viernes, 29 de agosto de 2008

VUELVE A CASA

Había una vez una viuda, que vivía con su hijo en un miserable desván. Años atrás, la mujer se había casado en contra de la voluntad de sus padres y se marchó a vivir con su esposo en un lejano país.
Su esposo fue un hombre infiel e irresponsable y después de varios años, murió son haber hecho provisión alguna para ella y su hijo. Con gran dificultad, logró hacer frente a las necesidades básicas de la vida.
Los momentos más felices en la vida del niño, fueron cuando la madre lo tomaba en sus brazos y le contaba sobre la casa de su abuelo en el antiguo país. Ella le hablaba sobre el césped verde, los elevados árboles, las flores silvestres, las hermosas pinturas y las deliciosas cenas.
El chico nunca había visto la casa de su abuelo, pero para él, era el lugar más hermoso en todo el mundo. Anhelaba la llegada del momento, en que iría a vivir allí.
Cierto día, el cartero tocó a la puerta del desván. La madre reconoció la escritura en el sobre y con dedos temblorosos lo abrió. En su interior había un cheque y una hoja de papel en la que podía leerse solo tres palabras: “Vuelve a casa”.
Igual que este padre y el hijo pródigo, nuestro Padre celestial extiende sus brazos y nos recibe otra vez, en aquel lugar de descanso y restauración espiritual, al final de un día agotador.
Dios no nos pide que nos preparemos a recibir el castigo por los fracasos del día. Él tan solo nos da la bienvenida a sus sanadora presencia, como hijos redimidos por la sangre de su propio Hijo. Es allí, donde Él nos asegura que comprende nuestros dolores, fracasos y nos concede el milagro de milagros: continúa amándonos.
El Padre, te extiende un llamado para que regreses a casa. ¿Por qué no concluyes tu día, en la comodidad y provisión de su presencia?

Lucas 15:24Porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado.

UNA NOBLE PETICION

Lectura: Hechos 9:1-9
Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? . . . --Hechos 9:6 (RV-60).
Cuando era estudiante de seminario, a menudo me sentía impresionado con las historias de cristianos que causaban un gran impacto para Dios. Así que le pedía al Señor que me diera el mismo poder y discernimiento espiritual que ellos tenían. Superficialmente, eso parece una petición noble. Pero un día me di cuenta de que en realidad era una oración egoísta. Entonces, en vez de pedir a Dios que me hiciera como otra persona, comencé a pedirle que me mostrara lo que Él quería que yo hiciera.
Cuando Saulo de Tarso se convirtió en el camino a Damasco, hizo dos preguntas. La primera fue: "¿Quién eres, Señor?" Al darse cuenta de que estaba en la presencia del Dios vivo, sólo una pregunta importaba: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?" (Hechos 9:5-6). Saulo reconocía que la obediencia a la voluntad de Dios para él tenía que ser el foco central del resto de su vida.
Las peticiones sobre salud, sanidad, éxito e incluso poder espiritual no son malas. Pero se pueden convertir en oraciones egoístas si no fluyen de un corazón decidido a obedecer a Dios. Jesús dijo: "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre" (Juan 14:21). La obediencia expresa nuestro amor a Dios y nos capacita para experimentar su amor por nosotros.
¿Has hecho esa noble pregunta: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?"
LA MEJOR MANERA DE CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS ES ENTREGÁNDOLE LA NUESTRA.

jueves, 28 de agosto de 2008

HOY.. RECUEDO QUE HE SIDO COMPRADO POR ALTO PRECIO

“ Sabiendo que fuistéis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteís de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” I Ped 1:18-19
Cuando permanezco al pie de la cruz veo manos , pies y costado de Jesús destilando su sangre carmesí. Es una fuente preciosa capaz de limpiar, lavar y perdonar asi como reparar las áreas destruidas de mi vida. A través de su sangre preciosa yo fui reconciliado con Dios.
Hoy, necesito recordar que el precio pagado por mi ha sido muy alto. La sangre preciosa del cordero y por ello necesito vivir en el mismo valor pagado por mi. La sangre de Cristo es preciosa por que su poder es capaz de limpiar todo mi pasado. “Aunque mis pecados sean como escarlata, ellos serán blancos como la nieve.” Mediante la sangre de Jesús no hay mancha que ha quedado sobre ninguno creyente, ninguna arruga ni ninguno resto de mi vida pasada.
Hoy, mi corazón está nuevamente agradecido al Señor por haber pagado tan alto precio por mi. mediante su sangre él me ha hecho limpio, quitando las manchas de iniquidad abundante, y permitiendo que yo permanezca aceptado en el amado, a pesar de las muchas maneras en queyo me he rebelado contra mi Dios. La sangre de Cristo es asimismo “preciosa” en su poder preservador. Hoy estoy a salvo del ángel destructor porque estoy debajo de la sangre preciosa.A veces no entiendo todo el poder contenido en la sangre de Jesús, pero cuando el ojo de la fe se opaca, el ojo de Dios es el mismo. La sangre de Cristo es “preciosa” también en su influencia santificadora. La misma sangre que justifica echando lejos de mi el pecado después toma la acción,de acelerar la naturaleza nueva y conducirme por encima del pecado y obedecer los mandamientos de Dios.
No hay móvil para la santidad tan grande como la que fluye desde las venas de Jesús. Y esta preciosa sangre tiene poder vencedor, por que escrito está y “Ellos le han vencido mediante la sangre del Cordero.” Ante la sangre de Jesús! el pecado muere en su presencia, la muerte cesa de ser muerte: las puertas de cielo se abren. Oh, preciosa sangre..gran precio pagado por mi.

