lunes, 6 de octubre de 2008

HOY.. TE AMARE SEÑOR

El Señor es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fuí ayudado. Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré? Salmo 28:7
Hoy, recuerdo con alegría el día que en angustia mi alma se debatía, en mi desesperación levanté mis ojos al cielo y junto con mis ojos , todo mi corazón. Ya fuerzas no tenía, pero con el poco aliento que aún permanecía, te Dije: Oh, Dios, ya no puedo, ayúdame….y fue en ese momento que sentí lo que nunca antes había sentido….tu amor comenzó a fluir e inundar todo mi ser… En medio de la turbación….fuiste refugio para mí y escudo en medio de la batalla más cruenta que jamas he vivido.
Como no he de exaltarte hoy. Este es el nuevo día que me das….Sin duda habrá turbaciones, tormentas, batallas campales y sin misericordia, pero la satisfacción que siento es que nuevamente serás mi refugio y mi escudo.
Mi corazón puede confiar en ti….y se que jamás será avergonzado—Como diste ayuda ayer…me la darás hoy. Cuando mi corazón está reposado en ti…entonces puede salir el cántico de mi alma. Es un canto de seguridad. Señor…Hoy, con confianza , seguridad, amor…devoción y profundo respeto puede cantarte.
Eres mi mayor anhelo..mi gran necesidad..Eres tú oh Dios….todo mi existir.
Este día es una nueva oportunidad para ver tu gloria, amor y majestad llenando mi existencia.
Contigo hay bastante y suficiente razón para vivir.
Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Por tanto, a tí cantaré gloria mía y no estaré callado, Señor Dios mío te alabaré para siempre. Amén.

LA DESPEDIDA

–Hijo mío, cuando estés en dificultades, no te olvides de orar a Dios. Con estas palabras una madre se despidió de su hijo único que se iba como marinero.
Ella estaba muy preocupada por él, pues el joven acababa de rehusar entregar su vida a Dios. ¡Si por lo menos en la angustia se acordara de Dios! –Eso de orar… ya lo veremos… –pensaba alegremente el joven. Él quería dirigir su vida por sí mismo.
Sin embargo, en su primer viaje el joven tuvo un accidente que le hizo pensar en Dios. En un trabajo rutinario sobre el puente del barco, un movimiento de éste, que apenas habría hecho perder el equilibrio a un marinero experimentado, lo tiró por la borda. Mientras caía, oró, diciendo: –¡Dios, si existes, muéstramelo!Aunque nadie lo había visto caer, Dios lo había visto y oído. En ese momento un marinero quiso hablarle, pero al no encontrarlo, miró hacia el mar y lo vio emerger del agua. El salvamento pudo efectuarse sin demora.
Cuando estuvo sano y salvo a bordo, el joven contó francamente que había orado a Dios, pero aún no se decidía a entregarle su vida.Cuando volvió a casa, acompañó a su madre a una predicación del Evangelio. Entonces se dio cuenta de que estaba perdido a causa de sus pecados y de que necesitaba ser salvo. Confesó su culpa a Dios y obtuvo perdón y paz. Así pudo agradecer a Dios por haberlo salvado, en primer lugar de morir ahogado, y luego de la perdición eterna.

Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.
Salmo 50:15

DEPORTES & HUMILDAD

LEA: Efesios 4:1-3
[Camina] con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportandoos unos a otros en amor. -Efesios 4:2
El 2 de mayo del 2003, la escuela secundaria de mi hija Melissa le rindio un gran honor al dedicar su nuevo campo atletico a su memoria. En la ceremonia para marcar la inauguracion del Campo de Softball conmemorativo de Melissa Branon, la escuela revelo un indicador de piedra para hacer que las futuras generaciones recuerden a la muchacha que se llevaba el numero 11.
En dicho indicador esta grabado: «con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportandoos unos a otros en amor» (Efesios 4:2) - un versiculo que Melissa habia marcado en su Biblia.
Muy a menudo en la vida, parece que las palabras humildad y mansedumbre no se aceptan. En vez de ello, las palabras orgullo y dureza marcan la manera en el que se mide el exito. Pero Melissa y sus amigos pudieron competir en los deportes de la secundaria con exito sin tener que mostrar ninguna de esas caracteristicas.Una de las compañeras de equipo de Melissa escribio acerca de ella: «La manera en que jamas te echabas para atras, en que siempre seguias adelante, y en que jamas te rendias, me inspiraro totalmente.» Asi es como ella y sus compañeras de equipo jugaban para la gloria de Dios - sin arrogancia.
La competencia, si se la maneja apropiadamente, puede tener su lugar en nuestras vidas. Pero siempre debemos acordarnos de ser humildes y mansos en todo lo que hagamos. Debemos reflejar las caracteristicas de una vida a la imagen de Cristo.

domingo, 5 de octubre de 2008

TIEMPO DE ESPERA

El tiempo de espera

Espero al Señor, lo espero con toda el alma;
en su palabra he puesto mi esperanza.


Salmos 130:5


Vivimos en una época en la que todo es veloz. Las comidas rápidas, los cajeros automáticos, el correo acelerado, la vía satélite... Después de todo, ¿a quién le gusta esperar cuando hay tanto que hacer y tan poco tiempo para hacerlo? El mismo sistema de vida influye fuertemente en nosotros.

Aun así, hay momentos en la vida en los que el Señor nos dice: "Aprende a esperar en mi".

Cuando todo nos va bien, eso no es muy difícil. Pero cuando hay enfermedad, crisis en la familia, problemas económicos y duras pruebas, quisiéramos que Dios hiciera algo, ¡y pronto!

Cuando parece que Él no estuviera haciendo nada, cuando la situación se hace más difícil y queremos arreglar las cosas inmediatament e y como sea, ¡cuidado! Es en esos momentos que Dios está trabajando realmente en nuestra vida. Él no se mueve según nuestro tiempo, sino según el suyo.

Cuando aprendemos a esperar en el Señor y en sus promesas, podemos confiar en que Él nunca llegará ni demasiado pronto, ni demasiado tarde, sino en el tiempo perfecto.

Así se hace viva la Palabra de Dios a través de nuestro hermano Santiago, quien dice que la prueba de nuestra fe produce paciencia. Cuando esa paciencia obra en su totalidad en nuestra vida, podemos ver con mayor claridad cómo la poderosa mano del Señor ha actuado durante el precioso tiempo de espera en Él.

Espera hoy en el Señor con la certeza
de que a los que aman a Dios todas
las cosas les ayudan a bien.



Enviado por: Taty

COMENZO COMO UN JUEGO

Comenzó como un juego, en la noche de bodas. Fue apenas una pizca de polvo blanco que su flamante esposo le ofreció. Casi como regalo. Casi como premio. Casi como homenaje. Y Kerri Miller, de veintidós años de edad, estudiante de derecho, inteligente, brillante, la tomó.

Kerri aspiró el polvillo como un juego, como una diversión, como algo que se hace una sola vez para luego olvidar lo. Pero la cocaína la esclavizó como suele hacer, y la esclavitud duró seis años.

A los veintiocho años Kerri Miller ya había conocido de todo: la droga dicción, la prostitución, el divorcio, el suicidio del ex esposo, la pérdida del único hijo y un derrame cerebral. Y todo había comenzado seis años antes, como un juego.

Esta triste historia describe la odisea de una joven norteamericana, inteligente, trabajadora, brillante, aventajada estudiante de derecho, que se casó con un europeo veinte años mayor que ella. El marido la indujo a probar cocaína, y ella la probó. La primera inhalación «fue algo divertido», recordó ella. Pero con dos o tres veces más, ya estaba presa de la droga.

