lunes, 2 de marzo de 2009

PORQUE VENDRA TIEMPO

Lectura: 2 Timoteo 4:1-8
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina. —2 Timoteo 4:3
Un artículo de una revista muy popular en los Estados Unidos describe cómo algunos padres hoy quieren que sus hijos se adapten a un mundo en el que predomina el sincretismo. Una pareja le pidió a Ema Drouillard, quien realiza servicios religiosos, que oficiara un servicio para la hijita de ellos, Greer. La madre dijo: «Simplemente queríamos que un espíritu mayor guiará a nuestra hija, pero no queríamos ser específicos. No queríamos que se nos escapara nadie». La pareja dijo: «Simplemente hacemos que el cristianismo sea algo light para Greer, quien ‘cree en ángeles y hadas, duendes y Papá Noel’». Esto ilustra el poco valor que se le da a la verdad bíblica y esto es lo que hoy prevalece tanto en nuestra cultura.
El apóstol Pablo le advirtió a Timoteo que vendría una época cuando las personas preferirían alimento espiritual «light» y que no tolerarían la enseñanza más intensa (2 Timoteo 4:3-4). Predijo que la falsa enseñanza se incrementaría y que muchos la adoptarían porque satisface las necesidades de su carne. Quieren ser aceptados y desean una enseñanza que les haga sentirse bien consigo mismos. Pablo dio instrucciones a Timoteo de combatir esto enseñando doctrinas según la Palabra de Dios. El propósito de esta instrucción era redarguir, reprender y exhortar a los demás (v. 2).
Como creyentes, estamos llamados a enseñar y obedecer la Palabra de Dios, no a satisfacer los deseos de nuestra cultura.
Sostente en la Palabra de Dios y no caerás en el error.

domingo, 1 de marzo de 2009

HOY..QUIERO ANIMAR Y FORTALECER A OTROS

“Por eso, anímense y fortalézcanse unos a otros, tal como ya lo están haciendo” I Tesalonicenses 5:11
Este es un día para vivir lejos del egoísmo y poder extender mi mano para animar y fortalecer a quien lo este necesitando. Este es un mundo lleno de egoísmos y tristezas porque cada uno quiere vivir por su lado.
Hoy he estado pensando seriamente en eso porque al levantarme leí una anécdota en la que se mencionaba un sueño que alguien en una ocasión tuvo. Una persona soñó que murió y se enfrentó al Señor. EL Señor le dijo: He aquí que te mostraré el infierno. Entraron en una habitación en donde un grupo de personas se encontraba sentado alrededor de una enorme olla de estofado. Todos estaban hambrientos, desesperados y muertos de hambre. Cada persona sostenía una cuchara que tocaba la olla, pero cada cuchara tenía un mango mucho más largo que su propio brazo, de tal manera que no podía utilizarce para llevar el estofado a sus bocas. El sufrimiento era terrible.
“ Ven ahora, te mostraré el cielo” dijo el Señor, después de un tiempo. Entraron en otra habitación, idéntica a la primera, allí estaba la olla de estofado, el grupo de personas y las mismas cucharas. Sin embargo , allí todos estaban felices y bien alimentados. “No comprendo” dijo el hombre. Por qué están felices aquí y bien alimentados si en la otra habitación se sienten miserables y todo es igual” El Señor sonrió y dijo: Ah, es sencillo, aquí aprendieron a alimentarse mutuamente.
La Biblia esta llena de múltiples exhortaciones a animarnos, fortalecernos, ayudarnos y llevar las cargas los unos de los otros, porque el ambiente del cielo es de cooperación mutua y de trabajo en equipo.
El ambiente del infierno es de egoísmo e individualismo. Hoy quiero moverme en el ambiente del cielo para traer al ambiente oscuro de este mundo un rayo de luz y un hálito de esperanza. Quiero hoy animar y fortalecer a otros. Mucho tiempo hemos vivido buscando nuestra propia satisfacción y nos hemos olvidado de quienes nos necesitan en la noche oscura de la vida.
Señor. Grande es tu nombre en toda la tierra. Hoy se que vivo por que tú me has fortalecido y animado. Cuantas veces he sentido que no puedo continuar. Te pido que me ayudes una vez más hoy para levantarme y llegar hasta aquel que se siente desanimado y sin fuerza. Por la fuerza que tú me has dado yo puedo llegar hasta ellos para darle mi mano y mi aliento. Se que quieres tocar vidas a través de mi y hoy me pongo en tus manos. Amén.