“ Señor. Gracias por el precio que has pagado por este pobre pecador. Tu amor ha sido y es tan grande. Jamás me abandonas y en tu sangre no solo encuentro perdon, justificación y santificación sino también victoria contra el mal. Ese precio es muy grande así como tu eres grande. Amén.

LA CASCARA DE HUEVO

“¡Te odio, Alicia!”, le gritó Tom. “¡Más nunca vuelvas a entrar a mi cuarto! ¡Eres una ladrona!”
“¡Eh, que dices!”, llamó el abuelo, que venía por el pasillo. “¿De qué se trata toda esta gritería?”
“Tom dice que yo le robé sus tijeras, pero yo no lo hice”, gritó Alicia desde su habitación. “¡Él es un mentiroso y también es mejor que no vaya a entrar en mi habitación!”, terminó de decir Alicia y cerró la puerta de un tirón.
Con un suspiro, el abuelo revisó la estancia. No pasó mucho tiempo antes de que él descubriera las tijeras de Tom sobre la mesa del pasillo. Ambos niños, muy enojados, insistieron en que el otro las había dejado allí.
“¡Silencio!”, ordenó el abuelo. Les hizo señas de que les siguieran y se dirigió hacia la cocina, donde puso un huevo y una taza vacía sobre la mesa.
“¡Alicia, rompe este huevo y échalo en la taza!”, le dijo el abuelo. Los niños se preguntaban dónde se dirigía el abuelo con todo esto, pero Alicia obedeció.
“¡Ahora, tú, pon el huevo de regreso dentro de la cáscara. Por favor, en la misma forma en que estaba antes!”, le dijo el abuelo a Tom.
Tom frunció el ceño. “¿Qué quieres decir?”, le preguntó. “Esto es imposible abuelo. Tú no puedes arreglar un huevo roto”.
“¿Igual que Humpty Dumpty, no?”, dijo el abuelo con una risita. Entonces se puso serio. “El punto es que hay otra cosa como Humpty Dumpty, algo que NO puede ser arreglado fácilmente. Estoy pensando en los sentimientos. Niños, ustedes se dijeron cosas feas entre sí. Recoger las palabras es algo tan imposible como componer un huevo”.
Ambos niños se sintieron mal. “Nunca se les olvide lo dañinas que pueden ser las palabras”, les advirtió el abuelo. “Dios dice que la lengua es como un fuego que no puede ser apagado. Así es el gran daño que pueden hacer las palabras. Aun cuando dices que lo sientes, esto no hace que se desaparezcan”.
“Lo siento”, Tom le dijo a su hermana.
“Sí, … bueno,… yo también”, contestó Alicia. “Puedes entrar en mi habitación, si lo deseas”.
¿Qué tal Tú?¿Tienes cuidado de las palabras que dices, o dices las cosas antes de pensarlas? Aun cuando te disculpas, la otra persona puede que aún recuerde esas palabras que dijiste. Pídele a Dios que te ayude a controlar tu lengua.

Efesios 4:29No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.

MAS QUE DESEAR

Lectura: Mateo 6:5-15
. . . vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis. --Mateo 6:8.
Cuando era niño, a C. S. Lewis le gustaba leer los libros de E. Nesbit, sobre todo Five Children and It [Cinco niños y ello]. En este libro, un grupo de hermanos y hermanas descubren, un día de fiesta de verano, un hada de arena que les concede un deseo todos los días. Sin embargo, cada uno de los deseos trae a los niños más problemas que felicidad porque no pueden prever los resultados de obtener todo lo que piden.
La Biblia nos dice que presentemos nuestras peticiones a Dios (Filipenses 4:6). Pero la oración es mucho más que decir a Dios lo que queremos que haga por nosotros. Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar comenzó recordándoles: "Vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis" (Mateo 6:8).
Lo que conocemos como "El Padrenuestro" trata más acerca de vivir en una creciente y confiada relación con nuestro Padre celestial que acerca de obtener lo que queremos de Él. A medida que crece nuestra fe, nuestras oraciones se vuelven menos una lista de deseos y más una conversación íntima con el Señor.
Hacia el final de su vida, C. S. Lewis escribió: "Si Dios hubiera contestado todas las oraciones tontas que he hecho en mi vida, ¿dónde debería estar ahora?"
La oración es colocarnos en la presencia de Dios para recibir de Él lo que en verdad necesitamos. NUESTRO MAYOR PRIVILEGIO ES HABLAR CON DIOS; NUESTRO MÁS ALTO DEBER ES ESCUCHARLE.

