lunes, 12 de enero de 2009

¿PODRÁN CREERME AHORA?

Por duodécima vez el hombre de treinta y dos años de edad, un mecánico de autos, hizo la misma pregunta: «¿Usted no me cree, doctor?» Y por duodécima vez recibió la misma respuesta: «Usted no tiene ningún mal del corazón, amigo.» Howard Peckham, de Dallas, Texas se quejaba de dolores cardíacos.

Durante doce años había estado quejándose de lo mismo. Cada año insistía con un médico distinto. Siempre hacía la misma pregunta: «¿No me cree, doctor?» Y siempre obtenía la misma respuesta: «Usted no tiene nada.»

No obstante, Howard Peckham estaba realmente enfermo, y su enfermedad un día cobró su víctima. Howard Peckham, a los treinta y dos años, murió del corazón. Evidentemente tenía presentimiento de su muerte. Antes de morir le pidió a su hermana Phyllis que pusiera sobre su tumba este epitafio: «¿Podrán creerme ahora?»

¡Qué interesante el caso de este hombre! No era un hipocondríaco que sentía una enfermedad imaginaria. Ni era una persona despreocupada que no le prestaba atención a ningún síntoma. Él sabía que estaba enfermo. Pero los análisis de laboratorio, las auscultaciones y las radiografías nada revelaban. Cuando murió, pusieron sobre su tumba el epitafio que él pidió: «¿Podrán creerme ahora?»

Hay muchas personas que sienten que algo tienen, o que algo les falta, o que algo no anda bien, o que algo les afecta, pero es para ellos un enigma que no pueden descifrar. Y lo peor es que no hallan a nadie que les crea, o que les ponga atención o que les preste ayuda.

Es que existen males del alma, enfermedades morales y espirituales que afectan todo el ser, y muchas veces el que sufre no sabe qué es lo que tiene ni por qué es que sufre. Síntomas como estos revelan un solo mal: el pecado.

El pecado afecta todo el ser. El alma sufre, la mente sufre, el cuerpo sufre: todo el ser sufre. Y la víctima, cuanto más infringe las leyes de Dios, más esclava del pecado se vuelve y menos control tiene de su vida.

¿Dónde está el médico? ¿Quién puede librar a la víctima del pecado? Sólo Jesucristo. He aquí sus palabras: «Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Juan 10:10). Vida es salud. Vida es entusiasmo. Vida es confianza. Vida es fe. Quien tiene a Cristo y vive sometido a su divina voluntad, tiene vida abundante.

Llevémosle nuestra intranquilidad, nuestra perturbación y nuestro dolor a Cristo. Él es el Médico divino que sanará todo nuestro ser. Cristo es la solución.

Hermano Pablo.

sábado, 10 de enero de 2009

NADA CON EXCESO

Comenzó a entrenar a los cuatro años de edad. A los diez, ya había ganado varios premios. Su pasión era la gimnasia de exhibición. Su sueño: ganar medallas de oro en los juegos olímpicos.

A los dieciséis años, en una de las competencias, estuvo a punto de sacar el puntaje perfecto. Todos le auguraban un brillante porvenir. Pero Christy Henrich, joven gimnasta escandinava, tenía un problema. Estaba obsesionada con la idea de que estaba engordando, aunque no era así.

A los diecinueve años ya no pudo competir más. Su obsesión la había dominado. Finalmente, a los veintidós, Christy Henrich falleció. Murió de anorexia nerviosa, pesando sólo veintinueve kilos. Su obsesión la había matado.

He aquí una joven que pudo haber tenido grandes éxitos. Perfeccionó su arte. Ganó muchas medallas. Alcanzó la perfección, casi a la altura de Olga Korbut, la atleta rusa, y Nadia Comaneci, la rumana. Pero le entró la obsesión de la gordura. Desoyó los consejos de médicos y familiares, y dejó de comer. Y su bello cuerpo se fue consumiendo hasta que le fallaron todos los órganos.

Las obsesiones, las fobias, las pasiones y las ansiedades pueden dominar todo nuestro ser a tal grado que nos hacen inútiles. Los afanes de la vida, cuando controlan la voluntad, se vuelven destructivos.

