jueves, 28 de agosto de 2008

LA CASCARA DE HUEVO

“¡Te odio, Alicia!”, le gritó Tom. “¡Más nunca vuelvas a entrar a mi cuarto! ¡Eres una ladrona!”
“¡Eh, que dices!”, llamó el abuelo, que venía por el pasillo. “¿De qué se trata toda esta gritería?”
“Tom dice que yo le robé sus tijeras, pero yo no lo hice”, gritó Alicia desde su habitación. “¡Él es un mentiroso y también es mejor que no vaya a entrar en mi habitación!”, terminó de decir Alicia y cerró la puerta de un tirón.
Con un suspiro, el abuelo revisó la estancia. No pasó mucho tiempo antes de que él descubriera las tijeras de Tom sobre la mesa del pasillo. Ambos niños, muy enojados, insistieron en que el otro las había dejado allí.
“¡Silencio!”, ordenó el abuelo. Les hizo señas de que les siguieran y se dirigió hacia la cocina, donde puso un huevo y una taza vacía sobre la mesa.
“¡Alicia, rompe este huevo y échalo en la taza!”, le dijo el abuelo. Los niños se preguntaban dónde se dirigía el abuelo con todo esto, pero Alicia obedeció.
“¡Ahora, tú, pon el huevo de regreso dentro de la cáscara. Por favor, en la misma forma en que estaba antes!”, le dijo el abuelo a Tom.
Tom frunció el ceño. “¿Qué quieres decir?”, le preguntó. “Esto es imposible abuelo. Tú no puedes arreglar un huevo roto”.
“¿Igual que Humpty Dumpty, no?”, dijo el abuelo con una risita. Entonces se puso serio. “El punto es que hay otra cosa como Humpty Dumpty, algo que NO puede ser arreglado fácilmente. Estoy pensando en los sentimientos. Niños, ustedes se dijeron cosas feas entre sí. Recoger las palabras es algo tan imposible como componer un huevo”.
Ambos niños se sintieron mal. “Nunca se les olvide lo dañinas que pueden ser las palabras”, les advirtió el abuelo. “Dios dice que la lengua es como un fuego que no puede ser apagado. Así es el gran daño que pueden hacer las palabras. Aun cuando dices que lo sientes, esto no hace que se desaparezcan”.
“Lo siento”, Tom le dijo a su hermana.
“Sí, … bueno,… yo también”, contestó Alicia. “Puedes entrar en mi habitación, si lo deseas”.
¿Qué tal Tú?¿Tienes cuidado de las palabras que dices, o dices las cosas antes de pensarlas? Aun cuando te disculpas, la otra persona puede que aún recuerde esas palabras que dijiste. Pídele a Dios que te ayude a controlar tu lengua.

Efesios 4:29No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.

MAS QUE DESEAR

Lectura: Mateo 6:5-15
. . . vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis. --Mateo 6:8.
Cuando era niño, a C. S. Lewis le gustaba leer los libros de E. Nesbit, sobre todo Five Children and It [Cinco niños y ello]. En este libro, un grupo de hermanos y hermanas descubren, un día de fiesta de verano, un hada de arena que les concede un deseo todos los días. Sin embargo, cada uno de los deseos trae a los niños más problemas que felicidad porque no pueden prever los resultados de obtener todo lo que piden.
La Biblia nos dice que presentemos nuestras peticiones a Dios (Filipenses 4:6). Pero la oración es mucho más que decir a Dios lo que queremos que haga por nosotros. Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar comenzó recordándoles: "Vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis" (Mateo 6:8).
Lo que conocemos como "El Padrenuestro" trata más acerca de vivir en una creciente y confiada relación con nuestro Padre celestial que acerca de obtener lo que queremos de Él. A medida que crece nuestra fe, nuestras oraciones se vuelven menos una lista de deseos y más una conversación íntima con el Señor.
Hacia el final de su vida, C. S. Lewis escribió: "Si Dios hubiera contestado todas las oraciones tontas que he hecho en mi vida, ¿dónde debería estar ahora?"
La oración es colocarnos en la presencia de Dios para recibir de Él lo que en verdad necesitamos. NUESTRO MAYOR PRIVILEGIO ES HABLAR CON DIOS; NUESTRO MÁS ALTO DEBER ES ESCUCHARLE.