miércoles, 27 de agosto de 2008

CUANDO CONOCES LA VERDAD

El tren ha comenzado a moverse. Está cargado de gente de todas las edades, la mayoría obreros y jóvenes estudiantes de universidad, tanto hombres como mujeres. Cerca a la ventana se sentaba un anciano con su hijo de 30 años.
Mientras el tren se mueve, el hijo está sobrecogido de gozo, encantado por el paisaje fuera.
“Ve, papá, el paisaje de los árboles verdes alejándose es muy hermoso”.
Esta conducta del hijo de 30 años hizo que los demás se sintieran incómodos con él. Todos comenzaron a murmurar una cosa u otra acerca de este hijo.
“Este tipo parece estar loco”, el recién casado Anup le susurró a su esposa.
De repente comenzó a llover. Las gotas de lluvia cayeron sobre los pasajeros a través de la ventana abieta. El hijo de 30 años, lleno de gozo decía: “Ves, papá, cuán hermosa es la lluvia…”
La esposa de Anup se molestó con las gotas de lluvia, ya que caían sobre su nuevo vestido, dañándolo.
“Anup, ¿no puedes ver que está lloviendo? Usted, anciano. Si su hijo no se siente bien, llévelo a un asilo mental pronto y no moleste a los demás”.
El anciano titubeó primero y entonces contestó en tono bajo: “Regresamos a casa del hospital. Mi hijo fue dado de alta esta mañana. Nació ciego y no fue sino hasta la semana pasada que recobró la vista. La lluvia y la naturaleza son nuevas a sus ojos. Por favor, perdónennos la inconveniencia causada”.
Enviado por Kartik Bodawala, Indi
¡Cuán necesario nos es el empatizar con los demás y tratar de colocarnos en sus zapatos! Y es que muchas veces lo que aparenta ser la realidad a primera vista, simplemente no lo es. Tal vez la clave consista en siempre darle a los demás el beneficio de la duda, reconociendo que lo que hacen debe tener sentido en sus mentes y corazones, que tal vez sea motivado por un trasfondo distinto al nuestro y que tal vez sea solo una reacción transitoria. Dejemos de jugar a ser dios y aceptemos que nunca tendremos toda la información ni comprensión completa de situación alguna y que, al emitir juicio debemos estar conscientes de ello. Si así lo hacemos, podremos siempre extender una mano amiga y tierna a quien ha experimentado menos bendiciones que nosotros. Adelante y que el Señor les bendiga.

Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparadopara los que lo aman». 1 Corintios 2:9

CAIDA LIBRE

Lectura: Deuteronomio 32:1-14
El eterno Dios es tu refugio, y debajo están los brazos eternos. . . . --Deuteronomio 33:27.
En el tierno cántico de Moisés que encontramos en la lectura bíblica para hoy, a Dios se lo presenta como un águila madre dedicada en quien sus polluelos pueden confiar, incluso en la aterradora experiencia de aprender a volar (Deuteronomio 32:11-12).
Un águila madre construye un nido cómodo para sus polluelos y lo acolcha con plumas de sus propio pecho. Sin embargo, el instinto dado por Dios que construye ese nido seguro también obliga a los polluelos a salir de ahí al poco tiempo. Las águilas están hechas para volar, y el águila madre no deja de enseñarles. Sólo entonces llegan a ser aquello para lo que fueron creadas.
Así que un día, el águila madre desarregla las ramitas del nido haciéndolo un lugar incómodo. Entonces agarra a un aguilucho perplejo, se eleva en los cielos y lo deja caer. El avecilla comienza una caída libre. ¿Dónde está mamá ahora? No está lejos. Al poco rato baja en picada y atrapa al pichón sobre una fuerte ala. Repite este ejercicio hasta que cada uno de los aguiluchos puede volar solo.
¿Tienes miedo a la caída libre? ¿No estás seguro de dónde vas a caer o qué tan duro te vas a golpear? Recuerda, Dios volará para rescatarte y abrirá sus brazos eternos debajo de ti. También te va a enseñar algo nuevo y maravilloso a través de ello. No hay que tener miedo a caer en los brazos de Dios.
EL AMOR DE DIOS NO NOS EVITA LAS PRUEBAS, SINO QUE NOS SOSTIENE EN MEDIO DE ELLAS.