! DIGA LA VERDAD ¡

Una maestra de escuela dominical una vez le dijo a su clase de adultos: “El próximo domingo voy a dar una lección muy importante. Quiero que todos lean el capítulo 17 del Evangelio de San Marcos anticipadamente”. Los alumnos asintieron.
El domingo siguiente la maestra les dijo: Por favor, los que leyeron el capítulo 17 del Evangelio de San Marcos levanten la mano. Casi todos la levantaron.
Entonces la maestra dijo: “Es muy interesante. El Evangelio de San Marcos tiene sólo 16 capítulos. Pero al menos sé que mi lección va a dar en el blanco. Hoy voy a enseñar sobre lo que dijo Jesús de mentir”.
Quizá el mayor castigo por mentir no sea que una persona sea agarrada mintiendo, sino el castigo “escondido” para un mentiroso es que nunca realmente cree lo que dice otra persona.
¡Diga la verdad! A la larga sufrirá menos bochornos y será más saludable emocionalmente. Aunque el decir la verdad le traiga dolor temporal, Dios honrará su valor y le bendecirá por hacer lo correcto.
El problema con decir la verdad a mediases que se está apto para que le descubran.
Proverbios 19:5El testigo falso no quedará sin castigo, y el que habla mentiras no escapará.

EL AMOR DE DIOS Y EL NUESTRO

Lectura: Romanos 5:1-11
Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. —Romanos 5:8
Franklin Graham lo lamenta ahora, pero tuvo una juventud alocada y rebelde. Un día llegó rugiendo a la casa de su papá montado en su motocicleta Harley Davidson para pedir dinero. Con su atuendo de cuero, polvoriento y con la barba crecida, irrumpió en la sala de su padre, y entró de lleno en una reunión de la junta ejecutiva de Billy.
Sin dudarlo ni siquiera un segundo, Billy Graham identificó a Franklin como su hijo. Luego lo presentó orgulloso a cada miembro de la junta. Billy no pidió disculpas por su hijo ni mostró vergüenza o culpa alguna. Tiempo después, Franklin escribió en su autobiografía, Rebel With a Cause (Rebelde con causa), que el amor y el respeto que su padre le brindó ese día jamás le abandonaron, incluso durante sus años de rebeldía.
Nuestros hijos no tienen que ganarse nuestro amor. Retener el amor para nuestros propios propósitos egoístas es seguir al enemigo, no a Dios. El amor de Dios para con nosotros es inmerecido. No hicimos nada para ganarlo; no hay bien en nosotros que nos haya hecho merecedores de ello. «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8). En todas nuestras relaciones, en especial con nuestros hijos, debemos mostrar ese mismo tipo de amor de manera auténtica.
Estamos llamados a tratar a nuestros hijos —y a todas las personas— con amor y respeto. Nos ayuda a recordar lo que éramos cuando Cristo murió por nosotros.
El amor de Dios cambia a los hijos pródigos en santos preciosos.

sábado, 28 de febrero de 2009

HOY..QUIERO APRENDER DE LOS NIÑOS


“De cierto os digo, que si no lo volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 18:3
Oscar Wilde escribió: Tengo muchas flores, pero los niños son las flores más hermosas de todas”. El pastor Jhon Ramsey, narra como cada domingo una persona en la iglesia le colocaba en la solapa de su traje una flor. Esa flor se convirtió en él, como en una rutina.
Era un gesto grato que el apreciaba, pero se convirtió en una rutina, sin embargo un domingo se convirtió en algo especial. Cuando salía del servicio dominical, un niño se le acercó y mirándolo fijamente le dijo: Pastor, que va hacer con esa flor?. El dijo, te refieres a la que llevo en mi traje. El niño respondió. Sí, pastor. Me gustaría tenerla si la va a botar.
EL pastor Ramsey le dijo. La puedes tener y para que la quieres? El niño de 10 años le miro y dijo: Se la daré a mi abuela, pastor. Mis padres se divorciaron el año pasado. Yo vivía con mi madre, pero cuando ella se casó de nuevo, quiso que viviera con mi padre. Viví con él durante un tiempo, pero un día dijo que no podía quedarme y me envío a vivir con mi abuela. Ella es muy buena conmigo. Cocina para mi y me atiende. Ha sido tan buena que deseo regalarle esa hermosa flor por amarme.
Cuando el niño terminó de hablar el pastor estaba llorando. Se quito la flor y le dijo: Hijo, es lo más bonito que he escuchado, pero no puedes tener esta flor porque no es suficiente. Si vas al púlpito, verás un ramo grande de flores. Diferentes familias las compran cada domingo para adornar la iglesia cada semana. Por favor, lleva esas flores a tu abuela, porque ella merece lo mejor.
El niño sonrió y dijo: Qué día tan maravilloso. Pedí una flor y recibí un hermoso ramo. Si, de los niños hoy quiero aprender por ellos son sencillos, ingenuos y hermosos en su espíritu. Como este niño hoy quiero ser agradecido. Primero con Dios y luego con aquellos que siempre me demuestran su amor y atención.
Señor, un día tomaste a un niño y lo pusiste como ejemplo para nosotros los adultos. Hoy quiero ser como un niño y aprender de los niños las más grandes lecciones que se aprenden en la vida-. Son muchas las veces que pierdo de vista las cosas pequeñas que enseñan cosas grandes. Amén

