lunes, 30 de marzo de 2009

HOY.. NECESITO REVERENCIAR A DIOS CON MI HABLAR

“ Por lo tanto, en medio tantas pesadillas y de tantas palabras y cosas sin sentido, tú debes mostrar reverencia hacia Dios “ Eclesiastés 5:7.
Una cosa sabia para entender en este día es la necesidad de hablar tan poco como sea posible a los que me rodean, pero no a Dios. La Biblia dice: “En medio de tantas pesadillas y de tantas palabras y cosas sin sentido, tú debes mostrar reverencia a Dios. “
La mucha conversación debilita nuestro carácter. Es como una llave continuamente abierta que derrama todo su bien. Nuestros pensamientos maduran en el silencio. ” El silencio es la madre de los pensamientos más sabios. Si nosotros siempre hablamos, y no damos oportunidad al corazón o si damos oídos a lo que otros nos dicen y no podemos oír lo que el Espíritu quiere decirnos entramos en un proceso de desconexión con lo eterno y sagrado.
Hoy quiero esperar ante Dios para que él llene mi mente de la verdad y de las cosas que son útiles para decir.
No podemos hablar todo el tiempo sin decir cosas de las cuales tenemos que lamentarnos después. Hablamos demasiado de nosotros mismo o de otros. Nuestras palabras corroen y contaminan o agravian a nuestros amigos.
Hoy quiero entender este peligro. Cuando las palabras son muchas el pecado no está ausente. San Agustín dijo: “Me asusta un grande asunto. Soy demasiado parlanchín y debo aprender a estar silencioso ante Dios . Pedirle a él que me llene de las palabras sabias. Es en el silencio que Dios me dará algo para decir. El me enseñará a hablar.
Isaías dijo de nuestro Señor “ Juzgará con justicia a los débiles y defenderá los derechos de los pobres del país. Sus palabras serán como una vara para castigar al violento y con el soplo de su boca hará morir al malvado.
Jesús oyó y vio muchas cosas, pero él nunca profirió una palabra por si mismo. El dijo: “Yo hablo lo que el Padre me ha dicho que diga” Juan 12:50.
Cuando los fariseos llegaron a él con una mujer sorprendida en el acto del adulterio, él no contestó la pregunta de ellos inmediatamente, pero rodilla en tierra por un momento escribió algo en tierra. Acaso esperaba oír a Dios para saber que decir? Es probable.Cuando él finalmente habló, dijo una frase corta pero penetrante “El que este libre de pecado que arroje la primera piedra”. Esas pocas palabras lograron más que cualquier esplendoroso sermón. Hoy aún esas palabras retumban a lo largo de la historia. Hoy quiero administrar muy bien las palabras que salen de mi boca.
Señor, Gracias por darme la gran oportunidad de hablar y de hablar lo que es correcto. No quiero derramar mis palabras por las calles y en cualquier oído. Quiero que mi forma de hablar en este día realmente te pueda reverenciar.
Hoy quiero aprender del Salvador y Señor Jesús quién supo guardar silencio y solo hablar lo que de ti había recibido. Gracias Señor. Hoy quiero honrarte con mi manera de hablar. Amén.

MI REFUGIO

Ir a buscar comida al fiado nunca fue ni será jamás algo cómodo. Por el contrario, en algunos casos despierta vergüenza. Al fin y al cabo se trata de un favor.
–Lo siento, don Aníbal. Ya tiene una cuenta bastante grande y, perdóneme la franqueza, no veo que consiga trabajo—le dijo el propietario del negocio.
–Pero lo he intentado—repuso el hombre.
–No lo dudo, don Aníbal, pero se que me comprenderá. Son negocios. No puedo dejarme mover por el corazón…—y dio la espalda para atender a un cliente que llegaba.
Aquél día razonó que es cuando hay solidez económica; cuando menguan los recursos, todos quieren hacerse a un lado. Es como si dijeran: “No queremos estar junto a los fracasados”.
Llegó a su casa dispuesto a seguir adelante. No podía darse el lujo de contagiar a su familia con el desánimo. Prometió ir en “busca de algo”. Y aunque arrastraba los pies con desgana, reemprendió la tarea de buscar trabajo.
Lo embargaba la firme convicción de que, aunque llevaba tres semanas en la misma tarea, de que Dios lo socorrería. Y la respuesta se produjo. Consiguió trabajo en un taller de mecánica. Lavaba repuestos con gasolina. Poco a poco pudo ponerse al día, saldando la totalidad de las deudas.

Los problemas amenazan con robarnos la paz. Sin embargo, cuando depositamos la confianza en Aquél que todo lo puede, logramos salir de la crisis. No permita que lo embargue la desesperación. Busque una salida. Está en Jesucristo. Él está con nosotros. Nos extiende su mano brindando la ayuda que necesita.
Salmo 31:1“En ti Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame. Inclina a mi tu oído y acude pronto a socorrerme. Sé tu mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación”

¿HAS DEJADO PROPINA?

