martes, 16 de septiembre de 2008

SIEMPRE ESTA EN EL PUENTE

Lectura: Josué 1:1-9
. . . no te dejaré ni te abandonaré. --Josué 1:5.
Mi amigo Ralph tuvo la emocionante experiencia de hacer un corto crucero en el portaaviones USS Kennedy. Vio cómo despegaban aviones de combate, cómo aterrizaban y hacían maniobras. Le dijeron que siempre que los aviones despegan o aterrizan --las cuales son operaciones peligrosas-- el capitán mira desde el puente. Incluso si los aviones están volando continuamente, él se queda en el puente, dormitando un poquito entre uno y otro si es necesario. Así que cada vez que un piloto despega o aterriza en la cubierta, sabe que su capitán siempre está de guardia.
En la lectura bíblica para hoy, cuando llegó el momento de que Josué asumiera el liderazgo de Israel, necesitaba la seguridad de que Dios estaría con él igual que había estado con Moisés. Los israelitas sabían que Moisés tuvo dirección divina durante su peregrinación por el desierto porque Dios los condujo por medio de una columna de fuego y una nube.
Pero, ¿y Josué? Dios le prometió: "Así como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré" (Josué 1:5). Josué pudo dirigir a Israel con la absoluta confianza de que Dios siempre estaba velando sobre ellos.
Adondequiera que estemos, cualquiera que sea la empresa osada en la que estemos involucrados, o sea cual fuere la batalla espiritual que estemos encarando, tenemos la confianza de que Dios está con nosotros. Y lo que es más, Dios nos guía, nos protege y nos dirige. ¡Él siempre está en el puente!
EL CRISTIANO ENCUENTRA SEGURIDAD, NO EN LA AUSENCIA DEL PELIGRO, SINO EN LA PRESENCIA DE DIOS.

POEMA: TEN FE

¿Por qué temo de todo, si Dios está conmigo?
¿Donde está la confianza que me inspira la fe?
¿Tiene más importancia mi mortal enemigo
que El que todo lo puede y El que todo lo ve?

Alma mía, ya no sufras infundados temores,
bien es cierto que tienes a tu lado enemigos
y es bien cierto, que todos tienen planes traidores,
más también ve que tienes verdaderos amigos.

No los busques tan solo por el mundo que habitas,
puede ser que en el mundo no hallarás alguno
¡Oye bien la Plegaria que en la noche recitas
y verás que en el Cielo, tienes todos en Uno!

¿No es acaso tu amigo quién te dió inteligencia
porque puso a tu alcance tanto el bien como el mal?
¿No es acaso tu amigo quién te dio de su esencia
para hacerte con ella, para siempre inmortal?

Alma mía, no te ofusques porque sientas temores,
nunca pierdas por ellos tu preciada razón;
es a veces forzoso que sintamos dolores,
¡Por que nunca olvidemos nuestra humana armazón!

Hoy que estás abatida, ten confianza en el Cielo
y prosigue en la lucha con titánico pie,
ya verás como triunfas a pesar del desvelo,
¡Porque Dios es tu Amigo y ha premiado tu Fe!

Autor: Mario Garrido Lecona

AHORA SERE AMADA

Una de las tragedias más grandes del ser humano es no sentirse amado. No es solo un problema de la mujer, sino del ser humano en general. Una de las mayores necesidades del ser humano es la de amor y pertenencia.

Cuando el ser humano se siente carente del amor verdadero y no tiene la sensación de pertenencia, entonces descubre que su vida no tiene sentido. El problema radica entonces en el esfuerzo desesperado que hacemos por basar nuestro valor en ese sentimiento de pertenencia.

Queremos sentirnos importantes a través del hecho de ser amados.

Lea llamo a su primer hijo Rubén porque ella dijo: “Dios miró mi aflicción” (Gen. 29:32) derivada de tener que compartir los afectos de su marido. “¡Tengo la solución!- pensó. ¡Ahora si me amará mi marido!” y aunque ese hijo era la respuesta del amor de Dios
para ella, Lea lo transformó en el camino para restaurar o mantener una relación que –según pensaba ella- la llevaría a la plenitud de su identidad. ¡Cuán equivocada estaba!

Muchas veces queremos buscar en cada una de nuestras relaciones el cimiento de nuestra valía personal. Demandamos del cónyuge, de los hijos, de los amigos, de la iglesia y del entorno algo que nadie nos puede dar. Pensamos que cada uno de ellos tiene la respuesta a nuestra carencia. Pero no es así. Si únicamente tenemos tales planteamientos, pronto aparecerán los “¡si tan solo mi esposo/a no fuera así!” “Si mis hijos… si la iglesia…, entonces yo sería y me sentiría mejor”.

Hoy necesitas recordar que tu valor no está fundamentado en una
relación. Tu valor reside en el amor de Dios por ti. Somos honorables para él. Eres honorable, de gran estima a sus ojos. Es esa la verdadera fuente de la verdadera autoestima.

¿El resultado? Bueno…, es lógico. Cuando comprendemos ese principio, las relaciones se estrechan y amamos lo que no es digno de amar. Ese amor se extiende hasta el mundo que perece sin Dios y sin esperanza. Tu serás solamente un canal que procede de la verdadera fuente y que lleva en si el verdadero amor de Dios.

“¡Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo, y me venciste”. Jeremías 20.7

Deja que Dios te seduzca con su amor, déjate seducir por el Señor. Acepta su amor incomparable y perfecto.

