jueves, 27 de noviembre de 2008

NIEVE, VIENTO Y SOL

Un blanco manto se extendía por todos lados. Era la primera nevada otoñal en Noruega, y la nación entera estaba cubierta del blanco armiño.

Tres niños jugaban en la nieve: la pequeña Silje Redegaard, de cinco años de edad, y dos amiguitos de ella, uno de cinco años y otro de seis.

De pronto, en un sorpresivo estallido de violencia, los dos niños comenzaron a pegarle con palos a Silje Redegaard, hasta que quedó inconsciente. Poco tiempo después murió, congelada. Los dos homicidas pudieron explicar lo que pasó. Lo maravilloso, lo increíble, lo inesperado fue la reacción de la madre de Silje, Beathe Redegaard, pues dijo: «Yo perdono a estos niños. Ellos no sabían lo que hacían.»

Aquel trágico suceso sacudió a toda Noruega, un país excepcionalmente culto, pacífico y ordenado. Nadie hubiera esperado que dos niños tan pequeños tuvieran tal ataque de furia. En la blanca nieve del otoño, sopló, de golpe, el viento de la violencia. Pero luego hubo, también, un rayo de sol: el perdón de la madre de la niña muerta.

La nieve, el viento y el sol pueden emplearse como símbolos del drama universal humano. La nieve es fría, inmóvil, silenciosa. Representa, en toda su indiferencia y frialdad, la muerte. El viento, que a veces se vuelve torbellino al soplar con furia descontrolada, representa la violencia. Y el sol, cálido y bueno, representa la acción perdonadora y salvadora de Dios. Por eso a Cristo se le llama en la Biblia «el sol de justicia» (Malaquías 4:2).

Toda acción ofensiva de los hombres —toda injusticia, todo despotismo, todo pecado— trae aparejada la muerte. «La paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23a) es la sentencia inapelable de Dios. Y hay que reconocer que vientos de violencia soplan furiosos por todas la comarcas del mundo.

Sin embargo, hay un Sol de justicia que nos ofrece perdón, tal como se lo ofreció Beathe Redegaard a los dos niños asesinos de su hijita. Puede haber en la humanidad mucha violencia, mucha maldad y mucho pecado, pero por encima de todo hay un inmenso manto de perdón.

Fue San Pablo quien dijo que «la paga del pecado es muerte». Pero añadió que «la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Romanos 6:23b). El sacrificio de Cristo al morir en la cruz basta para limpiar todos nuestros pecados.

Si le pedimos perdón a Dios, no importa cuáles ni cuántos han sido nuestros pecados, con tal que nos arrepintamos sincera y profundamente. Cristo desea ser nuestro Salvador.

Hermano Pablo

VISION 2O/20

Los biólogos marinos, en estos días están adquiriendo abundantes conocimientos sobre los suelos del océano y todo esto, gracias al submarino que ha sido diseñado en especial, para transportar una sola persona. Con la habilidad de permanecer sumergidos hasta un máximo de ocho horas continuas y capaz de bajar casi un kilómetro de profundidad, estos submarinos le dan un nuevo significado al término, Panorama oceánico, gracias a una caja de un pasajero transparente hecha de acrílico. Los submarinos están equipados con luces, impulsores eléctricos, brazos hidráulicos, así como instrumentos científicos de navegación y equipo de supervivencia.
Sin embargo, pese a todos los aparatos de alta tecnología, el siguiente hecho no cambia: ¡Es bastante oscuro allá abajo!
La luz del sol, tan solo penetra hasta un límite. Después de cierto punto en el descenso, es necesario utilizar otra fuente de luz, si deseas observar las maravillas de las profundidades.
Lo mismo es aplicable a las criaturas de las profundidades del mar, muchas de las cuales emiten cierta forma de iluminación natural conocida como bioluminiscencia. Para algunos, la luz inherente a ellos, es usada como un mecanismo de defensa. Los enemigos son rociados con un tejido luminoso que convierte al cazador en presa.
Para otros, la luz provee camuflaje. La poca luz del sol que desde arriba logre penetrar la oscuridad, obra en combinación con la procedente de la parte inferior de las criaturas y borra cualquier sombra que pueda delatar su posición.
Pocos de nosotros, descenderíamos al nivel de estas criaturas, pero sí, entendemos, cómo han de sentirse en cuanto a la luz. Cuando manejamos tarde en la noche, por una carretera poco iluminada, dependemos de las luces delanteras del auto para evitar salirnos del pavimento. Protegemos nuestras casas de intrusos, al iluminar el patio con focos.
Para vivir en este mundo oscuro y confuso, el Señor ha colocado en nosotros Su propia luz, el Espíritu Santo. Él nos revela lo que es verdadero y bueno, así como dónde ir y qué sitios evitar. Él es nuestra conciencia y guía.
Al hacer una evaluación del día vivido. ¿Puedes señalar las veces que el Espíritu Santo te dirigía o indicaba lo que estaba bien o lo incorrecto?
Mateo 5:16Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

