viernes, 13 de marzo de 2009

LA FINANCIACIÓN POR EL DINERO

—¡Feliz cumpleaños, querida! —dijo el esposo.

—Muchas gracias, amor —respondió la esposa.

El regalo era un auto Ferrari Testarrosa, que vale una fortuna. Y eso no era todo. Dentro de la guantera había un diamante de un valor fabuloso. La fiesta se hacía en un hotel de increíble lujo, en la ciudad de Melbourne, Australia, con ciento diez invitados, todos amigos de la pareja.

El Ferrari Testarrosa se sumó a otros dos Ferrari, cinco Mercedes Benz, tres Rolls-Royce, un Jaguar, un Aston Martin y un Porsche. Danilo Ortiz, de cuarenta y cinco años de edad, y su esposa Sara, de cuarenta y tres, parecían nadar en dinero.

Sin embargo, había un problema. Ese dinero provenía de transferencias ilegales que Danilo había hecho durante diez años en una compañía de metales preciosos donde era empleado. El total del desfalco era siete millones, novecientos mil dólares.

Esa pareja se enriqueció demasiado rápido. Hacían grandes obras de caridad. Poseían muchas casas lujosas. Viajaban por todo el mundo. Sara compró, en un solo año, cuatrocientos mil dólares en joyas y adornos. Pero todo era falso.

Habían hallado la manera de derivar dinero de la empresa a sus propias cuentas, y de ahí el enriquecimiento súbito que tenía asombrados a todos. «Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males» (1 Timoteo 6:10).

La sociedad presente vive fascinada con el dinero. Como que hay una atracción seductora hacia las cosas materiales. Por dinero las mujeres venden su honra. Por dinero los hombres hacen caso omiso de su conciencia. Por dinero se fraguan grandes delitos, e incluso, por dinero gobernantes, servidores públicos y aun clérigos entierran sus convicciones. La utilidad momentánea vale más que el honor, y la conveniencia más que la integridad.

Hubo días en que estrecharse la mano sellaba el negocio más complejo. Hoy hay que firmar contratos complicados hasta para comprar un perro.

«Más vale lo poco de un justo que lo mucho de innumerables malvados», dice la Biblia (Salmo 37:16).

¿Dónde está el antídoto contra ese veneno de las almas? En Jesucristo. Él perdona el pecado de ambición, pone en nuestro corazón los verdaderos valores de la vida, despierta nuestro anhelo por las cosas del espíritu, nos sana de fiebres enfermizas y nos da el verdadero sentido de la vida. Cristo es el antídoto contra ese veneno.

miércoles, 11 de marzo de 2009

HOY..NO QUIERO TENER UNA OPINION MAS ALTA DE MI MISMO

“Unánimes entre vosotros, no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión”. Romanos 1:16
Cada hombre naturalmente desea conocimiento; ¿ o qué bueno hay si no se teme a Dios?. Un hombre campesino humilde que sirve a Dios y lo ama será mejor que el intelectual orgulloso que descuida su alma y se goza en sus propios conocimientos. Quién se vanagloria de si mismo no es realmente feliz, porque el orgullo jamás ha hecho feliz a alguien. Si yo conozco todas las cosas del mundo y no amo a Dios entonces mi vida será vacía.
En el mundo hay muchos doctos e intelectuales pero con un corazón supremamente vacío, porque no se han asociado con los humildes y no se han humillado ante el Señor. Ellos serán intelectuales, pero no sabios.
Las muchas palabras no satisfacen el alma, pero una vida buena mitiga la mente y una conciencia limpia inspira la grande confianza en Dios. Mientras usted más sabe, y más comprende y profundamente puede juzgar será una vida vacía a menos que su vida también sea santa. No te sientas orgulloso porque has aprendido más, más bien siente temor del talento que se te ha dado.
Si usted piensa que sabe muchas cosas y que las comprende muy bien , entérese de inmediato que realmente aún no sabe. Es necesario en la vida admitir la ignorancia. Cuando reflexiono en estas palabras entonces medito y digo, Hoy no tendré una opinión más alta que la debo tener y quiero aprender a ser humilde.
El mejor freno que puede tener mi vida para no enorgullecerme ens entender que siempre en la vida hay alguien mejor que yo. Todos los hombres son débiles, pero hoy debo admitir que ninguno es más débil que yo y por lo tanto, hoy necesito del poder de la fuerza del Señor y esto me humilla ante su presencia. Entonces descubro que lo necesito a él con todo mi corazón y por ello la vida tiene otro sentido. Hoy quiero entender en mi espíritu que sin él realmente nada soy, a pesar de lo que se.
Señor, Gracias porque de ti puedo aprender la genuina y verdadera humildad. Tu eres real y digno de ser exaltado. Hoy se que aún no se nada y lo poco que se, lo se por tu misericordia y amor, por lo tanto me asociare hoy con los humildes y no quiero ser sabio en mi propia opinión. Amén.