Lectura: 2 Corintios 8:1-9
Por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico. —2 Corintios 8:9
La práctica de dejar propina es comúnmente aceptada en muchos países. Pero me pregunto: ¿Habrá influido este gesto de cortesía en nuestra actitud en cuanto a dar dinero a la iglesia?
Muchos cristianos consideran sus ofrendas financieras como apenas algo más que un gesto de buena voluntad hacia Dios por el servicio que Él nos ha prestado. Creen que, mientras hayan dado su diezmo a Dios, el resto es para que ellos hagan con ello como les plazca. ¡Pero la vida cristiana significa muchísimo más que el dinero!
La Biblia nos dice que a nuestro Creador Le pertenecen «los millares de animales en los collados» (Salmo 50:10). «Mío es el mundo —dice Dios—, y su plenitud» (v. 12). Todo proviene de Él y todo lo que tenemos Le pertenece a Él. Dios no sólo nos ha dado todos los bienes materiales que poseemos, sino que también nos ha dado a Su Hijo, el Señor Jesucristo, quien nos provee nuestra propia salvación.
Pablo usó a los cristianos macedonios como una ilustración de cómo debe ser nuestro ofrendar a la luz de la increíble generosidad de Dios hacia nosotros. Los macedonios, quienes estaban en «profunda pobreza», dieron con «generosida» (2 Corintios 8:2). Pero «se dieron primeramente al Señor» (v. 5).
Dios el Creador del universo no necesita nada de nosotros. No quiere una propina. ¡Nos quiere a nosotros!
No importa cuánto des, no puedes superar a Dios.

domingo, 29 de marzo de 2009

LA ORDEN ESTA DADA

Es mandato de Dios que lleves el evangelio al mundo. Cada cristiano tiene la tarea de llevar la Palabra. Pienso que cuando nos encomendamos a cumplir con esto, tenemos que vencer muchos obstáculos; cada uno tiene el suyo en particular.La Biblia te dice que debes hablar lo que Dios ha hecho en tu vida: «Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho a mi alma» (Salmos 66.16). «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti» (Marcos 5.19).Muchas veces se te olvida que fue un proceso para ti reconocer la necesidad que tenías de Jesucristo. Es probable que para ellos lo sea también. A veces te sientes mal porque tienes a alguien que se niega a creer y a aceptar a Cristo como su Salvador personal. Es lógico que desees que las personas que están más cerca de tu corazón lleguen también a la Luz. Debes siempre tener tu vista fija en que solo eres el instrumento y que Dios es el que hace la obra.Te imaginas lo difícil que será para Dios encontrase esperando que cada hombre y cada mujer se decida a aceptarlo. Como sufre un padre cuando su hijo está perdido, Dios sufre por cada ser humano, al que ama y por el que dio a su Hijo. Esta misma carga la debes llevar por todos, no sólo por tus familiares y amigos sino por toda la humanidad que anda sin esperanza y sin Dios. Debes con tu vida mostrarles a todos que Cristo está vivo en ti y que también lo puede estar en sus vidas (Isaías 38.19; Salmos 51.13).Ama a tu familia y a todas las personas que están en el mundo sin Dios. Ora por las que necesitan refugio y amor. Clama por los injustos y malvados que vuelvan sus rostros a Dios. Vive en integridad en un mundo que está lleno de iniquidad (Deuteronomio 6.5-7).

HOY..QUIERO CONFIAR COMO LAS AVES

“ Aún el gorrión y la golondrina hallan lugar es tus altares donde hacerle nido a sus polluelos. Oh Señor todopoderoso, Rey mío y Dios mío” Salmo 84:3
Un profesor de inglés de los Estados Unidos que vive en el Japón, tuvo la siguiente experiencia., Un día abrió las ventanas del aula para lograr que entrara más brisa. De pronto lo niños japoneses quedaron extasiados porque un pájaro entró en el aula y comenzó a volar .
Los niños se tornaron salvajes. Saltaron en sus sillas trataron de agarrar este pájaro, pero el voló lejos de ellos y trepo a las paredes y a las ventanas varias veces. El profesor se esforzó para volver a tomar el control de los alumnos.
El pájaro finalmente exhausto cayó al piso cerca del profesor y él cuidadosamente se acercó al ave, pero cuando el pájaro lo notó, tomó nuevas fuerzas y comenzó a volar de nuevo por el aula y esto, entusiasmo de nuevo a los alumnos.
Después de unos segundos el pájaro volvió a aterrizar en un estante, demasiado agotado pero al acercarse el profesor nuevamente tomó vuelo y al caer la tercera vez exhausto, el profesor se acercó y está vez casi como muerto no reaccionó.
El profesor lo tomó en su mano y la pequeña criatura estaba muy asustada. El profesor se acercó a la ventana y el pájaro voló libremente, quizá sin entender lo que realmente había pasado. Cuantas veces yo he sido igual que este pájaro, volando en un aula cuando puedo volar a campo abierto y en medio del aula me he sentido asustado y acorralado y el Maestro de maestros, se ha acercado a mi, y muchas veces ni lo he entendido. El Maestro ha querido tomarme en su mano y lanzarme a campo abierto.
Muchas veces he querido resolver mis problemas volando alrededor y chocando contra paredes y ventanas, lastimándome a mi mismo y agotándome en el proceso. Dios siempre se me acerca con su tierna mano para ayudarme.
Hoy quiero recordar las hermosas promesas de la Palabra de Dios. Como esa promesa que dice que aún el gorrión y la golondrina hayan en la casa de Dios donde poner sus polluelos. Seguro estoy en la mano del Señor y él es la única fuerza de mi vida. En el confiaré una vez más.