LA AMABIDAD DE LOS EXTRAÑOS

Lectura: Filipenses 2:1-8
No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. —Hebreos 13:2
Durante un vuelo a Surabaya, Indonesia, para una conferencia bíblica, las azafatas trajeron el servicio de comidas. Acababa de comer en el aeropuerto de Singapur, así que decliné, y pedí tan sólo un refresco. El hombre indonesio que estaba a mi lado, un extraño, estaba visiblemente preocupado.
Me preguntó si me sentía bien, y le aseguré que lo estaba. Luego me preguntó si tal vez la comida no me parecía apetecible. Le respondí que simplemente no tenía hambre. Luego me sorprendió ofreciéndome su propia comida, pensando que si la probaba tal vez de hecho me gustaría. Lo hizo de una manera tan amable y auténtica que obviamente fue una expresión de su preocupación por mi bienestar.
En un mundo egocéntrico donde estamos acondicionados a buscar nuestros propios intereses por encima y más allá de todo y todos los demás, tal amabilidad fue algo inesperado. El sencillo gesto del hombre mostró un tipo de corazón y de conjunto de valores diferentes. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a servir como modelos de una actitud contra-cultural similar hacia la vida (Fil. 2:1-8).
En Hebreos 13:2 leemos: «No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles». Qué mejor manera de representar a Cristo que con amabilidad —incluso a los extraños.
La amabilidad es un regalo que cualquiera puede dar.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

¡ NO ME ACUERDO !

Una vez un ministro muy querido llevó un secreto, enterrado por mucho tiempo en lo profundo de su corazón, el peso de un pecado.
Él había cometido es pecado hacía muchos años durante su entrenamiento en el Seminario. Nadie sabía lo que había hecho, pero él sabía que estaba arrepentido. Aun así, había sufrido remordimientos por años, sin idea del perdón de Dios.
Una mujer en su iglesia amaba al Señor profundamente y afirmaba que tenía visiones en las que Jesús le hablaba. El ministro, escéptico de sus afirmaciones, le pidió: “La próxima vez que hable con el Señor, podría preguntarle cuál fue el pecado que su ministró cometió mientras estaba en el Seminario”. La mujer asintió.
Cuándo volvió a la iglesia unos días después el ministro le preguntó: “¿Le visitó?” Ella contestó: “Sí”.
- “¿Y le preguntó qué pecado cometí en el Seminario?”
- “Sí”, respondió.
- “Bien, ¿qué le dijo?”
- Dijo, “no me acuerdo”.
Toda persona debe tener un lote especial en el cementerio donde enterrar las faltas de los amigos y familiares.
Efesios 4:32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

RAMILLETES

Lectura: 2 Corintios 2:14-17
Porque para Dios somos grato olor de Cristo. —2 Corintios 2:15
Una mañana estaba mirando un ramo de flores en un jarrón sobre un viejo banco de carpintero frente a nuestra «ventana del mundo». Me di cuenta que el ramo estaba pasado; sus hojas se habían marchitado y las flores estaban cayéndose.
Esa misma mañana también leí al poeta George Herbert y por «accidente» me crucé con su poema titulado «Life» («La Vida»). En él, este autor habla acerca de un «ramillete» que había cogido para poder oler la fragancia. Pero, como él lo pone, «El tiempo dejó su huella en las flores, y para mediodía, con la mayor de las astucias, éstas se habían escabullido y se marchitaron en mi mano».
La pérdida de sus flores hicieron que al principio él viera «la suave amonestación del tiempo». Herbert escribió que «[hizo] que mi mente oliera el día de mi fatalidad; aunque endulzando la sospecha». Aun cuando las flores marchitas le recordaron su propia muerte, él encontró en la metáfora algo que endulzó la idea. El autor concluyó:
Adiós, queridas flores, vuestro tiempo con dulzura pasó,
Aptas para dar aroma y belleza mientras vuestra vida transcurrió,
Y para remedios una vez que ésta terminó.
Sigo sin desvíos, sin quejas o dolor
Ya que, si buena es mi fragancia, poco importa,
Si como la vuestra, esta es igual de corta.
¡Cuánta sabiduría en este poema! Aunque corto, nuestro tiempo puede pasar «con dulzura» —una dulce fragancia de Cristo para los demás (2 Co. 2:14-16). ¿No debe ser ésta nuestra oración cada día al levantarnos?
Una vida piadosa es una fragancia que atrae a los demás a Cristo.