Tenemos que aprender a matizar nuestra existencia. «Nada con exceso» era la máxima de Epicteto, el estoico filósofo griego del siglo primero de nuestra era. Dios no nos hizo para las obsesiones, las pasiones, los frenesíes y los fanatismos. Nos hizo para la sobriedad, la mesura, el equilibrio, la armonía.

«No se inquieten por nada —escribió el apóstol Pablo—; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias» (Filipenses 4:6). Vivir libres de pasiones y obsesiones es la clave de la vida prudente, moderada y satisfecha. Esa es la vida que Dios quiso que su creación llevara.

Ahora bien, ¿cómo puede el ser humano despojarse de tantas fobias y obsesiones? Entregándole su vida a Cristo. La persona que no tiene a Cristo en el corazón será para siempre víctima de pasiones desorbitadas.

Es que sólo Jesucristo —Señor, Salvador y Maestro perfecto— puede darnos esa estabilidad, ese equilibrio y esa moderación ideal. Cuando Él entra a nuestro corazón, transforma nuestro modo de pensar, y todos nuestros móviles cambian. Sometámonos a su divina voluntad. Él quiere ser nuestro mejor amigo.

Hermano Pablo.

POEMA DE IGNACIO RAMIREZ - SONETO

Heme al fin en el antro de la muerte
do no vuelan las penas y dolores,
do no brillan los astros ni las flores,
donde no hay un recuerdo que despierte.

Si algún día natura se divierte
rompiendo de esta cárcel los horrores,
y sus soplos ardientes, herradores
sobre mi polvo desatado vierte,

yo, por la eternidad ya devorado,
¿gozaré si ese polvo es una rosa?,
¿gemiré si una sierpe en él anida?

Ni pesadillas me dará un cuidado,
ni espantará mi sueño voz odiosa,
ni todo un Dios me volverá a la vida.

HUELLAS ETERNAS


Despreciado y desechado entre los hombres,

Experimentado en quebranto, varón de dolores,

Fue herido y molido por nuestros pecados,

Y por su llaga fuimos nosotros curados.

Habiendo Él orado por sus transgresores

Como oveja fue llevado delante de sus trasquiladores

Por cárcel y por juicio fue enfrentado,

Y de la tierra de los vivientes fue quitado

Aunque no hizo maldad fue maltratado,

Aún por sus amigos fue negado

Por nuestra paz sin compasión fue azotado,

Censurado y de sus vestidos despojado.


Habiendo entregado su vida en expiación,

Quedará satisfecho al ver el fruto de su aflicción.

Por su conocimiento justificará y dará la redención,

A muchos que le hirieron,

aún sabiendo que era el salvador.

Nos permite por su sangre, ser libres del rencor,

Del pecado, de la muerte, la amargura y el dolor.

.HOY.. APRENDERE A AMAR

“Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor, y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él” I Juan 4:16.
El más grande trabajo en el cual debo enfocarme y de lo cual debo aprender es acerca del amor. La vida esta llena de oportunidades para aprender del amor. Desde niños comenzamos a ser enseñados acerca del amor. Siempre encontraremos en el mundo alguien dispuesto a amarnos y a recibir nuestro amor. Nadie nace ya siendo un experto en el amor. Eso es algo que hay que aprender.
En nuestro espíritu comienza a despertar cuando comenzamos a recibir las primeras muestras de amor. La Biblia dice que Dios es amor y por lo tanto si creo que Dios me hizo y si él es amor, entonces no hay ninguna sombra de duda de que él me ha hecho con la capacidad de amar y ser amado.
Cada hombre y mujer cada día tienen múltiples oportunidades para aprender a amar. El mundo no es un campo de juego, sino un salón de clase. La vida no es un día de fiesta, más es un tiempo de educación. La única lección con carácter de eternidad para todos nosotros aprender es cuanto puedo amar. Pero, para poder amar con mayor calidad necesito aprender y se aprende a través de la práctica,.
Que es lo que hace a un esquiador ser un experto? La práctica. Qué a un músico ser un músico excelente? La practica. Que hace a un deportista ser un campeón?. La práctica. Que es lo que me hace a mi ser una persona que ama? La práctica. Y la vida esta llena de oportunidades para amar. Hoy quiero aprovechar esas oportunidades.
Si yo no doy ejercicio a mis brazos y a mis piernas, pronto se atrofiarán. Los brazos y las piernas se hicieron para el movimiento. Igual el alma se hizo para el ejercicio. Si no ejecuto ejercicio en mi alma, ella pronto se atrofiará y el amor es uno de los mejores ejercicios para el alma. Si no practico el amor genuino y puro mi alma se enferma.
Los músculos del alma se enferman, la fortaleza del carácter se debilita, el vigor de la fibra moral se marchita y la belleza del espíritu se seca. Amor no es una cosa de entusiasmo meramente, es la vitamina del alma. El amor es la riqueza, la fortaleza y el vigor de expresión que rodea el carácter total del cristiano.

