lunes, 23 de febrero de 2009

HOY..QUIERO QUE MI GENTILEZA SEA CONOCIDA POR TODOS

“Vuestra gentileza sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca” Filipenses 4:5.
En una ocasión un padre y su hijo adolescente se encontraban en una fila para comprar los boletos para entrar al circo. Una familia estaba delante de ellos. Esta familia tenía como ocho hijos, todos menores de 12 años. No tenían mucho dinero. Su ropa no era costosa, pero estaba limpia. Los niños se comportaban bien en la fila de dos en dos, detrás de sus padres. Hablaban entusiasmados sobre los payasos que verían, los elefantes y los demás actos. Se notaba que nunca habían asistido al circo. Prometía ser un acontecimiento en sus vidas. El padre y la madre se encontraban frente al grupo sumamente orgullosos.La encargada de la taquilla le preguntó al padre cuantos boletos quería y él dijo, 0cho niños y dos adultos. La encargada le mencionó el precio. La esposa del hombre le soltó la mano y bajó la cabeza, el labio del hombre comenzó a temblar. El hombre exclamó: Cuanto dijo?. La empleada repitió. El hombre no tenía suficiente dinero. Al ver lo que sucedía el hombre que estaba con su hijo adolescente detrás, metió su mano en el bolsillo y dejó caer un billete de 20 pesos y luego toco al hombre de los ocho niños en el hombre le dijo: Señor, se le cayó un billete.El hombre supo lo que sucedía. No pedía ayuda, pero en verdad la apreció en esa situación desesperada, angustiosa y vergonzosa. Miró al segundo hombre directamente a los ojos, tomó sus mano con las suyas, la oprimió con fuerza sobre el billete de 20 y con el labio tembloroso y una lágrima rodando por su mejilla , respondió: “Gracias, gracias señor. Esto significa en verdad mucho para mi y para mi familia”. El segundo hombre salió de la fila y se fue con su hijo a casa. Esa noche no fueron al circo porque compartieron su dinero con un desconocido, pero no regresaron sin nada a casa. Hoy quiero reflexionar sobre este hecho y comprender que el Señor hoy me presentará muchas oportunidades para demostrar mi gentileza delante de todos los hombres. En este mundo se necesitan desesperadamente actos de amor y gentileza. Hoy es día de expresión de amor.

DISFRUTA LOS DEDOS PEGAJOSOS

Mientras Jacqueline Kennedy participaba con tristeza del funeral de su esposo, sus pensamientos vagaron hasta sus dos hijos, Caroline y John. Solo horas después de la lúgubre ceremonia, y aún vestida de negro, Jackie celebró los tres años de edad que cumplía John con una fiesta en la Casa Blanca.
Desde que eran pequeños, pasando por la adolescencia y hasta el momento en que abandonaron el hogar, para Jackie sus hijos fueron la prioridad. Le molestaba que la prensa los persiguiera tanto como a ella.
“Creo que de cualquier manera la crianza de los hijos es bastante difícil. Y todo el mundo sabe que ser el centro de atención es la peor cosa para ellos. O bien llegan a consentirse o salen lastimados”, le confío una vez Jackie a una amiga. “Los niños necesitan el afecto y la dirección de su madre y pasar largos períodos con ella. Eso es lo que les da la seguridad en un mundo a menudo confuso”.
La realidad es que los nietos también crecen. No siempre estarán dispuestos para abrazar a sus abuelos. Cuando crecen, no les pedirán que les lean un cuento antes de ir a la cama. Estarán demasiado entretenidos con sus amigos como para hornear galletas. Preferirán montar a bicicleta, en patines o patineta en vez de salir a pasear.
Disfrute de los dedos pegajosos y las interminables preguntas mientras dure. Valore las interrupciones y las peticiones a medianoche. Cuando Dios nos envió a los nietos, no tenía la intención de que se quedaran pequeños para siempre.
Romanos 12:10Deléitense en el respeto mutuo.

LA NECESIDAD DE ALIMENTARSE

Lectura: Salmo 37:1-11
Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. —Salmo 37:3
Nuestro nieto Cameron nació seis semanas prematuro. Como tenía un tamaño y peso menores que lo normal y estaba en peligro, quedó internado en la unidad de recién nacidos del hospital por unas dos semanas hasta que ganara suficiente peso como para ir a casa. Su mayor desafío era que, en el esfuerzo físico que realizaba para alimentarse, quemaba más calorías de las que estaba adquiriendo. Esto obviamente era un obstáculo para su crecimiento. Parecía que el pequeñito retrocedía dos pasos por cada uno que avanzaba.
No había medicina o tratamiento que pudiera resolver el problema: simplemente necesitaba la reconstitución provista por el alimento.
Como seguidores de Cristo, constantemente encontramos que nuestras reservas emocionales y espirituales se agotan por causa de los desafíos de la vida en un mundo caído. En tales momentos, necesitamos el alimento para fortalecernos. En el Salmo 37, David nos alentó a fortalecer nuestros corazones alimentando nuestras almas. Él escribió: «Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad» (v. 3).
Cuando la debilidad nos aflige, la seguridad y la tranquilidad de la fidelidad interminable de Dios puede darnos la capacidad para seguir adelante en Su nombre. Su fiel cuidado es el alimento que necesitamos, dándonos, tal y como dice el himno «Oh, Tu fidelidad»: «Eres mi fuerza, mi fe, mi reposo».
Aliméntate de la fidelidad de Dios para encontrar la fortaleza que necesitas.

domingo, 22 de febrero de 2009

"CÓMO NO HE DE ADORARTE"