AMOR Y ALGO MAS

Cuando le preguntaron a Garrison Keillor, escritor y humorista estadounidense, si creía que, en el fondo, lo único que todos queremos es ser amados, respondió:“No, queremos ser ricos, ser admirados, comer como leones y estar flacos como serpientes. Deseamos que los niños nos pidan autógrafos, y tomar medicinas mágicas que nos relajen y nos vuelvan ingeniosos y sensuales. Pero, como no podemos tener todo eso, nos conformamos con que nos amen”
Que gran verdad. Gastamos nuestra vida detrás de cosas que parecen imposibles de alcanzar todas juntas y a la final tenemos que volvernos para buscar lo que está más cerca de nosotros. Fuimos hechos para amar y ser amados.
El mejor regalo que Dios nos ha dado ha sido su amor expresado corporalmente en su hijo. Decidamos no desesperarnos tras lo que quizá nunca logremos y volvámonos a aquel que está cerca de nosotros, Dios y entonces estaremos más cerca de nuestros semejantes.
Salmo4:3Sépanlo de una vez: Dios me muestra su amor porque le soy fiel; ¡por eso me escucha cuando lo llamo!
Salmo 23:6Estoy completamente seguro de que tu bondad y tu amor me acompañarán mientras yo viva, y de que para siempre viviré donde tú vives
.Salmo 26:3Yo siempre recuerdo tu amor y por eso te soy fiel.

SER O NO SER

Lectura: 2 Corintios 1:3-11
Fuimos abrumados sobremanera…, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. —2 Corintios 1:8
Cuando yo era pequeño, los niños en el parque citaban en broma la famosa frase de Shakespeare: «Ser o no ser; esa es la cuestión». Pero en realidad no entendíamos lo que significaba. Más tarde supe que el personaje de Shakespeare, Hamlet, quien dice estas líneas, es un príncipe melancólico que se entera de que su tío ha asesinado a su padre y se ha casado con su madre. El horror de esta realidad es tan perturbador que él piensa en el suicidio. Su duda era: «ser» (continuar viviendo) o «no ser» (quitarse la vida).
A veces, el sufrimiento de la vida puede llegar a ser tan abrumador que somos tentados a caer en la desesperación. El apóstol Pablo le dijo a la iglesia en Corinto que la persecución que él había padecido en Asia había sido tan intensa, que «aun perdí la esperanza de conservar la vida» (2 Corintios 1:8). Pero al trasladar su enfoque hacia su Dios, el sustentador de su vida, Pablo adquirió una capacidad de recuperación en vez de abrumarse, y llegó a la conclusión de que «no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios» (v. 9).
Las pruebas pueden hacer parecer que la vida no val la pena. Centrarnos en nosotros mismos puede llevarnos a la desesperación. Pero poner nuestra confianza en Dios nos da una perspectiva completamente diferente. Mientras vivamos en este mundo, podemos tener la certeza de que nuestro Dios Todo-suficiente puede sostenernos. Y como Sus seguidores, siempre tendremos un propósito divino para «ser».
Las pruebas nos hacen pensar; pensar nos hace sabios; la sabiduría hace que la vida sea provechosa.

lunes, 9 de marzo de 2009

JUGANDO A LAS ESONDIDAS

Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades de los hombres en un lugar de la tierra cuando el Aburrimiento …(bostezo)…….. reclamo por tercera vez. La Locura, como siempre loca, les propuso:

¿Vamos a jugar a las escondidas?

La Intriga levanto la ceja intrigada y la Curiosidad, sin poder contenerse pregunto: escondidas ¿qué es eso?

