viernes, 10 de abril de 2009

DE LA CUMBRE A LA DESTRUCCIÓN

La joven, de veintisiete años de edad, se ajustó el paracaídas, tomó su asiento en la pequeña avioneta y le dijo al piloto: «Volemos.» Volar hacia las alturas, y luego lanzarse al vacío, era la pasión de su vida. Helga Haddinga, de Berlín, Alemania, era una paracaidista veterana, con ciento veintiocho saltos impecables.

El avión subió hasta la acostumbrada altura de mil quinientos metros, y Helga, como lo había hecho tantas veces antes, saltó al vacío. Su paracaídas se abrió en forma perfecta, y Helga comenzó a disfrutar del descenso.

Al mismo tiempo, el avión describió un amplio círculo regresando a la pista. Pero cuando el avión ejecutaba su aterrizaje, Helga también ponía pie en la pista. Y ocurrió lo insólito. El avión y Helga se encontraron.

Golpeada por las palas de la hélice, Helga murió instantáneamente. El mismo avión que la había elevado en vuelo la mató al instante. Fue una de esas fatalidades impredecibles.

Si bien este suceso es símbolo de muchas desgracias en la vida, no todas se deben al infortunio.

Un joven escoge ser artista de televisión. Comienza una carrera ascendente. De extra pasa a figura de primer plano, y de allí a estrella. La televisión lo eleva a alturas de fama y de riqueza. Pero el medio lo introduce a una cultura enviciada —el alcohol, las drogas, la competencia, el libertinaje— y ésta comienza a arrastrarlo cuesta abajo, hasta dejarlo totalmente destruido.

Lo mismo puede ocurrir con una carrera política, o profesional o comercial. Primero se sube prodigiosamente. Se llega a lo que se buscaba: la fama, el poder, el dinero, la celebridad. Pero llega también la competencia, y con ella la deshonestidad y el descuido moral. El siguiente paso es el derrumbe, porque como dijo un sabio: «Cuanto más alto el monumento, más fuerte el viento.»

El accidente de Helga se debió a la fatalidad. Pero en tantos casos de la vida en que hay caída y destrucción, la causa es nuestro propio descuido, nuestra obstinación y nuestro orgullo.

Aceptemos la soberanía de Dios en nuestra vida. Huyamos de la vanidad, de las pasiones y de los vicios. No permitamos que lo que nos eleve sea también lo que nos destruya. Sometamos nuestros planes al control de Cristo. Sólo así disfrutaremos de la bendición de Dios.
Hermano Pablo.

HOY..VIVIRE EN EL NUEVO PACTO

¿ Qué significa la Biblia cuando habla de un pacto nuevo entre nosotros y Dios?
” Este es el pacto Yo haré con la casa de Israel después de ese tiempo, “declara el SENOR. “Yo pondré mi ley en sus mentes y lo escribiré sobre sus corazones. Yo seré su Dios, y ellos serán mi gente.” (Jeremias 31:33, NIV)
El pacto nuevo es la solución definitiva a la rebelión humana. El pacto viejo, roto por la gente, sería reemplazado por un pacto nuevo. La fundación de este pacto nuevo es Cristo (Hebreos 8:6). Es revolucionario, involucrando no solamente Israel y Judá pero igualado a los Gentiles.
Ofrece una relación única personal con Dios en sí mismo, con sus leyes escritas sobre corazones de individuos en vez de piedra. Jeremías anticipó con interés el día cuando Jesús vendría para establecer este pacto. Pero para nosotros hoy,este pacto está aquí.
Nosotros tenemos la oportunidad maravillosa de hacer un comienzo fresco y establecer una permanente, la relación personal con Dios ( Jeremías 29:11;32:38-40).
El pacto nuevo es una relación personal entre Dios y su gente. Dios escribiría su ley sobre sus corazones en vez de tablas de piedra como los Diez Mandamientos se escribieron. Para Dios escribir su ley sobre los corazones de su gente parece describir una experiencia muy parecida al nacimiento nuevo, con Dios tomando lainiciativa.
Cuando nosotros entregamos nuestra vida a Dios por su Espíritu Santo, Él construye en nosotros el deseo de obedecer. Del mismo modo, después de la última cena él tomó la copa, y dijo, “Esta copa es el pacto nuevo en mi sangre, que se vierte sobre ustedes.” (Lucas 22:20, NIV)
El pacto nuevo viene mediante la muerte de Jesucristo. En el Antiguo Testamento Dios acordó que para perdonar pecados de la gente ellos debían traer animales para que los sacerdotes los sacrificaran. Cuando este sistema de sacrificio se inauguró, el pacto entre Dios y el hombre se selló con la sangre de animales ( Exodo 24:8).
Pero la sangre animal no quitó en sí el pecado ( Dios es el único que puede perdonar el pecado), y los sacrificios animales tuvieron que ser repetidos día tras día y año tras año. Jesús instituyó un “pacto nuevo” o acuerdo entre los seres humanos y Dios.Bajo este pacto nuevo, Jesús moriría en el lugar de pecadores. Diferente a la sangre de animales, su sangre (porque él es Dios) quitaría verdaderamente los pecados detodos quien ponen su fe en él. Y el sacrificio de Jesús nunca más tendría que ser repetido; sería suficiente para toda la eternida. (Hebreos 9:23-28).
Los profetas anticiparon con interés este pacto nuevo que cumpliría el pacto antiguo.(Jeremías 31:31-34), y Juan el Bautista llamó a Jesús “el Cordero de Dios, quien quita los pecados del mundo” (Juan 1:29).
El pacto nuevo significa que nosotros podemos ir directamente a Dios mediante Cristo. Este “es el pacto mejor” se llama también el testamento o el pacto nuevo. Es nuevo y mejor porque nos permite ir directamente a Dios mediante Cristo.Nosotros no tenemos más necesidad confiar en animales sacrificados y mediando sacerdotes para obtener el perdón de Dios. Este pacto nuevo es mejor porque, mientras todos los que sacerdotes humanos mueren, Cristo vive para siempre. Los sacerdotes y los sacrificios no podrían salvar la gente, pero Cristo verdaderamente salva.
Usted tiene acceso a Cristo. ¿ Él está disponible a usted, pero tiene que ir a él con susnecesidades
Señor, ayúdame a llegar a ti en medio de mi quebranto para que puedas salvarme en medio de mi debilidad. Amén.