Señor, Gracias porque hoy puedo nuevamente confiar en ti. Tú eres el único refugio para mi vida y en ti estoy completamente satisfecho., Ya no tengo que andar mas confundido, porque tú eres la fortaleza de mi vida y solo en ti estaré establecido. Amén.

AGUA DE VIDA

Hay un río llamado Meno, que nace entre la floresta en el Monte de los Pinos, en Alemania. Donde nace, sus aguas son tan claras y puras que pueden ser bebidas sin ninguna preocupación de contaminación.
Sin embargo, a medida que va pasando por aldeas y ciudades, debido a las industrias y a la basura que la gente va arrojando, se va contaminando a tal punto que ni la hierba en sus orillas logra crecer cuando desemboca en el mar.
Nuestra vida puede ser comparada con un río como ése. Cuando nacemos, somos puros e ingenuos, y desconocemos la suciedad del mundo. Pero, con el pasar de los años, vamos acumulando diariamente experiencias mediante los amigos, los grupos sociales y las diversiones, que incorporan a nuestra vida el egoísmo, la avaricia, los celos, el temor, la envidia; en fin, tanta basura que acabamos contaminados.
Afortunadamente, el río se purifica nuevamente cuando entra en contacto con el océano. De la misma forma, podemos encontrar influencias purificadoras a lo largo de nuestra vida. Una de ellas son los buenos profesores que aconsejan y orientan a sus alumnos para que alcancen una vida feliz y de éxito. Los buenos amigos también pueden ser influencias purificadoras. Los buenos consejos y las palabras amigas pueden ayudarnos a apartarnos de las cosas perjudiciales.
La verdadera purificación, sin embargo, solo puede ser ofrecida por Dios, mediante su Hijo Jesús. Solo él nos puede perdonar y renovarnos. Aquel que purificó a los leprosos en el pasado también está listo para oír nuestros pedidos y purificarnos de las malas influencias de cada día.
Llegará el día en el que Dios establecerá la Tierra Nueva, con habitantes santificados y glorificados por causa de la salvación dada por Jesús. Entraremos entonces en contacto con otro río: el río de la vida, cuyas aguas son puras y cristalina. Ese río jamás se contaminará, aunque atraviese la ciudad. Sí, porque en la Ciudad de Dios nunca habrá contaminación.
Apocalipsis 22:1Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

¡SOY INOCENTE!

Lectura: Santiago 1:19-24
Pero sed hacedores de la palabra. —Santiago 1:22
Todos los estudiantes de un colegio en Florida —2.550 en total— estaban en problemas. Un sistema de mensajes notificó a cada uno de los padres que su hijo (o hijos) quedarían castigados ese fin de semana por mal comportamiento. Muchos niños alegaron su inocencia, pero algunos padres de todas maneras impusieron el castigo. Una madre, Amy, admitió que le gritó a su hijo y se aseguró que éste se presentara en el colegio el sábado para recibir su castigo.
Para alivio de 2.534 niños y vergüenza de algunos padres, se descubrió que el mensaje automático había sido enviado por error a todo el cuerpo estudiantil, ¡cuando en realidad sólo 16 estudiantes merecían el castigo! Amy se sintió tan mal por no haber escuchado y creído a su hijo que esa mañana le invitó a desayunar fuera.
Todos tenemos historias que contar acerca de circunstancias que nos han mostrado nuestra necesidad de escuchar antes de hablar. Somos naturalmente tentados a hacer juicios rápidos y a reaccionar con ira. El libro de Santiago nos da estas tres exhortaciones prácticas para tratar las situaciones estresantes de la vida: «Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse» (Santiago 1:19).
En las tensiones de la vida, seamos hoy «hacedores de la palabra» (v. 22) y tomemos tiempo para escuchar y restringir nuestras palabras y nuestra ira.
Escucha para entender, y luego habla con amor.