miércoles, 27 de agosto de 2008

CUANDO CONOCES LA VERDAD

El tren ha comenzado a moverse. Está cargado de gente de todas las edades, la mayoría obreros y jóvenes estudiantes de universidad, tanto hombres como mujeres. Cerca a la ventana se sentaba un anciano con su hijo de 30 años.
Mientras el tren se mueve, el hijo está sobrecogido de gozo, encantado por el paisaje fuera.
“Ve, papá, el paisaje de los árboles verdes alejándose es muy hermoso”.
Esta conducta del hijo de 30 años hizo que los demás se sintieran incómodos con él. Todos comenzaron a murmurar una cosa u otra acerca de este hijo.
“Este tipo parece estar loco”, el recién casado Anup le susurró a su esposa.
De repente comenzó a llover. Las gotas de lluvia cayeron sobre los pasajeros a través de la ventana abieta. El hijo de 30 años, lleno de gozo decía: “Ves, papá, cuán hermosa es la lluvia…”
La esposa de Anup se molestó con las gotas de lluvia, ya que caían sobre su nuevo vestido, dañándolo.
“Anup, ¿no puedes ver que está lloviendo? Usted, anciano. Si su hijo no se siente bien, llévelo a un asilo mental pronto y no moleste a los demás”.
El anciano titubeó primero y entonces contestó en tono bajo: “Regresamos a casa del hospital. Mi hijo fue dado de alta esta mañana. Nació ciego y no fue sino hasta la semana pasada que recobró la vista. La lluvia y la naturaleza son nuevas a sus ojos. Por favor, perdónennos la inconveniencia causada”.
Enviado por Kartik Bodawala, Indi
¡Cuán necesario nos es el empatizar con los demás y tratar de colocarnos en sus zapatos! Y es que muchas veces lo que aparenta ser la realidad a primera vista, simplemente no lo es. Tal vez la clave consista en siempre darle a los demás el beneficio de la duda, reconociendo que lo que hacen debe tener sentido en sus mentes y corazones, que tal vez sea motivado por un trasfondo distinto al nuestro y que tal vez sea solo una reacción transitoria. Dejemos de jugar a ser dios y aceptemos que nunca tendremos toda la información ni comprensión completa de situación alguna y que, al emitir juicio debemos estar conscientes de ello. Si así lo hacemos, podremos siempre extender una mano amiga y tierna a quien ha experimentado menos bendiciones que nosotros. Adelante y que el Señor les bendiga.

Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparadopara los que lo aman». 1 Corintios 2:9

CAIDA LIBRE

Lectura: Deuteronomio 32:1-14
El eterno Dios es tu refugio, y debajo están los brazos eternos. . . . --Deuteronomio 33:27.
En el tierno cántico de Moisés que encontramos en la lectura bíblica para hoy, a Dios se lo presenta como un águila madre dedicada en quien sus polluelos pueden confiar, incluso en la aterradora experiencia de aprender a volar (Deuteronomio 32:11-12).
Un águila madre construye un nido cómodo para sus polluelos y lo acolcha con plumas de sus propio pecho. Sin embargo, el instinto dado por Dios que construye ese nido seguro también obliga a los polluelos a salir de ahí al poco tiempo. Las águilas están hechas para volar, y el águila madre no deja de enseñarles. Sólo entonces llegan a ser aquello para lo que fueron creadas.
Así que un día, el águila madre desarregla las ramitas del nido haciéndolo un lugar incómodo. Entonces agarra a un aguilucho perplejo, se eleva en los cielos y lo deja caer. El avecilla comienza una caída libre. ¿Dónde está mamá ahora? No está lejos. Al poco rato baja en picada y atrapa al pichón sobre una fuerte ala. Repite este ejercicio hasta que cada uno de los aguiluchos puede volar solo.
¿Tienes miedo a la caída libre? ¿No estás seguro de dónde vas a caer o qué tan duro te vas a golpear? Recuerda, Dios volará para rescatarte y abrirá sus brazos eternos debajo de ti. También te va a enseñar algo nuevo y maravilloso a través de ello. No hay que tener miedo a caer en los brazos de Dios.
EL AMOR DE DIOS NO NOS EVITA LAS PRUEBAS, SINO QUE NOS SOSTIENE EN MEDIO DE ELLAS.

martes, 26 de agosto de 2008

CICATRICES DE AMOR

En un día caluroso de verano en el sur de la Florida ,un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz. No se daba cuenta de que un cocodrilo se le acercaba. Su mamá desde la casa miraba por la ventana y vió con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Oyéndole, el niño se alarmó y viró nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde.
Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba. Un señor que
escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar. Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus pies. El niño levantó la olcha y se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se remangó las mangas y señalando hacia
las cicatrices en sus brazos le dijo... "Pero las que usted debe ver son estas". Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida". Nosotros también tenemos las cicatrices de un pasado doloroso. Algunas son causadas por nuestros pecados, pero algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido
con fuerza para que no caigamos en las garras del mal.

