lunes, 27 de octubre de 2008

HABILIDAD

Hace unos días estaba en mi carro, haciendo diligencias del cotidiano vivir.
Con el tranque vehicular que se ve en muchas ciudades capitales, no está de mas el estrés y el poner en práctica la habilidad al volante para así esquivar lo que podría ser un accidente. Fue eso precisamente lo que me sucedió, tuve que esquivar a otro carro que se cruzó en mi vía y fue allí donde realice la diferencia en mi reacción de hoy y mi reacción de hace diez años. Wow, aún en mi manera de manejar veo la diferencia de mi reacción y habilidad. Pero luego vino a mí la analogía de que es precisamente igual en nuestra vida espiritual.
Cuando somos jóvenes espiritualmente, y estamos conociendo a Dios, aprendiendo a vivir como cristianos, nuestra habilidad espiritual está aún bastante limitada o nuestras reacciones aún son impulsivas e inmaduras. Sin embargo, a medida que crecemos aprendemos a esquivar lo que podría ser un accidente fatal, pensamos nuestras acciones, dependemos no de nuestras propias habilidades sino en las de Dios a través de nosotros, nuestros reflejos están fundamentados en lo que tenemos por dentro, en el lugar que Dios tiene en nuestro ser, porque a la final, nuestras acciones son el reflejo de nuestro interior.
Así que, a como nuestra habilidad para manejar un carro mejora de acuerdo a los años de práctica, de esta misma manera deberíamos ver nuestra habilidad espiritual, mientras más práctica tengamos, más impacto podremos tener en los que nos rodean y en nosotros mismos. ¡Qué Dios sea glorificado con nuestro diario andar!
Iniciativa y perseverancia hacen la diferencia. ¡No te rindas, termina la carrera y clama tu premio!

SEGUIDORES INCONSTANTE

LEA: Mateo 27:15–23
Y las multitudes . . . gritaban, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! —Mateo 21:9
Si de alguna forma sigues los deportes, sabes que los aficionados pueden ser tan cambiantes como el tiempo. El jugador estrella de un equipo puede escuchar 70.000 vítores si le va bien —ó 70.000 abucheos si lo hace mal.
Las figuras deportivas fácilmente caen de la gloria porque las personas son inconstantes —están ansiosas porseguir al que les hace sentir bien, pero dispuestas a volverse en contra suya si no todo sale como quieren.
Las Escrituras contienen un ejemplo de inconstancia muchísimo más grave. Una gran multitud en Jerusalén alabó, honró y vitoreó a Jesús el domingo que entró en la ciudad montado en un burro (Mt. 21:6–11). Pero tan sólo unos cuantos días después, puede que algunas de esas mismas personas hayan estado en la multitud que clamaba la crucifixión de Jesús (27:20–23). El domingo Le adoraron, pero el viernes ya no Le querían por allí.
No vacilemos en nuestra relación con el Señor. Algunas veces adoramos a Jesús efusivamente el domingo, pero tan sólo al día siguiente vivimos como si Su presencia nos fuera molesta. O el domingo Le decimos que Le amamos, pero luego no Le obedecemos durante la semana.
No seas un seguidor inconstante de Jesús. Adórale cada día —no sólo el domingo.

