la atención debida a los ancianos. Y muchos hijos, con sabiduría y cariño, internan allí a sus progenitores inhabilitados. Pero no los abandonan. Los visitan. Y los hijos se toman el tiempo de estar con ellos, mostrando preocupación y ternura.
Sin embargo, cuando los hijos no tienen la facilidad de internar a sus padres en lugares como esos, tienen que ponerse en juego otros recursos. En tales casos hace falta un amor muy especial y un cariño único.
El mandamiento de honrar a nuestros padres viene de Dios. También vienen de Dios, para quien los desee, la inspiración, la paciencia y la determinación de proceder conforme a los eternos y justos mandamientos divinos. Honremos a nuestro padre y a nuestra madre. Algún día seremos nosotros los que recibamos esa honra.

HOY..EL SEÑOR ME SUSTENTA

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” Isaias 41:10
El día que fuí a llevar a mi hijo por primera vez a la escuela, recordé el día cuando el Señor me lo dió y él vino al mundo. Fue un milagro, no podia creer que ya era papá. Pero al ver ese pequeño en mis manos, pude decir, este es un milagro de Dios.
No era muy sentimental, pero ese día que el primer hijo nació, me torne muy sentimental, algo se volvió tierno dentro de mi. Sin embargo, el tiempo vuela rápido y al verlo ya un adulto, quedo sorprendido. Aún recuerdo como crecía año tras año y mientras el crecía, crecía también dentro de mí el amor y el cuidado por él. Hoy , se que que es igual con mi padre celestial.
Él ha prometido que jamás me dejará y que siempre me sustentará. Se que ha medida que envejezdo, su amor se renueva día a día por mi.
El Señor es tan bueno a nosotros, él promete nunca abandonarme. Él me sustenta con su mano derecha. Oh, cómo yo quisiera seguir sustentando a mis hijos de la mano derecha, para prever cada paso que ellos dan y para llevarlos día a día por el buen camino y confortarlos cuando las cosas les salgan mal, pero ya no es posible, ya crecieron, pero para Dios yo aúnque crecido sigo contando con su mano.
Él sigue a mi lado y por eso yo lo exalto y lo glorifico con todo mi corazón. Por eso el Salmista pudo expresar con total confianza estas palabras: “ Tu misericordia es mejor que la vida y por ellos mis labios te alabaran,. Yo te bendeciré mientras viva y levantaré mis manos en tu nombre. Mi alma estará satisfecha y mi boca proclamará cantos de alabanza”. No es para menos, lo menos que puedo hacer para el padre que siempre me acompaña es adorarlo y exaltarlo.
Bendecido es el hombre y la mujer que se gozan en el Señor. Hay satisfacción interna profunda cuando valoramos la presencia y la compañía del Señor. Satisfacción al saber que estoy bajo la sombra de sus alas y rodeado por su amor bondadoso y colmados de bendiciones. Este es un buen día para caminar con esa confianza total en el padre celestial.
Señor, Gracias por sustentarme y sostenerme con tu diestra, por eso puedo decir a mi alma , bendice al Señor, Oh alma mía y no olvides ninguno de sus beneficios, porque él es quien perdona todas tus iniquidades y quién sana tus enfermedades y quién redime tu vida de la destrucción, quién te corona de favores y misericordias y quién satisface tu boca de buenas cosas y además quien renova tus fuerzas como las aguilas. Señor, en este día quiero vivir muy agradecido por tus bonddes y misericordias. Gracias por tu sustento y tu fuerza. Amén.

CORAZON VALEROSO

Se cuenta la historia de un querido amigo y miembro de la iglesia, que falleció luego de una larga vida de amor y servicio.
En el funeral, sus hijos se levantaron uno por uno a contar historias referentes a su padre y pronto pudo notarse un tema común: que su más singular y extraordinaria cualidad fue su voluntad para servir a otros, sin importar cuál fuera la necesidad.
Era uno de esos hombres siempre dispuestos a tender una mano, hacer un favor, algún trabajo peculiar, o simplemente ofrecer un transporte a alguien. Una de sus hijas mencionó que a dondequiera que se dirigía, llevaba consigo una caja de herramientas y un par de vestimentas de mecánico en el maletero del carro, “por si acaso alguien necesitaba alguna reparación”.
Muchas veces, cuando escuchamos la palabra “coraje”, pensamos en actos heroicos en períodos de crisis. , No obstante, en nuestra vida cotidiana, no debemos pasar por alto la valentía de simplemente estar ahí. Las vidas cambian cuando con fidelidad proveemos para nuestras familias, cuidamos de los ancianos, o prestamos atención a un amigo en dificultad. Persistir en hacer de este mundo, un mejor lugar para vivir, es definitivamente una expresión de coraje.
Albert Schweitzer, el gran misionero cristiano, doctor y teólogo, fue una vez interrogado en una entrevista. Le pidieron que mencionara el nombre de una gran persona viva en la actualidad. De inmediato respondió: “La persona más genial en el universo, es aquel individuo incógnito que en este mismo instante, ha acudido en amor a socorrer a otro”.
Mientras se desarrolla tu día, recuerda que podrías ser el héroe de alguien.