HOY.. QUIERO TENER LA SENSIBILIDAD DE CRITO

"Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” Gálatas 4:19.
Hoy como discípulo necesito entender mi vida en un mundo que exige un costo o precio. Cuando Dios se encarnó, él penetró el tiempo y el espacio en Cristo Jesús, para redimir al hombre caído, pero Dios no podía hacer esto sin costo alguno.
Pablo nos dice que él ahora sufre dolores de parto hasta que Cristo sea formado en los creyentes y se que dolores de parto habla indudablemente de un costo y de un precio. Hasta que Cristo sea formado. Yo hoy debo estar dispuesto a pagar el precio de tener la sensibilidad de Cristo.
Dietrich Bonhoeffer dice que la imagen de Cristo es formada en nosotros solo cuando sufrimos por él. Esto es debatible, pero por lo menos si es verdad que para Dios venir a ser hombre en Cristo significó, rechazo, soledad y finalmente la muerte. Cuando Cristo viene a morar a mi vida él trae la intensidad de sus sentimientos con él.
Esta es la razón por la cual un cristiano es más sensible que una persona no salvada en relación al mal y a lo errado. Mientras Cristo más me posee y me gobierna, más sensible soy. El Señor Jesús es la persona más sensible que ha existido en el mundo. Yo no puedo caminar por la vida con Cristo sin llegar a sentir el profundo sentimiento al ver que se pierden y viven sin Dios.
Una cosa de la cual estoy consciente es que así como Cristo es el ser más sensible que ha caminado por la tierra, Satanás es el ser más insensible. Si él poseyera algún sentimiento noble y puro no sería Satanás. Él es el lo opuesto a Dios. Hoy se que una marca de un verdadero discípulo es: La expresión sensitiva hacia el mal y la expresión de compasión por los atados a ese mal.
Quiero en este día sentir los dolores de parto que sintió Pablo hasta que Cristo sea formado en aquellos que aún no le conocen y el precio que debo pagar es el precio de sentir lo Cristo sintió por los perdidos y los atados al pecado.
“Señor. Gracias por devolverme los sentimientos que había perdido por el pecado y la maldad. En tu Cruz no solo encontré perdón pero también me devolviste la sensibilidad. Hoy quiero ser sensible a aquellos que aún no te conocen. Amén.

PARA QUE SIRVE UN MINUTO

Un minuto sirve para sonreír, sonreír para el otro, para ti y para la vida.
Un minuto sirve para ver el camino, admirar una flor, sentir el perfume de la flor, sentir el césped mojado, percibir la transparencia del agua.
Un minuto sirve para escuchar el silencio.
Es en un minuto en que uno dice el sí, o el no que cambiará toda su vida.
Un minuto para un apretón de mano y conquistar un nuevo amigo.
Un minuto para sentir la responsabilidad, pesar en los hombros, la tristeza de la derrota, la amargura de la incertidumbre, el hielo de la soledad, la ansiedad de la espera, la marca de la decepción, la alegría de la victoria.
En un minuto se puede amar, buscar, compartir, perdonar , esperar, creer, vencer y ser.
En un minuto se puede salvar una vida.
Tan sólo un minuto para incentivar a alguien o desanimarlo.
Un minuto para comenzar la reconstrucción de un hogar, de una vida.
Minutos…….. cuantas veces los dejamos pasar sin darnos cuenta, pero también cuantas veces traemos a nuestra vida los recuerdos de los minutos vividos llenos de felicidad, de alegría y tristezas.
Con frecuencia decimos ” es un minuto” que nos parece nada, pero cómo se aprecia ese minuto al levantar la mano y saludar a un amigo que se va para siempre, como se valora ese minuto que hace que lleguemos tarde a nuestro trabajo, como se espera ese minuto que nos lleva a reunirnos con los que amamos, cómo nos llena de emoción ese minuto al que se entrega al hilo al nacer y como también que la vida otorgue más minutos a que la muerte separará físicamente y no veremos más.
Un minuto parece increíble, parece tan poquito, y sin embargo, puede dejar una huella tan profunda en nuestra vida.
Lo importante no es vivir la vida por qué sí, dejando pasar el tiempo.
Aprendamos a vivir la vida intensamente.
Aprendamos a no posponer las emociones más lindas de la vida pensando que ” sí no es hoy , será mañana “.
Recuerda que tu tiempo es hoy.
La vida es hoy.
Que el reloj de tu vida marque cada minuto al compás de los latidos de tu corazón.
Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol… Eclesiastés 3:1-8