DEPENDE DE COMO SE PREGUNTE

La respuesta a una pregunta depende en mucho de cómo usted la haga. Como los vendedores de experiencia lo saben, las preguntas hechas de una manera positiva o negativa, casi siempre provocan una respuesta de acuerdo.
Un estudiante de sicología entró en el ejército decidido a probar esta teoría. Le asignaron entregar albaricoques al final de la línea de comida.
«¿No quiere albaricoques, verdad?», preguntó a los primeros hombres, el noventa por ciento dijo: «No».
Entonces probó el método positivo: «¿Quiere algunos albaricoques, verdad?» Casi la mitad respondió: «Este… sí… Tomaré unos cuantos».
Luego probó un tercer método basado en la técnica fundamental de «o, o». «¿Un plato de albaricoques, o dos?», preguntó. Y pese a que a la mayoría de los soldados no les gusta los albaricoques del ejército, el cuarenta por ciento tomó dos platos y el cincuenta por ciento tomó uno.
Maxwell, J. C. 1997; 2003. Actitud de Vencedor; The Winning Attitute . Thomas Nelson, Inc.
Definitivamente sí influye cómo se hace una pregunta. Sin embargo, hay una pregunta que no puede ser influída por persona alguna, sino que el Espíritu Santo prepara el corazón antes de que se haga esa pregunta. Esa pregunta es:
Estás ya preparado para pasar la eternidad con Dios?
Esta pregunta hoy mismo se te hace, porque mañana podría ser demasiado tarde.
I Crónicas 16:23Cantad al Señor toda la tierra, Proclamad de día en día su salvación.
II Corintios 6:2Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. m He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
Apocalipsis 12:10Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo.

EL HOMBRE OSTRA

Lectura: 2 Corintios 4:1-7.
"Para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros" 2 Corintios 4:7
En los días de Juan Wesley, los que algunas veces dirigían los servicios en las iglesias eran predicadores laicos con una educación muy limitada. Un hombre usó Lucas 19:21 como su texto: "Porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo". Al no conocer la palabra siervo, pensó que el texto hablaba de "un hombre ostra" (en inglés las dos palabras suenan igual).Basándose en una comprensión de dicha palabra, detalló cómo un submarinista debía buscar a tientas en las aguas oscuras y congeladas para atrapar ostras. En su intento por hacerlo, se corta las manos con los bordes afilados de las conchas. Después de obtener una ostra, nada hasta la superficie, aferrándola "con sus manos rotas y sangrantes". El predicador añadía, "Cristo descendió de la gloria del cielo a... la pecaminosa sociedad humana, a fin de atrapar humanos y llevarlos de vuelta hacia arriba con Él a la gloria del cielo. Sus manos rotas y sangrantes son una señal del valor que Él le ha dado al objeto de Su búsqueda".Después, 12 hombres recibieron a Cristo. Más tarde, alguien se acercó a Wesley para quejarse de cómo los pescadores sin instrucción eran demasiado ignorantes incluso para conocer el significado de los textos sobre los cuales predicaban. El predicador Wesley, quien había sido educado en Oxford, simplemente dijo: No importa. El Señor recibió una docena de ostras esta noche".Puede que nuestro mejor esfuerzo no siempre esté a la altura de los estándares de los demás. Pero Dios toma nuestras ineptitudes y humildes esfuerzos y los usa para Su gloria.
Haz lo que puedas donde estés y con lo que tengas.

miércoles, 8 de abril de 2009

PALABRAS PARA REFLEXIONAR

El amor del Señor por nosotros es un amor salvador. Nos puede salvar de cualquier cosa. Puede salvar del Infierno, que es la salvación más obvia. Puede salvarnos cada día de todo problema con que nos topemos.