Es un juego, explico las Locura, en el que cierro los ojos y comienzo a contar de uno a un millón mientras ustedes se esconden cuando yo termine de contar; el primero de ustedes que encuentre ocupara mi lugar para continuar el juego.

El Entusiasmo danzó seguido de la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que termino de convencer a la Duda y también a la Apatía, que nunca se interesaba en nada.

Pero no todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para que? si al final todos la encontraban. La Soberbia opino que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le incomodaba era que la idea no había sido de ella) y la Cobardía prefirió no arriesgarse.

- uno, dos, tres, cuatro - comenzó a contar la Locura.

La primera en esconderse fue la Prisa, que como siempre cayó detrás de la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió detrás de la sombra del Triunfo, que por propio esfuerzo había conseguido subir a la copa mas alta del árbol mas alto.

La Generosidad casi no consigue esconderse, por que cada lugar que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: si era un lago cristalino, ideal para la Belleza, si era la copa del árbol perfecto para la Timidez, si era el vuelo de una paloma. Lo mejor para la Voluntad, si era una ráfaga de viento, magnifico para la Libertad. Así terminó escondiéndose en un rayo del sol.

El Egoísmo, al contrario encontró un lugar bueno desde el principio,ventilado, cómodo, pero solo para el. La Mentira se escondió en el fondo del océano (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris). Y la Pasión y el Deseo, en el centro de los volcanes. El Olvido, no recordamos donde se escondió, pero eso no es lo mas importante.

Cuando la Locura estaba en el número 999.999 el AMOR todavía no había encontrado lugar para esconderse, pues todos estaban ya ocupados, hasta que encontró un rosal y cariñosamente decidió esconderse entre sus flores.

-un millón. Contó la Locura y comenzó la búsqueda. La primera en aparecer fue la Prisa, apenas a tres pasos de una piedra. Después escuchó a la Fe discutir con Dios, sobre la zoología, en el cielo. Sintió vibrar a la Pasión y al Deseo en los volcanes. En un descuido, encontró a la Envidia y claro pudo deducir donde estaba el Triunfo.

Al Egoísmo no tuvo que buscarlo, el solo salió disparado de su escondite que en verdad era un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al aproximarse a un lago, descubrió a la Belleza. La Duda fue la mas fácil de encontrar pues estaba sentada sobre un cerro sin decidir donde esconderse.

Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una cueva oscura, a la Mentira detrás del arco iris (mentira estaba fondo del océano) y hasta al Olvido a quien se le había olvidado que estaban jugando a las escondidas.

Pero. . . . el AMOR no aparecía en ningún lugar. La Locura lo busco detrás de cada árbol, debajo de cada roca del planeta y encima de las montañas. Cuando estaba a punto de darse por vencida; encontró un rosal. Tomo una horquilla y comenzó a mover sus ramas, cuando en el ultimo momento escuchó un grito doloroso. las espinas habían herido al AMOR en los ojos. La Locura no sabia que hacer para disculparse, lloró, rezó, imploró pidió perdón y hasta prometió ser su guía.

Desde entonces, ….desde que por primera vez se jugo a las escondidas en la tierra:

¡El AMOR es ciego y la Locura siempre lo acompaña!

Auto desconocido.

Bendito sea el SEÑOR tu Dios que se agradó de ti para ponerte sobre el trono de Israel; por el amor que el SEÑOR ha tenido siempre a Israel, te ha puesto por rey para hacer derecho y justicia. I Rey 10:9

Se acordó del pacto que había hecho con ellosy por su gran amor les tuvo compasión. Sal 106:45

Enséñame, Señor, tus decretos;¡la tierra está llena de tu gran amor! Sal 119:64

INMOVILIZADO POR UN PEGAMENTO

¿El lugar? Belo Horizonte, Brasil. ¿El protagonista? Jaime Da Silva, un drogadicto empedernido. ¿La ocasión? Un día sábado, a las dos de la tarde. ¿La diligencia? Perpetrar un robo.

La fábrica estaba sola y sin vigilancia. Dentro de la fábrica había mucha mercadería, incluyendo un pegamento de olor intenso y alucinante. Era un pegamento de petróleo, codiciado por jóvenes drogadictos.