Gracias, Señor por darme la oportunidad de aprender a amar y comprender la grandeza de tu amor. Hoy, quiero ejercitar la belleza del amor en el concepto bíblico y cristiano. Se que cada día tu me das oportunidades para aprender a amar y darme amar. Quiero no desperdiciar estas bellas y hermosas oportunidades. Se que quieres fortalecer mi alma en todas tus dimensiones. Hoy quiero responder a tu amor. Amén.

LA CABRA Y EL ASNO

Una cabra y un asno comían al mismo tiempo en el establo.
La cabra empezó a envidiar al asno porque creía que él estaba mejor alimentado, y le dijo: “Entre la noria y la carga, tu vida sí que es un tormento inacabable. Finge un ataque y déjate caer en un foso para que te den unas vacaciones”.
Tomó el asno el consejo, y dejándose caer se lastimó todo el cuerpo. Viéndolo el amo, llamó al veterinario y le pidió un remedio para el pobre. Prescribió el curandero que necesitaba una infusión con el pulmón de una cabra, pues era muy efectivo para devolver el vigor. Para ello entonces degollaron a la cabra y así curar al asno.
En todo plan de maldad, la víctima principal siempre es su propio creador.Fábula de Esopo
La fábula de hoy me recuerda aquella antigua cómica en la que un adversario serrucha el piso en forma circular alrededor de un distraído amigo sólo para ver cómo, al completar el serruchado, lo único que queda en pie es el pequeño círculo ¡y todo lo demás colapsa!
Dios nos creó para ser bendición a los demás durante nuestro recorrido de este lado del cielo, y cuando optamos por tomar ventaja egoísta de los demás, somos nosotros mismos, al contravenir los propósitos de nuestro Creador y Salvador, quienes nos vemos afectados por nuestras acciones. Si bien la generosidad que mostramos a los demás nos regresa multiplicada de parte de Dios, también toda maldad que hagamos nos será devuelta. Escojamos hoy lo mejor: bendecir en abundancia a quienes Dios ha colocado a nuestro alrededor.
Raúl Irigoyen
Marcos 8:36-37
porque ¿de qué le aprovechará al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

EL VUELO

Lectura: Mateo 10:27-31
Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. —Mateo 10:31
En su libro On the Wing (En Vuelo), Alan Tennant registra sus esfuerzos por rastrear la migración del halcón peregrino. Valoradas por su belleza, rapidez y poder, estas asombrosas aves de rapiña fueron los compañeros favoritos de caza de emperadores y miembros de la nobleza. Tristemente, el amplio uso del pesticida DDT en los años 50 interfirió con su ciclo reproductivo y las colocó en la lista de especies en peligro de extinción.
Interesado en la recuperación de esta especie, Tennant ató transmisores a un número selecto de halcones para rastrear sus patrones de migración. Pero cuando él y su piloto volaban su avioneta Cessna detrás de las aves, repetidamente perdían la señal de los transmisores. A pesar de su avanzada tecnología, no siempre pudieron rastrear a las aves que querían ayudar.
Es bueno saber que el Dios que cuida de nosotros jamás nos pierde la pista. De hecho, Jesús dijo que ni siquiera un pajarillo «cae a tierra sin [la voluntad de] vuestro Padre... Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos» (Mateo 10:29-31).
Cuando enfrentamos circunstancias difíciles, puede que el temor nos haga preguntarnos si Dios está al tanto de nuestra situación. La enseñanza de Jesús nos tranquiliza asegurándonos que Dios se preocupa profundamente y tiene el control. Su capacidad para rastrear nuestras vidas jamás fallará.
Si Dios cuida de las aves, ¿no cuidará acaso de Sus hijos?