CONVERSAR CON DIOS

Un gran hombre de Dios a quien aprecio mucho declaró: “La oración es amistad con Dios.” Creo que hizo una importante observación. La oración es, sencillamente, dos amigos que conversan.

La oración es una conversación entre Dios y nosotros. No es un monólogo de peticiones sino un diálogo. Dios nos habla a través de su Palabra y a través del testimonio interno del Espíritu Santo. Nosotros respondemos a Dios con adoración, confesión, petición, intercesión y acción de gracias. Sin estos cinco elementos, nuestras oraciones serían desequilibradas. Consideremos juntos estos cinco aspectos de la oración.

El primer elemento de la oración agradable al Señor es la adoración. Al entrar a la presencia de Dios en oración, comenzamos expresando nuestra adoración y reverencia por El. El Talmud contiene esta sentencia: “El hombre ante todo siempre debe ofrecer alabanza, y luego entonces orar.” A través de las páginas de las Escrituras, también encontramos alabanzas y adoración a Dios por parte de generaciones pasadas.

La confesión sigue a la alabanza. Cuando Isaías vio al Señor en toda Su gloria, exclamó: “¡Ay de mí! que soy hombre muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo inmundo de labios, han visto mis ojos al Rey” (Isaías 6:5). En realidad no podemos alabar al Dios de toda santidad si
no tenemos un profundo sentido de nuestra propia impureza. La Biblia también nos enseña que Dios es misericordioso y nos perdona cuando confesamos nuestros pecados (1 Juan 1:9).

Sólo después de la adoración y la confesión, ofrecemos al Padre nuestras peticiones. La verdadera oración consiste en los pedidos de alguien que reconoce su extrema necesidad, y en las provisiones de Alguien que demuestra Su extrema bondad.

Jesús nos promete: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Juan 16:24). El nos alienta a pedir al Padre lo que necesitamos.

Al orar, también debemos incluir la intercesión. Este puede ser un precioso ministerio en favor de otros ante el trono de la gracia. El profeta Samuel dijo al pueblo de Israel: “En cuanto a mí, lejos esté de mí el pecar contra Jehová dejando de orar por ustedes” (1 Samuel 12:23 BD). La intercesión es una importante responsabilidad espiritual que como cristianos no debemos descuidar.

La acción de gracias debe inundar el resto de nuestra conversación con Dios. Preste oídos a estas exhortaciones del apóstol Pablo: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:16 18). Experimentamos el gozo del Señor cuando hablamos con El en oración y le agradecemos por Sus respuestas.

Estoy convencido de que cuando Dios quiere bendecir a su pueblo, primero lo mueve a orar, a entablar un diálogo con El.

¿Lo ha movido a orar el Señor? Aparte un momento ahora mismo y hable con El. Alábelo por lo que El es. Confiese a El su pecado. Presente sus peticiones. Interceda por sus hermanos en la fe, y ofrézcale su gratitud por lo que El hará.

Al hablar con Dios incluya estos cinco pasos, y verá que en su caso la oración también ha de ser “amistad con Dios.”

Luis Palau

MUCHO MEJOR ES DAR QUE RECIBIR

Este norteamericano recibió un título de medicina del Colegio de Medicina de la Universidad de Nueva York. Recibió una asignación para el Laboratorio de Investigación de Virus, en la Universidad de Pittsburgh. Le fue indicado por parte del ejército desarrollar una vacuna contra la influenza y entre los muchos honores que recibió se encuentra la Medalla Presidencial de la Libertad. Sin embargo, Jonas Salk no es conocido por lo que recibió, sino por lo que ofreció.

Él y su grupo de investigadores dieron su esfuerzo para preparar un virus que inactiva la polio y que puede servir como un agente inmunizador contra ella. Para 1952, ellos habían creado una vacuna y en 1955, fue difundida para ser usada en los Estados Unidos, prácticamente así terminando con las consecuencias catastróficas de la polio. Recibirás muchas oportunidades en tu vida, y lo más probable, un número de certificados, diplomas, y premios.

Pero lo que al final contará es lo que haces con el entrenamiento que has recibido y las habilidades y características que has desarrollado. Encuentra la forma de dar, crear o generar algo hoy que pueda ser de beneficio a otros.

En tus acciones no solo habrá un potencial para la fama y la recompensa, sino también una gran satisfacción personal, la recompensa de los más altos valores. Ninguna persona jamás fue honrada por lo que recibió. El honor fue la recompensa de lo que dio. Proverbios 21:26 El justo da, y no detiene su mano.