domingo, 26 de octubre de 2008

HOY.. REFLEJARE SU IMAJEN

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen; como por el Espíritu del Señor.” II Cor 3:18
Cada día al levantarme miro mi rostro en el espejo para prepararme físicamente antes de enfrentar las exigencias diarias de mi trabajo. Allí, frente al espejo corrijo lo que es necesario y me veo tal cual soy.
Hoy, cuando nuevamente lo hice recordé este pasaje de Pablo. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos trasformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Si, esta mañana me mire al espejo para transformarme de una cara soñolienta a una despierta y activa, de un cabello despeinado a uno preparado para una buena imagen. Pero, hoy entendí que cada día necesito mirarme también en el espejo de la palabra de Dios para ser transformado ya no físicamente, sino espiritualmente y seré trasformado a la misma imagen de él.
Ser transformado de gloria en gloria. Gloria significa . Calidad, peso, valor. La calidad y el peso y el valor del Señor quiere ser traspasado a mi en mi manera de vivir.
El mundo me ha querido quitar la calidad y peso así como valor que Dios quiere que tenga. Pero la presencia de Dios y la orientación de su palabra me devuelven lo que el mundo me quito….me devuelve el peso, la calidad y el valor y por ello soy transformado de gloria en gloriado de peso en peso…de Calidad en calidad, de valor en valor.
Cuál es le mecanismo ideado por Dios?. Por el Espíritu de Dios. Hoy, entiendo que el trabajo del Espíritu Santo hoy es muy importante y no debo ignorarlo. El Espíritu Santo unido a la palabra de Dios se encargaran de trasformar mi imagen, distorsionada y agotada a la imagen hermosa, perfecta y sublime del hijo de Dios.
Cuando me niego a obedecer la orientación de tu palabra, Me niego a perdonar, amar y obedecer, la imagen que miró en el espejo no es la imagen de Jesús. Es mi propia imagen. Cuando obedezco, busco el rostro de él y practico la palabra entonces los rasgos del Salvador comienza a verse. Hoy, quiero reflejar su imagen.
“Señor: Para que vivir hoy enseñando mi imagen distorsionada. Aunque quiera prepararla y arreglarla lo que se ve no es lo de afuera, sino lo que llevo por dentro. Yo quiero hoy, acercarme a ti para decirte, como por un espejo, de cara a ti, quiero ser transformado de gloria en gloria a la misma imagen de Jesús, por su tu Santo Espíritu.
No quiero dar pasos de desobediencia, ni de vanagloria, ni de resentimiento. Quiero vivir en plenitud de vida por la obediencia a tu palabra. Amen.

LA ZORRA CON EL RABO CORTADO

Una zorra a la cual un cepo le había cortado la cola, estaba tan avergonzada, que consideraba su vida horrorosa y humillante, por lo cual decidió que la solución sería aconsejar a las demás hermanas cortarse también la cola, para así disimular con la igualdad general, su defecto personal.
Reunió entonces a todas sus compañeras, diciéndoles que la cola no sólo era un feo agregado, sino además una carga sin razón.
Pero una de ellas tomó la palabra y dijo: “Oye hermana, si no fuera por tu conveniencia de ahora, ¿nos darías en realidad este consejo?”
Cuídate de los que dan consejo en busca de su propio beneficio, y no por hacer realmente un bien.
Fábula ESOPO
Cuánta falta hacen personas que se interesen realmente en los demás por el solo hecho de querer verlas prosperar y vivir a plenitud la vida que Dios tiene para ellas! Tristemente, tal y como lo ilustra la fábula de hoy, muchos de los consejos que hoy recibimos necesitamos filtrarlos a la luz de posibles intereses ocultos de quienes los brindan. Eso no quiere decir que debemos desconfiar de todos, simplemente que necesitamos desarrollar nuestro discernimiento a la luz de una relación íntima con Dios. El Señor sabrá guiarnos y darnos la sabiduría que ha prometido a todos los que se la pidan… y abundantemente, para poder tomar buenas decisiones.

Proverbios1:7
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová.

UNA PREGUNTA TAN ANTIGUA COMO EL TIEMPO

LEA: Job 2:1–10
¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal? —Job 2:10
Cuando Jeremy tenía 17 años, luchó con una pregunta con la que los teólogos han batallado por siglos. Para él, el problema no era teórico sino práctico. Estaba tratando de entender por qué a su madre la tenían que operar del cerebro. Preguntó: «¿Por qué sufren las personas que son buenas, mamá?»
Ella le dijo: «El sufrimiento es parte de vivir en un mundo que ha recibido la maldición del pecado, y las personas buenas sufren como todos los demás. Esa es la razón por la estoy feliz de que tengamos a Jesús. Si muero, iré a un mejor lugar, y anhelo el día cuando pueda volver a verte». Luego ella dijo que podía entender la frustración de Jeremy, pero le dijo que no le echara la culpa a Dios.
Si tú y yo estamos desconcertados por el sufrimiento de personas buenas, podemos plantearle la pregunta de lleno a Dios, argumentar con Él si debemos hacerlo, y luchar con nuestras dudas. Pero no Le echemos la culpa.
Dios no le explicó a Job lo que estaba haciendo, pero dijo que podíamos confiar en que lo que Él hacía es lo correcto (Job–42). Y Él nos ha asegurado en Su Palabra que Jesús sufrió a nuestro favor, resucitó de entre los muertos, y ahora está preparando un lugar libre de sufrimiento para nosotros.
Puede que estas no sean las respuestas que queremos, pero son las respuestas que necesitamos para ayudarnos a vivir con esa pregunta tan antigua como el tiempo y a menudo incontestable acerca del sufrimiento.