Puede salvarnos de apuros. Salvarnos del orgullo en la tentación. Conservarnos la salud y la cordura. Salvarnos de deudas. Salvarnos de todo.


LA FLOR DE LA HONESTIDAD

“… Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en un Reino lejano, un Príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado Rey, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse.

Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.
Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe, pero pensaba que su hija no estaría a la altura del desafío. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración.

Sin poder creerlo le preguntó: “¿Hija mía, qué vas a hacer allá?

Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza, sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura”.

Y la hija respondió: “No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Todo parece indicar que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca de mi amado Príncipe. Esto me hará feliz”

Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el Príncipe anunció el desafío: “Daré a cada una de ustedes una semilla, aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses, será escogida por mí, esposa y futura Reina”.

La propuesta del Príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, además de las costumbres, amistades, relaciones, etc.

El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, pero cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado.

Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado.

Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del Príncipe por unos momentos.

En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas, tamaños y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella.

Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado. Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa.

Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma el Príncipe explicó: “Ésta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en mi Esposa y Reina: La flor de la honestidad, todas las semillas que entregué eran estériles”.

Maravilloso relato, ¿no?. En tiempos donde lo importante parecen ser los resultados, los logros, el éxito, lo visible, cultivar el valor de la honestidad parece un valor perdido, el cual casi hemos olvidado, somos capaces de inventar los más variados argumentos para excusarnos, por no decir me equivoqué, para ser humildes y reconocer que otros tienen la razón, o para decir no sé acerca de esto.

Opinamos sobre todo, juzgamos a todos… La “viveza”, hoy en día comparada con la habilidad, se ha convertido en un valor, encubriendo la mentira, el engaño, la falta de honestidad para con nosotros mismos y los demás. La verdad, la sinceridad, la humildad… no son virtudes exacerbadas en las comiquitas para niños, ni en las publicidades para adultos.

Nuestra sociedad ha confundido el significado de la palabra ÉXITO.

Si he terminado mi día siendo leal a mí mismo, sin traicionar mis creencias, mis sentimientos y apegándome a los principios expuestos por el Dios al cual digo servir, para quedar bien u obtener resultados… ése ha sido un día de éxito. Puedes hacer de este, un día exitoso… De ti depende.”

Vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 1 Tim 2:2

Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.
1 Cor 7:35

¿QUE HACER CUANDO EL PILOTO MUERE?

Tranquilo iba el vuelo en la pequeña avioneta Cessna. Era el anochecer y se acercaban a Flagstaff, Arizona. En el avión iban el piloto William Graham, y un pasajero, amigo suyo, Mateo Kornblum.

Todo iba normal cuando, de repente, William Graham se llevó una mano al corazón. «No me siento bien», alcanzó a decir. En seguida se desmayó. Kornblum logró apartar al piloto de los controles y tomar él mismo los del lado suyo. Pero Kornblum nunca antes había pilotado un avión. ¿Qué iba a hacer? La oscuridad se acercaba, estaban entre montañas, y él no sabía nada de aviones.

Kornblum se había dado cuenta de cómo su amigo William, el piloto, manejaba la radio, y en seguida dio aviso de que su piloto se había desmayado. La respuesta fue inmediata. «No se aflija. Desde acá recibirá instrucciones.»

Así fue. Kornblum prosiguió a describir la posición de todo en el tablero, y sistemáticamente fue recibiendo instrucciones. En cierto momento oyó otra voz, pero no la del aeropuerto. Era la voz de Julio, que volaba a su lado en otra avioneta. Julio fue describiendo, paso a paso, cómo hacer descender el avión sobre la pista, y así sucedió algo que Kornblum nunca creyó poder hacer: aterrizó sano y salvo. Lo que Kornblum no sabía era que su amigo, William Graham, había muerto.

Debe de ser horrible volar en una pequeña avioneta cuyo piloto ha muerto, sin saber uno cómo pilotarla. ¿Qué hacer? Tres cosas hizo Kornblum: sintonizó la radio, siguió las instrucciones y tuvo fe en el piloto que volaba a su lado.

¿Qué hacer cuando algo imprevisto y grave nos sucede en la vida? El incendio de la casa. Un accidente de tránsito. Un naufragio en alta mar. ¿Qué podemos hacer?

¿Qué hacer cuando descubrimos la infidelidad de nuestro cónyuge, cuando comprobamos que un hijo es drogadicto, cuando, por desfalco de un socio, todo el negocio se viene abajo? ¿Qué hacer? ¿Reaccionar con violencia? ¿Armarnos de un revólver? ¿Escapar al alcohol?

Nada de eso es necesario. Todos tenemos un piloto inmortal para guiarnos. Ese piloto es Jesucristo. Él puede, con toda calma, librarnos del mal. Pero tenemos que hacer lo que hizo Kornblum: mantener la sintonía con Dios en oración, atender a las instrucciones de su Palabra, la Biblia, y tener fe en Él.

Confiemos en Dios. Los que están en las manos de Dios nunca se desesperan. A los que confían en Él, Dios les da su gracia para sobrevivir a cualquier calamidad.