3 Juan 1:5Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos.

LA RIQUEZA DE LA HUMILDAD

Lectura: 1 Corintios 3:1-10.
"Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento" 1 Corintios 3:7
Vivió la humildad espiritual, y sin embargo, a nivel humano tenía mucho de qué enorgullecerse. Como autora de más de 70 libros y traductora de muchos otros al Afrikáans, Annalou Marais tenía mucho de qué alardear -pero ella le preocupaba más darle honra a Cristo que promocionarse a sí misma. Trabajaba tras bambalinas en la conferencia bíblica, haciendo las labores de una sierva con una sonrisa y un corazón gozoso. Habría sido natural para ella desear, e incluso merecer los reflectores. En vez de ello, servía en silencio, llorando de gozo cuando Dios obraba en los corazones de las personas. Era una humildad impresionante, porque era totalmente auténtica. He escuchado decir: "Es asombroso lo que se puede lograr cuando no nos importa quién se lleva el crédito".Ciertamente esto se aplica al servicio cristiano, Pablo le dijo a la iglesia en Corinto: "Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento" (1 Corintios 3:6-7). Pablo había aprendido esa gran lección acerca del corazón del siervo, tal y como la había aprendido Annalou: se trata enteramente de Dios. Lo que hacemos se logra por medio de Su poder y gracia, y toda la gloria debe dársele a Él. Observar a Annalou fue una lección de humildad, y una lección que me recordó la riqueza de servir a Dios.
La vanidad y la gracia no pueden morar en el mismo lugar.

sábado, 11 de abril de 2009

HOY..VERE MI TRABAJO COMO UNA OPORTUNIDAD

“Empleados, obedeced a vuestros patronos terrenales con respeto y honor, con sencillez de vuestro corazón; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad del Señor, sirviendo de buena voluntad como al Señor y no a los hombres” Efesios 6:5-7
El trabajo es una bendición de Dios. Muchas veces lo he visto como una carga y por ello pierdo de vista la gran oportunidad que tengo allí de servir al Señor. Hoy quiero ver mi trabajo como un lugar y una oportunidad para servir al Señor. Por eso cuando en este día entre en mi lugar de trabajo,quiero llevar conmigo la presencia de Dios. Hoy quiero hablar la paz del Señor y compartir su gracia y su perfecto orden en la atmósfera de mi trabajo.
Hoy reconozco el señorío del Señor sobre todo lo que hable, todo lo que piense,todo lo que decida y todo lo que realice dentro de las paredes de mi lugar de trabajo.
Hoy quiero agradecerle al Señor por todos los dones que él ha depositado en mi. No tomo ligeramente esos dones, sino que me comprometo a usarlos responsablemente y usarlos bien. Dios me ha dado un abastecimiento fresco de la verdad y la belleza para hacer lo mejor y productivo en mi trabajo. Dios me ha dado creatividad, ideas y energía para impactar ese lugar donde desempeño mis labores y esa creatividad y esas ideas quiero usarlas responsablemente.
Hoy quiero que el Señor sea mi guía en mi trabajo cuando este confundido y me de energía cuando este cansado. Que él me de luz cuando la necesite y esperanza cuando ya sienta que desmayo.
Qué hoy pueda en mi trabajo traer esperanza, vida y ánimo a los que conmigo laboran y que pueda transmitir eso en la manera como hago lo que hago. Que pueda traer agua fresca en medio del ambiene tenso y los que esten a mi lado puedan descansar. Que en mi sonrisa se refleje la sonrisa del Señor y en mi mirada se exprese la ternura de él. Qué con mi compañia, el solitario se sienta reanimado y el triste vuelva a sonreir.
Se que oiré noticias no muy agradables en mi trabajo, pero no quiero ser el mensajero de esas malas noticias. Lo que anhelo es estar satisfecho con lo que hago para transmitir esa satisfacción a los demás-
Hoy quiero en mi trabajo expresar lo mismo que dijo el Salmista en el Salmo 36 versos 7-9. “Cuán preciosa es tu bondad oh Dios. Por lo tanto los hijos de los hombres ponen su confianza bajo la sombra de tus alas.
Ellos están abundantemente satisfechos en tu casa y tu les das a ellos de beber del rio de tus placeres. Tú eres la fuente de la vida y en tu luz yo veo la luz. Amén