sábado, 25 de octubre de 2008

HACIA DONDE ESTOY YENDO

LEA: Gálatas 6:7-10
Todo lo que el hombre siembre, eso también segará. -Gálatas 6:7
Algunas personas envejecen con gracia, mientras que otras se hacen cascarrabias y de mal genio. Es importante saber hacia dónde estamos yendo porque todos estamos yendo hacia los años de ancianidad.
Las personas no se vuelven irritables ni adquieren mal genio sólo porque envejecen. La edad no tiene que hacernos súper criticones ni malhumorados o maniáticos. No, lo más probable es que finalmente hemos llegado a ser aquello hacia lo que habíamos estado yendo todo el tiempo.
Pablo escribió: «Porque el que siembra para su propia carne . . . segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu . . . segará vida eterna» (Gál. 6:8). Aquellos que se consienten en su interés personal y sólo piensan en ellos mismos están sembrando semillas que producirán una cosecha de sufrimiento para sí mismos y para los demás. Por otro lado, aquellos que aman a Dios y se preocupan por los demás están sembrando semillas que, con el tiempo, producirán una cosecha de gozo.
C. S. Lewis lo puso de este modo: «Cada vez que haces una elección estás convirtiendo la parte central de ti, la parte de ti que elige, en algo un poquito diferente a lo que era antes». Podemos elegir someter nuestras voluntades a Dios cada día, pidiéndole que nos dé fuerza para vivir para Él y para los demás. A medida que Él obra dentro de nosotros, creceremos en gracia y en amabilidad.
Así que la pregunta que nos debemos hacer es: ¿Hacia dónde estoy yendo?

PORQUE EL PECADO SE PUEDE ASOMAR

Proverbios 10: 19 “En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente”
En mas de alguna ocasión nos ha pasado, así que no puedes negar que en algún momento de tu vida has hablado de mas y el pecado se ha asomado.
Cuando alguien esta hablando en contra de nosotros o nos esta acusando de algo de lo cual a lo mejor no hemos tenido culpa, no podemos negar que no es difícil quedarnos cayados.

Para algunos más que para otros les es mucho más difícil el quedarse cayados. Yo padezco de este mal, a veces quisiera amarrarme la lengua para no responder a alguna acusación, pero la vieja naturaleza carnal, no me lo permite y en la mayoría de veces tengo que defenderme.

El problema no es tanto el defenderse, aunque bien debemos saber que nuestro Abogado es Dios y el nos defiende de mejor manera que nosotros mismos. Pero el verdadero problema radica en hablar mas de la cuenta, al exaltarte o cuando las palabras suben de tono. Es ahí en donde el pecado desea aparecer, cuando ya no tenemos el control de nosotros mismos, sino que dejados llevar por la emoción comenzamos a decir palabras que después de dichas nos arrepentimos.

Otro momento en donde el hablar de mas nos puede llevar al pecado, es cuando estamos hablando de otra persona a espaldas de ella, mas aun cuando se esta criticando.

Realmente es difícil sostenernos de hablar de mas muchas veces, pero parte de edificar un carácter de siervo en mi vida, es el hecho de cuidar lo que hablo. Sin lugar a dudas la Palabra de Dios dice que de la abundancia del corazón habla la boca, eso quiere decir que las palabras que de tu boca salgan, son las que están anidadas en tu corazón.

Lo mejor que podemos hacer para agradar a Dios es evaluar lo que estamos hablando, colarlo en la presencia de Dios y ponernos a pensar por un momento que si Jesús estuviera en medio de esa platica, ¿Hablaría de más? O ¿Hablaría de esa manera?, es ahí donde tenemos que tratar de que en cada platica que tengamos hacer de caso que Jesús esta en medio de esa platica y no hablar lo que no me gustaría que Jesús escuchara.

No hables de más, porque en las muchas palabras no falta el pecado y el pecado te lleva a la derrota espiritual, no demos a luz al pecado a través del hablar de más, cuando no hay la necesidad de hacerlo.

Autor: Enrique Monterroza