“¿O pensáis que la Escritura dice en vano: «El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos anhela celosamente»?” Santiago 4.5

Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé. Isaías 43:4.


Dios nos ama con celo, nos quiere para Él, Él quiere ocupar el primer lugar en nuestros corazones, EL PRIMER LUGAR, no el segundo ni el tersero, EL PRIMERO!

lunes, 15 de septiembre de 2008

DORMIDO EN LA TORRE DE CONTROL

Uno tras otro, los grandes aviones fueron aterrizando en el aeropuerto. Hacía buen tiempo, y las señales de radio y las luces de aterrizaje funcionaban como debían. Las instrucciones emitidas desde la torre de control del aeropuerto de Ankara, Turquía, eran claras. Fue así como aterrizaron dieciséis aviones esa noche entre las 0 horas y las 6 de la mañana.

Sin embargo, el controlador aéreo Guclu Cevik, que sufría de narcolepsia, había estado dormido la mayor parte del tiempo.

Semidormido, había dado, mecánicamente, las instrucciones. Por suerte y de milagro, no ocurrió ningún accidente.

Es terrible cuando, por obligación del cargo o del oficio, el que tiene que estar bien despierto y alerta se duerme en su trabajo.

¿Qué le puede pasar a un autobús repleto de pasajeros, que anda por un camino montañoso, si el chofer se duerme? ¿Qué le puede pasar a un barco ballenero que se arriesga en un mar turbulento, plagado de témpanos de hielo, si el timonel se duerme?

Los centinelas que vigilan el cuartel no deben dormirse. Los agentes de policía que cuidan el vecindario no deben dormirse. Las enfermeras que, en la unidad de cuidados intensivos, controlan los aparatos que regulan los signos vitales no deben dormirse.

Por lo mismo, un padre que tiene hijos pequeños y adolescentes tampoco debe dormirse. Los traficantes de drogas saben cómo iniciar a un joven en la nefanda adicción de marihuana y cocaína. Los programas de televisión saben cómo incitar al incauto en la pornografía y el crimen. Detrás de cada amigo ocasional puede esconderse un secuestrador de mentes, de corazones y de vidas.

Descuidarse en la educación moral, especialmente de los hijos pequeños, es dormirse cuando más necesitan ellos un padre alerta. Permitir que los hijos se críen por su cuenta, sin dirección, sin escuela, sin iglesia y sin Dios, es entregarlos en manos de ladrones del alma, que listos están para chuparse la última gota de sangre moral y espiritual.

Si los que somos padres o madres queremos hijos inteligentes, sanos, limpios y con valores morales, debemos vigilar con celo constante sus actividades. Por todos lados hay peligrosas tentaciones que llaman a los jóvenes con una atracción casi irresistible, y únicamente con un fuerte respaldo hogareño podrán ellos vencer esas tentaciones.

Quien nos ayudará a velar por nuestros hijos es Jesucristo, el Señor viviente. Invitémoslo a vivir en nuestro corazón, de modo que forme parte de nuestra vida y de nuestro hogar.

Hermano Pablo.

TRES MILLONES DE ORACIONES

La vida entró en un eclipse siniestro para Craig Shergold, niño inglés de once años de edad. Un tumor había aparecido en su cerebro. Comenzó entonces la odisea por la que pasan muchos enfermos: análisis continuos, terapias intensivas, internaciones periódicas en el hospital y esperanzas que brotan en la mañana para morir en la tarde.

Cuando se publicó su caso, comenzaron a llover le cartas. Cartas con palabras de aliento, de simpatía y de promesas de oración.

Cartas que en un momento llegaron a más de tres millones trescientos mil, y tantas oraciones produjeron su efecto. Craig Shergold tuvo una reacción formidable.

Quedó fuera de peligro. «Dios tenía que contestar más de tres millones de oraciones», concluyó su madre Marion.

Hoy en día la gente hace poco caso de la oración. A muchos les parece, a lo sumo, una confesión de debilidad, y más probablemente algo completamente inútil. No creen que hay un Dios Todopoderoso que tiene interés en los seres humanos, y no creen que unas pocas palabras que parten de un corazón angustiado pueden recibir respuesta.

Sin embargo, la oración sigue siendo una fuerza poderosa aunque inexplicable. Por cierto, la oración es la única fuerza espiritual que puede usar el ser humano. Dios ciertamente contesta tres y aun más millones de oraciones. Pero también, y esto es lo maravilloso, Dios contesta una sola oración.

Jesucristo dijo: «Tengan fe en Dios…. Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán» (Marcos 11:22,24). Cuando el hombre se siente sano, fuerte y dueño de la vida, no piensa en buscar a Dios. Pero cuando a ese mismo hombre lo golpea el infortunio, dobla entonces las rodillas, aun sin quererlo. Y Dios, que es mucho más noble, más bueno, más misericordioso y más comprensivo que el hombre, se apiada del pobre ser angustiado y lo socorre.

No es necesario sufrir una desgracia para comenzar la práctica de la oración. Ésta debiera ser la primera expresión de cada día, y la más sublime actividad de la vida. Es cuando el hombre habla con Dios que de veras llega a ser el ser superior de la creación.

Hermano Pablo

PASTOR EDGAR HERNANDEZ


Este pasado domingo estuvo en la iglesia La Paz predicando el pastor Edgar Hernández y fue de mucha bendición.

ORACIÓN POR SANIDAD