LE PRESIDENTE Y EL MUCHACHO

Un joven soldado de la Unión perdió al hermano mayor y al padre en la batalla de Gettysburg. El soldado decidió ir a Washington, con la intención de entrevistarse con el presidente Lincoln y pedirle que lo exceptuara del servicio militar, para poder volver a su casa y ayudar a su madre y a su hermana en las labores agrícolas.
El guardia que estaba de turno en la Casa de Gobierno le comunicó que no podía ver al Presidente, ya que estaba muy ocupado. Le ordenó que se fuera y volviera al campo de batalla.
Desilusionado, el soldado se sentó en un banco de la plaza cercana de la Casa Blanca. Allí estaba, sin saber qué hacer, cuando se acercó un niño adonde estaba y viéndolo triste, le preguntó qué le ocurría. El soldado le contó su historia.
-Yo puedo ayudarlo -sentenció el muchachito, conmovido.
Tomando la mano del soldado, lo llevó de vuelta al portón de la Casa Blanca. Aparentemente el guardia no los vio, pues no fueron detenidos. Caminaron directamente hasta la puerta del frente de la Casa Blanca y entraron. Allí dentro, pasaron delante de generales y oficiales, pero ninguno dijo una palabra. El soldado no entendía lo que sucedía.
Finalmente, llegaron al Salón Oval, donde el Presidente estaba trabajando. El muchachito simplemente entró, conduciendo al soldado. Detrás del escritorio, estaban Abraham Lincoln y el Secretario de Estado examinando planes de batalla.
El Presidente miró al niño y luego al soldado, y dijo:
-Buenas tardes, Todd. ¿Puedes presentarme a tu amigo?
Y Todd respondió:
-Papá, este soldado necesita hablar contigo.
El soldado le hizo el pedido al presidente Lincoln, y allí mismo obtuvo la licencia que necesitaba.
Acuérdate de que nosotros también tenemos acceso al Padre celestial por medio de su Hijo, Jesucristo. Él es nuestro intercesor, y podemos ir a su presencia en cualquier momento y hora.

Efesios 2:13,18Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo… Pues por medio de él tenemos acceso al padre por un mismo Espíritu.

IDOLOS EN EL CORAZON

Lectura: Ezequiel 14:1-8
Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón. —Ezequiel 14:3
Cuando mi esposo y yo salimos por primera vez como misioneros, recuerdo haber estado preocupada por el crecimiento del materialismo en nuestra sociedad. Nunca se me cruzó por la mente que yo misma pudiera ser materialista. Después de todo, ¿no habíamos acaso salido al extranjero con casi nada? ¿No estábamos eligiendo vivir en un apartamento con muebles muy viejos y en decadencia? Pensaba que el materialismo no podía tocarnos.
Sin embargo, sentimientos de descontento gradualmente comenzaron a echar raíces en mi corazón. Al poco tiempo sentía el hambre y el anhelo de tener cosas bonitas y estaba disconforme por no tenerlas.
Luego, un día, el Espíritu de Dios abrió mis ojos con una verdad profunda y perturbadora: el materialismo no es necesariamente tener cosas, también puede ser anhelarlas. Allí estaba yo —¡culpable de materialismo! Dios había expuesto mi descontento por lo que era ¡un ídolo en mi corazón! Ese día, cuando me arrepentí de este sutil pecado, Dios volvió a capturar mi corazón y establecerse allí como Su trono de justicia. No hace falta decir que a esto le siguió una profunda satisfacción, basada no en cosas materiales sino en Él.
En el tiempo de Ezequiel, Dios lidió concienzudamente con este tipo de idolatría secreta. Su trono en la tierra siempre ha estado en los corazones de Su pueblo. Esa es la razón por la que debemos eliminar de nuestro corazón cualquier cosa que destruya nuestra satisfacción en Él.
Un ídolo es cualquier cosa que ocupa el lugar de Dios.