Da Silva entró a la fábrica y, tentado por el sumo del pegamento, aspiró profundamente de un barril de doscientos kilos. El fuerte vapor lo mareó y, tratando de no caerse, se agarró del borde del barril. Pero éste se volcó íntegro encima de él y Da Silva quedó atrapado bajo el peso del pegamento. Lo encontraron treinta y seis horas después, pegado al suelo sin poderse mover.

No hay duda de que muchas veces junto con la falta viene el castigo. Es más, la falta misma se convierte en su propio verdugo.

Podrá haber delitos que tarden años en descubrirse, pero como que hay una mano autónoma que parece prender al delincuente. Ya sea que tenga que vivir como prófugo toda su vida, que como quiera es castigo, o tenga que sufrir la sanción inmediata de su delincuencia, allí está el látigo, evidenciando claramente lo inexorable de la ley de la cosecha. «Cada uno cosecha lo que siembra» (Gálatas 6:7). Así es con todos los delitos y pecados.

El juego envuelve lentamente al jugador. Lo va rodeando de pegamento. Lo amarra con cuerdas invisibles y lo oprime hasta que queda completamente paralizado, sólo viviendo para estar frente a la mesa de juego.

El adúltero se convierte en prisionero de sus pasiones, y las rejas de su celda se extienden hasta abarcar a su esposa, a sus hijos, a la vida de su amante, al esposo de ella, a los hijos de ella y a cuantos son parte de las dos familias. Este también es un pegamento que atrapa igual que la tela de araña atrapa a la mosca.

La deshonra, el engaño, la falsedad y el artificio son todos poderes cementosos que envuelven a la víctima y le quitan toda voluntad, todo escrúpulo, toda conciencia y toda fe.

La buena noticia es que podemos librarnos de estos terribles pegamentos. Jesucristo, el Señor todopoderoso, vino al mundo a ofrecernos la verdadera libertad. Él puede salvarnos de toda esclavitud. Él puede librarnos de los lazos del pecado.

Hermano Pablo.

HOY..IMITARE A CRISTO

“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” Juan 8:12
Hoy con estas palabras, el Señor me aconseja a imitar su vida y sus hábitos. Si hoy deseo verdaderamente ser iluminado y libre de toda ceguera de corazón, entonces necesito seguir al Señor e imitarlo en todos sus caminos.
La enseñanza de Cristo es más optima que todo el consejo de los santos y quién se abre al Espíritu Santo encontrará el mana oculto en él. Hoy hay muchos que oyen el evangelio frecuentemente pero muy poco siguen el ejemplo de Jesús. Quién desee ser un instrumento de Dios necesita decorar su vida entera con la persona de Jesús y por ello es importante seguirlo e imitarlo.
De que serviría aprender la Biblia entera de memoria y los principios de todos los filósofos, sino no conozco los principios de la gracia y el amor de Dios y si no imitó en mi diario a caminar al Señor Jesús? Él es la razón de toda la existencia humana y a él puedo seguir con confianza y devoción total.
Vanidad de vanidades, todo es vanidad excepto amar a Dios y servirlo solo a él. Seguir a Jesús hoy es buscar el Reino de los cielos y hacer caso omiso a los llamados del mundo. Es vanidad buscar y confiar en las riquezas que perecen. Es vanidad cortejar el honor y alimentar el orgullo. Es vanidad seguir las lujurias del cuerpo y desear las cosas que a la larga producirán dolor y tristeza. Es vanidad el amor que pasa rápidamente y no mira el regocijo que viene del amor eterno que se encuentra solo en Jesús.
Hoy no quiero seguir las pasiones perversas y propias del mundo que manchan la conciencia y me hacen perder la gracia de Dios. Pero lo que si anhelo es seguir las pisadas de Jesús, mi Salvador quién me da el mejor a ejemplo para seguir y que impacta mi vida de una manera única y especial. Seguirlo a él es tomar el camino más seguro que produce el mejor encanto en la vida.
Señor, Gracias por darme la oportunidad de seguirte. El mejor ejemplo de la vida abundante lo encuentro en ti, Amado Jesús. La vida es distinta cuando tenemos en ti el modelo a seguir, y en tu palabra dices que quién te sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Amén.