ALABANZA MATUTINA

Una joven profesional se fue de su hogar a la ciudad de New York. Le alquiló un cuarto a una anciana de Suecia que había emigrado a los Estados Unidos años antes. La propietaria le ofreció una habitación limpia, baño común y, además, podía utilizar la cocina, todo a un precio razonable.
La pequeña mujer sueca de pelo blanco, estableció con claridad las reglas de la casa. Nada de bebidas o cigarros, ni comida en los cuartos, etc. Haciendo una pausa a mitad de su declaración, la señora preguntó:
-¿Canta usted? ¿Toca algún instrumento? ¡La música es buena! Yo solía tocar el piano en la iglesia, pero ya no lo hago. Estoy muy vieja. Mi oído ya no es tan bueno, pero amo alabar a Dios con la melodía. Él ama la música.
Después de un día completo de ajetreo en el nuevo cuarto, la joven durmió profundamente hasta las cinco y treinta de la mañana. Despertó por horribles ruidos provenientes del piso inferior. Bajó las escaleras y siguiendo el sonido llegó hasta la puerta de la cocina. Allí estaba la señora, frente al fogón, acicalada para ese nuevo día, ¡cantando con júbilo a todo lo que daban sus pulmones!
La joven nunca había escuchado una voz tan horrible. No obstante, era preciosa para Dios, y la escuchó repetidamente cada amanecer, mientras vivió en la habitación alquilada, ubicada justo sobre la cocina.
La dama sueca falleció pocos años después. La joven siguió su camino, se casó y tuvo su propia familia. Ahora se encuentra sola, y su sentido del oído se ha deteriorado un poco. Sin embargo, cada mañana se le puede ver frente al fogón cantando, fuera de tono y en voz alta, ¡pero llena de gozo, alabando al Señor!
¡Una forma gloriosa de comenzar el día!
Salmo 100:2Venid ante Él con cánticos de júbilo.

HAZ CASO CUANDO TE INDUCE

Lectura: Hechos 16:6-10.
"Y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió" Hechos 16:7
El viernes, mi día de descanso como pastor, el Espíritu Santo me indujo a llamar a una joven madre soltera de nuestra comunidad de fe para ver si había logrado reparar su automóvil. Tuve algunas reservas en cuanto a llamarla, pero obedecí.No sabía que mi obediencia ayudaría a salvarle la vida. Más tarde ella dijo: "El viernes en el trabajo estaba planteando quitarme la vida, pero creo que Dios estuvo allí para ayudarme en mi hora de necesidad. Hizo que el Pastor Williams me llamara, y con tan sólo el sonido de su voz, me hizo saber que Él me amaba".El apóstol Pablo debió haber tenido reservas cuando el Espíritu Santo le indujo a él y a su equipo a no ir a las provincias de Asia y Bitinia. En vez de ello, sintieron el llamado del Espíritu para ir a Macedonia y predicar las buenas nuevas. En cada situación, obedecieron cuando el Espíritu les inducía. Como resultado de ello, Pablo y su equipo fueron el instrumento para el nacimiento de una nueva comunidad de fe en Filipos (Hechos 16:11-15).Como creyentes en Cristo en quienes mora el Espíritu Santo (Efésios 2:22), nuestro deseo debe ser agradarle a Él. No contristemos al Espíritu Santo (Efésios 4:30) ignorando cuando nos induce suavemente. Cuando le obedecemos, podríamos ser usados por Dios para guiar a alguien a Cristo, para discipular a nuevos creyentes -o incluso para ayudar a salvar la vida de alguien.
Haz la elección correcta: Obedece a la voz del Espírtu.