¿Cómo no he de adorarte, Jesús mío,
si eres el suave manto de rocío
que ha revivido mis raices secas?
¿Cómo no he de adorarte si tu truecas
en esperanza ardiente mi hondo astío?
¿Quién como tú Jesús? que das al río
cauce y corriente que jamás se agota
y que haces estallar la esteril roca
en fresco manantial para el estío.
Ya mi vaso jamas vere vacío
ni seré más un triste abandonado,
no sentiré la herida del pecado
ni del traidor mordaz el desafío.
La misma soledad de ningún modo,
torna mi vida triste y desolada,
porque si ayer sin Tí, no tuve nada,
hoy contigo Jesús, lo tengo todo.
Es tan bello Señor, estar contigo
y tiene tu verdad tan dulce acento,
que sin poder decirte lo que siento,
arder yo siento en mi lo que te digo.
En la cumbre
estelar de lo que ansío,
Tu eres la luz polar que solo veo,
Eres mi fé, en Tí solo yo creo
y es solo tu poder, mi poderío.
Más si al fin de mi senda, Jesús mío
nubló mi ser la sombra de la muerte
de nada temeré porque confío
que en la aurora estelar habre de verte.

LA PIEDRA EN EL CAMINO

Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Luego se escondió para ver si alguien quitaba la tremenda roca.
Algunos de los comerciantes más adinerados del reino y varios cortesanos pasaron por el camino y simplemente le dieron una vuelta; muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.

Entonces llegó un campesino que llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, puso su carga en el piso y trató de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, pudo lograrlo.

Mientras recogía su carga de vegetales, notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.

El campesino sabía lo que los otros nunca entendieron: “Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar tu condición”.

Si alguna vez caes, levántate y sigue adelante.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece…… Filipenses 4: 13

CUANDO NO HAY ALTERNATIVA

—Está prohibido atravesar el desierto en esta época del año —manifestó seriamente el funcionario de Mauritania—. Ningún árabe se atrevería a hacerlo.

—Tiene usted razón —respondió el viajero—; pero nosotros somos seguidores de Cristo, y los cristianos somos locos.

Fue así como Michael Asher, escritor inglés, y María Antonietta, su esposa italiana, emprendieron el trayecto.

Viajaron ocho mil kilómetros a lomo de camello atravesando el desierto del Sahara, desde Mauritania hasta llegar al río Nilo. En su libro Dos contra el Sahara Michael Asher describe las tremendas dificultades del viaje. Ningún occidental se había atrevido a hacerlo antes. El espantoso desierto, con su increíble calor, transformó lo que comenzó siendo un evento arrobador, en una odisea desoladora. Pero realizaron el viaje. Cumplieron su cometido.

De las muchas experiencias que el autor acentúa en su libro, hay una que nos conviene considerar. He aquí sus palabras: «De dos personas que éramos en Mauritania, cuando llegamos al Nilo nos habíamos fundido en una sola.»

Muchas veces los golpes de infortunio separan a los matrimonios, pues hacen que el amor se enfríe, que surjan los reproches y que resalten las recriminaciones. Por eso hay tantas personas convencidas de que la escasez económica representa una amenaza contra el matrimonio.

¿Pero qué pasó en el caso de Michael y María Antonietta? Sufrieron adversidades indecibles. Las angustias de esos meses de incertidumbre tenían que haber extinguido totalmente el amor, pero no fue así. Sucedió lo contrario, como dicen ellos: «El espantoso desierto nos fundió en una sola persona.»

¿Qué circunstancia había en el desierto que no hay en las situaciones normales de nuestra vida? La realidad innegable de que no había alternativa. Solos en el desierto, no tenían a quién acudir. Sólo había dos personas, y en su aflicción tenían que encontrar su afecto el uno en el otro.

En cambio, muchos de nosotros sí nos permitimos una alternativa. Si el matrimonio no nos sale bien, nos divorciamos porque tenemos esa alternativa. En eso consiste el fracaso de muchos matrimonios.

No admitamos alternativa. Cuando determinamos que nuestro matrimonio será «hasta que la muerte nos separe», con eso establecemos su solidez. Cristo en nuestro hogar producirá ese ambiente. Si le pedimos a Él que sea el Señor de nuestra vida, lo será también de nuestro matrimonio, asegurando su permanencia. En ese feliz estado no hay alternativa que valga.

FIEBRE DE BEISBOL

Lectura: Mateo 22:34-40
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. —Mateo 22:39
En la película Fever Pitch (Fiebre de Béisbol), Ben Wrightman está loco por el equipo de béisbol de los Medias Rojas de Boston. Rara vez se pierde un juego durante la primavera y los meses de verano.
Un invierno, Ben se enamora de una joven llamada Lindsey y la conquista. Luego llega la primavera y ella descubre que él es una persona totalmente diferente durante la temporada de béisbol. No tiene tiempo para la muchacha a menos que ella vaya a los juegos con él.
Cuando Lindsey le pone fin a su relación con Ben debido al fanatismo de éste, el joven habla con un amigo, que le dice: «Tú amas a los Medias, pero dime, alguna vez ellos han correspondido a tu amor?» Esas palabras hicieron que Ben analizara sus prioridades y le diera más tiempo a la mujer que amaba, y que correspondía a su amor.
Entregamos nuestras vidas a pasatiempos, placeres, actividades, trabajo —muchas cosas buenas. Pero hay dos cosas en las que siempre debemos pensar al hacer nuestras elecciones. Jesús dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón... amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:37,39).
Cuando parezca que nuestra vida está perdiendo su equilibrio, puede que la pregunta, «¿Alguna vez ese pasatiempo o actividad ha correspondido a mi amor?» nos ayude a mantenernos en línea. Amar a Dios y amar a las personas es lo que realmente cuenta.
Mostramos nuestro amor por Dios cuando compartimos Su amor con los demás.