Muchos vicios empiezan como juego. «Es divertido fumar a escondidas de los padres», dice el niño de diez años. Y no sabe que el tabaco lo hará presa de él, con probabilidades de quitarle la vida con un cáncer en los pulmones. «Es divertido jugar al amor», dice la joven adolescente. Y no sabe que ese primer juego divertido la dominará, con probabilidades no sólo de dejarla embarazada sin querer, sino de contraer una enfermedad venérea o hasta el SIDA.

«Es divertido, casi un juego inocente, quedarse con dinero de la caja», dice el joven empleado de comercio. Y ese juego inocente termina mandándolo a la cárcel con una condena de muchos años.

Los vicios, las drogas, las faltas a la moral y el rechazo rebelde de toda autoridad al principio parecen juego, pero con el tiempo se convierten en males que el incauto ha dejado entrar en su vida.

Sólo Jesucristo, todopoderoso Señor y Salvador, puede salvar al joven, a la señorita, a cualquiera, del poder dominante y engañador del vicio. Pero a Jesucristo hay que recibirlo. Hay que coronarlo Señor, Dueño y Rey de la vida. Sometámonos al señorío de Cristo, y Él nos salvará.

Hermano Pablo.

CUANDO SE PASAN LAS SEÑALES

Fue una carrera loca por una vía cubierta de nieve en los Alpes austriacos, una carrera perfecta para aquellos a quienes les encanta esquiar. Werner Schultz, joven alpinista, la aprovechó al máximo, descendiendo a ochenta kilómetros por hora en sus esquís. Al final de la vía se encontraba una calle transversal, y en la intersección de las dos una señal que decía: «Alto».

Werner no pudo parar. Esquiando a la increíble velocidad que había adquirido en los tres kilómetros de bajada, chocó de frente contra el poste de la señal. Con el cuerpo quebró el poste, que a su vez le quebró a él la frente. Sobre su cuerpo inerte quedó, todavía intacta, la señal de advertencia: «Alto».

Nadie niega que las señales de «Alto» son necesarias en calles muy transitadas. No se ponen allí por capricho sino por precaución. La gran mayoría de accidentes en las vías ocurre porque los conductores no obedecen la señal de «Alto». Ignoran la señal, lo cual produce el choque.

¿Por qué hay tantas calamidades en esta vida? ¿Por qué abundan el dolor y el infortunio en nuestra sociedad? ¿Por qué sufre el ser humano las desgracias que le ocurren?

Dios puso en su Santa Palabra diez señales de «Alto». A éstas se les conoce como los Diez Mandamientos. Cumplirlos es disfrutar de paz y armonía. Ignorarlos es chocar contra ellos y sufrir las consecuencias.

¿Cuáles son esas señales? He aquí, en pocas palabras, el decálogo de Moisés:

1. No servirás a dioses ajenos. 2. No te harás imagen de ninguna cosa en el cielo, en la tierra o debajo de la tierra. 3. No tomarás el nombre de Dios en vano. 4. Acuérdate del día de reposo, para santificarlo. 5. Honra a tu padre y a tu madre. 6. No matarás. 7. No cometerás adulterio. 8. No hurtarás. 9. No darás falso testimonio. 10. No codiciarás.

Estos Diez Mandamientos son las señales de «Alto» que Dios nos dio para ayudarnos a vivir correctamente, a caminar en justicia y a disfrutar de la vida. La única manera en que podemos disfrutar de todo lo bueno que Él nos ha provisto es no infringir esos «Altos», que ha puesto para nuestro bienestar físico, moral y espiritual.

¿Es posible obedecer esas leyes? Sí, pero sólo si el dador de ellas vive en nuestro corazón. Cuando Dios está en nosotros, tenemos vía libre para andar perfectamente por esta vida. Él desea que nos sintamos totalmente realizados como seres humanos. Y sabe que eso es precisamente lo que sucede cuando tomamos a pecho todas sus disposiciones, incluso sus diez señales de «Alto».

Hermano Pablo.

CREO EN TI SEÑOR

Este pobre clamo, y le oyó Jehová, y lo libro de todas sus angustias “ ( Salmos 34 :6 )
Unos días antes de que recibieras a Cristo en tu vida, muchos se te acercaban para hablarte de las maravillas que Dios hace, de las grandes soluciones demostradas en la Biblia, y de los maravillosos milagros actuales. Todo eso te motivo para dar el paso al frente, ya que te estaban ofreciendo un panorama de rosas.

Los que tomaban licor, lo dejaban a un lado, los mujeriegos y adúlteros en general, formalizaban sus vidas, y poco a poco, fuimos viendo los grandes cambios externos e internos, que nos motivaban a seguir creyendo que Dios es real, que Dios existe y que Dios es nuestro buen pastor y Padre compasivo.

Esa es una forma de ir creyendo en Dios, por todas las cosas buenas, maravillosas y especiales que nos hacen fortalecer la fe. Cada coro, Himno, o servicio religioso, resulta ser un aliciente mas a nuestra fe, y la defendemos a capa y espada con quien sea.

Luego de ese primer nivel de la vida cristiana, vendrá la escuela de las pruebas, para ver que hay en nuestro corazón, comenzaremos a extrañar, las amplias avenidas de bendiciones a nuestro favor, hasta que llegue el momento, en el que tu y yo, nos encontremos frente a frente con Dios, cuando ya nadie puede ayudar, cuando no existan formulas terrenales, ni instituciones financieras ni ciencia alguna que nos de ni por lo menos un 1% de posibilidades de subsistir en este planeta tierra, que cada día es mas y mas complicado vivir.

Es en ese momento, de nuestro máximo sufrimiento, dolor y angustia, cuando se conocerá, quien verdaderamente, es un cristiano.
Es allí, donde debemos confirmar todo el gozo en medio del dolor, el desierto y la soledad, es allí cuando debemos decirle a Dios, aun en medio de un océano de incredulidad que se nos cruce, desde los dedos de los pies hasta la cabeza, que creemos en El, Es allí, en medio del desierto, y con aves de rapiña, esperando que caigas muerto, porque ya tus días, están marcando días en los que vas ” arrastrándote”, dejando las huellas de un moribundo, que debes de decir:

Creo en ti, Señor.

Es en el momento, cuando estas desempleado, y te debes poner la corbata, o el vestido elegante y acompañar una sonrisa para visitar a un enfermo o asistir al templo, cuando no llevas nada en el bolsillo, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es en el momento de tu vida, cuando no hay para ir al supermercado, todas las cuentas por pagar, están con cuatro meses de atraso, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es en el tiempo, cuando el medico te da los resultados de un examen y te dice que tu o un familiar tiene una enfermedad incurable, que debes decir”

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando te vez rodeado de enemigos, y tu terreno con un muro sin escape, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando tomas la Biblia, en tus manos, y otro día pasa, sin suceder el milagro esperado, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando, llamas al pastor, a los ancianos de la iglesia, a los programas de radio y television cristiana, a los amigos y haces promesas, y aun así, no recibes nada de lo que has pedido, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando has ido de la mano de Dios, como un valioso obrero, con un excelente testimonio, y de pronto, te vez traicionado por los amigos, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando tu fidelidad ha sido tu forma de vida, en el templo, con Dios, con tu familia, y de repente, eres traicionado, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Aunque el cielo mismo se derrita; Aunque pasen mil años y no me respondas; Aunque el diablo me diga tu no existes; Aunque la higuera no floresca, como dijo Habacuc; Aunque me quites la vida; Aunque me apagues el sol; Aunque no caiga mana del cielo; Aunque los profetas hayan mentido; Aunque mi mar rojo no se parta en dos; Aunque mi rió Jordán no se seque para pasar; Aun lleno de lepra; gritare:

Hijo de David….” ten misericordia de mi”, y te seguiré, aun arrastrándome, llegare, a ti…
para decirte…..Jesús….creo en ti!
sí mi Rey… creo en ti!